29 abril 2012

Capitulo 30 Raros peinados nuevos


Pasó un mes. Un mes en el que no pasó nada extraordinario. Salvo que ahora era mucho mas amiga de Richard.
-Hola amiga! ¿cómo estás?
Amiga. Odiaba esa palabra. Pero esa palabra me estaba permitiendo acercarme mas a él.
-Hola Rich, todo bien ¿y vos?
-Bien. ¿Recién salís de tu clase de deportes? –dijo aún montado en su bicicleta, mientras yo caminaba por la vereda
-Si, nos hicieron jugar cestoball –dije con mala cara, desatándome el pelo.
-Parece que no te gusta –rió –Ey! Que pelo largo tenés! Nunca te habia visto con el pelo suelto
-Jaja, sí, está largo, pero demasiado lacio...a mi me gustan los rulos
-Me gusta ese color de pelo, es lindo ver una morocha entre tanta rubia
-Bueno...gracias....-reí nerviosa, me gustó lo que me dijo –Que raro que un hombre se fije tanto en le pelo de alguien, pensé que era cosa de mujeres
-Eso es porque voy a ser peluquero
Largué la carcajada. Sinceramente, no me lo imaginaba como peluquero.
-¿De qué te reís? Ya sé, no me creés
-La verdad, no. Aparte los peluqueros son gays –me reí de la cara que puso
-Nunca pensé que me dirías algo así, Wells –trató de aparecer ofendido, pero la risa le ganó –Creo que voy a tener que elegir otra profesión...
-Yo creo que si
-Bueno, me tengo que ir. Vas a tu clase con George, ¿no?
-Así es
-Suerte. Adiós morocha!
Oh-My-God. Me dijo morocha. Es lo mas sexy que me han dicho.

En ese mes, mis clases con George habian avanzado. Habian avanzado en insultos. Yo aprendía bastante rápido y él era buen profesor, salvo por sus.....
-BESTIAAA!!!
-¡Me volvés a decir bestia y te parto la guitarra en la cabeza! Uy, me salió una rima.
-No vas a ser capaz de romper a Violeta
-Nadie habló de Violeta, estoy hablando de romper TU guitarra en Tu cabeza. Uy mirá, otra rima!
-Dejate de joder con las rimas y seguí.
Continué con lo que estaba tocando. George se acercó mas para escuchar mejor, y dejó su guitarra a mi lado. Pero de pronto...
-BESTIAAAA!!!
-¡Harrison chiquito, perdí la paciencia! –grité de pie, con su guitarra en alto, a centímetros de su cabeza.
-Mer...Mercy....¡no lo hagas! ¡Por favor! ¡Por favorcito!
-Chicos..¿qué pasa acá?
-Nada mami –respondió George con cara de ángel, al igual que yo.
-Me pareció escuchar gritos...
-Ah no, sólo discutíamos sobre unos acordes –dije “amablemente”
-Ah, perfecto. Georgie, te traje té y tostadas con dulce de leche, tenés que comer porque estás flaquito
-Gracias mami, me estaba muriendo de hambre
-Mercy ¿querés que te traiga a vos también?
-No, gracias señora Harrison
La mamá de George se retiró y yo lo miré con sorna.
-“Georgie estás flaquito” jajajajajajaja
-¿De qué te reís? Estas son las pequeñas delicias de ser el menor de la familia. Bueno, vos sos hija única, la pasarás aun mejor...
-No me dan tantas atenciones como  a vos, “flaquito”.
-Callate bestia
-George....-lo miré amenazante
-No me das miedo
-Hace un rato estabas suplicándome
El timbre sonó y Louise fue a atender. Era Stuart.
-¿Stu? ¿Qué hacés acá?
-Uy, olvidé que hoy le dabas clase a Mercy ¿cómo estás, linda?
-Muy bien Stu, peleando con tu pequeño amigo
George me miró con rabia y Stu y yo nos reímos. Se pusieron a hablar de sus cosas, mientras yo miraba a Stu. Por suerte, ahora sólo me parecia un lindo y simpático chico, nada mas. La confusión se habia ido.
Continuamos con la clase  y la pelea, que Stu miraba divertido. El timbre sonó nuevamente y él fue a atender. Reconocí de inmediato las voces de Abby y Paul.
-Te dije que hoy estaba con Mercy –le recriminó Abby a Paul
-¿Cómo estás?
-Bien –respondió Paul
-A vos no te pregunté Maccacito –le saqué la lengua y él hizo lo mismo
-Ya, no empiecen  a pelear –dijo Abby riendose
-Abby, tu amiga me quiere pegar –acusó George
-¿Eh? ¿Por qué?
-Me dice bestia
-¿El? ¡Pero si Georgie es una ternurita! –lo abrazó
-¿Ves? La gente me ama
-Si George es una ternurita entonces yo soy Brigitte Bardott...
-Ya quisieras...
-Para mi sí es tierno, es como mi hermanito –lo agarró de los cachetes, mientras George reía. Al parecer, le encantaba que lo trataran como nene. No era para menos, la pasaba bien.
-Bueno, bueno, basta de cariños –dijo Paul con mala cara
-Jaja ¡Paul está celoso! –canté, y Stu se me unió -¡PAUL ESTÁ CELOSO!
-Ya callense! –dijo molesto
Nos reímos y, obviamente, la clase finalizó allí, ya que todos nos pusimos a hablar de cualquier cosa. Pese al jolgorio (que Louise se encargó de aumentar trayendo mas tostadas con dulce de leche) veía que a Abby le pasaba algo. La veía rara, nerviosa, y cuando hablaba con Stu no lo miraba a la cara, cuando no lo estaba evadiendo. Eso me olía mal...
-Chicos, tengo que irme –informé, mientras guardaba a Violeta en su estuche
-¡Yo te acompaño! –me dijo Abby, apresurada
-Un momento, quiero mi paga –George extendió su mano
-Maldito enano cabrón, me gritaste toda la tarde ¿y encima querés que te pague?
-Te salió otra rima. Y ahora te digo otra: Pagando, pagando, pajarito volando.
-Asshhh...está bien –saqué un billete y se lo di –Quedate con el vuelto.

Salimos caminando con Abby, que seguía extraña. Le hice preguntas tontas, del orden de: “¿Cómo va el colegio?”, “¿Saliste bien en la prueba del otro día?”, pero ella me respondía con monosílabos o con escuetos “Bien”. Así que, como siempre hago, decidí no dar mas vueltas.
-A vos te pasa algo.
-¿Eh? –dijo mirándome asombrada
-Que te pasa algo. Y no me lo niegues porque no servirá. Así que empezá a hablar.
-Pero...a mi no...
-Nada. Vamos. Hablá. ¿Pasa algo con Paul?
-Bueno....no. en realidad...si. No sé.
-No me digas que te engañó porque ahora mismo le bajo todos los dientes.
-¡No, no, no! –se apuró –No pasó nada de eso...
-¿Y entonces? ¡Ya sé! ¡Te obligó!
-¿El qué?
-Te obligó a hacer lo que ya sabemos.
-¡Mercy!
-¿Y entonces que te hizo?
-¡Es que no me hizo nada!
-Ahh...estás enojada con él justamente porque no hizo nada. No te tenía así, picarona...
-¡Mercy! Paul no es el problema. el problema soy yo.
-¿Vos?
-Si....Mercy qué suerte que te diste cuenta porque necesito contárselo a alguien pero no me animo...Hace unos días que estoy...estoy...
-¡Embarazada!
-¡NO! Estoy...confundida.
-¿Ah? –dije al cabo de unos segundos. No esperaba escuchar eso.
-Verás...el tema es que....está pasando algo raro con Stu.
Chanfle. Otra mas. Parece que este muchacho es especialista en confundir chicas.
-Estamos iguales.
-¿Vos también?
-No, no. Ya se me pasó. Y me duró poco tiempo, seguro que a vos te va a pasar igual.
-Eso espero, porque vos sabés que yo amo a Paul con toda mi alma, pero Stu....no sé....me marea. Todo esto es muy extraño.



Había pasado otra cosa en ese mes: (al final dije que no habia pasado nada y pasó de todo. Bueno, sigo.) mi padre habia vuelto a los escenarios. Si, él era artista. De joven tocaba el acordeón junto a mi tío en todos los lugares donde los llamaran. Después, se casaron y formaron sus familias, y ya no volvieron mas. Pero mi papa siempre siguió tocando, claro, en mi casa, solo. Le habia tomado como un cierto temor al público. Pero un amigo de Londres nos invitó a su cumpleaños, fuimos y en la fiesta mi papá se animó a tocar. Al parecer, “le tomo el gustito” a las actuaciones y alguien de Liverpool se enteró y lo invitó a su fiesta. Despues, tocó en una feria y se hizo “conocido”. A mí me encantaba verlo actuar, se veía que realmente lo disfrutaba.
Me sorprendí cuando, un día, llegó a la cafetería, muy contento. Acababan de invitarlo a unas fiestas que se hacían en tres ciudades: Chesterfield, Rochdale y la gran Blackpool. Eran cumpleaños, fiestas de beneficencia, ferias....como estaban por empezar las vacaciones de invierno, me invitó a ir con él y yo acepté, feliz de la vida.

Ahora estaba llegando a mi casa y me encontré con John sentado en MI puerta, con un libro.
-¿Qué haces perdedor?
-Es que en tu puerta aún da el sol y queria leer
-Que raro vos leyendo
-Siempre leo
-Pero en la escuela...
-En la escuela todo es aburrido. Yo leo cosas mas interesantes.
-¿Como qué?
-Las aventuras de Tom Sawyer.
-Si querés te presto algún libro mio
-Vos leés bobadas de adolescentes enamoradas.  Ahora...¿por qué lo de perdedor?
-Porque alardeás de que tenés una banda, que por cierto, me enteré que encontraste baterista, pero no te conoce nadie. En cambio yo, mañana, me voy de gira.
-¿Gira? ¿Vos? ¡Si no sabes hacer nada! Salvo que venga un circo y te contraten como mona –rió y yo le di un golpe en el hombro –Auch! ¡Eso dolió! Vas a ser una mona mala...
-Como sea. El que se va de gira es mi papá, y yo lo acompaño. Bueno....no sé si es una gira, pero tiene que tocar en tres ciudades....
-Tu papá es un genio, de verdad. Aunque no entiendo cómo pudo tener una hija como vos
-Te ganaste otro golpe –le pegué, esta vez en el otro hombro
-Loca! Vos sos flaca pero pegás fuerte! Escuchame...¿por cuantos días te vas y yo seré feliz?
-Tendrás una semana de felicidad completa. Y ahora me voy, olvidé avisarle a Cris.


Llegué  a la cafeteria, saludé a Paloma y a Jack, su aún no oficial novio, y me dirigí a la oficina de Cris. Como siempre me habia dicho ella, golpié y abrí la puerta.....aunque no tendría que haber hacho eso. Cris estaba abrazada a un tipo.
-Uhh....perdón, yo....vengo después! –hice ademán de cerrar
-No, no! –dijo Cris –Peter se estaba llendo ¿no Peter?
-Ah...si, si –dijo el tipo poco convencido –Nos vemos...
-Yo...Cris....perdón, no sabía...
-Ya, entra –dijo riéndose –Es una suerte que hayas llegado porque ese tipo ya me estaba empalagando con sus cursilerías. Ahora bien ¿a qué venias? Hoy es martes, no trabajás...
-Es que....vengo a decirte que tendrás que descontarme 3 días del sueldo. Mañana, el jueves y el viernes no vendré y....bueno, después ya empiezan las vacaciones, me dijiste que me las das....
-Así es –afirmó prendiendo un cigarrillo
-El tema es que faltaré porque...
-Si, ya sé, te irás con tu papá
-¿Co...como lo sabías?
-Vino tu amigo John y lo contó  los gritos, como siempre
-¿John? ¡Pero si acabo de contarle!
-Ya ves, él llegó mas rápido que vos para contar el chisme. Ah, no te hagas problema, andá tranquila. Supongo que si vas por ahí, querrás tener fotos.
-Si..seguro que compraré postales...
Se sonrió y abrió un cajón de su escritorio, del que sacó una caja marrón.
-Tomá, te la presto.
Saqué la tapa de la caja y vi una hermosa y nuevísima cámara fotográfica.
-Cris...
-Mas vale que la cuides con tu vida
-Si, por supuesto....
-Y no saques foto a todo, que el revelado te costará dos meses de sueldo
-Gracias....¡Muchas gracias Cris! ¡Sos lo mejor! ¡La mas copada!
-Ay, eso ya lo sé....-dijo sonriéndose –otra cosa, ¡ni sueñes con que no te descontaré los días! Me los cobraré bien, eh!



Ya era de noche y estaba terminando de cenar, junto a mi madre, que estaba bastante distante. Pero ya estaba acostumbrada a eso, siempre, aunque no explícitamente, mis padres me obligaban a elegir entre ellos dos. Y elegir a uno significaban los celos y la frialdad del otro. Inconvenientes de ser hija única.
Subí a mi habitación para terminar de armar las valijas y acostarme temprano, al dia siguiente, por la mañana, partiríamos. Comenzé a cepillarme el pelo. Si, estaba largo y demasiado lacio. “Morocha”. Me encantaba eso. Sonaba bien, tierno y provocador  a la vez. No tenía el pelo negro, era castaño, pero yo me sentía así, morocha, porque Richard me lo habia dicho. Richard, que ahora era mi amigo, y que esperaba que algún día fuera algo mas.
Me sacaron de mi ensoñación unos gritos. Mi padre habia llegado de trabajar y ya estaba peleando con mi madre. Abrí la puerta, para escuchar cuál sería el motivo de la discusión. Me entristeció saber que era yo. Mi madre estaba ofendida porque me iba con él, que según ella “no sabia cuidarme”. Bajé las escaleras y me quedé unos instantes viéndolos. En momentos como ese deseaba ser huérfana. Salí de mi casa, a hacer quien sabe qué. Enfrente vi a Richard, que esperaba a John. No pensé en lo mucho que me gustaba ni nada, solo quería que me diera, él o cualquiera, un cigarrillo.
-¿Estás bien? –me preguntó preocupado, dándome uno
-No, pero no importa –respondí mientras él lo encendía
Me alejé de allí caminando. Sentía ganas de correr, pero sería inútil. Por mas que corriera, mi despelotada vida me alcanzaría igual. Estuve un rato vagando por ahí, casi arriesgándome en oscuras calles, hasta que no me quedó mas remedio que volver a mi puñetera casa. Lo que no sabia era que las cosas estaban peor. Como si al incendio lo hubieran querido apagar con nafta.
-¡Jovencita al fin volvés! –me gritó mi madre ni bien abrí la puerta.
La miré con indiferencia y amagué subir las escaleras.
-¿¿¿Cómo es eso de que fumás???
¿Qué? ¿Quién carajo le habia dicho eso? Ahora sí que estaba arruinada.
-No entiendo –solo atiné a decir
-Te habias desaparecido y salí a la calle, vi a tu compañero, a Richard, y me dijo que te habia visto mal y que le habías PEDIDO UN CIGARRILLO antes de irte.
No podía creerlo. ¿Acaso Richard era tan traidor o tan estúpido como para decirle eso?
-¡Yo no fumo!
-¡No mientas! –me agarró un mechón de pelo y lo olió -¡Tenés olor!
-Es que....¡me encontré con Ivan y Paul! Ellos fuman...
-¿¿¿Y para qué le pediste un cigarrillo a Richard???
-Para...para....¡¿Y a vos qué te importa?! ¡Como si ustedes fueran tan santos!
Mi padre se metió en la discusión y otra vez empezaron a pelear.  Y otra vez, el motivo era yo.
Salí, nuevamente, a la calle. Me sentía...no sé cómo me sentía, ahorro detalles diciendo que tenía ganas de prenderle fuego a todo. Al mundo.
Justo veo a Richard parado en la esquina y ahí estalló mi furia.
-Ey! ¡Vos! –le grité, y él se dio vuelta -¡Sos lo más estúpido que vi en mi vida!
-¿Eh?
-No te hagas el desentendido ¡Le dijiste a mi madre que fumo!
-¿Ella no lo sabía?
-¡Claro que no, pedazo de pelotudo!
-Bueno...perdón...-dijo confundido.
-¿Perdón? ¿Eso es todo lo que vas a decir? ¡Por tu culpa ya me dijeron de todo y otra vez están peleando!  -estaba sin control totalmente fuera de  mi.
-Es que yo no sabía, de verdad te pido perdón. Mercy...calmate...
-¡No me calmo nada! ¡Lo hiciste  a propósito!
-Jamás te haría algo así...
-¡Si tenías algún problema conmigo me lo hubieras dicho, no hacerme esto que me hiciste!
-Es que no tengo problemas con vos, solo que no sabía, mi madre sí sabe que fumo y pensé que la tuya.....
-¡Pero yo soy mujer! ¡Eso es peor!
-Lo dije sin pensar, ella me preguntó dónde estabas y...
-¡Y nada! ¡Sos un pendejo de mierda!
-Pará, Mercy, calmate –me tomó de los brazos –te pido mil perdones, no fue a propósito...
-¡Soltame! ¡No te creo nada! –me soltó y me miró bastante enojado
-Ya te dije que no sabía. Ahora te calmás.
-¡No me des órdenes! ¿Sabés qué? ¡No quiero verte mas! ¡Andate bien a la mierda!
Me tomó de un brazo, con fuerza y me clavó una mirada penetrante, a pocos centímetros de mi cara.
-A mi no me hablás así, loca histérica.
-Te hablo como quiero ¡Dejame!
-¡Está bien, te suelto! Pero antes te digo algo: sos una loca caprichosa que se hace la buena, pero sos la peor mina que vi en mi vida ¡¿Me entendiste bien Mercy Wells?!
-Claro que te entendí –dije tomando aire, aunque estaba dolida por lo que me habia dicho –Y yo también te digo algo: No sé cómo pude estar tan enamorada de vos.



Al día siguiente partimos temprano. Tenía mucho sueño, porque no habia dormido nada en la noche, me la habia pasado llorando como una Magdalena. Ahora estaba en viaje con mi padre, al que le  hablaba y cantaba,  no tanto por alegría, sino para que no se durmiera conduciendo, como a veces le pasaba. No quería morir tan joven.
Llegamos a la primer ciudad  nos dirigimos al pequeño hotel que nos alojaría. Bajamos las valijas y nos fuimos a caminar, para conocer un poco. Esa noche, mi papá actuó, y esa noche fui feliz. Era una linda fiesta y él se la estaba pasando en grande, y mucha gente lo felicitaba. Luego, nos fuimos a dormir, pero yo no pude. Pese a que estaba contenta, no podía olvidar los problemas que había dejado en Liverpool: mi madre, los cigarrillos, y Richard. Lo que mas me dolía era eso, Richard. Yo estaba furiosa y me terminé descargando con él. No era su culpa que mi madre no supiera de mi vicio, pero no me importó. Lo peor era que le habia casi gritado mis sentimientos, aún sabiendo que tendría consecuencias y que me arrepentiría, pero no me importó.  Ahora lo sabía, y ahora estaría odiándome.
Los días pasaron. Casi que me había olvidado de todo, disfrutaba mucho paseando con mi papá y viéndolo actuar. En ningún momento él habló de sus problemas con mamá ni de mis cigarros. Simplemente la pasábamos bien.
Llegó la última actuación de la “gira” y la última en Blackpool. Sería en una feria, que se realizaría en una plaza. Llegamos, en el medio habian montado el escenario y alrededor estaba lleno de puestos de juegos, comida y chucherías. Luego de que actuara, fuimos a recorrer la feria.
-¿Querés jugar? –mi padre señaló un puesto donde regalaban peluches a quien derribara tres pilas de latas con una pelota.
-Sabés que no tengo puntería...-reí
Seguimos caminando, hasta que él se quedó viendo a un tipo medio hindú que hacía adornos de vidrio.
-¡Papi! –grité -¿Puedo hacerme una trenza?
-¿Una qué?
-Una trenza. Esas que te anudan al pelo, que tienen cositas colgando....¡Como esa que la mujer le está colocando a la nena! –señalé a la dueña del puesto de las trenzas, que, efectivamente, le colocaba una trenza  a una niña.
-Bueno...si querés...¿no te dirán nada en el colegio?
-Para cuando vuelva me la saco
-Buen, está bien, hacé como quieras.
Muy alegre fui a hacerme la trenza. Elegí una marrón con pelotitas de colores. Cuando salí del puesto, comenzé a buscar a mi padre, que se habia pedido entre la gente. Al pasar, vi  un puesto que vendía anillos...anillos del humor. Me acerqué, los había de todo tamaño, y lisos, o con flores o corazones dibujados....pero sólo uno tenía estrella. Verlo me hizo recordar a Richard. El quería un así, como el mío, aunque el mío tenía varias estrellas y éste sólo una, grande y plateada. Pero...¿comprárselo? ¿Para qué? Si seguramente no querría ni verme en figuritas....
-Ya no está enojado –levanté la vista y vi a la dueña del puesto, una anciana con una extraña mezcla de gitana y bruja, y con acento extranjero.
-¿Eh? –pregunté media atontada.
-Que ya no está enojado contigo, puedes comprárselo. –traté de reaccionar. ¿Cómo sabía esta mujer que yo estaba pensando en alguien que probablemente estuviera enojado conmigo? –Cómpralo –volvió a repetir. La miré incrédula, seguramente decía eso para que le comprara, obviamente le convenía.
-Es que no sé si...
-Si, le quedará bien. –otra vez la miré ¿Cómo sabía que yo estaba dudando acerca de si ese único anillo le entraría en algún dedo? –Sé que no me crees....
La miré otra vez. Sentí una especie de miedo y rápidamente saqué de mi bolsillo un billete y se lo di. La mujer, sonriendo, metió el anillo en un pequeño paquetito azul, al que le colocó un moñito celeste.
-Tendrás suerte, pequeña –dijo al entregármelo –Ah, y dile que Feliz Cumpleaños.
Me fui de allí bastante mareada. Esa mujer, sin dudas, era vidente. Quizás podría preguntarle sobre mi vida pero...no, mejor esperar a que las cosas vengan solas. Aunque me quedé pensando en lo de “feliz cumpleaños”.


Al día siguiente volvimos  a Liverpool. Al parecer,  a mi madre se le habia pasado el enojo. Luego de bajar las valijas del auto, comenzé a contarle todas las cosas que habia vivido,  aparte de decirle que tendria que gastarme en revelar las fotos, no dos sueldos, como Cris me habia dicho, sino tres, porque le habia sacado foto hasta a los tachos de basura. Mientras le contaba, en una vorágine de palabras y risas, vi que no estaba enojada. Pero sí...rara, como preocupada. Por verla así, me callé, y ella habló.
-Mer....-temblé. Cuando me decía “Mer” era porque algo malo se venía. –Verás....te hubiera llamado, pero no sabía bien donde estaban y...habrías querido volverte enseguida....No daré mas vueltas, porque no soy así. El viernes falleció....Julia. La mamá de John.
Sentí como se me helaba la sangre, como me paralizaba. ¿Julia? ¿Fallecer? ¡Encima había sido hacía 5 días! Mi madre continuó, al ver que no podía darle una respuesta.
-La atropellaron....fue un policía. Sé que John es tu amigo y quise decírtelo ni bien llegaste, pero estabas tan entusiasmada....
Me apoyé contra la pared que estaba detrás mío. Sentía que no podía hablar, ni respirar, ni pestañear. Así, contra la pared, me deslizé hasta quedar sentada en el suelo.
Sólo una o dos veces habia visto a Julia. Pero John siempre comentaba algo sobre ella, era obvio, era su mamá, y estaba llevándose mejor que  nunca con ella. Miré a mi madre, que se secaba las lágrimas, miré a mi padre, que nos observaba desde la puerta de la cocina, y cerré mis ojos. No podía creer que esto hubiera pasado. Que esto le estuviera pasando a John. Él no se lo merecía, esto tenía que ser una pesadilla, porque a John no podía pasarle algo así.
A John no....a John no.....



*****************************
30 capitulos! 30 capitulos de esto! Que país, o mundo, generoso, que permite que una cosa como esta llegue a 30 capitulos!
Por ser capitulo 30, se los hice bien largo y con mucho drama muejeje Ah, no busquen relación entre el título y el contenido, porque no la hay, simplemente estaba escuchando una canción que se llama asi y como no sabía que título ponerle, bueno....ya lo ven. Por ahi se puede relacionar con la trenza que se hizo Mercy, que por si no entendieron de qué se trata (cosa que creo, porque mis explicaciones son bastante feas), les muestro una foto de mas o menos lo que es:
No le den bola a la propaganda porque puse esa foto porque es la única donde se ve mas o menos clara, sino tenía que poner una foto mía y...no, en la noche van a tener pesadillas XD
Les cuento que hoy empezé mis clases para aprender  a coser con mi mamá! Si!! me haré mi propia ropa sesentosa! Así que dentro de poco estaré así:
Bueno, besos a todas las que leen y comentan y a las que leen y no comentan y a las que no leen también XD


22 abril 2012

Capitulo 29 Románticos Estornudos


El lunes Richard no fue a la escuela. No me extrañó, a veces faltaba. Mi desesperación comenzó cuando el martes, Richard tampoco fue. Pasó el timbre de entrada y….nada. Pasó la 1º hora y….nada. Pasó la 2º hora y…nada. Llegó la 3º y....
-Parece que tu príncipe azul te abandonó.
-John, no empieces…
-Ja-ja –se burló –Vas a tener que dar la lección SOLA. Y lo peor es que no te sabés su parte. Por lo tanto desaprobarás.
-Gracias por tu dosis de  optimismo. ¿Alguna vez te dije que te odio?
-Mmm…creo que si, pero no me importa.
-¿Y vos? ¿Hiciste el trabajo con Pete?
-No! –Pete nos interrumpió –No lo hicimos.
-¿Y están tan tranquilos?
-Obvio.
-Se van a sacar un 1
-Pete…-dijo John con aires de superación –decile a ésta chica que un 1 en nuestra carrera no es nada…
-Es que no es sólo uno. Ya tienen una colección.
-Y bueno, en unos años ¿quién se va a acordar de los 1 de Lennon y Shotton?
El profesor de química entró. Temblé. Richard brillaba por su ausencia. Maldito narigón petiso, te estoy tomando odio.
-Bien, comenzaremos con las lecciones, primero pasarán Lennon, John y Shotton, Pete.
-Ay ¿por qué nosotros primero? –se quejó John.
-Porque yo lo digo. Pasen.
-No lo hicimos –dijeron al unísono.
-Tienen un 1
-Ya lo sabíamos…
-Pasarán Vaugham, Ivan y Hobbes, Yasmine.
Los dos pasaron, hablaron sobre el Modelo Atómico de….de….no sé, no recuerdo el nombre, pongámosle, “Modelo Atómico de Pirincho”, no puse atención, estaba concentrada en odiar a Richard.
-Muy bien alumnos, tienen un 8. Los siguientes son Starkey, Richard y Wells, Mercy.
Silencio. Comencé a deslizarme en el banco, hacia abajo. El objetivo era esconderme, aunque, ¡qué tonta! Podría haberme quedado encerrada en el baño durante el recreo y listo.
-Wells, ¿qué está haciendo? –viejo de mierda, me vio
-Ehh…nada…..quería levantar un lápiz que se me ca….
-Pase al frente. ¿Starkey no vino?
-No. –No, no vino el hijo de re mil…
-Usted dará su parte.
Ahora sí Starkey maldito del demonio, te ganaste una enemiga, y yo cuando me pongo mala, soy MUY MALA.
-Permiso…-Oscar, el preceptor, entró –Profesor, estoy con la señora Starkey, su hijo está enfermo.
Genial. ¿Te enfermaste? JO-DE-TE.
-Pero el alumno insistió en venir porque tiene que dar una lección, así que ella lo trajo y solicita su permiso para retirarlo luego de la lección.
-Oh si, claro, que pase.
No podía creerlo. Entró Richard (corrijo: lo que quedaba de Richard) con una cara de enfermo tremenda. Parecía que la gripe se habia tomado una venganza personal con el.
-Hola Mercy –dijo sonriéndome -¿Ya empezaste?
-No. Gracias. De verdad, me salvaste ¿estás bien?
-No. Pero me acuerdo de lo que estudié.
-Alumnos –dijo el profesor –realmente su compañero es un ejemplo, deberían aprender de él. Y ahora si, empiecen.
Colgué el afiche que hicimos y comenzé a hablar. Luego siguió él, sin olvidarse una letra. El profesor hizo algunas preguntas y….¡nos puso un 9!
Richard se fue enseguida, ni tiempo me dio a saludarlo ni nada, y después siguieron la “extraña pareja”: Gabriel y Marcia, que sacaron 8. Para ella, todo un logro, para él, el fin del mundo. Eso hizo que me divierta el resto de la mañana, viendo como se peleaban y se hechaban culpas.

Luego de la clase de deportes, donde nos hicieron correr como chivos, fui a mi guitar class, con mi teacher George.
-¡NOOOOOO! ¡SOS UN TRONCO!
-Aflojá enano maldito, me decís otra vez algo de eso y te dejo hecho un montoncito de huesos.
-¡Es que hacés cualquier cosa!
-Bueno, dejá de gritarme!
-Perdón….ando medio mal. No sé si te dije que hay una chica que me tiene loco.
-Auy si George, me dijiste un montón de veces. ¿Quién es? ¿La conozco?
-Si, no sé si…
Justo tocaron el timbre y fue a atender. Eran Paul, Majo, Eleanor y Cande.
-¿Le estás dando clase a la loca esa?
-Macca te escuché! –grité
Me asomé. Paul hablaba de no sé qué con George, aparte de quejarse porque Ivan habia invitado a su hermana a salir otra vez. Esto produjo que ambos hermanos peleasen delante de todos, y que el resto nos riéramos. En momentos así, agradecía ser hija única. Mientras ellos continuaban con su pelea, George y yo comenzamos a charlar con Eleanor y Cande. De pronto comenzé a mirar a mi profe, y lo vi raro. Como que conmigo y con Cande hablaba distinto que con Eleanor. Y también como la miraba….de pronto, todo me cerró.
Nos despedimos, mientras los hermanos seguían encarnizados en su pelea y entramos dentro de la casa otra vez. Me senté en el sofá, con Violeta, y George me imitó. Se veía pensativo. Entonces, sin mas, fui a la carga.
-Es Eleanor ¿no?
Me miró sorprendido  y boquiabierto.
-O sos bruja o la intuición femenina sí existe…
-Ninguna de las dos cosas. Con escuchar como le hablás o como la mirás, es suficiente.
-Pero ella….no me registra. –dijo tristemente
-Ey hombre, tranquilo! Se sabe que no te va a corresponder tan fácil, vas  a tener que remarla, pero tampoco como para darte por vencido tan rápido…
Me sonrió, sus ojitos tenían una lucecita especial.
-Vos tendrías que tener un programa de radio sobre consejos sentimentales
-Puuufff si, siempre soy consejos, y casi siempre resultan, pero la verdad, no puedo ayudarme ni a mi misma…..

Salí de la casa de George bastante confundida. Tenía una idea que rondaba mi cabeza desde el mediodía, pero no me animaba a concretarla. Caminé un poco hasta que, tomando aire, me planté en la parada del bondi. Lo haría. Pero….¡carajo mierda, no tengo monedas para el boleto! Tendría que ir caminando, aunque quede lejisimo. El peligro de eso era que en un camino tan largo podía arrepentirme.


-¡Mercy! ¡Qué gusto verte! Pasá, Richard está en la sala.
Si. Había ido hasta su casa. ¿La excusa? Llevarle las tareas, COMO BUENA COMPAÑERA. Iba decidida hasta que Elsie dijo su nombre, ahí me paralizé. Entré, dudando bastante, hasta que llegué a la sala. Ahí lo vi: recostado en un sofá donde daba el poco sol de la tarde, tapado hasta la cabeza, comiendo unas deliciosas galletitas que le habia hecho su madre. En cuanto me vio se incorporó y abrió grande ese…par….de….ojazos.
-¿Mercy? ¿Qué estás haciendo acá?
-Bueno…..vine a traerte las tareas….
-Pero…..wow…¡realmente sos una ídola! ¡Muchas gracias!
-Ja, tampoco para tanto…
-Sentate –me señaló el sofá.
-N…no, ya me iba, no quiero molestarte
-Quedate un rato, ya estoy mejor, hoy a la mañana estaba hecho pelota, bueno, eso lo comprobaste vos misma jaja
-Si, la verdad que te vi mal. Te digo la verdad, te odié hasta que llegaste
-Me imaginé, no me merecía otra cosa
-Pero vos no tenés la culpa de enfermarte
-Es que me enfermo a cada rato. No me gustaba la idea de abandonarte
-Chicos, voy a ver a Henry, él también se enfermó –dijo Elsie –Ya vuelvo. Richard, convidale galletitas, té, no seas desatento con Mercy por favor…
-Señora, no se preocupe por mi
-Es que te molestaste trayendole las tareas y él no te convida con nada
-Jaja no lo rete señora -¿o debería decirle suegra? Jeje
-¡Ay que encanto esta nena!
Elsie le dio instrucciones a Richard como que no saliera afuera, que no se desabrigara, o que tomara tal o cual remedio.
-Mercy, cuidá de que haga caso a todo lo que le dije  -Elsie rió y se fue
-¿Querés té?
-Si. Pero ya escuchaste  a tu mamá, no te muevas. Decime donde está la cocina que yo me lo preparo.
-Pero…
-Nadaaaaaa
Se rió y me dijo donde estaba la cocina. Comenzé a preparame el té, mientras esperaba que se calentara el agua reaccioné: ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Para qué había ido? ¿Por qué no me iba?
-¿Y? ¿Podés?
-Richard ¿qué hacés acá? No tenés que tomar frío! Andá a acostarte –pasé delante de él, con dos tazas de té humeante. 
Me obedecíó de mala gana y se tiró sobre el sofá.
-A…A….ACHÚUUUUU!!
-¿Ves lo que te pasa por estar levantandote?
-Ay bueno, no me rete doctora jaja
Comenzamos a charlar. Nunca habiamos charlado, mas que de cosas ocasionales. Y…mientras mas charlaba, mas me gustaba. Era inevitable.
 Ahora nos ocupábamos de “sacarle el cuero” a los profesores, a los compañeros, a Marcia, que según dijo, lo tenía podrido...
-Y ahora, a pesar de que estoy enfermo, estoy contento
-¿Por?
-Porque Henry, en poquitos días, vendrá a vivir con nosotros
-¿Quién es Henry?
-El novio de mi mamá.
-Ah…-me quedé pensando –Que bueno…
-¿Qué pasa?
-Nada. Me quedé pensando en cuando diga “el novio de mi mamá”.
-Ja, si tu mamá está casada con tu papá!
-Si, pero no creo que por mucho tiempo mas….
-¿Por?
-Por nada, no hablemos de esto –de verdad, no quería estropear ese momento con las peleas de mis viejos –Cambiando de tema….me gustaría que estuvieras en la banda de John
-A mi también y él me lo ha dicho. Pero ahora creo que encontraron baterista
--Que pendejo, no me contó nada
-Jaja, no lo retes
-Claro que lo voy a retar!
-No, si….Ay….AA…A….AAAACHÚUUU!!!
-Salud
-Me hace falta….Mercy, te voy a contagiar
-Tranquilo, tengo muchas defensas, tomo mucho yogur (?) No soy un arbusto apestado
-Arbusto!!! –largó la carcajada –Ya hemos sido arbustos, reyes del rock, discípulos de Dalton…¿Qué mas nos falta?
¡Novios, eso nos falta! Control mental Mercy, control mental….
-Ehh…no sé –reí tontamente
-AAACHÚ!!!!! Ay, me voy a morir…..¿No podrías ir a esa habitación? –señaló una puerta –Hay una caja azul…tiene pañuelos.
-Claro –me acerqué y abrí la puerta,  y antes de ver la caja azul vi…una batería.
Entré, me acerqué sigilosa a mirarla. Era genial, nunca habia visto una., salvo en fotos.
-¿La encontraste? –me gritó
-Ah, si, si –mentira, ni me habia puesto a buscar la caja. Por suerte, levanté la vista y la vi sobre un estante en la pared
-¿Ésta? –dije volviendo a la sala con la caja en las manos
-Si –me miró casi riéndose –Te quedaste mirando la batería, ¿no?
-Yo..eh…..-ay ¿qué le digo?
-Ey Mercy, no me voy a enojar por eso!
-¿No?
-No, tonta! –rió -¿Te gusta?
-La verdad…si. Me encanta.
-Vení –se puso de pie y entró a la habitación. Lo seguí. -¿Querés tocar? –dijo mirandome tan….pero tan….no sé. Ah, y también dandome las baquetas.
-No sé como se hace –reí
-Sentate, agarrad las baquetas así…. –basta nene. Me estás agarrando las manos, un movimiento mas y no respondo de mi –…AAAACHÚ!!!!! –bueno, no contemos ese movimiento.
-¿Así?
-Eso! Y ahora golpeá. Inventate un ritmo.
Golpeé todo al mismo tiempo, bueno, para qué cansarlos contando todo si es mas fácil decirles que hice un desastre.
-No, no….encima te reís! –dijo tapándose la cara, ocultando su risa
-¿Y qué querés que haga? ¿Qué me ponga a llorar? Yo me río de mi y de mi total falta de ritmo.
-De eso ya me di cuenta ¡Ay, pero qué tonto! ¡Vos trajiste la guitarra! ¡Toquemos juntos!
-No, no, todavía no aprendí nada…
-Dale, cualquier cosa!
No me dio tiempo a negarme otra vez que ya estaba dandome mi guitarra y obligándome a hacer algo. Empezamos a “tocar”. Mejor dicho, a destrozar música. Él sabía, pero yo no….si George me hubiera visto, seguramente me hubiera gritado: “BEEESSSTIAAA!”.
-Y noooooo teníaaaa monedas para el bondiii!!! –canté
-Jajaja ¿y eso?
-“Eso” es mi última composición, señor Starkey
-Ay, Mercy…sos un corso en contramano!
-Ya lo sé! Bueno, todo muy lindo pero el finado no declara
-¿Eh?
-Nada, son dichos míos. Me tengo que ir, se me hace tarde –salí de la habitación, y me acerqué a la puerta de la casa
-Bueno Mercy, gracias por todo
-¿Gracias?
-Me trajiste la tarea, me hiciste té, me hiciste reír…
-No me agradezcas nada. Espero que vuelvas pronto a clase
-Mañana seguro que si.
-Bueno, chau…-no pude resistirme y me acerqué y le di un beso…en la mejilla. Si, soy muy audaz, eso es porque como mucho yogur (?)
-Nos vemos –me abrió la puerta y salí afuera
-No salgas, estás desabrigado
-Ok, no me rete doctora
-Eso es porque sos un paciente desobediente –dije riendo y saludándolo con la mano.

Mercy aflojá –me dije mientras me alejaba –Esto….esto se te está llendo de las manos…

AACHÚUU!!!!



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
¿Cómo andan mis duendes? Espero que muuuy bien!!! Yo...no sé, no tengo nada importante para comentarles, salvo que el supermercado nuevo me vendió pollo podrido (puaj) y unos marcadores re secos que tuve que ir a reclamar...y que estoy harta de viajar en en el bondi así:

ah, y les cuento que me sacaron una muela de juicio, asi que creo que ya perdí el juicio del todo...¿o se supone que tendría que tener mas? Bueno, no sé cuál es la función de las señoritas muelas. Y ahora...me voy a tirar un rato a dormir....
Sean felices y coman mucho yogur!


10 abril 2012

Capitulo 28 Confusiones Atómicas

Martes. Lo que me vendieron acerca de George, a saber, que tiene paciencia, está resultando falso. En cualquier momento me tira con la guitarra por la cabeza.
-¡Bueno, te digo que no me sale!
-Pero a ver, Mercy, ¿para qué tenés esos deditos tan larguitos y flaquitos? ¡USALOS!
-Te digo que no puedo abtirlos todos así ¿que culpa tengo si el que inventó el DO fue tan guacho? –intento nuevamente, pero sale un ruido espantoso, algo que al creador del DO  habrá hecho revolcar en su tumba
-¡BESTIA!
-Pará loquito, los maestros no tratan así a sus alumnos.
-Está bien, está bien, creo que me estoy alterando un poco…
-¿Un poco?
-Un poco mucho
-Bueno….yo también me alteré. No te enojes.
-Mercy ¿puedo hacerte una pregunta? –lo dijo muy bajo, todo lo contrario a los gritos que me había pegado
-Si, claro…
-¿Le caigo mal a John?
Largué una “especie” de carcajada, mezclada con escupida (ya saben, eso que uno hace, ese ”prffff”)
-¿Vos caerle mal? Cada vez que habla de vos te llena de halagos. ¿Por qué preguntás eso?
-Porque…a veces me trata mal
-Jaja, acostumbrate a eso, siempre lo hace con todos
-Sé que muy bien no le caigo porque soy chiquito…-hizo una carita mas tierna que me dio ganas de agarrarlo de los cachetes, cual tía vieja que dice “Pero qué lindo este nene!”
-Georgie, vos no tenés la culpa de haber nacido después que él. Además, tampoco hay taaaanta diferencia de edad. Ocupate de impresionarlo, y te va a tener mas en cuenta, y es mas, se va a hacer re amigo tuyo.
-Gracias Mercy –sonrió, al parecer la preocupación se le pasó. Aunque sea un poquito.
Seguimos practicando, hasta que otra vez paró, y me miró con preocupación. Que chico preocupado este.
-¿Te dije que hay una chica que me tiene loco?
-Como 10 veces
-Ahora no la molesto tanto jeje.


Llegaba a casa caminando, con la guitarra al hombro. Eso me hacía sentir muy bien, caminar con Violeta.
-Hola linda ¿no viste a John? –Stu, parado en la vereda de enfrente, me saludó.
-No…¿no está ahí?
-Me dijo su tía que no. Y ya fui a la cafetería y a la casa de Paul y no está.
-En la casa de George tampoco está
-Venís de tu clase con él ¿no? –dijo ya cruzando hacia donde estaba yo
-Sipi!
-¿Puedo verla? –señaló a violeta y yo procedí a abrir el estuche, que aún tenía escrito con pequeñas letras “McCartney”
-Como ves, el estuche no lo compré jaja
-Ya lo sabía
-¿Cómo?
-Yo lo sé todo, linda. Wow, que buena está! –dijo al ver la guitarra
-¿Te gusta? Cuando tenga mucha plata me voy a comprar otra y te la voy a dar para que la pintes y decores.
-¿Sabes que pinto?
-Claro. Yo lo sé todo….lindo. –me reí tontamente
-Para cuando tengas mucha plata los dos ya seremos famosos, vos una estrella de la guitarra y yo un gran pintor ¿Nunca viste ningún cuadro mío?
-Pues…no.
-Ya te voy a mostrar algunos
-Me encantaría. Me gusta ver pinturas, aunque yo soy un desastre, no sé ni pintar una casita jaja.
-Pero te gusta y eso es lo importante –me guiñó un ojo. Este chico…..es muuy lindo. ¡Mercy ¿qué te pasa?! –Bueno, seguiré buscando a John, nos vemos. Suerte con la guitarra.
-Gracias!
Entré a mi casa y merendé junto a mi madre. Después me encerré en mi habitación para seguir practicando el señor DO. Intenté muchísimo, pero no me salía nada aceptable. La razón era que estaba desconcentrada. Dejé a Violeta sobre la cama y me acerqué a la ventana. Ya estaba oscuro, habia anochecido y no se veía nada, pero igual me quedé allí, porque en realidad no tenía ganas de ver nada, solo de pensar, allí, parada. Dios, Mercy ¿qué tenés? No puede ser que mi vida sea tan complicada. En realidad, la vida no es así, YO la hago así. Algo muy raro estaba pasando con Stu, o al menos eso me parecía. Quizás era porque John desde el primer momento que habló de él intentó “metérmelo por los ojos” y estoy media condicionada por eso. Pero….no sé, lo veía lindo, simpático, amable, misterioso, qué se yo…..Y también estaba Richard. Oh si, Richard, mi gran condena. Quizás Marcia tenía razón, soy una puta, me gustan todos. O dos. O…no sé, no sé qué está pasando. Pero tiene que haber una señal, un signo, que me indique cuál de los dos, por cuál me tengo que jugar. Porque por algo o alguien me quiero jugar.

Al día siguiente, moríamos de aburrimiento en clase de química. Creo que todos pensábamos como carajo íbamos a aprobar esa materia.
-Para el martes que viene, presentarán un trabajo –dijo el viejo, gordo y decrépito profesor- Será sobre modelos atómicos
-Puaj…..asco –dijeron todos
-Tendrán que preparar un afiche con información y dibujos, y luego dar lección. Lo harán en grupos de dos integrantes.
-¡Que me toque con Wells! –gritó John -¡Necesito aprobar!
-Te tocará con Shotton –respondió el viejo
-Pero…Wells vive enfrente de mi casa….Shotton vive muy lejos y no tengo plata para el bondi…-si, la escena dramática había empezado.
-Entonces andá en bicicleta.
-Tuve que venderla, no teníamos para comer, profesor….somos tan pobres….
-Entonces andá caminando.
-No puedo, estoy muy flaco y no tengo fuerzas para llegar y…
-¡Que Shotton vaya a tu casa!
-No, porque mi casa es muy pobre y él es rico y pensará que yo estoy muerto de hambre y…
-¡Basta de excusas, Lennon!
-Entonces me llevo la materia a marzo y listo ¿no Pete?
-Obvio. No pienso hacer un afeminado afiche.
El viejo siguió armando “parejas”. Y como Wells tiene tanta mala suerte, o buena, no sé, ¿con quién le pudo tocar? Con Starkey.
-Mercy ¿cuándo nos juntamos?
¿Qué me está preguntando este chico? ¿Qué es eso de “juntarnos”?
-¿Cómo?
-¿Cuándo nos juntamos para hacer el trabajo?
Aaahhh…era eso. “Juntarnos” para hacer el trabajo. ¿Y para qué otra cosa iba a ser, Wells? ¡Siempre agarro para el lado de los tomates!
-Ehhh…el sábado a la tarde puedo.
-Perfecto. ¿Venís a mi casa o voy a la tuya?
-Como quieras.
-Voy a tu casa. ¿Qué llevo?
-Comprá el afiche, yo tengo marcadores.
-Ok!


Ese mismo día, por la tarde, estaba haciendo mis “primeras armas” frente  a la barra. Si aprendía rápido dejaría mi puesto de lavacopas y pasaría a ser como Paloma. El negocio estaba lleno y ya no dábamos abasto, así que también ayudaba Cris. George se apareció con…Stu. Oh, Stu!
-Quiero que me atienda Cris –exigió el pequeño Harrison.
-¿Por? –preguntó Paloma.
-Vos llamá a Cris.
-¿Qué querés?
-Cris, aunque no me quieras creer, hoy te voy a pagar.
-¿Y a qué se debe semejante acontecimiento?
-A que soy profesor.
Stu se rió y George lo miró mal.
-Mostrame el título Harrison
-Sutcliffe no necesito título. Los progresos de mi alumna lo demuestran.
Esta vez la que se rió fui yo, ya que todavía no había logrado hacer el dichoso DO y George estaba hablando de mis “progresos”. Cris lo atendió, que como esta vez pagaba, no comió tanto como otras veces. Continué atendiendo a otros clientes cuando levanto la vista y veo que Richard estaba entrado. ¿Qué hacía acá? Y…¿POR QUÉ SE PUSO AL LADO DE STU???
Ahora si, iba  a tener que hacer un testeo. Se me hacía imposible, ahí, los dos, juntos, mas mareada no podía estar. Traté de calmarme y lo saludé.
-Richard ¿cómo estás?
-Bien Mercy
-Te presento a George y a…Stu. Son amigos de John.
-¿Alguien hablaba de mi? –John también entró, como siempre por la puerta de atrás, y acompañado de Paul. –Eyy Richard, veo que ya conocés a mis amigos. Este es Paul.

Al rato, los cinco charlaban como cotorras; después dicen que las mujeres hablamos mucho. A mi no me alcanzaban los ojos para mirar a Richard y a Stu. Trataba de que nadie se diera cuenta, pero…
-Si los seguís mirando así, les vas a dar mal de ojo.
-Cris….¿co….como te diste…?
-Experiencia, nena, experiencia –sonrió pícaramente –Debo decir que tenés buen gusto.
Los miré, otra vez. Allí estaban, charlando y riendo. Tragué saliva y miré de vuelta a Cris.
-Estoy confundida –dije en un ataque de sinceridad.
-Es normal, no te preocupes, ya te decidirás por alguno de los dos, o quizás por otro.
Asentí con la cabeza y continué con mi trabajo. De algún modo, las palabras de Cris me habian tranquilizado.
-Uy, ya casi estaba yéndome sin preguntarte lo que te venía a preguntar –Richard se acercó a mi -¿De qué color compro el afiche?
-Blanco.
-¿Y si no hay?
-Amarillo.
-¿Y si no hay?
-Celeste.
-¿Y si no hay?
-Rosa.
-Rosa es color de nena.
-Bueno ¡entonces comprá negro! -¿Qué le pasa? ¿Acaso se contagió de la pelotudez de John?
-Voy a ver si consigo alguno de esos colores
-Hay un montón de lugares en Liverpool que venden afiches, supongo que algún color de esos tendrán.
-¿Entonces compro negro?
-¿Vos me estás cargando? –dije bastante seria
Largó la carcajada y se fue. Está medio pelotudo.
-¿Qué pasa? –preguntó Stu cuando me vio hablando sola (si, hablo sola).
-Nada, este chico está medio tonto.
-¿Quién?
-Nadie. Bueno si, Richard. Bueno, no te importa –di media vuelta y me metí en la cocina. Como no podía dominar la situación, me enojaba y eso hacia que terminara maltratándolos.


El sábado a la tarde caminaba por las paredes. Quería arreglarme, no estar vestida como vagabunda, como siempre lo estaba cuando estaba en casa. Pero tampoco quería parecer una chica artificial. Mientras pensaba qué hacía con mi pelo rebelde, miraba por la ventana de mi habitación: mi padre lavaba el auto en la calle, mientras charlaba con John y George. Me hacia gracia como ellos trataban de hacerse los serios frente a mi padre, y me hacia gracia como mi padre se daba cuenta que estaban simulando. También me extrañaba que George estuviera ahí, charlando con John. Al parecer, ahora se llevaban mejor ¡Bien por mi pequeño profesor!
Un auto estacionó atrás del auto de mi padre y de él se bajó ¿Richard? WTF? ¿Éste es el famoso auto del que hablaba John? ¿Era cierto?
-¡Richard! Viniste a hacer el trabajo, ¿no? –peguntó John, a los gritos.
-Si, si. Hola señor.
-Hola, soy el padre de Mercy,  Rudoph. ¿Vos sos...?
-Richard Starkey.
-¿Este auto es tuyo? –George ya estaba pegado a la ventanilla.
-Si.
-¿Puedo subirme? ¡Porfa!
-Dale, subite.
George abrió la puerta y se lanzó adentro del auto, y comenzó a investigarle todo, esto es, reclinar asientos, abrir la guantera, prender la radio, tocar la bocina, etc.
El timbre de mi casa sonó.
-Hola Mercy! –Richard me saludó con una amplia sonrisa, blandiendo el rollo de papel afiche.
-Hola Richard, pasá. Vamos a la cocina, así desplegamos el afiche sobre la mesa.
-Ok. Compré amarillo. No tenían negro –me di vuelta y vi que me miraba riéndose.
Se sentó, mientras yo buscaba los marcadores y el libro de química.
-Traje galletitas que hizo mi mamá –dijo agitando una bolsita.
-Siii!!! –grité feliz, como nena chiquita. Pusimos las galletitas en un plato y comenzamos a trabajar.
-Mientras vos resumís, yo marco los renglones –tomó una regla y comenzó a trazar líneas sobre el afiche. Cuando terminó, noté que miraba todo con curiosidad.
-¡Ya está!
-Es linda tu casa
-¿Si? Yo la veo igual a todas las de Liverpool jaja. Ya terminé, ahora…¿quién escribe en el afiche?
-Vos. Tenés letra de maestra jaja. Yo te dicto y después le paso el marcador por arriba de las letras, para que se note bien. De título va: “Modelo atómico de Dalton”.
-Mo...de…lo….a…tó….¿de qué te reís?
-De como repetís y deletreás.
Seguí copiando lo que él me decía, mientras terminábamos de devorar las galletitas. Él comenzó a pasarle marcador  a las letras. Como estaba del otro lado de la mesa, para remarcar las letras que estaban cerca de mí se inclinaba, acercándose  a mi. Podía sentir su aliento a chicle de tutti frutti.
-¿Querés chicle?
-Dale
Me dio uno y le sonreí. Por favor….esos ojos….sé que no soy fuerte ante las tentaciones y si este chico sigue cerca de mí, en cualquier momento le como la boca. Apa Mercy, como estamos hoy, eh!
-¿Y ahora qué falta? –preguntó masticando
-Falta que te parta el medio –pensé. –Falta el dibujo –puse mi mejor cara de angelito.
-¿Y como es?
-Solo es un redondel. Digo, un círculo.
-Ah, fácil. Yo lo hago, necesito algo redondo.
Le di el plato que antes contenía las galletitas y rápidamente dibujó un redondel. Digo, un círculo.
-¡Yo lo pinto! –dije con una caja de lápices nuevos en la mano
-¿Qué color?
-Celeste, como tus ojos –ay, se me escapó. Yo sabía que iba  a terminar metiendo la pata.
-Hola chicos –gracias mamá, me salvaste!
-Hola señora
-Soy Elizabeth, vos sos Richard, ¿no?
-Si, si.
-Si me necesitan, me llaman –mami salió a la calle.
-Tu…tu anillo….-Richard señaló mi mano derecha, que pintaba el “átomo”.
-¿Te gusta?
-Si…es raro.
-Es un anillo del humor. Cambia de color según el estado de ánimo. Y no son cuentos, siempre acierta.
-¿Me lo puedo poner?
-Claro –se lo di y se lo puso. El anillo fue poniéndose de color azul intenso.
-¿Qué significa azul?
-Que te sentís muy bien.
-Es verdad –Ohh….dijo que se siente bien…mierda, dejá de sonreírme así! -¿De qué otros colores se puede poner?
-Violeta es que estás nervioso; marrón, miedo; negro, que estás mal; verde, enamorado.
-Me encanta, aparte tiene estrellas dibujadas, me gustaría tener uno así.
-Lo compré cuando estaba en Londres, en una feria. Habría con estrellas así, pero también lisos, o con corazones….
-Quiero con estrellas, combina con mi apellido artístico.
-Ay, cuidado, el señor tiene apellido artístico –me burlé
-No te rías –dijo medio serio y medio en broma. –Bueno, te lo devuelvo.
Me dio el anillo y me lo puse y….se puso verde. Maldito anillo delator, te voy a tirar a la basura.
-Se puso verde, estás enamorada jaja
-Algo así…-dije mas nerviosa que nunca y metí la mano en el bolsillo de mi buzo rojo, para que no pudiera ver mas el anillo.
-Bueno, ya terminamos ¿no?
-Si, si. Tenemos que elegir qué parte dice cada uno en la lección.
-A vos que te gusta la historia, decí la parte de la vida del tipo, del Dalton este jaja. Yo digo las características del átomo, lo mas fácil.
-Sabía que elegirías esa parte. Mas vale que el martes no faltes.
-No te preocupes –me guiñó el ojo. Ayy!! Me guiñó el ojo! –Falta poner los nombres de los integrantes.
-Ok, los pongo –comenzé a escribir en un recuadro en la parte inferior derecha del afiche, nuestros nombres: “Integrantes: S…”
-No, las damas primero. Poné tu apellido primero.
Borré la “S” y escribí: “Wells y Starkey”. Miré el recuadro. Se veían lindos nuestros apellidos juntos.
-Bueno, me voy, el afiche llevalo vos al colegio.
-Ok, dale saludos a tu mamá y decile gracias por las galletitas, estaban riquísimas.
Se acercó, otra vez sonriéndome de esa derretidora forma y me dio un beso…..en la mejilla.
-Nos vemos! –salió a la calle, donde empezó a charlar con John, George y…Stu. Pero a Stu prácticamente no le presté atención. Y ahí estaba la señal, el signo, la clave.
Cerré la puerta y me apoyé en ella, suspirando con los ojos cerrados. Si había estado confundida, ahora ya no lo estaba mas. Stu podía ser indo, y simpático, y amable, y un montón de cosas. Pero nada mas. En cambio Richard me hacía volar, y para qué mentir, hacía que mis hormonas saltaran y chocaran con los planetas, y me destruía los átomos de Dalton o de quien sean.
Saqué la mano del bolsillo y la miré: el anillo estaba verde, como nunca antes lo había estado.

************************************
Holaaaa!! como están mis reinas? Yo re bien, ayer volví de mis mini vacaciones, en MI lugar en el mundo, en San Luis! (Argentina) Ahhh...algún día me iré a vivir allí!
Les cuento que lo del anillo es verdad, en este momento tengo uno en mi mano derecha, y tiene estrellas. Le iba a sacar una foto, pero no tengo cámara, soy pobre jaja y el celular murió ahogado en un océano de Coca-Cola. Así que de celular tengo una batata, un nokia 1110. Si quieren saber mas del anillo de humor, acá les dejo el link de wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Anillo_del_humor y acá la foto:
besito grande a todas, las quieeeeerooo!