Tomé aire, tratando de reaccionar, me incorporé, le di un
fuerte beso a mi madre, que aún lloraba, y salí a la callle. Ya era de noche,
pero confiaba en que John estuviera levantado y esperaba que se encontrara en
su casa, cosa que era bastante improbable. Por lo menos intentaría verlo, era
algo urgente. Vi que la luz de su habitación estaba prendida, asi que empezé a los gritos.
-John! Joohn! JOOOOHNNN!!!
Pero la respuesta fue nula. Mierda, quizás estaría enojado,
y tendría razón. Empezé a lanzar piedritas
a su ventana, como en las peliculas, pero como soy tan bruta, las piedras
pegaban en cualquier lado, menos en el vidrio. Unas dos o tres golpearon apenas
y la luz se apagó. Decidí quedarme un ratito a esperar si bajaba o abría la
ventana. Segundos después se abrió la puerta y apareció la figura de quien
tanto conocía. Se acercó.
-John, yo...-dije apenas
Pero no me dio tiempo a nada. Me abrazó con una fuerza que
nunca nadie habia usado para abrazarme. No pude decirle nada mas. Aparte ¿qué
decirle? ¿”Lo siento mucho”? sería una mentira, porque yo jamás sabría lo que
es sentir el dolor que mi amigo estaba sintiendo en ese momento. Y menos pude
decirle algo cuando escuché que...estaba llorado. Si, mi vecino, compañero y
amigo, John Lennon, estaba llorando como un chico deseseprado. Y es que,
justamente, era eso. Me limité a abrazarlo yo también y a acompañarlo en su llanto.
Cuando me escuchó llorar, se separó.
-Ey fea...¿por qué llorás? –dijo con una media sonrisa, aunque
tenia una mirada increíblemente triste
-John perdoname, no sabía, acabo de enterarme, perdoname por
no haber estado y...
-Dejá de pedir perdón. Estás, acá y ahora, y eso es lo
importante. Ya sabés, en el momento están todos, y a la semana estás solo como
un perro...-miró al suelo, para ocultarme unas lágrimas que se le querían
escapar –Mercy por favor, no vayas a decirle a nadie que me viste así –dijo mirándome
y secándose la cara con las mangas de la campera
-Tranquilo ¿pensás que voy a ir por ahí contando que te vi
llorar? Y si se enteran, ¿qué tiene? Sos una persona, no una piedra...
-Pero no me gusta, y lo sabés
-Está bien...
-Sabía que ibas a venir
-¿Como?
-Porque te vi llegar, tonta –rió un poco- Ah, y no hacía
falta que revolearas las piedritas esas, yo ya habia escuchado tus alaridos,
sólo que quería que te impacientaras, ya sabés, lo bueno se hace esperar jeje
-Ay John, no cambiás mas –no tenía ganas de reírme, pero él
lo conseguía -Vení, vamos a un lugar –me agarró una mano y me tironeó
-Esperá que aviso en mi casa
-Pero si saben que estás acá no se van a preocupar. Vos vení
conmigo.
Me llevó casi corriendo, mientras seguía preguntándole adónde
íbamos, a lo que él respodía “Sorpresa”.Llegamos a un lugar oscuro, que reconocí
como “el lugar lleno de yuyos” que mi padre habia mencionado el primer domingo
que pasamos en Liverpool.
-¿Y ésto? –pregunté mirando todo con cierto desprecio -¿Acá
traés a tus chicas?
-Si trajera a mis chicas no estaría con vos. No te toco ni
con una caña de pescar –me miró con cara de...¿asco? –Acá vengo yo solo, cuando
quiero pensar. Y hoy quiero que lo conozcas.
Me acerqué un poco. Si, era un lugar lleno de yuyos, abandonado,
con un gran portón a medio oxidar, y con
letras despintadas que anunciaban que eso se llamaba, o se habia llamado alguna
vez “Strawberry Fields”
-Vaya nombre
-Si, sobre todo teniendo en cuenta que era un orfanato
-¿Un qué? John ¿no habrá espíritus de chicos muertos dando
vueltas? ¡Mirá si están enterrados acá! ¡Ay no, yo mejor me voy! –di media
vuelta
-Pero vení, pavota! Que supersticiosa que sos! –me agarró de
los brazos, mientras se reía a carcajadas –Qué imaginacion tenés, no hay nada.
De pronto vi que se colgaba del portón, y cuando me di
cuenta ya estaba del otro lado.
-¿Qué hacés? ¿Me vas a dejar acá sola?
-No. Vení.
-¿Y como?
-Saltá como hice yo.
-¡Estás loco! No puedo.
-Uy Mercy, tenés mas vueltas! Mirá, trepate. Cuando llegás
arriba cruzás para este lado una patita, depués la otra patita, te largás y
listo.
-Pero...no puedo. Aparte tengo pollera.
-¡Quién te va a mirar! Dale, vení. O venís o te quedás ahí
sola. Y te aseguro que no es bueno para una chica quedarse sola ahí.
Tomé aire y me trepé. Pasé
“una patita” para el otro lado, pero “la otra patita” se me complicó.
-¡John me voy a caer!
-No te vas a caer, ¡dale!
-Esto se mueve!
-No se mueve, tontuela! Opa! Está rosa el día
-¿Eh?
-Que está rosa el día. Lo digo porque acabo de ver que tenés
una bombacha rosa.
-¡JOHN!
Empezó a reírse de una forma de la que solo le faltaba
revolcarse por el suelo, mientras, yo, furiosa, lo miraba desde arriba del coso
ese, incapaz de bajar y darle una paliza.
-¡Dejá de reírte y ayudame!
-¡Y pasá la otra pata para este lado!
-¡Te digo que no puedo!
-Uy no! Viene la policía!
-¡Que? Ahh!!! –no sé como hice, pero logré pasar
-¡Como te creiste lo de la policía, eh!
-¡Encima me mentis! Bueno, ahora ya pasé. ¿Como hago para
bajar?
-Saltá. O sea, largate
-Es muy alto, voy a caer mal y puedo quebrame algo...
-Ay...ahora entiendo porqué tenés una nota tan baja en
gimnasia....a ver, vos soltate, que yo te voy a agarrar.
-¡Eh?
-Dale, soltate. Confiá en mi.
Me solté pensado en qué me quebraría, pero sentí las fuertes
manos de John en mi cintura.
-Hola muñeca –me dijo al oído, con acento de seductor. Pero
solo se ganó un codazo.
-Ayy mala! A que si yo fuera Richard no hubieras hecho eso!
Ah, hablando de Richard, me contó todo.
-¿Qué todo?
-Todo.
-¿Todo? –lo miré, solo esperaba que no hubiera mencionado
“lo que dije de mas”
-Si, todo. Que se pelearon –dijo adentrándose en esa especie
de baldío.
-¿Nada mas?
-No. ¿Que? ¿Había mas? –se paró a mirarme
-Pues....si –dudé
-¿Que cosa? No me digas que te puso un dedo encima porque
voy ahora mismo y le rompo la cara
-No, no, nada que ver. Le dije.
-¿Qué le dijiste?
-Le dije...lo que me pasa con él.
-Ay no Mercy! –se agarró la cabeza -¡Arruinaste todo!
-Y..yo creo que si
-Pero la puta madre! Si ya estaban re amigo...la pelea se
arregla, pero ya con eso en el medio....no sé. O sea, si la cosa hubiera sido conmigo
ni me importa, total, se me han declarado tantas chicas....
-Que te hacés el galán, Lennon...
-Es la verdad. Pero este pibe...yo no sé como es. Capaz que
se olvida y listo. O capaz que reacciona –se sentó al pie de un árbol y me hizo
señas para que yo hiciera lo mismo
-¿Reaccionar? –dije sentándome a su lado
-Y....capaz que al tipo ya le pasaba algo con vos, y con lo
que le dijiste reacciona y te pide de ser la novia o alguna pavada de esas.
-No creo...-me quedé callada, pensando. Si la cosas fueran
así, para mí sería un cuento de hadas, pero mi vida no se regía por cuentos.
Sentí que John me rodeaba con su brazo y me acercaba a él.
Me sorprendí, pero me dejé.
-Que fea mas linda que sos....
-¿John qué decís? –reí
Pero se quedó callado y yo no quise interrumpir su silencio.
-Mercy....hay algo que te quiero decir.
Otra vez me sorprendí, pero no dije nada, dejé que
continuara.
-Desde hace un tiempo que siento que....que me pasa algo. Y
con lo de hoy, bueno....no sé, como que es mas fuerte. Te quiero como algo mas
que una vecina, o una amiga...
Me separé bruscamente y lo miré, desorientada. El se me
quedó mirando, hasta que explotó en una inmensa carcajada.
-¡Tonta no es lo que estás pensando! –dijo ahogándose de la
risa. Aspiró aire, y trató de calmarse, pero la risa le ganaba.
-Sos un tarado, Lennon –quise ponerme de pie, pero él me lo
impidió
-Veni! Pará, no te enojes. No me refería a novios y todo
eso. Me refiero a algo mas fuerte, mas duradero. Porque los novios se dejan y
se acabó todo.
-No te entiendo –aún estaba media enojada
-Mercy....te quiero como una hermana.
Simplemente me dejó con la boca abierta. Habia dicho algo
que no me esperaba en absoluto, con muchisima seriedad y toda la sinceridad del
mundo. Esta vez, no tenia dudas, no me estaba haciendo una broma. Sabia que me
estaba habando desde el alma, algo que agradecería luego muchas veces en mi
vida.
Lo abrazé con toda la fuerza que pude, tratando así de
demostrarle mi cariño.
-Ey, hermanita....-dijo abrazándome también
Nos separamos y yo me sequé algunas lagrimitas
-Que tonta, ya estás llorando
-Es que me emocioné, no me esperaba algo así
-Lo tenía pensado desde hace un tiempo. Ya pasamos varias
cosas juntos y resultamos ser bastante fieles, ¿no? Aparte, mas de una vez te
escuché decir que te hubiera gustado tener un hermano mayor
-Si, es verdad...
-Y yo tampoco tengo hermanas, asi que...
-Si tenés dos
-Son muy chiquitas....me ven mas como un tío loco que como
un hermano. Y yo quiero una hermana mas o menos de mi edad, para que me dé
consejos para levantarme chicas jeje
Me reí. John tenía esa extraña capacidad de decir algo muy
en serio y enseguida meterle una bromita.
-¿Y? ¿Me adoptás como hermano? Porfiiisss –hizo una carita de
perrito abandonado realmente conmovedora.
-Ay sii! –le apreté los cachetes -¡hermanito! ¡hermanituuu
linduuuu!
Él me hizo lo mismo hasta que terninamos tirados en el pasto,
muertos de risa y con los cachetes doloridos.
-Ahora tenemos que cortarnos las venas y juntar la sangre
–dije sentándome y apoyándome en el árbol nuevamente
-¡Vos tenés un pedo en contramano! Ni loco me corto. Encima
andá a saber qué pestes tendrás
-Gracias hermano. Vos seguro que estás lleno de enfermedades
venéreas
-Gracias hermana. Y hablando de eso...bueno, en realidad no
tiene nada que ver ¿o si? Bue, el tema es que capaz que Richard te da bola
-No, no tenía NADA que ver. Y no creo que me de bola, ni él,
ni nadie. Moriré soltera.
-Que mala onda. Él me dijo que no está enojado con vos. Ah, y
ya que estamos en el tema, te cuento que estoy profundamente enamorado.
-Ayy...no....ya sé cuánto duran tus enamoramientos....¿Y
ahora quién es?
-Cris
-¿Quién?
-Cris, tu jefa
-¿CRIS?
-Ayy siii –suspiró- Me trata tan mal que me enamoré.
-No tenés mas arreglo. Aparte Cris es mucho mayor
-¿Y con eso? Debe saber todo jeje –arqueó las cejas y lo
miré con horror
-Pensé que ya sabías todo
-Emm...si, si, claro, obvio que sé todo! Pero no tengo con
quien practicar, y ella debe tener mucha experiencia jeje
-Si, si, y seguro que te da bola
-¡Cortá con la mala onda! Que sabés, yo saco a relucir mis
dotes de galán y capaz que ella cae rendida a mis pies. Aaaahhhhh.....qué
mujer....
-Qué espanto.
Nso quedamos en silencio, porque John andaba volando con su
mente pensando en Cris.
-Hermana ¿cuál es tu sueño? –preguntó de repente
-El mismo de todos, ser millonaria
-No, no, un sueño mas fácil de cumplir. Algo mas inmediato.
No me digas que casarte con Richard y tener un montón de hijitos petisos y
narigones, una casa, un perro y un jardín con flores, porque no, eso es imposible. Un sueño fácil, que puedas
cumpir con la edad que tenés ahora.
-Ehhh...no sé....-pensé- ¡Ah, si! ¡Viajar en un tren
carguero, de noche! Y así, que haya luna llena que ilumine los campos que cruza
el tren....eso me encantaría hacerlo
algún día, pero no como algo romantico, sino como una aventura, una travesura.
-Que cosa mas rara
-¿Y vos? ¿Que sueño tenés?
-Yo...yo no tengo mas sueños....-dijo quedamente
-John...¿cómo que no? ¿Y las cosas que querés hacer con la
banda? -dije con suavidad
-No sé si voy a seguir con la banda....-sacó un cigarrillo y
lo encendió
-¿Como que no?
-¿Y para qué? Ya está....no le encuentro sentido a nada
–exhaló el humo con bronca
-Pero...
-Pero nada. La perdí. Nunca tuve madre, porque esa es la
verdad, mi madre y mi padre fue Mimi, siempre. Pero cuando la tuve, cuando me
ayudaba, cuando me reía y charlaba con ella, cuando se llevaba bien con mi tía...me
la matan. Porque me la mataron. Me la mató un milico hijo de puta. Ahora ¿qué
sentido tiene todo? No se lo encuentro a mi vida, menos a la banda....
-Pero a ella le gustaba lo que hacías, podrías seguir por
eso...
-No, no creo. Ya está, hermana.
Lo rodeé con mi brazo y le acaricié la espalda, para que se calmara
un poco, y así lo hizo. Se sonrió un poco.
-¿Sabés algo? Una vez mamá me dijo: “Vos te la pasás
hablando de Mercy. Si fuera otra persona, diría que son novios, pero como soy
tu mamá y te conozco bien, digo que son otra cosa. No sé qué, pero algo mucho
mas importante que eso.” Y ahora ya sé lo que era, ¡hermanos!
-Hola bestia –dijo George ni bien abrí la puerta
-¿Que hacés acá?
-Vine para que me des el regalo que me compraste en tu gira.
Porque me imgino que me habrás comprado algo.
-¡Harrison sos una cara dura!
-Ya lo sé, pero no lo parezco ¿viste? Y ahora, el regalo.
-No te traje nada. Y ahora, desaparecé de mi vista.
-Te jodés. Te iba a prestar mis patines –levantó una mano,
tenía un par de patines rosas
-¿Y eso? ¡Es para mujeres!
-Lo sé....-dijo poniendo mala cara -pero Eleanor me los
prestó, logré que me prestara algo jeje.
-¿Y para qué se los pediste?
-Ehh no tengo idea. Ni sé andar. Pensé que a lo mejor vos si
-No, pero me gustaría intentar
Nos acercamos a la calle y me senté en el cordón de la
vereda para ponerme los patines. George me ayudó a pararme.
-Ay, ay.. ¡me caig...! –no pude terminar de decirlo, porque
ya estaba sentada de traste en el suelo, mientras el enano se partía de risa
Me ayudó a levantarme.
Cuando me establizé, le pedí que me sostuviera para caminar, pero el
desgraciado me empujó. Incapaz de frenar, me choqué a Paul, que se acercaba
caminando y terminamos los dos en el suelo.
-¡Y encima me choco a Maccacito! –dije miradolo
-Perdón Mercy... –se levantó y me ayudó
-Perdoname vos a mi que te choqué. Ehhh... ¿te pasa algo?
–lo vi demasiado cabizbajo, me exttañó que ni me sacara la lengua, como ya era
un clásico entre nosotros
-No, no me pasa nada....
-¿Seguro?
-Si...
-¿Pasó algo con...Abby? –temí que fuera eso, ya que no sabia
que había sucedido con Abby y su confusión con Stu
-No, nada que ver. Es otra cosa, ando medio triste
-¿Y por qué? Digo...si puede saberse
-Es que...con lo que pasó con la mamá de John, es como que
empezé a recordar lo que pasó con mi
mami –miró a otro lado, para que yo no viera sus ojos empañados
-Paul...no se que decirte, no sabia que era eso, sino no te
hubiera preguntado, perdoname.
-Está todo bien, Mercy –dijo sonriendo un poco. Yo lo
molestaba, si, pero era un chico muy valioso
-Ey ey ¿qué hacen ustedes dos acé solos? –George se apareció
-Nada que te importe, pequeño estafador. Ahora ¡sacame estos
patines!
El sábado por la tarde, sentada en el umbral de mi puerta,
hacía las tareas que los profesores nos habian dejado para las vacaciones. No
habia tocado una hoja y en dos días pretendía hacer todo.John se apareció en
bici, subió a la vereda y pisó todo el jardín delantero, por suerte mi madre no
lo vio.
-Hola hermanita –puso carita de niño bueno
-Hola hermanito –dije tomando jugo de una botellita
-Necesito que me hagas un favor
-Claro, decime.
-Quiero que me acompañes a una fiesta
-John...¿vos, en una fiesta? –pregunté extrañada
-Tranquila, lo necesito, y Mimi me dijo lo mismo, me deja
ir. Me hará bien.
-Ok entonces, si es así, te acompaño. ¿De qué es la fiesta?
-Un cumpleaños
-Ah, ¿de quién?
-De Richard
Escupí el jugo que estaba tomando
-¿QUÉ?
-Si, de Richard –respondió muy suelto de cuerpo
-¡John estás loco si pensás que voy a ir!
-Te pedí un favor, y ya aceptaste, no hay vuelta atrás.
-¡Pero yo no sabía que era para ir al cumpleaños de él!
-Si te lo decía desde un principio no ibas a aceptar
-¡Eso es engañarme vilmente!
-Lo sé.
-No pienso ir
-Vas a ir. Punto.
-Me hechará de su casa en cuanto me vea...
-Ya te dije que no está enojado con vos, no pasa nada...
-Pero no me invitó. ¿Qué pensás? ¿Que voy a ir asi, de
colada?
-Anoche vino a mi casa y me dijo que estábamos TODOS
invitados. Ese “Todos” también creo que te incluye a vos, vivís enfrente.
-John...enfrente también vive una ancianita y no creo que
ella esté invitada...
-Quién sabe.
-No, será un desastre si voy
-Pero será fácil. Mirá, le caemos los dos juntos, yo toco
timbre, vos te escondés detrás mío, él abre, le digo “Feliz Cumpleaños” y todas
esas cosas sin sentido, entro, y ¡oh sorpresa! estás vos. No te va a poder
decir nada.
-¡Es horrible!
-¿Quién? ¿Richard? Y si, la verdad que si, no entiendo qué
le ves
-Richard no, tu plan es horrible. ¿Cuándo es la dichosa
fiesta?
-Esta noche
Otra vez escupí el jugo
-Che, dejá de tirar jugo, que está caro.
-¡¿John, ésta noche?!
-Si, ¿algún problema?
-¡Si, que podrías haberme dicho antes!
-¿Y qué? Tenés exactamente...-consultó su reloj pulsera -4
horas para ponerte linda. Aunque, bueno, eso sería un milagro.
-¿Y qué le regalo?
-¿Regalo? ¡Yo no pienso llevarle nada! Le regalaré mis ganas
de comer.
-Ay....cómo sos! Esperá, no cantes victoria, tengo que preguntar
si me dejan ir y OJALÁ que no
Entré a mi casa y me econtré a mi madre bordando.
-Mami....ésta noche Richard festeja su cumpleaños...-mi
madre levantó la vista y me miró, inquisitiva –John quiere que lo acompañe.
¿Puedo ir? –rogué que dijera un rotundo “No”
-Claro –respondió sonriendo. ¡Mami decí que no!
-¿Si?
-A John le hará bien divertirse un poco, y si lo acompañás,
mejor. Eso sí, no vuelvan tarde.
Puse los ojos en blanco y salí afuera, donde John esperaba.
-Ganaste cabroncete.
La hora pasó rápido y cuando me di cuenta faltaban pocos
minutos para las 8 de la noche. De mala gana abrí el ropero, pensando qué me
pondria. Si fuera por mi, iría toda destrapada, pero con mi madre por detrás,
eso era imposible, siempre quería que me viera maravillosamente...elegante.
Puaj. Al final, terminé poniéndome una pollera azul, una remera blanca con
mangas largas, y los zapatos que me habia comprado para el accidentado baile en
el colegio. Estaba tratando de ponerme esos zapatitos cuando escuché un “Ya
llegó John!” Mierda, para cualquier cosa John llegaba a cualquier hora, pero
cuando había joda era puntual. Me peiné a las apuradas, y tomé mi tapado negro
cuando vi el paquetito azu sobre mi escritorio. Lo agarré a la pasada y lo
escondí en un bolsillo del tapado, mientars bajaba las escaleras.
-Hola hermana. Veo que no te esmeraste mucho con el
vestuario
-Ni ganas tenía...
-Bueno, levantá el ánimo. Vamos.
Caminamos. No, mas bien, peleamos. Él quería ir caminando,
pero yo con esos zapatos no llegaría lejos. Yo quería ir en bondi, pero él no
tenía plata y quería que fuéramos arriba del techo. Al final, fuimos en bondi,
pero tuve que pagar su boleto. Cuando bajamos, debíamos caminar aún dos
cuadras.
-¿Te acordás de lo que tenés que hacer? Yo toco timbre y vos
te parás atrás mio y...
-Si, si –lo interrumpí –ya sé lo que tengo que hacer. Qué
vergüenza me da.
-Mercy, mirame –se paró y me agarró la cara –Te voy a hablar
en serio: cualquier problema que tengas, cualquier inconveniente, me decís y yo
largo todo y nos vamos.
-John ¿tengo que creerte?
-De verdad, te lo prometo, palabra de hermano. Te sentís
media incómoda, me decís, y nos vamos, ¿ok?
-Ok.
Llegamos a la casa de Richard. Todo estaba iluminado y se
escuchaba música, voces y gritos. John tocó el timbre y yo me puse atrás.
Estaba nerviosa, esto sería un desastre.
La puerta se abrió y apareció Richard....mucho mas apuesto
que siempre.
-HolaRichardFelizCumpleañosQuieroCerveza –John se metió
adentro, casi corriendo, dejando a Richard apenas sin reaccionar. Hasta que me
vio.
-Hola Mercy! –dijo sonriendo y acercándose
-Richard perdón...John me obligó a venir, pero ahora que ya
está adentro me voy ....-di media vuelta
-No! ¿Por qué? ¡Vos estás invitada! Claro....si es que no
seguís enojada por lo que dije el otro día.... –miró al suelo. Se veía tierno.
-No, no estoy enojada....mirá....te quiero pedir perdón,
estaba mal y...no, no tengo excusas. Te traté muy mal, me la agarré con vos y
no tenías nada que ver, te dije cosas horribles, me comporté como una basura.
Espero que algún día me puedas perdonar –tomé aire, ya que todo lo dije rápido,
tenia que decirlo pero no me aguantaba la mirada de él.
-Está todo bien, yo en un principio me enojé, pero después
comprendí que algo te pasaría y por eso te pusiste así. Y yo también te dije
cosas feas. La culpa fue mía, por meter
la pata.
-No, no, nada que ver. La culpa es mía por fumar sin que mi
madre sepa jaja. Te traje esto –saqué el paquetito azul del bolsillo y se lo di
–Feliz Cumpleaños.
-¿Me compraste un regalo? –sonrió y tomó el paquete
-Si, lo compré mientras estaba de viaje. Lo vi y me acordé de
vos, pese a lo que habia pasado te lo compré, algun día te lo daría jaja
-¡Mercy está espectacular! –djo al ver que era el anillo
-¡Es el anillo que cambia de color, el del humor!
-Si, y tiene una
estrella
-¡Gracias! ¡Me queda justo! –dijo poniendoselo en un dedo
-Que bueno que te haya gustado –traté de ver de qué color se
ponía, pero estaba oscuro y no veía.
Lo miré y descubrí que él también me miraba, sonriendo. No
dijimos nada, habia un silencio demasiado incómodo y pensaba desesperadamente
algo para decir.
-Mercy....lo que me dijiste el otro día...
-¿Qué cosa? –me hice la tonta, pero sabía a qué se refería,
y eso me daba pavor.
-Cuando nos peleamos...me dijiste algo....
No. ¡No! ¡Santa Virgen de Luján, si me salvás de ésta el
dominmgo voy a misa!
-¡Ey Rich! ¿Qué hacés ahí? –un chico de pelo colorado abrió
la puerta -¡La fiesta es acá!
-Ya voy –Richard lanzó una carcajada y me miró -¿Entramos?
Al entrar, vi que John ya estaba abrazado a la cerveza,
gritando con unos vagos mas. Para mi sorpresa, Abby, Majo, Eleanor y Cande
también estaban.
-¡Meeerrrcyy! –gritaron todas
Me acerqué a ellas, y comenzamos a charlar. Mejor dicho, a
chusmear. Mientras, me serví una cerveza. No me gustaba mucho, pero no
importaba. Entre la charla, me tomé el vaso y me serví de vuelta. Iba por la
mitad cuando...
-Mercy estás tomando mucho –Majo me arrebató el vaso
-¿Eh? Pero si voy por el segundo....
-Es mucho, y sé que no estás acostumbrada
-Los adolescentes tomamos para integrarnos al grupo
-Dejate de joder con los adolescentes, nosotras tomamos
poquito, salvo que quieras integrarte al grupo de esos adolescentes....-miró
hacia el lado donde estaba “el mal necesario” o sea, los hombres. La mayoría
estaba borracho.
Me senté nuevamente junto con ellas, mientras comía papas
fritas. No sé por donde iba la charla, y parecía que Abby tampoco lo sabía.
-¿Y? –le pregunté, tratando, con mi mirada, de que se diera
cuenta del porqué de mi pregunta.
-Está todo igual...-bajó la vista
-¿Cómo que igual?
-Si...no se me pasa, sigo confundida, y tampoco sé qué le
pasa a Stu, hasta pareciera que me sigue...
-A lo mejor son ideas tuyas
-Ojalá
Seguimos hablando, pero ésta vez del viaje. Cuando se
distrajeron, me acerqué a George
-Dame eso –le saqué el vaso que tenía y me tomé su contenido
-¡Ey bestia! ¡Mi fernet! ¡Te lo estás tomando!
-Ahhhh....placer de los dioses....esto sí que me gusta
-No pensaba que eras tan borracha
-Ya lo ves –le devolvi el vaso, vacío.
-¿Viste que está Eleanor?
-Si, estaba charlando con ella
-La invité yo –sonrió con satisfacción –Ella ni conocía a
Richard, pero como venía Majo, las invité, a ella y a Cande, y Cande se entusiasmó
y a ella no le quedó mas remedio que venir. No sabés lo contento que estoy.
-Suerte profe –le di una palmadita en el hombro
La música empezó a somar mas fuerte de lo que estaba y ahí
nomas se armó el baile.
-Morocha ¿bailás conmigo? –Richard se me acercó
-Claro que si –respondí riendome nerviosa –Y gracias por lo
de morocha, me encanta –ohhh..se lo dije...es verdad que el alcohol deshinibe
-A mi también me gusta, por eso te lo digo
Bailamos y reímos un buen rato hasta que algún desgraciado
puso música lenta. Habría que matar a la
gente que hace eso. Esperaba que Richard se fuera por ahí, pero no. Me tomó la
mano y se acercó un poco. Ayy...¿por qué me pasa esto? No estábamos bailando
muy juntos, pero igual estaba demasiado nerviosa. Pude ver que Abby y Paul bailaban
muy acaramelados, aunque Paul no le quitaba el ojo de encima a su hermana, que
bailaba con Ivan. Cande estaba con el pelirrojo, George bailaba torpemente con
Eleanor y John aprovechaba y se tomaba las bebidas que habían dejado los que
bailaban.
-A este Steve lo voy a matar, justo nos interrumpió –Richrd
habló de repente
-¿Quién es Steve?
-El cabeza de fósforo –rió
Ay no. El pelirrojo interrumpió justo cuando....¿por qué
quiere sacar ese tema? ¡Algo tengo que hacer!
-Ahh sí –me reí tontamente
-Lo que yo te quería decir era que...
No!! Tiene que pasar algo, algo que no lo deje hablar!
-...Vos el otro día que nos peleamos...
Mierda carajo. Parece que no va a pasar nada. ¡Pensá Mercy,
pensá!
-...me dijiste algo que...
-AY!! –grité –MI PIE! Auch! Me duele!
-¿Qué te pasó? –preguntó asustado
-Ay, ay, ayyyy...se me dobló.....ay, duele....
Eleanor dejó a George, que me miró furioso, y se acercó a mi
-¿Qué te pasó?
-Se dobló el pie –informó Richard
-Tenés que ponerte hielo, ¿podemos pasar a la cocina?
-Si claro, las acompaño
Fuimos hasta la cocina y me sentaron, mientras sacaban
hielo.
-¿Te dule mucho? –preguntó Richard poniendome el hielo en el
pie
-Si....ay, está frío eso.
-Y si jaja –rió Eleanor –eso te pasa por andar con zapatos
con tacos, no estás acostumbrada
-Si, la verdad que si. Vayan chicos, sigan bailando.
-Cualquier cosa gritame –dijo Eleanor, mientras Richard la
seguía
No alcanzaron a salir de la cocina que entró John y se
agachó frente a mi, clavandome la mirada.
-Es mentira ¿no?
-¿Qué cosa? –miré a otro lado
-Lo del pie
Respiré profundamente
-Si....
-Me di cuenta porque los estaba viendo. ¿Por qué lo hiciste?
¿Qué te dijo?
-Parece que quería hablr sobre lo que le dije
-¿Querés que nos vayamos?
-Si Johnny, por favor....
Nos abrigamos, saludamos a todos mientras me hacía la renga
y nos fuimos.
-Hermana –dijo mientras caminabamos –si quiere hablar de eso
por algo será.
-John, no me ilusiones...
-Es que si quiere hacerlo, algún día hablará, vos no vas a
estar huyendo toda la vida o “doblandote el pie” –marcó las comillas con los
dedos
-Tengo miedo...
-¿De qué?
-No tengo la menor idea.
Cuando llegué a mi casa me metí en la cama inmediatamente y
traté de dormirme rápido, pero no podía. En primer lugar, la vidente de los
anillos había acertado todo. En segundo lugar, tenía miedo y no sabía de qué.
¿Y si John tenía razón? Si quería hablar, por alguna razón sería...Pero me
moría de vergüenza y...¿que tal si sólo quería hablar para decirme “te quiero
como amiga”? No soportaría escuchar eso. Y si, ahí estaba claro, a lo que le
tenía miedo era a eso, a perder todas las ilusiones tontas que me había
fabricado. Prefería vivir con la duda a tener la certeza de que jamás pasaría
nada.