Sentía como las gotas de sudor me corrían por las cejas.
Mordía la punta del lápiz. Movía una rodilla.
Sólo me faltaba completar un ejercicio del recuperatorio de
matemáticas. Podía entregarlo incompleto, pero necesitaba un 10. Debía ser
perfecto.
Miré a mi alrededor. La mayoría tenía cara de desesperación.
Gabriel parecía escribir y borrar, negando con la cabeza. Ivan, Pete y Richard
estaban igual que yo. Oh Richard...que lindo te ves nervioso....¡Mercy
concentrate!. Las chicas, incluida Marcia, simplemente miraban la hoja con resignación. El único que parecía seguro
era Lennon. O estaba haciendo la prueba muy bien, o estaba dibujando cualquier
tontería.
-¡Profesor! –se levantó y se acercó al viejo –Ya terminé.
El profesor lo miró asombrado, y John se giró, mirándonos a
todos con una espectacular troll face, y así salió del salón. Ay...¡cómo lo
odio! Si no fuera porque nos sentaron en bancos separados, le habría pedido
ayuda. Tendré que pedirle al que tengo mas cerca, al que se ve tan lindo
nervioso. Para eso, puse en marcha un plan.
-¡Rich! –chisté -¡Ey!
-Wells ¿Qué sucede?
-Eh...nada señor profesor.
-¿Nada?
-Iba a pedirle prestada la goma de borrar a Richard.
Richard se dio vuelta y me miró.
-Pídasela –ordenó el viejo.
-Emmm...Richard...¿podrías prestarme tu goma?
-Wells, diríjase a su compañero como corresponde.
Resoplé, pero disimuladamente.
-Está bien.....Starkey, ¿podría prestarme su goma de borra,
por favor?
-Aquí tiene, Wells –dijo parándose y dejándola sobre mi
banco. Me guiñó un ojo. Perfecto, creo que entendió mi plan.
Odiaba profundamente a los profesores que hacían que nos
tratáramos “de usted”.
El viejo se alejó y escribí en la goma: “Pasame la 5” . Sin que el viejo se diera cuenta, se la
devolví. La respuesta fue un largo ejercicio que rodeaba a la goma, que para
colmo, era bastante pequeña. Deducí los jeroglíficos y los copié. Se la
devolví, no sin antes cuidar de que el viejo no me estuviera viendo. Antes había
borrado todo el ejercicio con un dedo y había escrito un ”Gracias” seguido de
un corazón. Si, soy muy lanzada.
Pero la goma regresó, ésta vez, con un: “La 3!” Miré mi ejercicio
número 3, estaba segura de que estaba bien, así que lo copié.
Estaba por devolvérsela cuando....
-Wells ¿qué hace?
-Iba a devolverle la goma a Starkey....-temblé, porque el
viejo podría ver lo que estaba escrito en la goma, y eso nos llevaría, a
Starkey y a mí, derecho a Dirección.
-Devuélvasela –me paré y me acerqué, el viejo me siguió con
la mirada. Rich abrió su mano, dejé su goma allí , y la cerró herméticamente,
sin dejar que se vea ni una línea de las allí escritas. De paso, vi que llevaba
puesto el anillo que le regalé.
-Gracias Starkey –me senté de vuelta en mi banco y completé
lo que faltaba.
-Morochaaaaaaa!!!!!!!! ¡Gracias, me salvaste la vida! –gritó
Richard saliendo del aula. Yo había salido apenas unos 5 minutos antes.
-¡Y vos me la salvaste a mi!
-Ay, ellos se salvan la vida –dijo Lennon con voz afeminada.
Lo miré con cara de homicida y dejó su vocecita –Jódanse por burros, yo no
necesité la ayuda de nadie.
-La verdad es que no puedo creerlo, ¿cómo hiciste?
-Estás hablando con la inteligencia hecha hombre guapo, nena.
Richard y yo nos miramos. Al parecer, ésta vez John
demostraba que estudiando podía jacer pruebas, y seguramente, sacar buenas
notas. Pero....
-¡Este es el curso mas tonto que vi en vida! –exclamó de repente -¿No se dieron
cuenta que los ejercicios de la prueba eran los mismos que dio en clase?
-¿QUÉ? –gritamos, y se nos unieron Pete e Ivan.
-¡Si, TARADOS! –John comenzó a reír como loco, y nosotros
sólo nos mirábamos, desconcertados. -¡Miren esto! –de su bolsillo sacó una
lista con todos los ejercicios de clase.
-De todos estos, 19 son iguales a los de la prueba....-dijo
Pete leyendo.
-Si! Y el número 20 es igual
a uno de los que nos dio Cris para practicar, sólo que se diferenciaba
en un número: en vez de este 2, había un 3.....
-Pero John...¿cómo te diste cuenta que en la prueba iban a
estar los mismos ejercicios? –dije terminando de leer la lista, larga como un
papel higiénico.
-¡Porque el profesor es demasiado perezoso como para inventar
nuevas cosas sólo para un recuperatorio! Usen un poquito de lógica
-Wow...de veras es inteligente –musitó Richard -¿Y qué hay
del de Cris?
-Ese me lo acordaba. Dio la casualidad de que era igual, sólo
que con esa pequeña diferencia. Digamos que ese fue el único que resolví.
-Pará, John. –Ivan aún no se la creía –Si vos no hacés nada
en clase, ¿de dónde sacaste los ejercicios completos para copiarte?
John esbozó una malévola sonrisa.
-¿Les suena si les digo: recreo, todos afuera, carpeta de
Gabriel sola en la mesa...?
-¡Te los copiaste de él!
–grité.
-¡Uy qué inteligente que estás hermana! ¿Cómo lo deduciste?
–se burló – Claro que me los copié de él, ¿de quién sino?
-Sos un gran estratega.
-Napoléon es un poroto al lado mío. –se acomodó las solapas
del blazer –Ahora, si me permiten, debo hablar con unas damas –nos dejó y
caminó tras Ursula e Isabella, que recién salían al recreo.
Estábamos en hora de geografía, calcando unos mapas de Asia,
cuando entró la regente. De inmediato nos pusimos de pie para saludarla.
Alcanzé a ver como estiraba su cuello arrugado para encontrarme. Y lo hizo,
obviamente, buscándome entre los varones.
-Pueden sentarse –dijo con una sonrisa, pero sin dejar de
mirarme. Vieja loca.
Nos sentamos en silencio, peguntándonos qué hacía esta mujer
en nuestro salón.
-Alumnos, sólo vine a
informarles que mañana concurran todos, y que además vengan con el uniforme en condiciones
y bien peinados. Les tomarán las fotos para el anuario.
Oh no. Si ya iban a sacarnos las fotos para el anuario, eso
significaba que el fin de curso estaba cerca....Le quedaban pocos meses al año,
por lo tanto me quedaban pocos meses de escuela...no quería irme, tenía la sensación
de que extrañaría muchísimo. Esa sensación se borró cuando recordé algo: Si la
escuela terminaba este año....¡el año que viene tenía que ir a la universidad!
Definitivamente, darme cuenta de que en poco tiempo tenía que
ir a la universidad, me había arruinado el día. No era tanto el hecho de tener
que ir a la universidad, sino el no saber qué estudiar. Si pensaba en las
materias de la escuela, las únicas que me gustaban eran historia, geografía, y
literatura, aunque los profesores fueran insufribles. Pero si estudiaba eso, no
sé si podría, luego, verme como profesora. Quizás me volviera avinagrada como
ellos....
Lo que en realidad me gustaba era la música, pero si les
decía a mis padres que estudiaría eso, me matarían: sólo era un pasatiempo, no
algo para el futuro. En palabras de ellos: “me moriría de hambre”.
-Wells, ¿podés poner atención? –la voz chillona de Marcia me
sacó de mis pensamientos. Y es que estaba analizando todo eso en plena clase de
educación física.
-Perdón Marcia,.estaba pensado en cualquier cosa.
-Bueno, ponete ahí, frente a mí. La profesora dijo que
practiquemos juntas.
Lo que me faltaba, tener que practicar pases de voley con la
rubia esta. Tenía que reconocer que jugaba bien, pero yo le arruinaba todo con
mi ineptitud. Aunque, pese a estar con ella, me esforzaba en que me saliera lo
mejor posible.
Marcia hizo rebotar la pelota contra el piso, enojada, y
allí la dejó, rodando, mientras ella se iba a sentarse en un rincón.
-Cleave, ¿por qué no juega mas? –preguntó, severa, la
profesora.
-Con Wells no se puede hacer nada.
La miré con odio, podría haberla traspasado con mi mirada de
no ser porque la profesora se puso en medio.
-¿Que pasa Wells?
-Nada, profesora. Sólo que no me salen las cosas.
-Tampoco pone atención ni se esfuerza –Marcia se metió.
-Estoy hablando con la profesora –dije mirándola con furia,
pero tratando de parecer calmada.
-Ok, siéntense las dos –dijo la profesora, con pocas ganas.
El resto de la hora pasó lento, hasta que por fin salí de ahí,
abrazada a Violeta. Lo único que me gustaba de los martes era que tenía clases de
guitarra. Aunque el profesor dejara mucho que desear....
-¿Cuando se te va a curar lo bestia?
-¡Harrison! Si no me sale no es mi culpa
-¿Ah no? ¿Y entonces de quién? ¿De Winston Churchill?
-No te burles. Practiqué mucho, me salía bien, pero hoy no
sé que me pasa. –resoplé. Lo que me pasaba era que todavía tenía dentro de mí
esa fea sensación de “El año que viene, a la uni”.
-¿Problemas de amor?
-¿Qué decís? Nada que ver....
-¿Te sigue gustando el pibe ese....Richard?
-No te importa.
-¡Si, te sigue gustando! –largó una carcajada, pero yo
permanecí inmutable.
-Ya que sacaste el tema amoroso, ¿qué tal vos?
-Mejor cambiemos de tema.
Iba a reírme, pero si hubieran visto su cara, no lo hubieran
hecho.
-Y acá.....¿cómo están las cosas? –pregunté con suavidad,
hacía apenas 5 días que Paloma se había ido, SIN casarse.
-Están un poco locos –rió un poco –Lo bueno es que en
vacaciones podré ir de viaje a Estados Unidos, jeje.
-Vacaciones....-repetí.
-¡Si, al fin falta poquito para que terminen las clases!
–exclamó estirando sus brazos hacia arriba –Ey, Mercy, ¿no te pone contenta?
¡Vos ya vas a terminar la escuela!
-Justamente por eso.....Tengo que seguir estudiando algo, y
no se qué.
-Podrías sólo trabajar...
-Mis padres quieren que estudie, y tienen razón, sino me
pasaré toda la vida en la cafetería de Cris....
-¿Y qué? A ella le va bien....
-Si, en eso tenés razón, pero...no sé.
-Por lo menos tenés la universidad acá, no tenés que viajar
a otra ciudad.
-Si, pero no me animo.
-¿Eh? ¿A qué no te animás?
-Es que....tendría que ir para averigüar qué carreras dan
ahí, cómo se hace para que me inscriban, y esas cosas. Pero no me animo a ir.
Me da miedo.
-¡Mercy, nadie te va a comer!
-¡Lo sé, pero me da miedo! Sólo le he pasado enfrente, y
entrar por primera vez, aunque sea sólo a preguntar, me atemoriza.
George se me quedó viendo, aunque supe que no me miraba.
Estaba pensando. De pronto, se puso de pie y buscó una chaqueta.
-Como los dos estamos distraídos, ésta clase se terminó. Así que ahora mismo vamos a la universidad.
-¿QUÉ?
-Si, vamos, te acompaño. Si lo seguís pensando no irás mas.
Prácticamente me empujó a la calle. Tenía mucha vergüenza,
yo, que a veces me jactaba de ser mas grande, tenía que ir acompañada por el
pequeño y valiente Harrison.
Aunque quedaba lejos, fuimos caminando, aprovechando el sol
de la tarde. Llegamos, un montón de gente entraba y salía con libros en la mano,
algunos leían sentados en las escaleras de la entrada, otros charlaban sobre
temas inentendibles......Me sentía completamente ajena a eso, jamás encajaría
allí.
Subimos las escaleras, y un hombre, parado en la puerta, nos
miró con una sonrisa comprensiva: había visto que llevábamos puestos los
uniformes de nuestros respectivos colegios, y se dio cuenta que no éramos de
allí.
-¿Buscaban algo, chicos? –preguntó con amabilidad
Lo miré, y miré a George, que me hizo un gesto con sus
cejas. Miré de vuelta al hombre.
-Yo....ehhh....quería saber......qué carreras se
estudian....acá. Si, acá.
El hombre sonrió de vuelta.
-Entren al hall, y sigan el pasillo de la izquierda. Se encontrarán
con un cartel que dice: “Informes”. Entren allí, y vayan a la ventanilla de
“Alumnos”.
-Pero...pero, nosotros no somos alumnos...
-Lo sé –sonrió otra vez –Deben preguntar ahí.
Caminé apresurada, estaba tan nerviosa que olvidé
agradecerle al hombre, por suerte George se encargó de eso, y me siguió.
-Wow, qué chicas lindas que hay....me dieron ganas de
estudiar
-¡George!
-Adiós nena –saludó a una chica rubia -¡Me saludó!
-Todos se dan cuenta de que sos chiquito, les das ternura.
-¡Ya tengo 14!
-¡Pero estas chicas deben tener como 20!
-Mejor....
-Acá es –señalé el cartel –Informes.
Entramos, había tres ventanillas: “Alumnos”, “Ex-alumnos”,
“Títulos y Certificados”. Nos dirigimos a “Alumnos”, donde atendía una mujer
joven.
-¿Si? –peguntó.
Sentía que tenía todos los nervios en mis cuerdas vocales,
por lo tanto no me salía una palabra.
-Ehh....ehh....-¡ay qué tonta soy! –Yo...quería saber qué
carreras dan en esta universidad.
-Esperame un segundo –la mujer se fue y miré atrás: George
se paseaba, con las manos en los bolsillos, silbando bajito y leyendo carteles. Sonreí,
por culpa de ese flacucho estaba allí, y tan mal no me estaba yendo.
Esperé unos minutos, hasta que la mujer volvió, con las
manos llenas de papeles.
-La inscripción comienza en un mes. En este papel tenés
todos los requisitos y las cosas que debés traer –me dio un papel blanco, lleno
de ítems –Este folleto tiene todas las carreras que se pueden estudiar. Este
otro es parecido, pero es mas detallado. Y este otro tiene información con
respecto a la universidad –me entregó los folletos, llenos de colores y fotos
que ponen para convencerte: estudiantes compenetrados en sus lecturas, o
sentados bajo árboles, rodeados de hojas otoñales, debatiendo, sonriendo el equipo
de fútbol, o con personalidades destacadas, y al último uno con cara de felicidad
con un título en la mano. Perfecto, si nos guiamos por los folletos, la vida
aquí será color de rosa. Lástima que no les crea.
-Muchas gracias –sonreí y salí de allí, seguida por George.
-¿Y? ¿Te vas a anotar?
Me giré y le di un gran abrazo.
-¿A qué viene este amor repentino? –peguntó medio ahogado por
mi abrazo.
-Gracias Georgie, si no hubiera sido por vos no hubiera
venido nunca –lo solté y él sonrió, mostrando todos sus dientes algo torcidos,
como los míos.
-De nada bes...digo, Mercy.
-Te invito a comer algo
-SIII!!!! ¡¡¡COMIDA!!!
-George, ¿vos comés todos los días? Porque no parece.....
Llegamos a la cafetería y nos acomodamos en la barra.
-¡Ey! ¿Qué hacen por acá? –preguntó Cris
-Venimos de la universidad –informé
-¿Ya te anotaste? ¿En qué carrera?
-Aún no sé.....Ah, Cris, gracias por tu ayuda, creo que me
fue bien en la prueba.
-De nada. ¿Cómo le fue a John?
-¿Por qué tanto interés en él? ¿Te sigue gustando? –pegunté
ente risas, que se acabaron cuando ella me revoleó a la cara un trapo mojado
-¡Auch! ¡Mi cara!
-Aprendé a cerrar la boca, entonces.
-Está bien....A John le fue bien porque se copió todo.
-¡Cris, quiero comer!
-¡Bueno chiquito, ya va! ¿Vas a pagar?
-Lo invito yo.
-¿Qué vas a comer?
George, aprovechando que la que pagaba era yo, comenzó a
pedir, pedir, y pedir....
-¡Ya basta Harrison! No soy dueña de una mina de oro....
-Está bien....Creo que con todo lo que pedí será suficiente.
-Cris –dije cuando le servía a George -¿Qué vas a hacer
ahora que Paloma se fue?
-Voy a contratar a Ursula para que haga tu trabajo. Y a vos
te voy a ascender.
-¡Gracias! Ay, me siento importante, ¡tengo un ascenso! ¿Te
puedo abrazar?
-No.
-¿A que si fuera el dueño del cine lo dejarías? Porque el
otro día vino, y no es la primera vez y....-no pude decir mas nada, porque otra
vez el trapo aterrizó en mi cara.
Ya se estaba haciendo
de noche, y aún así, estaba muy agradable para estar afuera. Dejé la puerta de
mi casa abierta y me senté en el umbral, a leer los folletos. Pero, como siempre
me pasaba, para cada cosa que hiciera necesitaba música. Y si de universidad se
trataba, había que ser un poco mas culto.
Revisé en el mueble donde estaban los discos, pero ninguno
me convencía. Necesitaba música clásica.
-¡Mamaaaaaaaaá! ¿Dónde está el disco de “El Manubrio Azul”?
-No seas bestia –dijo mi madre asomándose. Parece que ese se
estaba convirtiendo en mi apodo habitual –Es “El Danubio Azul”.
-Como sea...lo importante es que sea azul -¿y eso qué tenía
que ver?
-Está en mi habitación.
Cinco minutos después, leía los folletos al compás del
Manubrio, o Danubio, o lo que sea, Azul. De todas las cosas que se podían estudiar,
me gustaba historia. Me había gustado siempre, tenía facilidad. Auque tampoco
estaba tan segura....
-¡Hola! –miré sobresaltada hacia la vereda, y vi a alguien
con una cámara fotográfica tapándole el rostro, y sacándome una foto -¡Charán!
–la persona en cuestión era Abby.
-¿Que hacés acá, loquilla?
-Esta foto será épica, si vieras la cara que pusiste –dijo
acercándose e ignorando mi pregunta -¡Me compraron la cámara!
-Ya veo....
Se sentó junto a mi, y me sacó otra foto.
-Al fin se decidieron
a comprártela
-¡Si! ¿Qué hacías?
-Leo estas cosas de la universidad...no sé qué estudiar.
-Yo ya lo sé. Seré fotógrafa. Trabajaré en los diarios y
también sacaré fotos artísticas, como ésta –otra vez me sacó otra foto –La
titularé “Una chica leyendo”.
-Te ves contenta –dije con desgano, ya que tenía algo de
sueño y hambre, el día había sido muy largo.
-¡Ayyy siii!
-Mmm....te ves demasiado contenta. ¿Sólo es por la cámara?
–la miré y levanté una ceja. Ella se sonrojó.
-Eh...si, si, hacía mucho que la quería.
-¿Sólo por eso? Vamos Abby, te conozco.
-Hay otra cosa....-seguía coloradísima, y tenía una gran
sonrisa, bastante pícara.
-¡Contame!
-Acá no, nos pueden escuchar.
-¡Vamos a mi habitación!
Abby miraba mi colección de discos, mientras yo esperaba,
pacientemente, sentada en mi cama.
-Si no empezás a hablar, me duermo.
-Está bien –se sentó junto a mí –Es....es algo muy privado,
así que por favor, no se lo cuentes a nadie.
-Tranquila, seré una tumba.
Tomó aire antes de comenzar
a hablar.
-Ayer....Paul y yo.....bueno, ehh.....ehhh....lo hicimos.
-¿Eh? –dije incrédula
-Que....lo hicimos....
-¿Qué cosa?
-Mercy, ¿es necesario que te lo diga? –dijo mirándome con
cara de obviedad.
-Ah....-me quedé pensativa, hasta que reaccioné -¡¿Abby me
estás diciendo que hicieron lo que yo pienso?!
-Si, tontuela –dijo entre risitas, un poco avergonzadas.
-Pero....no están casados...
-¿Y con eso?
-Es que...en mis cuatro años de catecismo nos dijeron que no
había que....bueno, tampoco nunca fueron muy específicos, ya sabes como son las
maestras para estas cosas....¿por qué estoy diciendo esto?
-No sé –Abby continuaba con sus risitas
-Pero...¡Abby sólo tienen 15 años! ¡Es una locura! –de pronto,
había reaccionado del todo, y extrañamente me había enojado.
-¿Y qué? –me preguntó en tono desafiante, que confirmé
cuando siguió hablando –Sólo te estoy contando, no vine para que me hables como
una vieja. ¿O estás envidiosa porque vos ya tenés 17 y aún no has hecho nada?
La miré con algo de bronca, que se me pasó enseguida.
-Tenés razón, no soy quien para decirte qué está bien y qué
no. Aparte eso no es malo. Lo que pasa es que me resultó extraño, los veo como
dos chicos, y....
-En realidad somos dos chicos. Y perdoname, lo que te dije
no lo tomes en cuenta, vos con 17 estás bien...
Nos quedamos en silencio. ¿Qué había pasado? Ella sólo me
había contado algo, y de pronto terminamos así, en una extraña situación. Y yo,
para cagarla del todo, hablé.
-¿Paul te obligó? –me arrepentí, pensé que se enojaría, pero
me sorprendí por su reacción.
-No jajajajajaja Sólo se dio así.
-Entonces....¡Quiero detalles!
-¿Qué? –se horrorizó -¿¿¿Cómo te voy a dar detalles???
-Es que no tengo idea....-era verdad, los libros de anatomía
eran de ayuda, pero no completaban mi curiosidad. –Aunque sea algo, no sé, si
es lindo.
-Claro que lo es. Muy lindo. Y te voy a contar algo....
“Abby estaba recostada
al lado de Paul, que le acariciaba el cabello. Aquello había sido algo
sorpresivo. Si bien muchas veces se le había cruzado por la cabeza, jamás hubiera
pensado que ese día, que sólo había ido a visitarlo a su casa, se entregaría a él.
-Hola amor –Paul le
dio un beso –Pensé que estabas dormida...
-No, estaba
pensando....
-¿Qué pasa? ¿Te arrepentís?
-No, no. Sólo que
nunca me había imaginado que fuera así...y que fuera hoy.
-Las mejores cosas
salen sin ser planificadas.
-Uy, ahora sos filósofo
jaja.
-Puede ser –Paul rió,
pero de inmediato su semblante cambió –Ehh...Abby...¿te gustó?
-Si, si. ¿Por qué estás
así?
-Es que.....yo nunca te
lo dije, mejor dicho, nadie lo sabe. Muchos piensan que yo soy súper
experimentado, y.....no. Yo...este...bueno....hoy también fue mi primera vez.
-¡Paul! –Abby se
incorporó -¿Hablás en serio?
-Si...
-¿Por qué nunca me lo
dijiste?
-Porque me daba
vergüenza, y pensaba que capaz que...no sé, que daría mas miedo. Soy un idiota.
-No, Pauie, no sos
idiota, sos hermoso. Y no te tiene que dar vergüenza, ni nada.
-Quería que fuera con
alguien que amo, y no con cualquiera, como hacen la mayoría de los chicos. ¿No
se notó que no sé nada?
-No, no, Paulie –dijo acariciándole
la mejilla. Paul dejó su cara de preocupación y sonrió.
-Te amo, Abby.
-Y yo también, Paul “.
-ABBY ESO ES LO MAS TIERNO QUE OÍ EN TODA MI FUCKING VIDA! –grité,
y me tiré de espaldas en la cama. Abby estaba roja como un tomate.
-Ay...me da vergüenza....
-¡Vergüenza es robar y no llevar nada a casa!
Abby rió por mi comentario, y se volteó a verme.
-Creo que nunca estuve ni estaré tan enamorada como lo estoy
hoy
-Ahh....-suspiré, calmada, mientras abrazaba a un almohadón –Que
lindo debe ser.....me imagino a Richard....
-¿Qué onda vos con Richard?
-Ninguna onda. Cero onda. Pero ya está, lo mejor será que me
olvide de él, creo que no estoy hecha para el amor. Esas cosas quedan para
gente especial, como vos. Yo soy una bestia. Ahora tengo que empezar a ocuparme
de otras cosas.
Mis otras cosas eran, en esos momentos, decidir qué hacía
con mi vida, antes de que comenzaran las inscripciones. Ahora todo estaría
regido por esa fecha. Y tenía sólo un mes para decidir algo que afectaría, bien
o mal, todo mi futuro.
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Hooooooooooooooooolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!! como andan, tanto tiempo!!! Yo re feliz, y ni siquiera sé porqué....ah, si, ahora lo recuerdo: en unos días tengo un cumpleaños de 15 (los odio) pero es de mi primita, y encontré un vestido para ponerme que hará que todos mis parientes, que siempre me ningunearon y me rechazaron, digan: ¿Esa es María? ¡Está hecha un pedazo de mina!. Si, quiero que llegue esa fiesta para taparles la boca! muejejejeje
Bien, después de esto, que no le interesa a nadie, paso a dar algunos mensajes.
Mary: viste que lo hice? Aunque quedó re feeeo. Pero lo hice jeje.
Juli: ya te escribí a tu blog, y ya leí tu respuesta, tengo que decirte que en unos capítulos te encontrarás ;)
Erika Bocardo: tu comentario me emocionó, es increíble que alguien haya leído esto en una sola mañana, y que haya sobrevivido XD Espero no defraudarte.
Cris: Ma sí XD XD XD
Bueno muchachas, me despido, adiós!