01 mayo 2013

Capitulo 61 Y apareciste tú


Había que ser muy hijo de puta para que te expulsaran de la universidad. O muy hijo de puta, o que te hicieran una buena “hijaputada”. En mi caso, eran las dos cosas. Santa y perfecta no era, y Marcia me había jugado bien sucio, así que era una combinación de ambas causas.
No voy a negar que sentía cierto alivio. Me libraba, al fin, de la malasangre por las notas, las lecturas obligadas, las clases aburridas y los profesores medio locos que tenía. Pero a la vez, cargaba sobre mí el nunca tener un título, ni una profesión, ni un futuro estable. Todo porque me habían echado de la uni. Y para eso, repito, había que ser muy hijo de puta. Que te echaran de la escuela, de un club, de un grupo de catecismo...bueno, podía llegar a ser comprensible. ¿Pero de la universidad, donde casi todo estaba permitido? Sí, se podía, y para eso había que ser muy hijo de puta. A veces me sentía tranquila, mas que nada porque había comenzado a trabajar en doble turno y eso me mantenía ocupada, pero no podía evitar los bajones anímicos que ni los chocolates que Cris me ofrecía lograban sacarme. ¿Qué haría con mi vida? No estaría trabajando en una cafetería para siempre, ¿o sí? El tema era quería hacer algo, pero ahora, con el panorama que tenía ante mis ojos, todo se complicaba. Para colmo, mi madre aún no estaba enterada. Y eso era una incertidumbre, porque no sabía cuál sería su reacción. Y si mi padre estuviera...¿qué diría al ver que a su niñita la expulsaron, nada menos que del lugar donde forjaría su futuro? Con su carácter, seguramente diría que para eso había que ser muy hijo de puta. Y se quedaría de lo mas orondo.
Debatiéndome entre esa extraña libertad y la amargura, barría con energía, como si con eso también barriera las sensaciones encontradas, cuando entró el cartero. Ya me conocía, y como sabía dónde trabajaba, en vez de dejar las cartas en mi casa, me las llevaba a la cafetería, todo a cambio de un té o un café gratis.
-Buen día señorita Wells. –saludó con una sonrisa, quitándose la gorra.
-Buenos días señor cartero. ¿Hay lago para mi?
-Uf...y tanto.
-¿Té o café?
-Hoy, un té.
Mientras lo preparaba, buscó en su bolso las cartas, y cuando puse la taza frente a él, en la mesa que siempre escogía, ya tenía a su lado una pequeña pila de sobres.
-Todo suyo.
-¡Gracias!
Me encaramé detrás de la barra y comencé a mirar.
-Cuentas, cuentas, más cuentas...¡John!
De la nada, Cris se apareció.
-¿Qué dice?
-Tomá, leela.
Lejos de sorprenderse por poder leer mi correspondencia, tomó el sobre y lo rasgó, comenzando a leer en voz alta, mientras yo renegaba de ver todo lo que debía pagar.
-Querida hermana bla, bla, bla, estamos bien, mucho mejor que antes...
-¿Ésta vez les creemos?
-No sé. Sigo. Te cuento que bla, bla, no me interesa, no me interesa, no me...¿le debés tres cigarrillos?
-¿Eh? Dejame ver –leí rápidamente el párrafo que Cris señalaba –Eso fue hace como un año, no puede ser que me escriba para pedirme tres cigarros. Seguí leyendo.
-Mmm...nada interesante...Se peleó con uno que no sé quién es...Esto no me importa...¡Mas de media carta y no ha hablado de mí! Ay...¡este mocoso! Sigo. Bla, bla, bla, con cariño John. Post-data ¡ay esto te va a gustar!
-¿Qué es?
-Dice: “Anoche vi a Richard y...”
-¿Lo vió? ¿Dónde? ¡Dale, seguí leyendo!
-Y después decís que ese pibe ya no te importa...Continúo. Ah bueno, dice que lo vio y que él le preguntó por vos y que le contestó que estabas bien. Qué charla tan apasionante han tenido.
-Seguro que estaban borrachos.
-¿John sabe de...bueno, eso, lo de la uni? –preguntó con miedo.
-Sí, se lo conté con lujo de detalles, pero me contestó que no importaba y que no sé qué, de que siguiera haciendo otras cosas y que los que van a la universidad son todos unos giles. De Marcia no dijo nada.
-¡Pues qué mierda! Quizás a ella la defiende, y a mi no me manda ni una puta carta ni es capaz de preguntar qué es de mi vida.
-Mmm...creo que alguien de aquí está perdiendo la paciencia...-dije con una risita.
-Pero ver, Wells –me miró seria, clavándome sus ojos, y no me quedó mas remedio que ponerme seria yo también –Escuchame una cosa. Yo soy mayor que ustedes, y no puedo pasarme la vida esperando que un...un pendejo, vamos, se decida. Así que, si esto no se arregla, yo sigo con mi vida.
-No pensaba que un día dirías eso.
-Y yo tampoco. Pero las cosas son así. A ver, ¿qué dicen las otras cartas?
Otra carta era de Paul, con Cris casi terminamos a las risas por los ruegos, regalos y sobornos que Paul prometía si lográbamos convencer a Abby para que lo perdonara. Hasta nos prometía mansiones cuando fuera famoso. Sí, claro...
En el fondo nos daba pena, pero sabíamos que a la larga iban  a volver. Se habían criado y llevaban una vida, corta sí, pero vida entera al fin y al cabo, compartiendo miles de cosas juntos. Sabíamos que para los dos eso era imborrable y no se separarían tan fácil.
La otra carta era de Stu. Decía casi lo mismo que John, salvo una cosa: su novia planeaba venir a Liverpool. No sabíamos cómo tomarlo, pero nos alegró. Esperábamos que fuera tal cual la habían descripto y no una alemana engreída con ganas de menospreciar a las pueblerinas que éramos nosotras.
La última carta, era de mi madre. Como eso era mas “privado”, Cris se fue a atender clientes para que leyera a solas. Pero cuando la leí, y vi el contenido de otro pequeño sobrecito que traía la carta, no pudo mas que acercarse a mí.
-¡Mercy! ¿Qué te pasa?
-Cris...-no pude evitar que me rodaran unos lagrimones por las mejillas.
Me sentó en una silla y me siguió preguntando qué tenía, mientras me alcanzaba un vaso con agua.
-Decime...decime qué se hace cuando tu madre te invita a su boda, que no es con tu padre, porque él murió hace un tiempo y todavía no lo superaste.
-Oh Mercy...no sé qué decir.
-No voy a ir. Si bien ya sabía esto, no esperaba que fuera tan pronto. Además, antes tengo que decirle lo mío...¡Ya sé! –de un salto me puse de pie-¡Si le digo que me echaron, se enojará y me libraré de ir!
-Mmm...¿estás segura? Es tu madre y...no sé Mercy, quizás le agarre un ataque de comprensión y...Qué se yo, hacé lo que quieras, o mejor, hacé lo que sientas.


Veinte días habían pasado desde la llegada de esa carta. Suspirando y negando con la cabeza miré por la ventanilla, cuando el tren dio un bocinazo y comenzó con su pesada marcha. Llamar a mi madre y contarle todo no había sido una buena estrategia. Sólo se lamentó y me dijo que igual fuera a visitarla, para charlar sobre el tema. Ir a visitarla, era ir a Londres e ir a su boda. En otras palabras, no me había salvado del “evento”.
Me encasqueté aún mas mi gorrita a cuadros y abrí el libro de Agatha Christie que me había comprado para leer durante el viaje. Luego de varios capítulos, me quedé dormida.

Desperté con frío y con la sensación de haber dormido muchísimo. Bostecé mirando hacia afuera, ya faltaba poco y por suerte en mi compartimiento viajaba sola. Guardé el libro en la maleta y me dispuse a esperar. Cerca de cuarenta minutos después, bajaba con cuidado en medio, otra vez, del bullicio y la vorágine londinense.
Igual que la vez anterior para concurrir  a la cena de fin de año, caminé con lentitud cargando la maleta y cansándome bastante. Al fin llegué a mi casa, contrariada. En todo el viaje, tanto en tren como caminando, no había pensado en el asunto. Hasta que me paré frente a mi casa. ¿Qué estaba haciendo yo ahí? ¿Qué se suponía que tenía que celebrar? La sangre empezó a hervirme, y en vez de dar media vuelta y tomar el primer tren a Liverpool que encontrara, golpeé el timbre para que sonara. Estaba dispuesta a gritar cuatro cosas nada mas me abrieran cuando apareció Harry, detrás mío, asustándome.
-Mercy, no sabía que llegarías tan temprano, pensaba ir a buscarte a la estación.
-Ehh...ahh....bueno...es que tomé un tren anterior porque el siguiente estaba completo y...
Mierda. Odiaba esa parte de mí, el estar dispuesta a pelearme hasta con el Papa y en el momento justo, ante cualquier imprevisto, echarme para atrás y no decir nada mas que balbuceos con cara de mala que no asustaban  a nadie.
Harry sonrió amablemente y abrió la puerta.
-Tu mamá está en la cocina, llevaré tu maleta.
-Yo puedo, gracias.
Sonrió otra vez mientras entraba detrás mío. Con maleta y todo, me metí en la cocina, donde mi madre bordaba no sé qué cosa.
-¡Hija! ¡Ya viniste! Pensaba que llegarías mas tarde...
-El tren siguiente estaba completo.
-Bueno, mejor, así estás mas tiempo acá –sonrió y me tocó el pelo –Qué largo lo tenés, y qué lacio y brillante...Llevá la maleta a tu habitación, ¿querés té?
-Tengo hambre, prefiero leche.
-De acuerdo, ya mismo te la preparo.
Llevé mis cosas a la que era mi habitación, que me parecía sumamente aburrida por lo perfectamente ordenada que estaba.
Cuando volví a la cocina, ya tenía una taza de leche para mí, que bebí enseguida porque de verdad tenía hambre.
-Harry y yo saldremos a comprar las últimas cosas –anunció mi madre, sin dejar de bordar y mirando cómplice a Harry, un gesto que me molestó -¿Nos querés acompañar?
-No sé...estoy cansada.
-Así te despejás, vamos.
-Eli, dejala –sonrió Harry.
-Bueno está bien –dije, mas que nada para llevar la contra –Así veo un poco el centro de Londres.
La decisión no fue buena. Caminar los tres juntos como si fuéramos una familia feliz, me daba náuseas.
Lo peor fue cuando entramos a una tienda de ropa para caballeros, ya que Harry quería una corbata nueva. Mi madre se había ido corriendo a otra tienda antes de que cerrara y yo no me había dado cuenta. Así que me encontré con que estaba sola con Harry y que debía acompañarlo. Él no sabía cuál corbata elegir de todas las que le ofrecían y la dependienta, que me veía deambular entre trajes y camisas con poco interés, no tuvo mejor idea que decirle “Pregúntele a su hija y que elija ella”.
Pese a que estaba algo alejada, miré a Harry y él me miró a mí. Estábamos incómodos y él, sin dejar de mirarme, se aclaró la garganta y se volvió hacia la mujer.
-No es mi hija.
Sonreí agradecida, sin saber porqué. La mujer pidió disculpas y yo me acerqué.
-Si querés puedo elegir –dije sin mirarlo a la cara.
-Bien, estoy entre estas tres –señaló tres finas corbatas.
-La verde. Esa te quedará bien.
Harry asintió  y dijo que se llevaría esa. Pagó y salimos afuera, donde mi madre nos esperaba.


Mientras se hacía la cena Harry miraba un partido de fútbol en el living. Yo iba de acá para allá, tratando de no quedar a solas con mi madre. Tenía un revoltijo de cosas adentro, una mezcla de rabia, miedo, nervios y ganas de salir corriendo. Al parecer era muy evidente, y mi madre me llamó.
-¿Qué pasa? –pegunté algo molesta.
-Sentate –señaló una silla y ella se sentó al otro lado de la mesa.
Le obedecí y ella cruzó los dedos y se inclinó hacia mí.
-¿Cómo es eso de que te echaron?
Resoplé y con un dedo recorrí las rayitas del mantel de la mesa.
-Ya te expliqué por teléfono. Me hicieron una cama, me serrucharon el piso, usá la expresión que quieras, pero fue eso.
-¿No hay ninguna posibilidad de que te vuelvan a admitir?
-No. Ya quedé fichada, van a pasar cincuenta años y todavía se acordarán de mí.
-¿Y qué pensás hacer?
-No sé, y eso es lo que me come la cabeza. Por ahora seguiré trabajando, ya veré qué hago.
Asintió y suspiró, también mirando el mantel.
-Te seguiré mandando dinero.
-No hace falta mamá, ya no tengo gastos en libros...
-No importa, algo te mandaré, además te corresponde parte de la pensión de tu padre, así que no te estoy regalando nada.
-De acuerdo...
No dijimos mas nada, sólo se escuchaba el sonido del televisor. Mi madre hizo ademán de levantarse para continuar la cena, pero largué una pregunta que se lo impidió, una pregunta que necesitaba hacer.
-¿Por qué hacés esto?
Pestañeó rápido, mirándome extrañada. Mi pregunta estaba incompleta porque no me había animado a terminarla.
-¿Que hago qué?
-Esto...casarte con Harry, o sea...me pregunto si lo querés o lo hacés para no estar sola.
Me había salido demasiado dura, pero no lo pude evitar. O preguntaba así o  preguntaba nada.
Mi madre volvió a suspirar y otra vez clavó la mirada en la mesa. Cuando levantó la vista, noté sus ojos empañados.
-Hija...no voy a mentirte. Harry es un hombre excelente, le tengo mucho cariño pero...no lo amo. Me caso con él por gratitud.
-Mamá...eso está mal, tenés que casarte por lo que sentís.
-Eso sirve en las novelas, en los cuentos....y es lo que yo te diría a vos. Pero la vida siempre te pone cosas diferentes delante y no es igual. Me encantaría casarme enamorada de él y todo eso, pero ya fue una vez y no podrá volverse a repetir. Tu padre fue el hombre de mi vida y si bien en los últimos tiempos nos llevábamos pésimo, yo lo quería. Cuando volví acá pensé en la posibilidad de volver a intentarlo pero...pasó lo que pasó –la voz se le quebró y escondió su rostro ente sus manos. Tomó aire y se secó los ojos –Lamento que tengas esta madre y que te dé semejante ejemplo.
-Oh mamá....-estiré la mano para agarrar la suya –No digas eso. Muy bien no nos hemos llevado, pero no te juzgo, sos mi madre.
-Pero es la verdad, Mer. Por mi culpa te echaron.
-¿Tu culpa? Ya te dije que la culpa es de esa turra.
-Pero igual, estás muy sola...¿por qué no venís para acá? No te digo que vivas con nosotros, sé que eso te molestaría, pero podés vivir en otra casa. Estarías sola, pero cerca.
-No mamá, ya te lo dije una vez, Liverpool es mi lugar, extrañaría a toda la gente buena que tengo allá.
-Entiendo. Hija, perdón por la pregunta, pero ya que estamos sincerándonos, quisiera saber....bueno, si querés me respondés, sino, no. Sólo quiero saber si estás con alguien, de novia.
Sonreí con amargura y negué con la cabeza.
-Para nada.
-Pero ese chico que un día te invitó a salir, no...
-No –interrumpí –Ese chico resultó ser una basura.
-Ohh qué lástima.
-Mamá, cuando tenía 4 años me dijiste que si un hombre me hacía llorar, lo matarías. ¿Podés hacer eso?
Rió un poco y negó.
-A ver, ¿dé dónde es?
-De Leeds.
-Quizás algún día me haga un paseíto por Leeds...-sonrió ampliamente.
Otra vez se hizo otro silencio, que ella se encargó de romper.
-Hija, ¿alguna vez te has enamorado?
Otra vez la amargura se hizo presente en mi sonrisa. Podía negarlo pero ¿qué sentido tenía?
-Si...lo estoy. Y creo que lo seguiré estando. Amo mucho, pero mucho, a alguien.
-Y por tu carita, veo que ese amor no es correspondido.
-Así es. Ahh...a veces me desespero y a veces se me pasa. Pero lo quiero, y es horrible que no te quieran.
-No sé lo que debe ser....Yo cuando quise me quisieron, pero no me gusta que sufras. Mercy, estás por cumplir 20 años, no es por presionarte, pero estás en edad de casarte, y mas sino estás estudiando. No quiero que estés sola...
-Pero mamá, no puedo. No puedo estar con una persona amando a otra. Lo intenté, y no.
-¿Conozco a ese alguien?
-Si...era de la escuela.
-¿John?
-Ay no –reí –No es él. Es Richard.
-Richard...Richard...¿El de los ojitos azules?
-Sí. Tiene novia, y ahora está en Hamburgo. Ay mamá, si supieras lo que lo quiero, y no puedo hacer nada...
Esta vez, ella tomó mis manos. Me miró con profunda tristeza, quizás queriendo remediar mi mal sabiendo que no podía hacer nada.
Tantas cosas juntas reprimidas finalmente me hicieron estallar en llanto. Ella apretó con fuerza mis manos y también dejó caer algunas lágrimas. Llorar frente a ella por algo así era como un alivio, era mi madre y pese a todo me sentía protegida.
-Ay hija...estamos condenadas a querer a un solo hombre, y ninguna puede estar con él. Vos porque el chico no te quiere, y yo porque tu padre está muerto. Compartimos la misma desgracia, qué triste...
Me solté y me puse de pie, rodeé la mesa y le di un gran abrazo. Madre e hija teníamos la misma pena de amor, y eso nos reconciliaba.



La boda duró todo el día. Por la mañana, temprano, mamá y Harry se casaron en el registro civil, y ni bien salieron fueron hasta la iglesia, donde un cura los casó. Harry estaba muy guapo con su traje y su corbata nuevos, y mamá también, con un traje verde claro y sombrero y guantes color crema. Estaba radiante, cono hacía años y años no la veía.
Después, almorzamos en casa, con los amigos de Harry y las amigas de mamá, que se dedicaron a apretarme los cachetes  y decirme cuánto había crecido.
Hacia la noche, todos comenzaron a irse y Harry invitó a mamá a cenar en un restaurant. Se lo veía feliz, pero estaba segura que él sabía la verdad, que no era querido como el quería. A él se le notaba lo enamorado que estaba, y eso en un punto me tranquilizaba, sabía que cuidaría muy bien a mi madre.
-Estás muy linda Mercy, ese vestido te queda bien
-Bueno...gracias –respondí mirando mi vestido floreado, mientras juntaba los platos.
-¿No viste mas a ese chico?
Me paré en seco y lo miré, primero molesta y después esbozando una sonrisa.
-¿Al canalla? Por suerte ya no. Ojalá que se muera.
Lejos de retarme por decir eso, asintió con la cabeza.
-Es bueno que estés lejos de esa clase de gente, te merecés lo mejor.


La estadía en Londres apenas duró cuatro días y ni bien volví me incorporé al trabajo. Me sentía bien, tranquila. Haber aclarado cosas con mi madre me dejó aliviada y ahora podía pensar con claridad, hasta se me había ocurrido una idea sobre qué hacer en el futuro pero aún la estaba pensando y elaborando, evaluando sus pro y sus contras.
-Úrsula hoy no vino, así que tendrás que ocuparte de la cocina, ¿podés?
-Claro Cris –respondí entusiasmada.
-Yo iré a la oficina, me toca hacer cuentas...-frunció el ceño, negando –Qué horror...
Reí  y me dispuse a lavar todos los trastos, silbando una canción cualquiera. Por la hora, el cartero ya estaría por llegar, y eso significaba cartas de John. Extrañaba mucho a ese adefesio de hermano, y esperaba verlo pronto.
Una vez lavados y secos, llevé todos los platos, tazas, pocillos y vasos hacia el local y comencé a acomodarlos en los estantes. Subí el volumen de la radio cuando anunciaron una canción de Elvis. Metida en mi mundo, seguía silbando, acomodando, y bailando un poco.
-Pensé que a la mañana estabas en la universidad.
Por suerte ya había colocado en el estante al vaso que tenía en la mano, de lo contrario se hubiera estrellado contra el suelo. Esa voz, esa voz era de alguien que conocía demasiado bien y por eso el corazón había dejado su marcha habitual para volverse loco y prácticamente ponerse a saltar.
Me giré despacio, o eso creo, y lo vi. Richard, sentado frente a la barra, me miraba con sus ojazos y con su hermosa sonrisa. Pero en vez de ponerme tonta o sonreírle, sorprendiéndome a mí misma, hice todo lo contrario. Me enojé. Me enojé casi sin razón, quizás por todo lo que él me hizo sin darse cuenta.
-Y yo pensé que vos estabas en Hamburgo.
-Ya ves, estoy acá. Llegué hace un rato.
-Qué bien. ¿Y? ¿Vas a consumir algo?
-Sí, una malteada –dijo sonriendo apenas.
Fui a prepararla, peleándome conmigo misma por lo que estaba haciendo y por no poder corregirlo. Él seguía mirándome, sentía sus ojos clavados en mí, con una sonrisa entre satisfecho y sorprendido.
-¿La universidad?
-Me echaron. –dije  deslizando la malteada frente a él.
-¿Te echaron? –se inclinó hacia mí, abriendo mas sus ojos
-Sí.
-Pero...¿por qué?
-Es muy largo de contar, pero te lo resumo en que Marcia me hizo echar.
-Me cago en ella...¿pero por qué te hizo eso?
-No importa, ya pa...
-¿Mercy podés venir? –gritó Cris, asomada a la puerta. Cuando me vio, se puso pálida –Perdón, no sabía...dejá no vengas.
-Sí, sí, voy –con la mirada le supliqué que sí, que me dejara ir, pero ella parecía no entender, y con su mirada me decía que no.
-Dejá, dejá, yo puedo –cerró la puerta.
Volví a mirar a Richard, que tomaba tranquilo.
-Vi a John.
-Me dijo.
-Ah. Ahora están mejor.
-Entonces es creíble lo que me dicen en las cartas. ¿Y a vos? ¿Cómo te fue?
-Muy bien, es genial.
-Me alegro. Eh, tengo que seguir limpiando.
-Claro, andá. Te pago –sacó un billete y me lo dio.
Me metí en la cocina y estuve allí escondida cono una cobarde hasta que se fue.
-¡Mierda! ¿Qué me pasa? –casi me grité.
-¿Y? ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? –preguntó Cris, impaciente.
-Nada. Me odio, no sé qué tengo y...¡ayyy soy un desastre!
Se mordió un labio y se fue, seguramente entendiendo que quería estar sola. Y eso era, quería reprocharme lo que había hecho. Richard estaba hermoso, o quizás decía eso porque hacía tanto que no lo veía que lo encontraba así, mas perfecto que antes. Lo que sentía por él, luchaba por escaparse, pero no entendía mi propio comportamiento. Lo bueno era que había vuelto. Quizás, en esos momentos, ya estaría en brazos de Geraldine, pero había vuelto. Sólo esperaba que no recordara esa fatídica noche, ese era mi miedo. A pesar de todo, su vuelta me había llenado de una alegría incontenible. Todo con él era imposible, pero mi corazón parecía no entenderlo y estaba loco de contento. Quizás, podría empezar a albergar una pequeña y lejana esperanza...





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Después de muuuucho tiempo, aparecí yo también. Perdón por la tardanza, un trabajo práctico me tenía media loca y no podía ni escribir ni mucho menos, subir. Ahora ando un poco mas tranquila, pero no será por mucho tiempo. 
Ahora, quizás, venga una argentina a putearme por poner en mis dos fics temas de Cacho Castaña. Lo lamento, no puedo con mi genio y los temas que puse son los que considero mejores. Para las curiosas, es este:

Igual, el tema ya lo agregué a los que salen acá abajito :) Y estaría bueno que leyeran el capi escuchando el tema asi le da mas efecto y toda la cosa XD
Bueno, agradezco mucho sus comentarios y que sigan leyendo esto pese  a los atrasos.
Nos vemos en la próxima!!!







8 comentarios:

  1. Si, Si María! Entendí que hay que ser muy hijoeputa XD me lo dejaste muy en claro, en cuanto a la boda . . . ammm . . . momento incomodo :$ pero bueno ,Cris re impertinente XD y en cuanto a Richard *ww* ya me le hubiera lanzado encima XD saludos María , de veritas que extraño tus comentarios sobre películas de dinosaurios en mi fic . . . XD

    Saludos y besos.

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  2. Cacho Castaña jaja Me acuerdo cuando dijo "No conozco a nadie que haya escrito un buen tango tomando chocolatada" Jajaj Yo justo leí eso al final y no vi el capi con esa canción, pero estaba escuchando "Que la vida siga" De Memphis La Blusera, te super recomiendo esa canción, no sabés la letra que tiene! Además queda re bien con Mercy, parecía a propósito que justo esté escuchando esa. Bueno, a lo que nos interesa: el capítulo. A mi me re gustó. Y no solo por la parte de Richard, sino porque me encanta que Mercy no tenga que ir más a la universidad esa de mierda. Me encanta que haya hablado así con la madre, seguramente ahora esté mucho más aliviada. En la parte que apareció el petiso yo creí que le iba a dar un re beso jajaj Que se vaya al carajo Geraldine. Yo quiero que vuelva John! Y también ver como es Astrid, más lindos con Stu! akjfhsakdjf genia

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  3. Hola!!!! ok casi muero Dear Lord! Yo se que lo haces por no hacer sufrir a Mercy pero María en serio por que! Mercy merece ser feliz! y tan infeliz con la HP de Marcia... Y ahora viene lo peor, lo que siempre pasa, estás tan feliz cuando alguien viene y te pregunta lo menos inapropiado y tu si aha... ¡¡MUERETE!! pero si es Richard... bueno pues¡¡Mercy!! niña mala, ¿Qué te pasa? no... no puede ser cómo hacerlo Mercy m'hija despierte!!
    O en cuanto al matrimonio pues... si que si pero no que no.. ¡no puede ser! ella toda feliz trabajando soñando con su hermano john y le viene esa pésima noticia... yo me desmayo! Miren de mi de mi en serio quedo ohgodwhy y rompo la vajilla y le digo a todos que si serán felices ellos que me dejen sola!... (ok no) pero de desmayarme sipo...
    Ah los chicos y stu y Astrid y todos felices por un tiempo... porque vienen las pésimas cosas.. (ya sabes)
    Paul no me sobornarás en serio tu debes estar con Linda McCartney ,Heather Millsy Nancy Shevell...
    ok hasta prontow (se me alargó el comment.)

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  4. Por fin. YO ESTOY IGUAL DE TRABAJOS, pero putaas, ni se les ocurre a los profesores que podemos estar escribiendo un lindo fic..
    Anyway, YO MATO A BESOS A RICHARDDDDD!
    Ojalá lo bese ojalá lo bese...
    ok ya, enough, tengo que irme a hacer trabajos. yByBYBYBYBBYBYE
    Ah re loca :D

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  5. Aleluyaaaaa! Aleeeeluuuyaaaaa! Aleeeeeeeeluuuuuuuuyaaaaaaaaaa! Pues sí, por fin estoy yo aquí para comentar! Yuhuuuuu! Mira que tenía ganas de hacer esto y mira la rabia que da no poderlo hacer nada más acabas de leer que es cuando tienes las cosas fresquitas. Pero bueno, como a mí todo me sirve de excusa, he vuelto a releer este capi con más calma para comentarte bien, como mandan los preceptos de esa secta, digo, religión que vamos a fundar para sacar el dinero, digo, salvar las almas de los demás.
    En primer lugar, me gustaría que me aclararas bien una pequeña duda que me ha quedado después de leer el capítulo… Qué era exactamente lo que había de ser para que te echaran de la universidad? XDDDDD Joer, oye, aunque parezca mentira me ha encantado esa parte, me ha encantado como la has encarado, utilizando como recurso esas tres palabras tan socorridas, que muchos menosprecian, y que a mis bastos oídos les suena como pura poesía: “hijo “, “de” y “puta”. Jamás en mi vida un par de sustantivos y una preposición me habían gustado tanto! XDDDD
    Y ahora, una vez hecho el análisis estilístico de la primera parte del capi, voy a ponerme seria y a comentarte los actos acaecidos en este capítulo (nótese que soy historiadora y soy capaz de emplear palabras serias para decir una sarta de barbaridades que no te puedas imaginar, va en nuestro código genético, es un hecho). Espérate, hija, porque para continuar comentando, he de hacer varias cosas a la vez. De este modo, frunzo el ceño y pongo los ojos en blanco a la vez que lanzo un suspiro antes de empezar a hablar, que ya sabes que eso de fruncir nos va bastante… Jajajajaja. En tan incómoda pose (piensa que estoy con los ojos en blanco cual epiléptica en pleno ataque, bufando como un toro sin parar y con el ceño fruncido. No, tranquilos, no hace falta que llaméis a un sacerdote para que me haga un exorcismo, que estoy bien…), he de decir una cosa de gran profundidad: “PO ZÍ”. Sí, lo sé: tanta filosofía y tanta sabiduría contenida en dos palabras te abruma, pero qué quieres que le haga, soy así de profunda yo. XDDD Como iba diciendo, po zí, que me reafirmo en mis palabras. Po zí que juro ante Dios cual Scarlett O’Hara que acabaré yéndome con el primer tío bueno que se me ponga por delante como otros de cuyo nombre no quiero acordarme no aprieten el acelerador a fondo. JUM! Pero es que vamos a ver. “Ehto no pué seh”. Claroooo… Como ahora estamos con la Marciaaaaaaaa… Pues nos olvidamos de todo, no? Sí, sí, muy bonito…. XDDDD Naaaa, ahora sí y fuera de coñas, que me ha matado la escenita de las cartas, sobre todo la de Paul pobrecito que sólo falta que se arrastre por el suelo desde Hamburgo a Liverpool para que Abby le perdone, jajaja. Oye, Macca. Te pillamos la palabra. Si algún día te haces famoso (en serio? Se hará famoso? XDDD), exigiremos nuestras mansiones. Ya te especificaremos detalles como la ubicación, número de habitaciones y piscinas, extensión de los jardines y temas relativos a la decoración cuando llegue el momento, tranquilo XDDD

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  6. Y bueno… Ahora sí que sí al meollo de la cuestión, que lo demás son giladas (tómatelo como triunfo personal, me estoy argentinizando con una rapidez brutal, jajajaja): la madre de Mercy y su boda. Uffff… Debe de ser muy duro para Mercy ver como su madre se va a casar con otro que no es su padre. Vale, sí, Harry es un gran tipo (a mí me cae muy bien este hombre, la verdad), pero bueno, jamás dejará de ser “el otro” para Mercy. Es lógico, a fin de cuentas y hasta el propio Harry parece tenerlo más que asumido. Y sabes? Pese a que un primer momento Mercy se intentó escaquear de ir a la boda, yo creo que al final hizo más que bien en ir a Londres por fin. De verdad que sí. Fíjate tú por dónde, esa visita les ha reconciliado a la madre y a la hija. Por cierto, una escena genial esa de la charla entre las dos. POR FIN SE SINCERAN la una con la otra y por fin van de cara. Si es que pese a sus diferencias en el fondo se quieren muchísimo, lógico también, y les hacía falta hablar sobre el tema. Me moló que no se tomara lo de la universidad a mal, la verdad era que yo también temía la reacción de la madre porque claro, ya se sabe… Pero parece ser que ha decidido creer a Mercy y lejos de estar enfadada está preocupada. Por cierto, lo de la preocupación por casarla me hizo mucha gracia, jajaja, pero claro, en realidad la pobre no quiere que su hija esté sola en Liverpool cuando ve que a Londres es difícil que vaya por el momento… Y con Harry, bueno, con Harry las cosas marchan más o menos, hasta fíjate tú que le ayudó a elegir corbata. Si es que a Mercy en el fondo este tipo le cae bien (y lo haría del todo si no estuviera con su madre, jajaja). Por cierto, el detalle de que madre e hija pasan por la misma situación sentimental (si no la misma, parecida, jeje), me encantó. Es como un nexo de unión más entre las dos retierno y retriste a la vez. Ves? Ya me he hecho un lío y no sé cómo explicar las cosas, jajaja. Bueno, de todos modos, eso que te he dicho ahora en mi cabeza tiene sentido, yo ya me entiendo, jajaja.

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  7. Bueno, pues tenemos la boda, a Mercy que ha sobrevivido a ella y ha vuelto a Liverpool con una situación mejor respecto a la relación con su madre y… y… Algo más me quedaba por comentar, no? Creo que había pasado algo al final que decía… “Esto lo tengo que comentar porque mira, es así medio interesante…”. Qué era…???? :P Jajajajajajjajaja. A ver, nena. Cagoenlaputa. Estas cosas no se hacen sin previo aviso. NO, NO Y NO. Richard, hijo, si vas a llegar a Liverpool y lo sabes, haz el favor de avisar antes a la niña. Una llamadita, una carta, una postal con la cara de Angela Merkel, un post-it, señales de humo o silbo gomero. Vamos, que me da igual cómo coño decidas avisarla, pero hazlo! Hazlo antes porque así ya vamos haciendo terapia para el reencuentro, ya sabes… Para ir preparándola psicológicamente y tal… XDDDD Ayyyyy, que casi me muero con el encuentro. Es que cuando se lo ha visto allí en la cafetería, de repente, casi me da un pasmo! :O Y el colega, tan tranquilo. “Ponme un malteado”. Qué malteadoooo? Qué malteado ni qué leches???? Malteado??? ESTÁ MERCY DELANTE!!!! PIDE OTRA COSA!!!!! XDDDDDDD En serio ya. Eso de que haga sólo un “rato” que ha llegado a Liverpool y que ya haya ido a verla, ha de significar algo, no? Quiero yo decir, que tendría ganas de ver a Mercy y cuando uno tiene ganas de ver a alguien es porque algún interés tiene en él, no? No? No? No? No? DIME QUE ES CIERTOOOO! Y DIME QUE HAY INTERÉEEEEES!!!! Vale, vale, ahora vuelvo, voy a por la pastilla de los nervios XDDDD Lo que me ha matado es la conversación entre los dos. Algunos podrán decir que es seca, yo opino que ahí hay una tensión entre los dos que no veas! Y no voy a decir de qué tipo es esa tensión, que me dirás bruta! (por cierto, opino que ese tipo de tensión hay que resolverla SIEMPRE) XDDD. Por cierto, que quién coño me manda a mí asomar la cabeza en ese momento??? QUIÉNNN??? Joder! Me voy a comprar una cámara de seguridad no para los ladrones, no, sino para ver quién entra y quién sale de la cafetería y no interrumpir nuevamente momentos como éste (por cierto, hice bien en “no entenderte”, quédate con Richard y no huyas, cobarde, jajajaja).
    Y bueno, que espero que pronto se solucionen las cosas entre ellos dos, que ya está bien, hombreeee! Y lo siento por Geraldine (bueno, no, no lo siento en absoluto, jajaja), pero por mí como si la deja abandonada en una gasolinera: la cuestión es sencilla y todo se reduce a un “adiós, Geraldine; hola, Mercy”. Qué bonito Mercy alegrándose de su vuelta… :3 Normal, con todo lo que siente hacia ese chico de ojos azules… :D
    En fin, hija. Espero ansiosa (sabes cómo de ansiosa estoy con lo pesada que me puse ayer vía “wasapil”, así que no hace falta que te jure que te soy sincera) a que sigas con esto. I love youuuu, girl! Besotes de tu amantísima Cris. :P

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  8. Que HDP Marcia Es Para Agarrarla a Piñas Argggh No Pueden Echarte De La Universidad ¬¬ y Aparecio Ringuitoooooooo Tranquila Mercy Ya Va A Haber Oportunidad Para El Hombre De Los Ojos De Cielo

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