Pasó un mes. Un mes en el que no pasó nada extraordinario.
Salvo que ahora era mucho mas amiga de Richard.
-Hola amiga! ¿cómo estás?
Amiga. Odiaba esa palabra. Pero esa palabra me estaba
permitiendo acercarme mas a él.
-Hola Rich, todo bien ¿y vos?
-Bien. ¿Recién salís de tu clase de deportes? –dijo aún
montado en su bicicleta, mientras yo caminaba por la vereda
-Si, nos hicieron jugar cestoball –dije con mala cara,
desatándome el pelo.
-Parece que no te gusta –rió –Ey! Que pelo largo tenés! Nunca
te habia visto con el pelo suelto
-Jaja, sí, está largo, pero demasiado lacio...a mi me gustan
los rulos
-Me gusta ese color de pelo, es lindo ver una morocha entre
tanta rubia
-Bueno...gracias....-reí nerviosa, me gustó lo que me dijo
–Que raro que un hombre se fije tanto en le pelo de alguien, pensé que era cosa
de mujeres
-Eso es porque voy a ser peluquero
Largué la carcajada. Sinceramente, no me lo imaginaba como
peluquero.
-¿De qué te reís? Ya sé, no me creés
-La verdad, no. Aparte los peluqueros son gays –me reí de la
cara que puso
-Nunca pensé que me dirías algo así, Wells –trató de aparecer
ofendido, pero la risa le ganó –Creo que voy a tener que elegir otra profesión...
-Yo creo que si
-Bueno, me tengo que ir. Vas a tu clase con George, ¿no?
-Así es
-Suerte. Adiós morocha!
Oh-My-God.
Me dijo morocha. Es lo mas sexy que me han dicho.
En ese mes, mis clases con George habian avanzado. Habian
avanzado en insultos. Yo aprendía bastante rápido y él era buen profesor, salvo
por sus.....
-BESTIAAA!!!
-¡Me volvés a decir bestia y te parto la guitarra en la cabeza!
Uy, me salió una rima.
-No vas a ser capaz de romper a Violeta
-Nadie habló de Violeta, estoy hablando de romper TU
guitarra en Tu cabeza. Uy mirá, otra rima!
-Dejate de joder con las rimas y seguí.
Continué con lo que estaba tocando. George se acercó mas
para escuchar mejor, y dejó su guitarra a mi lado. Pero de pronto...
-BESTIAAAA!!!
-¡Harrison chiquito, perdí la paciencia! –grité de pie, con
su guitarra en alto, a centímetros de su cabeza.
-Mer...Mercy....¡no lo hagas! ¡Por favor! ¡Por favorcito!
-Chicos..¿qué pasa acá?
-Nada mami –respondió George con cara de ángel, al igual que
yo.
-Me pareció escuchar gritos...
-Ah no, sólo discutíamos sobre unos acordes –dije “amablemente”
-Ah, perfecto. Georgie, te traje té y tostadas con dulce de
leche, tenés que comer porque estás flaquito
-Gracias mami, me estaba muriendo de hambre
-Mercy ¿querés que te traiga a vos también?
-No, gracias señora Harrison
La mamá de George se retiró y yo lo miré con sorna.
-“Georgie estás flaquito” jajajajajajaja
-¿De qué te reís? Estas son las pequeñas delicias de ser el
menor de la familia. Bueno, vos sos hija única, la pasarás aun mejor...
-No me dan tantas atenciones como a vos, “flaquito”.
-Callate bestia
-George....-lo miré amenazante
-No me das miedo
-Hace un rato estabas suplicándome
El timbre sonó y Louise fue a atender. Era Stuart.
-¿Stu? ¿Qué hacés acá?
-Uy, olvidé que hoy le dabas clase a Mercy ¿cómo estás,
linda?
-Muy bien Stu, peleando con tu pequeño amigo
George me miró con rabia y Stu y yo nos reímos. Se pusieron
a hablar de sus cosas, mientras yo miraba a Stu. Por suerte, ahora sólo me
parecia un lindo y simpático chico, nada mas. La confusión se habia ido.
Continuamos con la clase
y la pelea, que Stu miraba divertido. El timbre sonó nuevamente y él fue
a atender. Reconocí de inmediato las voces de Abby y Paul.
-Te dije que hoy estaba con Mercy –le recriminó Abby a Paul
-¿Cómo estás?
-Bien –respondió Paul
-A vos no te pregunté Maccacito –le saqué la lengua y él hizo
lo mismo
-Ya, no empiecen a pelear
–dijo Abby riendose
-Abby, tu amiga me quiere pegar –acusó George
-¿Eh? ¿Por qué?
-Me dice bestia
-¿El? ¡Pero si Georgie es una ternurita! –lo abrazó
-¿Ves? La gente me ama
-Si George es una ternurita entonces yo soy Brigitte Bardott...
-Ya quisieras...
-Para mi sí es tierno, es como mi hermanito –lo agarró de
los cachetes, mientras George reía. Al parecer, le encantaba que lo trataran
como nene. No era para menos, la pasaba bien.
-Bueno, bueno, basta de cariños –dijo Paul con mala cara
-Jaja ¡Paul está celoso! –canté, y Stu se me unió -¡PAUL
ESTÁ CELOSO!
-Ya callense! –dijo molesto
Nos reímos y, obviamente, la clase finalizó allí, ya que
todos nos pusimos a hablar de cualquier cosa. Pese al jolgorio (que Louise se
encargó de aumentar trayendo mas tostadas con dulce de leche) veía que a Abby
le pasaba algo. La veía rara, nerviosa, y cuando hablaba con Stu no lo miraba a
la cara, cuando no lo estaba evadiendo. Eso me olía mal...
-Chicos, tengo que irme –informé, mientras guardaba a
Violeta en su estuche
-¡Yo te acompaño! –me dijo Abby, apresurada
-Un momento, quiero mi paga –George extendió su mano
-Maldito enano cabrón, me gritaste toda la tarde ¿y encima
querés que te pague?
-Te salió otra rima. Y ahora te digo otra: Pagando, pagando,
pajarito volando.
-Asshhh...está bien –saqué un billete y se lo di –Quedate
con el vuelto.
Salimos caminando con Abby, que seguía extraña. Le hice
preguntas tontas, del orden de: “¿Cómo va el colegio?”, “¿Saliste bien en la
prueba del otro día?”, pero ella me respondía con monosílabos o con escuetos
“Bien”. Así que, como siempre hago, decidí no dar mas vueltas.
-A vos te pasa algo.
-¿Eh? –dijo mirándome asombrada
-Que te pasa algo. Y no me lo niegues porque no servirá. Así
que empezá a hablar.
-Pero...a mi no...
-Nada. Vamos. Hablá. ¿Pasa algo con Paul?
-Bueno....no. en realidad...si. No sé.
-No me digas que te engañó porque ahora mismo le bajo todos
los dientes.
-¡No, no, no! –se apuró –No pasó nada de eso...
-¿Y entonces? ¡Ya sé! ¡Te obligó!
-¿El qué?
-Te obligó a hacer lo que ya sabemos.
-¡Mercy!
-¿Y entonces que te hizo?
-¡Es que no me hizo nada!
-Ahh...estás enojada con él justamente porque no hizo nada.
No te tenía así, picarona...
-¡Mercy! Paul no es el problema. el problema soy yo.
-¿Vos?
-Si....Mercy qué suerte que te diste cuenta porque necesito contárselo
a alguien pero no me animo...Hace unos días que estoy...estoy...
-¡Embarazada!
-¡NO! Estoy...confundida.
-¿Ah? –dije al cabo de unos segundos. No esperaba escuchar
eso.
-Verás...el tema es que....está pasando algo raro con Stu.
Chanfle. Otra mas. Parece que este muchacho es especialista
en confundir chicas.
-Estamos iguales.
-¿Vos también?
-No, no. Ya se me pasó. Y me duró poco tiempo, seguro que a
vos te va a pasar igual.
-Eso espero, porque vos sabés que yo amo a Paul con toda mi
alma, pero Stu....no sé....me marea. Todo esto es muy extraño.
Había pasado otra cosa en ese mes: (al final dije que no
habia pasado nada y pasó de todo. Bueno, sigo.) mi padre habia vuelto a los
escenarios. Si, él era artista. De joven tocaba el acordeón junto a mi tío en
todos los lugares donde los llamaran. Después, se casaron y formaron sus
familias, y ya no volvieron mas. Pero mi papa siempre siguió tocando, claro, en
mi casa, solo. Le habia tomado como un cierto temor al público. Pero un amigo
de Londres nos invitó a su cumpleaños, fuimos y en la fiesta mi papá se animó a
tocar. Al parecer, “le tomo el gustito” a las actuaciones y alguien de Liverpool
se enteró y lo invitó a su fiesta. Despues, tocó en una feria y se hizo “conocido”.
A mí me encantaba verlo actuar, se veía que realmente lo disfrutaba.
Me sorprendí cuando, un día, llegó a la cafetería, muy
contento. Acababan de invitarlo a unas fiestas que se hacían en tres ciudades:
Chesterfield, Rochdale y la gran Blackpool. Eran cumpleaños, fiestas de beneficencia,
ferias....como estaban por empezar las vacaciones de invierno, me invitó a ir
con él y yo acepté, feliz de la vida.
Ahora estaba llegando a mi casa y me encontré con John sentado
en MI puerta, con un libro.
-¿Qué haces perdedor?
-Es que en tu puerta aún da el sol y queria leer
-Que raro vos leyendo
-Siempre leo
-Pero en la escuela...
-En la escuela todo es aburrido. Yo leo cosas mas interesantes.
-¿Como qué?
-Las aventuras de Tom Sawyer.
-Si querés te presto algún libro mio
-Vos leés bobadas de adolescentes enamoradas. Ahora...¿por qué lo de perdedor?
-Porque alardeás de que tenés una banda, que por cierto, me
enteré que encontraste baterista, pero no te conoce nadie. En cambio yo,
mañana, me voy de gira.
-¿Gira? ¿Vos? ¡Si no sabes hacer nada! Salvo que venga un
circo y te contraten como mona –rió y yo le di un golpe en el hombro –Auch!
¡Eso dolió! Vas a ser una mona mala...
-Como sea. El que se va de gira es mi papá, y yo lo acompaño.
Bueno....no sé si es una gira, pero tiene que tocar en tres ciudades....
-Tu papá es un genio, de verdad. Aunque no entiendo cómo
pudo tener una hija como vos
-Te ganaste otro golpe –le pegué, esta vez en el otro hombro
-Loca! Vos sos flaca pero pegás fuerte! Escuchame...¿por
cuantos días te vas y yo seré feliz?
-Tendrás una semana de felicidad completa. Y ahora me voy,
olvidé avisarle a Cris.
Llegué a la
cafeteria, saludé a Paloma y a Jack, su aún no oficial novio, y me dirigí a la
oficina de Cris. Como siempre me habia dicho ella, golpié y abrí la
puerta.....aunque no tendría que haber hacho eso. Cris estaba abrazada a un
tipo.
-Uhh....perdón, yo....vengo después! –hice ademán de cerrar
-No, no! –dijo Cris –Peter se estaba llendo ¿no Peter?
-Ah...si, si –dijo el tipo poco convencido –Nos vemos...
-Yo...Cris....perdón, no sabía...
-Ya, entra –dijo riéndose –Es una suerte que hayas llegado
porque ese tipo ya me estaba empalagando con sus cursilerías. Ahora bien ¿a qué
venias? Hoy es martes, no trabajás...
-Es que....vengo a decirte que tendrás que descontarme 3
días del sueldo. Mañana, el jueves y el viernes no vendré y....bueno, después
ya empiezan las vacaciones, me dijiste que me las das....
-Así es –afirmó prendiendo un cigarrillo
-El tema es que faltaré porque...
-Si, ya sé, te irás con tu papá
-¿Co...como lo sabías?
-Vino tu amigo John y lo contó los gritos, como siempre
-¿John? ¡Pero si acabo de contarle!
-Ya ves, él llegó mas rápido que vos para contar el chisme.
Ah, no te hagas problema, andá tranquila. Supongo que si vas por ahí, querrás
tener fotos.
-Si..seguro que compraré postales...
Se sonrió y abrió un cajón de su escritorio, del que sacó
una caja marrón.
-Tomá, te la presto.
Saqué la tapa de la caja y vi una hermosa y nuevísima cámara
fotográfica.
-Cris...
-Mas vale que la cuides con tu vida
-Si, por supuesto....
-Y no saques foto a todo, que el revelado te costará dos
meses de sueldo
-Gracias....¡Muchas gracias Cris! ¡Sos lo mejor! ¡La mas
copada!
-Ay, eso ya lo sé....-dijo sonriéndose –otra cosa, ¡ni sueñes
con que no te descontaré los días! Me los cobraré bien, eh!
Ya era de noche y estaba terminando de cenar, junto a mi
madre, que estaba bastante distante. Pero ya estaba acostumbrada a eso,
siempre, aunque no explícitamente, mis padres me obligaban a elegir entre ellos
dos. Y elegir a uno significaban los celos y la frialdad del otro.
Inconvenientes de ser hija única.
Subí a mi habitación para terminar de armar las valijas y
acostarme temprano, al dia siguiente, por la mañana, partiríamos. Comenzé a
cepillarme el pelo. Si, estaba largo y demasiado lacio. “Morocha”. Me encantaba
eso. Sonaba bien, tierno y provocador a la
vez. No tenía el pelo negro, era castaño, pero yo me sentía así, morocha,
porque Richard me lo habia dicho. Richard, que ahora era mi amigo, y que
esperaba que algún día fuera algo mas.
Me sacaron de mi ensoñación unos gritos. Mi padre habia
llegado de trabajar y ya estaba peleando con mi madre. Abrí la puerta, para
escuchar cuál sería el motivo de la discusión. Me entristeció saber que era yo.
Mi madre estaba ofendida porque me iba con él, que según ella “no sabia
cuidarme”. Bajé las escaleras y me quedé unos instantes viéndolos. En momentos
como ese deseaba ser huérfana. Salí de mi casa, a hacer quien sabe qué.
Enfrente vi a Richard, que esperaba a John. No pensé en lo mucho que me gustaba
ni nada, solo quería que me diera, él o cualquiera, un cigarrillo.
-¿Estás bien? –me preguntó preocupado, dándome uno
-No, pero no importa –respondí mientras él lo encendía
Me alejé de allí caminando. Sentía ganas de correr, pero
sería inútil. Por mas que corriera, mi despelotada vida me alcanzaría igual.
Estuve un rato vagando por ahí, casi arriesgándome en oscuras calles, hasta que
no me quedó mas remedio que volver a mi puñetera casa. Lo que no sabia era que
las cosas estaban peor. Como si al incendio lo hubieran querido apagar con
nafta.
-¡Jovencita al fin volvés! –me gritó mi madre ni bien abrí
la puerta.
La miré con indiferencia y amagué subir las escaleras.
-¿¿¿Cómo es eso de que fumás???
¿Qué? ¿Quién carajo le habia dicho eso? Ahora sí que estaba arruinada.
-No entiendo –solo atiné a decir
-Te habias desaparecido y salí a la calle, vi a tu compañero,
a Richard, y me dijo que te habia visto mal y que le habías PEDIDO UN
CIGARRILLO antes de irte.
No podía creerlo. ¿Acaso Richard era tan traidor o tan
estúpido como para decirle eso?
-¡Yo no fumo!
-¡No mientas! –me agarró un mechón de pelo y lo olió -¡Tenés
olor!
-Es que....¡me encontré con Ivan y Paul! Ellos fuman...
-¿¿¿Y para qué le pediste un cigarrillo a Richard???
-Para...para....¡¿Y a vos qué te importa?! ¡Como si ustedes
fueran tan santos!
Mi padre se metió en la discusión y otra vez empezaron a pelear. Y otra vez, el motivo era yo.
Salí, nuevamente, a la calle. Me sentía...no sé cómo me sentía,
ahorro detalles diciendo que tenía ganas de prenderle fuego a todo. Al mundo.
Justo veo a Richard parado en la esquina y ahí estalló mi
furia.
-Ey! ¡Vos! –le grité, y él se dio vuelta -¡Sos lo más
estúpido que vi en mi vida!
-¿Eh?
-No te hagas el desentendido ¡Le dijiste a mi madre que
fumo!
-¿Ella no lo sabía?
-¡Claro que no, pedazo de pelotudo!
-Bueno...perdón...-dijo confundido.
-¿Perdón? ¿Eso es todo lo que vas a decir? ¡Por tu culpa ya
me dijeron de todo y otra vez están peleando!
-estaba sin control totalmente fuera de
mi.
-Es que yo no sabía, de verdad te pido perdón.
Mercy...calmate...
-¡No me calmo nada! ¡Lo hiciste a propósito!
-Jamás te haría algo así...
-¡Si tenías algún problema conmigo me lo hubieras dicho, no
hacerme esto que me hiciste!
-Es que no tengo problemas con vos, solo que no sabía, mi
madre sí sabe que fumo y pensé que la tuya.....
-¡Pero yo soy mujer! ¡Eso es peor!
-Lo dije sin pensar, ella me preguntó dónde estabas y...
-¡Y nada! ¡Sos un pendejo de mierda!
-Pará, Mercy, calmate –me tomó de los brazos –te pido mil
perdones, no fue a propósito...
-¡Soltame! ¡No te creo nada! –me soltó y me miró bastante
enojado
-Ya te dije que no sabía. Ahora te calmás.
-¡No me des órdenes! ¿Sabés qué? ¡No quiero verte mas!
¡Andate bien a la mierda!
Me tomó de un brazo, con fuerza y me clavó una mirada
penetrante, a pocos centímetros de mi cara.
-A mi no me hablás así, loca histérica.
-Te hablo como quiero ¡Dejame!
-¡Está bien, te suelto! Pero antes te digo algo: sos una
loca caprichosa que se hace la buena, pero sos la peor mina que vi en mi vida ¡¿Me
entendiste bien Mercy Wells?!
-Claro que te entendí –dije tomando aire, aunque estaba
dolida por lo que me habia dicho –Y yo también te digo algo: No sé cómo pude
estar tan enamorada de vos.
Al día siguiente partimos temprano. Tenía mucho sueño,
porque no habia dormido nada en la noche, me la habia pasado llorando como una
Magdalena. Ahora estaba en viaje con mi padre, al que le hablaba y cantaba, no tanto por alegría, sino para que no se
durmiera conduciendo, como a veces le pasaba. No quería morir tan joven.
Llegamos a la primer ciudad
nos dirigimos al pequeño hotel que nos alojaría. Bajamos las valijas y
nos fuimos a caminar, para conocer un poco. Esa noche, mi papá actuó, y esa
noche fui feliz. Era una linda fiesta y él se la estaba pasando en grande, y mucha
gente lo felicitaba. Luego, nos fuimos a dormir, pero yo no pude. Pese a que
estaba contenta, no podía olvidar los problemas que había dejado en Liverpool:
mi madre, los cigarrillos, y Richard. Lo que mas me dolía era eso, Richard. Yo
estaba furiosa y me terminé descargando con él. No era su culpa que mi madre no
supiera de mi vicio, pero no me importó. Lo peor era que le habia casi gritado
mis sentimientos, aún sabiendo que tendría consecuencias y que me arrepentiría,
pero no me importó. Ahora lo sabía, y
ahora estaría odiándome.
Los días pasaron. Casi que me había olvidado de todo,
disfrutaba mucho paseando con mi papá y viéndolo actuar. En ningún momento él
habló de sus problemas con mamá ni de mis cigarros. Simplemente la pasábamos
bien.
Llegó la última actuación de la “gira” y la última en Blackpool.
Sería en una feria, que se realizaría en una plaza. Llegamos, en el medio habian
montado el escenario y alrededor estaba lleno de puestos de juegos, comida y
chucherías. Luego de que actuara, fuimos a recorrer la feria.
-¿Querés jugar? –mi padre señaló un puesto donde regalaban
peluches a quien derribara tres pilas de latas con una pelota.
-Sabés que no tengo puntería...-reí
Seguimos caminando, hasta que él se quedó viendo a un tipo
medio hindú que hacía adornos de vidrio.
-¡Papi! –grité -¿Puedo hacerme una trenza?
-¿Una qué?
-Una trenza. Esas que te anudan al pelo, que tienen cositas
colgando....¡Como esa que la mujer le está colocando a la nena! –señalé a la
dueña del puesto de las trenzas, que, efectivamente, le colocaba una
trenza a una niña.
-Bueno...si querés...¿no te dirán nada en el colegio?
-Para cuando vuelva me la saco
-Buen, está bien, hacé como quieras.
Muy alegre fui a hacerme la trenza. Elegí una marrón con
pelotitas de colores. Cuando salí del puesto, comenzé a buscar a mi padre, que
se habia pedido entre la gente. Al pasar, vi
un puesto que vendía anillos...anillos del humor. Me acerqué, los había de
todo tamaño, y lisos, o con flores o corazones dibujados....pero sólo uno tenía
estrella. Verlo me hizo recordar a Richard. El quería un así, como el mío, aunque
el mío tenía varias estrellas y éste sólo una, grande y plateada. Pero...¿comprárselo?
¿Para qué? Si seguramente no querría ni verme en figuritas....
-Ya no está enojado –levanté la vista y vi a la dueña del
puesto, una anciana con una extraña mezcla de gitana y bruja, y con acento
extranjero.
-¿Eh? –pregunté media atontada.
-Que ya no está enojado contigo, puedes comprárselo. –traté
de reaccionar. ¿Cómo sabía esta mujer que yo estaba pensando en alguien que probablemente
estuviera enojado conmigo? –Cómpralo –volvió a repetir. La miré incrédula, seguramente
decía eso para que le comprara, obviamente le convenía.
-Es que no sé si...
-Si, le quedará bien. –otra vez la miré ¿Cómo sabía que yo
estaba dudando acerca de si ese único anillo le entraría en algún dedo? –Sé que
no me crees....
La miré otra vez. Sentí una especie de miedo y rápidamente
saqué de mi bolsillo un billete y se lo di. La mujer, sonriendo, metió el
anillo en un pequeño paquetito azul, al que le colocó un moñito celeste.
-Tendrás suerte, pequeña –dijo al entregármelo –Ah, y dile
que Feliz Cumpleaños.
Me fui de allí bastante mareada. Esa mujer, sin dudas, era
vidente. Quizás podría preguntarle sobre mi vida pero...no, mejor esperar a que
las cosas vengan solas. Aunque me quedé pensando en lo de “feliz cumpleaños”.
Al día siguiente volvimos
a Liverpool. Al parecer, a mi
madre se le habia pasado el enojo. Luego de bajar las valijas del auto, comenzé
a contarle todas las cosas que habia vivido, aparte de decirle que tendria que gastarme en
revelar las fotos, no dos sueldos, como Cris me habia dicho, sino tres, porque
le habia sacado foto hasta a los tachos de basura. Mientras le contaba, en una
vorágine de palabras y risas, vi que no estaba enojada. Pero sí...rara, como
preocupada. Por verla así, me callé, y ella habló.
-Mer....-temblé. Cuando me decía “Mer” era porque algo malo
se venía. –Verás....te hubiera llamado, pero no sabía bien donde estaban
y...habrías querido volverte enseguida....No daré mas vueltas, porque no soy
así. El viernes falleció....Julia. La mamá de John.
Sentí como se me helaba la sangre, como me paralizaba.
¿Julia? ¿Fallecer? ¡Encima había sido hacía 5 días! Mi madre continuó, al ver
que no podía darle una respuesta.
-La atropellaron....fue un policía. Sé que John es tu amigo
y quise decírtelo ni bien llegaste, pero estabas tan entusiasmada....
Me apoyé contra la pared que estaba detrás mío. Sentía que
no podía hablar, ni respirar, ni pestañear. Así, contra la pared, me deslizé
hasta quedar sentada en el suelo.
Sólo una o dos veces habia visto a Julia. Pero John siempre
comentaba algo sobre ella, era obvio, era su mamá, y estaba llevándose mejor
que nunca con ella. Miré a mi madre, que
se secaba las lágrimas, miré a mi padre, que nos observaba desde la puerta de la
cocina, y cerré mis ojos. No podía creer que esto hubiera pasado. Que esto le
estuviera pasando a John. Él no se lo merecía, esto tenía que ser una pesadilla,
porque a John no podía pasarle algo así.
A John
no....a John no.....
*****************************
30 capitulos! 30 capitulos de esto! Que país, o mundo, generoso, que permite que una cosa como esta llegue a 30 capitulos!
Por ser capitulo 30, se los hice bien largo y con mucho drama muejeje Ah, no busquen relación entre el título y el contenido, porque no la hay, simplemente estaba escuchando una canción que se llama asi y como no sabía que título ponerle, bueno....ya lo ven. Por ahi se puede relacionar con la trenza que se hizo Mercy, que por si no entendieron de qué se trata (cosa que creo, porque mis explicaciones son bastante feas), les muestro una foto de mas o menos lo que es:
No le den bola a la propaganda porque puse esa foto porque es la única donde se ve mas o menos clara, sino tenía que poner una foto mía y...no, en la noche van a tener pesadillas XD
Les cuento que hoy empezé mis clases para aprender a coser con mi mamá! Si!! me haré mi propia ropa sesentosa! Así que dentro de poco estaré así:
Bueno, besos a todas las que leen y comentan y a las que leen y no comentan y a las que no leen también XD