Era domingo, y ya estaba anocheciendo. Literalmente estaba
tirada y abandonada sobre el sofá, en pijama, despeinada mas que de costumbre y
mirando televisión, si se podría decir que la estaba mirando. Masticaba una
manzana con desgano, mientras miraba la pila de libros sobre el piso, libros
que debía leer. Dejé de mirarla para mirar mis pies y sus lindas mediecitas
rayadas. Me recosté aún mas en el sofá, con un brazo colgando, hasta que me
harté de la presencia de esa pila de libros y le encajé una soberana patada.
Estaba mal patear libros, pero esos se los merecían por aburridos. Luego volví a mi anterior
estado, casi de hibernación.
El programa que estaba mirando hizo una pausa y comenzó la
publicidad. Me encargué de refutar cada afirmación sobre las virtudes de los
productos que intentaban vender. “La nueva crema antiarrugas con su exclusiva
fórmula...” anunciaba una feliz locutora. “Son todas iguales”, contestaba yo.
“Una gotita de lavavajillas rinde todo el mes” “¿Como van a ser tan pelotudos
de creer eso?”. “Dígale adiós a la sensibilidad dental” “Mentira”. “¿Se le cae
el cabello? ¡Aquí está la solución!” “Chupame el juanete”.
Para darle mas firmeza a mis respuestas, le arrojaba
cascaritas de manzana al televisor. Cuando la publicidad terminó, me revolví el
pelo mas de lo que lo tenía, y canturreé una canción recién compuesta por mí,
titulada “Andate al carajo”, dedicada al locutor del programa, que me prometía
a mi y a todos los que lo miraban, un millón de dólares.
No hace falta decir que mi estado era de una deplorable
pereza. Y las razones eran las siguientes: hacía un tiempo horrible, mi padre
se había ido a pasar la tarde con sus compañeros del trabajo, yo estaba podrida
de leer textos inentendibles, y.....John. Me sentía una lacra humana. Lo había
tratado muy mal; en vez de alegrarme por su independencia, lo mandé al diablo.
Todo porque supuestamente estaba sola. Si seguía comportándome así era obvio
que terminaría mas sola que indio malo.
Me acomodé en el sofá, mirando al techo, y cruzé los brazos
sobre mi pecho. Debía arreglar el desastre que había hecho, pero ¿cómo?. John
estaría enojadísimo conmigo, y con razón, y que me perdonara era algo difícil.
Cuando estaba en sus trece, no había forma de que dejara su posición.
Suspiré, y otra me revolví el pelo, nerviosa. El teléfono
comenzó a sonar, sacándome del modo “lechuga aburrida de huerta”. Con total
lentitud, lo miré y me senté, esperando a que se cansaran y dejaran de llamar.
Pero la porquería seguía sonando, así que busqué mis desparramadas pantuflas,
me las puse y caminé arrastrando los pies hasta el aparato. No quería atender,
pero con tal de que dejara de sonar lo haría.
-Hola....-mi voz salió mas pastosa de que imaginaba.
-Hija, ¿estás bien?
-Ah mamá....si, estoy bien, sólo haraganeaba en el sofá.
-¿Cómo está todo?
Sonreí, apenas había pasado un día desde su partida y ya
pensaba que estaba muriendo de hambre y con la casa llena de ratas y mugre.
Cuando terminó de darme recomendaciones y colgué, llegó mi
padre, sonriente y con un paquete blanco en las manos.
-¡Hola! –saludó –no te preocupes por la cena, la acabo de
comprar –abrió el paquete sobre la mesa, y se descubrió un pollo dorado,
rodeado de ¡papas fritas!.
Enseguida cenamos, mientras charlábamos de lo que veíamos en
la tele. Hacía mucho tiempo que no hablaba tan largo y tendido con él, y
esperaba que eso se repitiera todas las noches.
El martes llegó y con él mis ganas locas por ir a clases de
guitarra. Salí temprano y caminé rápido, movida por la ansiedad. Llegué mas de
diez minutos antes de la hora convenida.
-Hola Mercy –saludó la mamá de George.
-Hola señora Harrison. ¿Cómo está?
-Bien, pasá. George está en la cocina con una compañera.
-Uhh....llegué muy temprano....
-No te preocupes, vení.
Seguí a Louise hasta la cocina y, efectivamente, George
estaba allí, charlando animadamente con una chica. Sobre la mesa tenían unos
libros y carpetas abiertos.
-Perdón, vine temprano.....-le dije cuando me miró, molesto.
-No hay drama, Mercy –lo miré. ¿Me había llamado por mi
nombre?
-Yo ya me estaba yendo....-dijo la chica tímidamente, mientras
cerraba una carpeta roja.
-Permítanme que las presente –otra vez miré al pequeño,
estaba extrañamente amable –Mercy, ella es Juliet, mi compañera. Juliet, ella
es Mercy, mi alumna de guitarra.
Entendí porqué tanta amabilidad y el llamarme por mi nombre.
La chica que tenía ante mí era la que le gustaba a George, y para él sería poco
elegante llamarme “bestia” delante de ella.
-Un gusto –la chica sonrió.
-El gusto es mío.
-Ah Juliet, tengo que devolverte el libro de matemáticas,
esperá que voy a buscarlo, ya te lo doy –George salió como un rayo y subió las
escaleras.
Las dos nos quedaos solas. La miré, mejor dicho, la analizé.
Era tímida, pero muy linda, de ojos verdes y cabello castaño claro. Por lo
tanto, no era necesario preguntarse porqué George estaba babeándose por ella.
La chica tenía con qué.
Decidí cortar el silencio incómodo, y de paso “hacerle la
pata” a mi profesor.
-Así que sos Juliet, George me habló mucho de vos.
-¿En serio? –sonrió, y podría decirse que se había puesto
colorada. Bien, eso era un buen indicio.
-Si, si. Sos nueva en la escuela, ¿no?
-Sí, llegué hace poco, por suerte todos son muy amables. No
sabía que George daba clases de guitarra.
-Emmm...sí, bueno, yo soy su única alumna, prácticamente lo
obligo a darme clase. Pero es buen profesor.
-Ah, yo también toco la guitarra. Y el saxo.
Abrí grande los ojos, una no se cruzaba todos los días con
chicas que tocaban el saxo.
-¿¿¿De verdad???
-Sí –rió ante mi expresión.
-¡Volví! –gritó George con un libro en la mano –Gracias,
pude hacer la tarea.
Ja, George haciendo tarea. Eso era algo que sólo el amor
podía lograrlo.
Juliet juntó sus cosas y me saludó amablemente. Antes le
dije que quería escucharla tocando el saxo algún día.
Cuando el pequeño Harrison cerró la puerta, dió un grito.
-¡Biiiieeen! ¡Gracias bestia! ¡Gracias totales!
-Veo que funcionó lo de las tareas
-No igual a lo que me dijiste, sino mejor. Yo no falté,
faltó ella. Y vino exclusivamente a MI casa. Hablando en serio, creo que le
intereso –lo dijo con una carita soñadora que daba ganas de estrujarlo todo.
-Ay, mi chiquito ya se enamoró del todo –le palmeé un
hombro. Quería contarle lo que había deducido de Juliet, pero me contuve, no
quería ilusionarlo tan rápido, quizás eran sólo suposiciones mías.
Al fin se dignó a darme clase, aunque fuimos pasando
sucesivamente del cariño al enojo, y sus “bestia” tuvieron gran variedad de
tonos.
Cuando al fin terminamos, decidí volver caminando a casa.
Necesitaba moverme un poco, además de que quería pensar tranquila alguna solución
para el tema de John. Ese mismo día, de mañana, lo había visto entrando a la
casa de Mimi, y me quedé espiando por la ventana. Cuando salió, ni siquiera se
volteó a mirar mi casa. Era evidente que estaba enojado.
-¡Mercy! –busqué con la vista a quien me había llamado y me
encontré a Paul, con cara de preocupado.
-Macca –le saqué la lengua, como de costumbre, pero él
apenas si sonrió. -¿Pasa algo?
-Mmm....sí. Peleé con Abby.
-Oh....a eso se debe tu cara de chivo enfermo
-No me jodas.....Es algo serio.
-¿Por qué pelearon?
-Celos.
-Eso te pasa por mujeriego.
-Celos de ella no. Celos míos.
-Encima de mujeriego, posesivo. Vas mal McCartney.
-¡Es que hay un vecino de ella que me tiene harto! “Hola
Abby” “Chau Abby”. Se pasa.
-Estúpido, sólo la saluda, es el vecino. ¿Cuantos años
tiene?
-Que se yó, como 40.
-¡James Paul McCartney, sos un tarado de competición! ¡No podés
estar celoso porque un vecino de 40 años saluda a tu novia!
-Un momento, ¿cómo sabés mi nombre completo?
-Me lo dijo Abby.
-Como sea.....¿Vos decís que estuve mal por pelearme por
eso?
-Si. Es claro que si. Bueno chau, me voy –di media vuelta.
-¿Viste que John se mudó? –su pregunta me hizo detener.
-Si, ya sé.....-contesté con un sombrío tono de voz.
-Ey....pareciera que no estuvieras contenta....¡al fin no
vive mas enfrente de tu casa! –rió.
-Es que no lo estoy. Peleamos, mejor dicho, cuando me enteré
de su mudanza, le dije de todo. Y ahora, seguramente no me puede ni ver.
-Ohh....es raro, no dijo nada.
-Seguro, debe odiarme. Adiós –otra vez me giré y eché a
andar. Pero Paul me alcanzó y caminó a mi lado.
-Mirá, conozco a John y cuando está enojado se pone
intratable. Pero te digo que si querés hablar con él, lo hagas rápido. Si es
posible mañana.
-¿Mañana?
-Si. Verás.....todos estamos bastante contentos.....pese a todo. –las dos últimas palabras las dijo
con cierta tristeza. –Mañana tenemos una audición.
-¿De verdad? –pregunté llena de sorpresa, y también, para
qué negarlo, alegría.
-Así es. John está muy entusiasmado, bueno, todos lo
estamos. Por eso te digo que hables con él.
-Ok, gracias Paul, de verdad, sos un capo. Y por lo de Abby
no te preocupes, esas cosas se solucionan siempre, por ejemplo, no siendo TAN
celoso.
-Je, tenés razón. Ay, nunca pensé que te daría la razón en
algo algún día.
-Ya ves, soy una sorpresa en tu vida –los dos reímos y nos
despedimos.
Al día siguiente, la cafetería estaba llena. Cris atendía y
yo estaba encargándome de la limpieza cuando levanté la vista y me topé con
Stu, sonriendo ampliamente.
-¡Stu! ¡Que raro tan temprano por acá!
-Ibamos a la escuela, pero antes quise comprar un refresco.
-¿Ibamos?
-Claro, John y yo. Está afuera, no quiso entrar. Anda un
poco raro.....
Tragué saliva y las palabras de Paul vinieron a mi mente. Era
el momento justo.
-Stu, agarrá todos los refrescos que quieras, no te
preocupes. Tengo que hacer algo –me quité el delantal y se lo arrojé, dejándolo
desconcertado.
Cuando abrí la puerta no vi a nadie en la calle, hasta que doblé
la esquina y me encontré a John
prendiendo un cigarrillo.
-John –dije despacio, acercándome.
La mirada que me dio me dejó descolocada. Nunca me había mirado
así, con ojos tan indiferentes y fríos.
-Ah, sos vos –dijo luego de exhalar el humo. Miró hacia la
calle.
-John...yo......estoy muy arrepentida por todo lo que te
dije. Estaba dolida por otras cosas y....me las agarré con vos, lo reconozco.
Quiero pedirte perdón.
-Ya lo estás haciendo –seguía mirando la calle y los autos
que pasaban, como si nadie le estuviera hablando. Tomé fuerzas para seguir.
-Sí, lo sé, lo estoy haciendo. Pero quiero saber si vos me perdonás.
No contestó nada, sólo siguió fumando. Apreté los dientes
para no ponerme a llorar y terminar
armando una escenita barata. Ya estaba decidiendo irme de allí, en vistas de que
no me contestaría, cuando lo vi que apenas giró su rostro.
-Me dolió mucho lo que me dijiste.
Calló. Al parecer, sólo diría eso.
-Por eso te pido perdón. De verdad, estoy mal por esto y....
-No terminé –me cortó –Me dolió mucho, y cuando me acuerdo
me pongo mal. Pero....bueno, también entiendo que estabas mal por lo de tu mamá
y esas cosas.....las mujeres son un poco locas y pueden tener esas reacciones.
Sentí alivio, que me dijera eso significaba que tan enojado
no estaba, me entendía.
-Pero no sé si pueda perdonarte así como así –las fuerzas me
flaqueron al escuchar eso.
-John.....por fav.....-me interrumpí a mí misma cuando vi
que sonreía.
-Venga, terminemos con esto de una vez –se acercó a mí –Te perdono.
Listo, todo arreglado.
-¡Johnny! –levanté los brazos, para abrazarlo, pero él me
detuvo.
-No, no, no ¡estamos en la calle!
Reí, porque él odiaba las demostraciones de cariño, y mas
estando en un lugar público. Sin embargo, no pudo librarse de un sonoro beso en
la mejilla.
-Ay ¡no hagas eso! Vamos, no te comportes como una hermana
loca.
Sonreí. Me había dicho “hermana”. Señal de que todo había
vuelto a la normalidad.
-Perdón por la tardanza –Stu volvió con dos botellas de jugo
–Quise hacerte caso, me dijiste que agarrara todo lo que quisiera pero Cris me
pescó y tuve que pagar.
-Este no sirve ni para robar –John negó con la cabeza y
abrió una botella –Bueno hermana, deseame suerte, hoy tenemos....
-Si, una audición.
-¿Cómo lo sabés?
-Yo siempre sé todo, querido.
-John, ya es tarde –Stu lo empujó.
-Nos vemos hermana –saludó.
-Nos venos hermano –respondí yo, aliviada y feliz.
Esa misma noche, luego de volver de la universidad, miraba
con impotencia la heladera. ¿Qué carajo iba a cocinar? Saqué dos tomates. Los
miré. Me miraron. Ninguno de los tres sabía qué hacer.
Los puse sobre la mesada cuando sonó el timbre.
-Hola señor Quarrymen –saludé cuando vi que era John.
-Olvidate del Quarrymen. Ahora somos Johnny & The Moondogs.
Largué una carcajada, mezclada con escupidas de saliva.
-Ese es el nombre mas ridículo que escuché –dije todavía
riéndome.
-En la audición lo cambiamos, ya nadie va a Quarry Bank, no
tiene sentido. ¿Tan malo es?
-Malísimo. ¿Y cómo les fue?
-Ehh.....digamos que.....bien –se rascó la cabeza –Ya sabés,
el “después los llamamos”.
-Uhhh.....¡John! –grité sobresaltada- ¡Tu ojo!
-Ay si....¿se ve mal?
-¡Estuviste peleando! ¡Lo tenés negro!
-Ellos se las vieron peores. Pendejos tarados.
-Entrá, te voy a poner hielo.
-No hace falta, ya me voy, mañana estará bien...
-Que no, vos entrás.
De mala gana y protestando, me siguió hasta la cocina y se sentó
en la mesada.
-¿Y esos tomates?
-No sé qué hacer con ellos –respondí mientras ponía hielitos
en una bolsita.
-Hacé tomates rellenos.
-Ah, que buena idea
-Je, soy todo un chef. ¡Ayyy! ¡Eso duele! ¡Y está frío!
–gritó cuando le puse los hielos sobre su ojo.
-No seas nena, Lennon. Las mujeres tenemos que parir y no
nos quejamos tanto.
-“Tenemos”. Yo nunca te vi con un bebé. Y dame eso, me lo
voy a poner yo –me quitó la bolsa y se la colocó, mientras seguía quejándose y
yo seguía mirándolo con cara de reprobación.
-No vuelvas a pelarte por ahí. Otra vez te puede ir peor.
-No me pueden hacer nada, son unos maricas.
-Esta vez te dejaron el ojo así, que yo sepa, los maricas no
pegan así.
Sonrió y me tomó una mano, cosa que me sorprendió.
-Qué suerte que te recuperé, loca desquiciada.
-Otra vez te pido perdón....
-Ya te perdoné, pero nunca mas otra pelea. A la próxima te
pego.
-Uy si, qué miedo.
-Te aprovechás porque sabés que yo no podría pegarte.
Hablando de otra cosa, ¿cómo va la uni?
-Ehh...digamos que.....bien.....-me rasqué la cabeza, como
él.
Y sí, digamos que en la uni me iba.....bien. Mi padre me
había dicho que haría amigos enseguida, y la realidad era que éramos como
cuarenta extraños compartiendo materias y no dirigiéndonos la palabra, sólo escrutándonos
con la mirada. Eso me consolaba, no era la única a la que le pasaba.
Era una aburrida clase de idiomas cuando la profesora pidió
que se formaran grupos de tres integrantes. Todos la miramos espantados. Había
llegado la hora de socializar.
Miré alrededor mío y dos chicas que estaban tan solas como
yo me hicieron señas de que me uniera a su grupo.
-Hola –las saludé cuando llegué hasta ellas con mis libros.
-Hola –saludaron las dos.
-¿Cómo se llaman? –pregunté sentándome frente a ellas.
-Yo, Evelyn –dijo una, de cabello negro y algo gordita.
-Yo, Tamar –dijo la otra, de cabello aún mas negro y sonrisa
amplia. -¿Y vos?
-Mercy.
-Bien, ¿qué hay que hacer? –dijo Evelyn, mirando las
consignas.
Trabajamos juntas el resto de la hora, eran simpáticas y
amables. No sé, me pareció que podríamos llegar a ser buenas compañeras.
Por eso, cuando volví a casa estaba satisfecha, y mas cuando
vi a mi padre intentando cocinar.
-No tengo idea de cómo seguir con esta sopa –dijo cansado,
mirando una olla.
-Jajaja, tranquilo, dejámela a mi.
-¿Cómo te fue?
-Bien, al fin hablé
con alguien. Dos chicas.
-Te dije, con el tiempo vas a tener un montón de amigos ahí.
Ya era viernes, y por querer peinarme decentemente, llegaba
tarde. Cuando entré al aula, a clase de una materia ESPANTOSA llamada
Historiografía, todos estaban sentados, tomando apuntes. Con bastante vergüenza,
me senté donde pude y saqué mi cuaderno y el bolígrafo. La clase ya estaba
empezada, por lo tanto no entendía nada y por lo tanto no anotaba ni una letra.
Miré a mi alrededor: algunos comían caramelos, otros miraban por la ventana,
otros intentaban no dormirse, y unos pocos escuchaban atentamente, en el banco
que estaba a mi derecha, había uno de esos. Parecía un chico alto, con una
remera negra, y muchos rulos. Además, un perfil perfecto.
-Interesante –pensé.
El pibe en cuestión levantó la mano e hizo una pregunta que
me resultó inentendible. La profesora sonrió.
-Muy buena pregunta, morocho.
Todos rieron, menos yo. Morocho me recordaba a morocha, y
morocha me recordaba a una persona. Volví a mirar al chico en cuestión, que
ahora escuchaba la respuesta de la profesora, mientras el resto del alumnado
volvía a su letargo.
-Morocho. –repetí –Interesante.
Ahora si: Hoooolaaaaaa!!!!!! Como están? Perdonen la tardanza, ya ni les cuento a qué se debe porque ya saben: la uni. Jajaja
Juli! Apareciste! Espero que te guste tu personaje ;)
Ah, Pattie, con vos necesito hablar, agregame al face o al twitter o dejame algo para contactarte.
Y este capitulo se lo quiero dedicar a Vicky, que anda un poco mal. Por qué? Por la UNI! No, si esa institución nos va a matar a todos XD
Bueno, me despido, saludos a todas!!!!
Hooola! Caíste en buen momento con capítulo porque he tenido un día de perros ¬_¬
ResponderEliminarBueno, qué suerte que la pelea a esos dos no les duró mucho y que la Mercy ya al menos empezó a socializar.
Ay ese George es un amor! Provoca aplastarlo de un abrazo! Y Macca definitivamente está loco, es un tonto muy posesivo celoso por un viejo cuarentón.
Ah, y ese morocho se ve interesante y sospechoso.
Ahora más pánico me está entrando por lo de la universidad :/ Apenas comienzo el otro año y ya tengo los nervios encima y pereza de estudiar, además ni sé a qué meterme.
Un saludo!
Lololololo:3
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/MCRTeenager mi perfil:o
lalala saldre lalalacx
xD me emocione:L y aparte el cap en si! es genial quisiera estar en la Uni como tu>:c
Bueno:
HASTA QUE POR FIN :c no queria que estuvieran tanto peleados John y Mercy:c lo bueno que volvieron a ser hermanos, yo perdi a mi mejor amigo- hermano ya me olvido:/ por una pelea pero me alegra que al menos ellos no>:c
Ese chico me intereso bastante$: pero debo decir que aqui hace falto algo de Richard>:c
a este paso Mercy se quedara con John y NO xD
lo bueno que su madre le hablo:'3
Me encanto el cap siempre me mato visitando el sitio como 6 veces por dia para ver si no actualizas jajajajajajaja xD como sea aca te dejo mi facebook para contactarnos(;
Chao y sube pronto:D
Lololololololololololo! Aquí yooooooooo!!!! (joder cuanta "o", no? jajaja... bueno, mejor jojojojojojojojo para así no romper la estética del comentarioooooooooooo) Definitivamente creo que mi madre no le ha puesto perejil a la cena :P
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno, el capi! Como siempre me encantó (y cuando no lo hace, eh?). Pffff... Mercy versión holgazana en el sofá... Me recuerda a mí en mis días de "no quiero hacer nada pero estoy aburrida como una ostra" y me pongo ociosa a más no poder, jajaja. Bueno, hizo bien en darle una buena patada a ese montón de libros. Vale, esto después de la conversación que tuvimos ayer sobre los libros (que prácticamente parecían amantes nuestros) no le va mucho, pero es que es verdad. Hay libros, con todos mis respetos, que lo mínimo que se merecen es un patadón en el lomo por aburridos (en este caso) o contener montones de sandeces impresas en ellos (que de haberlos, hailos, jajaja). Fuas... Su madre es... madre! me mató de risa la conversación porque es que lo que dice Mercy es cierto: no lleva ni un día y ya piensa que estará al borde de la muerte por inanición. Pero bueno, si una madre no hiciera eso, le quitarían el título de maternidad en el acto, creo yo XD
Bien... El asuntillo con John. Me parece normal que la pobre se esté comiendo la cabeza. Vale, lo hizo fruto del momento y todo eso, pero claro,a él también debió de sentarle mal... Menos mal que está por ahí el consejero McCartney que advierte que ahora es un buen momento para hacer las paces, jejeje.
Y bueno, oye, oye, oye... Tú qué? Dando permiso para robar en mi cafetería? Si es que no me puedo ni dar la vuelta... XDDD Bueno, por esta vez te libras por dos cosas: 1) Porque era por una buena causa (ir a hablar con el Johnny) y 2) Porque he pillado al señor Stu que creo yo que de ladrón no se jubila y me ha pagado rigurosamente todo lo que tenía entre manos, jajaja.
Bien, la escena con John me mató. Al principio pensaba que no la iba a perdonar. No sé... Esa frialdad y los comentarios que hacía, pero bueno... Al final sí! Y es que hasta el malote de Lennon tiene su corazoncito! XD Ahora en serio, era normal que la perdonara pese a que le doliera lo que le dijo: Mercy está arrepentida y él sabe por la situación por la que pasó ese día y... qué puñetas! Que es su hermano protector! Cómo va estar enfadado con ella hasta el fin de los tiempos?? :D
Sea como sea, me alegro de que las cosas hayan vuelto a la normalidad... Normalidad con visita de John incluida a casa de Mercy. Me hizo mucha gracia el comprobar que éstos ya empiezan con su cambio de nombre del grupo, jajaja. Tela... Hasta llegar adónde tienen que llegar... XD Y bueno, lo que no me hizo tanta gracia es el ojo negro del nano. Joder, que me digan quién ha sido que voy y les mató a varazos (aunque John haya sido probablemente el que ha provocado la pelea... pero me da igual! A varazos los persigo por todo Liverpool!!!! XDDD )En fin, menos mal que está Mercy para ponerle hielo en el ojo a su hermano, que si no... Pobrecito, eso le falta. Ya está él bastante ciego como para que encima le vayan dando en el ojo... XDDD
Y el final... Primero. Me sorprende que digas eso de la Historiografía! Por favor! La historiografía es una rama de la Historia tan... tan...! Joder, Gallo! Que te quedaste corta con los insultos a la puta mierda esa que nos hacen estudiar y que no sirve para nada!!!! (si total yo ya sabía de qué escuela era desde antes de empezar a estudiar la mierdaaaaaaaaaa pinchada con un palo y secada al sol esa a la que llaman asignatura!!! XDDD ) Bien... En fin, por lo menos hay alguien interesado en la asignatura... Un morocho. Y me parece que este morocho... No sé yo nada y saldrá más (ejem, ejem). Ojo, Mercy: alguien a quien le gusta la Historiografía no es de fiar. A la mínima que te descuides, en medio de una cena, te soltará un discurso sobre la Escuela de los Annales que te vas a cagar. Quien avisa no es traidor. :P
Saludos genia! Sube prontooooooooooooooooooooooooooooooooooo! (volvamos a abusar de la letra O, jajajaja)
Siempre leo lo que escribís al final del capítulo antes de leerlo, y cuando vi eso de ''Juli apareciste...'' me re emocioné jaja encima estoy escuchando la cancion de rocky bolboa (¿qué tiene que ver? jajaj)
ResponderEliminar''aunque fuimos pasando sucesivamente del cariño al enojo, y sus “bestia” tuvieron gran variedad de tonos.'' JAJA me encantó esa parte.
asjkgdhghsadj apareciiiiiiiiiiiiiii *fangirl* me encantó, nunca me habían definido como alguien tímida, pero es genial! sjkdghsjkga georgeeee let me love you.
Yo quiero estar con Stu hasta darme cuenta que George es mi verdadero amor e ir con él, casarnos, tener 8 hijos y un perro y poner dedicarnos al nomadismo comindo ratas (?) Ah que jajajaj
Me encantó que John y Mercy se hayan arreglado, no podían estar peleados! Son el dúo dinámico, una genialidad, igual que esta historia.