El timbre sonó. Apreté los párpados, las mandíbulas, los
puños....todo. Miré por la ventana de mi habitación: un auto negro, algo viejo,
dos maletas en la vereda, y mi madre, charlando con...mi padrastro. Hice una
mueca, y bajé las escaleras con deliberada lentitud. Que esperaran, qué mierda.
Antes de abrir, tomé aire. Me sentía una traidora, entraría
mi padrastro a mi casa....¿qué diría mi padre de todo esto?
Tocaron timbre una vez mas y puse la mano sobre el
picaporte. Suspiré, y abrí.
-¡Hola hijita! –exclamó mi madre, dándome un abrazo y un
beso -¿Cómo estás?
-Bien....-respondí dudando y sin entusiasmo, mirando de
reojo al tipo.
-Bueno, te presento a Harry Smith, ya sabés....quien es.
–dijo con algo de incomodidad.
Lo miré altanera, de arriba a abajo. Era un tipo mayor, alto
y algo gordo, tenía un sobretodo marrón y un sombrero negro. Parecía de esos
tipos “bonachones”, sin maldad. Pero era mi padrastro y eso no tenía perdón.
-Hola Mercy, qué gusto me da conocerte personalmente, tu
mamá me habló mucho de vos, y vi fotos tuyas.
-Ah, qué bien. Un gusto señor Smith. Bueno...pasen.
Entraron cargando sus maletas; Harry dijo algo respecto al clima
que mi madre afirmó. La miré, se veía bien, pero me producía algo...como
rechazo. Sería por verla con otro hombre que no fuera mi padre.
-¿Dónde van a dormir?
-Yo en mi habitación, y Harry en la de huéspedes.-respondió
mi madre, como si fuera algo obvio.
-Ah, pensé que ya dormían juntos –dije con extrema dureza.
Por mas que intentara suavizarme, no podía.
Mi madre me miró de una extraña forma, podría decir
que....con odio.
-Iré a preparar la habitación para él. –dije.
-Si estás ocupada no lo hagas ahora, no hay apuro –dijo
Harry con una sonrisa.
-Lo haré ahora. ¿Quieren té? Tengo agua caliente.
-Yo sí. –contestó Harry.
-Yo no.-contestó mi madre.
-Prepararé su té, señor Smith
-Oh no querida, si hay agua caliente lo prepararé yo mismo,
no te preocupes. Andá a arreglar la habitación.
-Bien, como quiera.
Fui hasta la habitación de huéspedes, mi madre ya estaba
allí, abriendo cajones del armario.
-En la carta te dije que lo trataras bien –dijo con rencor,
mientras extendía una sábana.
Tomé la otra punta de la sábana, para ayudar a colocarla en
la cama.
-No me sale. Y tampoco me sale tratarte bien a vos.
-No me vengas con reproches Mercy Wells –dijo acercándose,
peligrosa, llena de enojo, pero si embargo trataba de hablar bajo, algo raro en
ella.
-¿No te parece demasiado pronto para tener otro tipo? Cuando
fui a Londres ya lo tenías, ¿no? Ya estabas con él y no me lo dijiste. ¿Y
cuando papá estaba vivo también ya estabas con...?
Levantó la mano para darme un cachetazo, pero se contuvo. No
me inmuté.
-Te callás, o sabés muy bien que te la doy –dijo, amenazante.
-Ni siquiera me importa, a golpes no me vas a sacar lo que
pienso –tiré la otra sábana sobre la cama y subí corriendo las escaleras para
encerrarme en mi habitación. Apretaba los dientes, no quería llorar.
No salí de allí en todo el día, sólo bajé a cenar. Notaba
cómo mi madre charlaba y reía con Harry, como hacía años que no hacía, o como
quizás jamás había hecho con mi padre.
Me sirvió la comida, mirándome mal.
-¿Está todo en orden en el cementerio? Me refiero a si está
el pasto cortado y todo bien cuidado, siempre está todo desarreglado. Hay que ver
como son estos de Liverpool, abandonados....
-No sé, no fui –contesté revolviendo la sopa.
-¿Hace cuánto que no vas?
-No fui nunca.
Su expresión de enojo cambió a sorpresa. Miró a Harry, y volvió
a mirarme a mí.
-¿Por qué nunca fuiste? –trató de sonar suave.
-Porque mi padre no está ahí. Mi padre no está muerto.
–arrojé la servilleta sobre la mesa y otra vez corrí a encerrarme.
Me tiré en la cama, y comencé a golpear la almohada, llorando.
¿Por qué me pasaban estas cosas? ¿Por qué me pasaba todo junto? No podía
aceptar tener en mi casa a un tipo que andaba con mi madre, ni aceptar que mi
padre estaba muerto ni...Richard. Ay, ¡¿Por qué Richard siempre metido en el
medio de todo?! Y encima, John en Hamburgo. Hacía tres días que se había ido, y
aún no me había llegado ni una carta.
Me desperté con frío, me había dormido vestida. Me acurruqué
mas pero ya no pude volver a conciliar el sueño. Me levanté y abrí la puerta,
despacio. Abajo. “esos dos”, como los había comenzado a llamar, desayunaban.
-Elizabeth, tendrías que ser mas flexible con Mercy, tenés
que entender que todo esto le debe doler mucho.
-Yo entiendo, pero esas actitudes que tiene, esos desplantes.....Podría
disimular un poco.
-No le saldrá. Dejá que te demuestre lo que siente, aunque
sea doloroso.
-Hola –saludé secamente bajando las escaleras.
-Hija, tu desayuno está listo –mi madre forzó una sonrisa.
Me senté y comencé a comer, sin mirar mas que a mi té con leche
y tostadas.
-Mercy, ¿vos tocás ese piano? –preguntó Harry.
-Sí.
-Qué bien. ¿Y algún otro instrumento?
-La guitarra.
-¡Mi instrumento favorito! ¿Podrías mostrarme cómo tocás?
-No. Está desafinada y mi profesor se fue de viaje. Yo no sé
cómo se hace.
-Yo sí, si querés te la afino.
Lo miré. Sí, pretendía congraciarse conmigo. Estaba demasiado
cansada de todo como para pelear, o hacerle la guerra. Y también de hacer
caritas lindas. Así que le mostré lo que sentía, como él quería.
-De acuerdo, ya que vino, se la daré.
Me puse de pie para buscar a Violeta. Mientras subía lo
escuché decir a mi madre: “¿Lo ves? Tenés que tratarla bien.”
-Aquí tiene. Cuídela. –le entregué la guitarra. La miró asombrado.
-Vaya...nunca vi una guitarra así, es muy bonita.
Asentí, y él comenzó a afinarla. Estuvo mucho rato, bueno, a
comparación de George, que en cinco minutos afinaba, cualquiera tardaba mucho
rato.
-Creo que ya está –me la entregó -¿Por qué no tocás algo?
-N...no....-le respondí, desconfiada.
-Ya que están entre instrumentos, te digo que venderé la
acordeón de tu padre
-¿Qué? ¡Mamá, por Dios! ¡No podés hacer eso!
-Tu padre dejó muchas deudas, y vendiéndola pagaré algunas.
-¡Pero es lo mas preciado que tengo de él! ¡Amaba a esa acordeón!
–empecé a angustiarme.
-Sí, la amaba mas que vos y que a mí.
-¡No seas cínica!
-Lo lamento, pero tengo que hacerlo, necesito el dinero.
-Ayy...¡te odio!
-¡Cómo vas a decirme eso, desgraciada! ¡Vení para acá!
Y otra vez lo mismo, a llorar encerrada. Lo peor, era que no
sabía cuánto tiempo me dudaría el suplicio, y viendo como estaban las cosas,
seguiría derramando muchas lágrimas mas.
-Si no cambiás esa cara, me espantarás a toda la clientela
-Uy perdón Cris, tenés razón.
-Y claro que la tengo. Nadie quiere venir a un lugar donde
la linda chica que atiende está con cara de traste.
-Uy...ni que fuera un burdel...
-Buena idea me diste....
-Te conseguís otra que atienda, entonces.
Rió un poco, y se quedó mirándome.
-¿Seguimos con mal de amores?
-No...Bueno, sí. Pero tengo otros agregados. Eso para que
veas que soy una chica variada.
-Eso no lo dudada –me pasó una mano por los hombros, mientras
le daba un sorbo a su café.
-¿Qué anda pasando ahora?
-Volvió mi madre con mi....padrastro.
-Auch, que feo suena eso.
-Él parece un tipo bueno, pero mi madre no sé que tiene,
pareciera que me odiara.
-No digas eso, ¿cómo te va a odiar tu propia madre?
En ese momento llegó un distribuidor, y ella lo llevó a su
oficina, seguramente para regatearle y prometerle vaya a saber qué. Reí por
pensar eso, y comencé a secar unas tazas y contar si tenía el suficiente cambio
en la caja registradora. Cuando terminé, levanté la vista y grande fue mi sorpresa
cuando vi a Harry entrando a la cafetería.
-Hola Mercy.
-Hola señor Smith...-contesté extrañada.
-Por favor, llamame Harry, tuteame.
-No creo que pueda....
-Como quieras –se sentó frente a la barra, cruzó sus manos y
me miró.
-¿Qué necesita?
-Necesito hablar con vos. En tu casa no puedo, con tu madre.
Bufé, algo fastidiada. No quería charlas ni sermones. Él
sonrió apenas.
-Mirá Mercy, sé que me tendrás un odio irracional, y lo
entiendo. Yo también tuve una madre que se casó con un tipo, y que incluso tuvo
mas hijos con él.
-¿Se van a casar? –pregunté asustada.
-No, seguro que no, pero, escuchame, no quiero que pienses
que vengo a ocupar el lugar de tu padre, porque esa no es mi intención. Yo no
sé cómo habrá sido él, sólo sé lo que me contó tu madre, pero como hija lo
considerarás de otra manera.
-Tuvo sus errores, lo sé, pero era muy bueno con la gente
y...Pese a que no me dejó nada, estoy feliz porque la mejor herencia que me
pudo dejar es su carácter. Creo que soy bastante parecida a él –bajé la vista,
no quería que viera que tenía los ojos empañados.
-Bueno, yo no te pido que lo olvides, ni que me quieras. Ni
siquiera te pido que no me odies. Lo único que te pido es que no pienses lo que
no soy, no soy un mal hombre. Sólo quiero a tu madre, y quiero cuidarla. Ella....ella
me aprecia, no creo que me quiera, debe amar aún a tu padre, a pesar de todo lo que me que
contó. Pero yo no quiero hacerte mal, ni separarte de ella....
-Mire...yo no sé qué me pasa con usted, pero no lo odio.
Sólo sé que es mi padrastro, no sé si le alcanza con esa definición....
Sólo asintió, y se quedó callado. Yo continué secando tazas,
sin quitarle la vista de encima., me sentía algo incómoda, que de pronto llegara
un extraño a hablarte de si tu madre lo quiere o no, de que ella sigue amando a
tu padre, y que te cuente algo difícil de su pasado, era algo muy extraño para
mí. En realidad, no sabía cómo calificarlo.
-Sé que sos buena chica, se te nota. Si necesitás algo,
podés contar conmigo.
-Gracias. Usted parece un buen tipo, y no tiene maldad. La
que parece que la tiene es mi madre.
-Oh no, ella te adora, pero está....alterada. Debe ser por
todo esto de las deudas y eso.
-No creo. Desde hace mucho que está así, desde que nos
mudamos a Liverpool. A ella nunca le gustó vivir acá, y siempre se peleó con mi
padre, después murió la abuela, las peleas se hicieron cada vez mas fuertes, se
separaron y....-no pude aguantar mas, y me quebré. Todo eso me dolía mucho, por
eso trataba de no recordarlo nunca. –Perdón, por esto.
-Si querés podés desahogarte, podés contarme....
-No, no –reprimí un sollozo, y me sequé las lágrimas –Váyase
señor Smith, por favor. Ya entendí lo que me quería decir.
Se puso su sombrero y salió rápidamente. Me escondí en la
cocina, y allí me lavé la cara.
-Mercy, ¿qué pasó? ¿Qué te dijo ese hombre? –Cris me tomó de
los brazos, evidentemente preocupada.
-Nada, no me dijo nada, soy yo que estoy tonta.
-¿Pero quién era?
-Mi padrastro. Pero tranquila, no me hizo nada.
Caminé a casa con lentitud. Los problemas me pesaban
demasiado como para caminar rápido. Miré mi anillo del humor, últimamente del
único color que estaba era del negro. Sonreí un poco, pensando si Richard aún
tendría el que yo le había regalado. Richard....¿Dónde estaría? ¿Qué haría?
Cerré apenas los ojos, y pasé mi lengua por mis labios. Aún podía sentir el
sabor de los suyos. Tenía el consuelo de que lo había besado, aunque las circunstancias
fueran nefastas. A veces veía eso como un gran error, y a veces como un oasis en mi despelotada
vida.
Cuando entré a casa, Harry estaba en la sala, acomodando un
cuadro sobre la pared.
-¿Cómo estás? –preguntó dudando, pero con una sonrisa.
-Bien....¿Mi mamá?
-En el jardín, arreglando unas plantas. Recién llegó esta
carta para vos –me entregó un sobre, que tomé con ansiedad.
-¡John! –exclamé al ver el remitente.
Harry sonrió e interpreté enseguida lo que pensaba
-Ehh....no, no es lo que usted piensa. John es mi amigo, lo
quiero como a un hermano.
-Está bien, está bien, no tenés porqué darme explicaciones
–rió un poco.
Caí en cuenta de lo que había hecho; tenía razón, no tenía
que darle explicaciones de nada sobre mi vida, pero me había salido así. Rasgué
el sobre con rapidez, y dentro encontré dos papeles: uno con unos dibujitos
todos raros y feos, que John solía dibujar, y el otro la carta propiamente
dicha.
“Hola fea:
Como ves, llegamos a Hamburgo.
No me equivoqué, ésta ciudad es brutal, y es una suerte que no estés acá porque
vivirías pegándome y quejándote. Hay cada mina....
Nosotros estamos bien, todo está
bien, y tocamos mucho. Pensé que no diría esto pero...te extraño, y también
extraño (aunque sea un poquito) a Liverpool. ¡No vayas a contarle lo de las minas
a Mimi, por favor!
Bueno, seguiré pasándote
información, desde las tierras del enemigo muejeje.
Cariños,
John Winston I ‘el deseado’
P/D: Te mandan saludos
los salvajes estos.”
Me reí un poco al terminar de leer la carta, pero había algo
que no encajaba del todo. Tantos halagos, ese énfasis en que estaban bien, eso
de extrañarme a mí y a la ciudad, y lo último, el “cariños”, eran cosas impropias
de John. Sin embargo, la carta estaba escrita por él, era su asquerosa letra.
-¿Pasó algo con tu amigo? -preguntó Harry con temor, al ver
mi expresión.
-Según él, no, pero no le creo.
En clase, bostezaba y trataba de mantener los ojos abiertos.
Pero se me estaba haciendo difícil. Tomar apuntes con un profesor que saltaba de
un tema a otro si explicar ninguno y yéndose por las ramas, era tarea
imposible. Para matar el tiempo, decidí escribirle mi contestación a John.
“John:
Qué bueno que estén bien, pero ¿te
digo algo? No te creo NADA. Perdón por ser tan directa, pero es así.
Con respecto a las minas...te recuerdo
que acá dejaste a dos, a la puta de Marcia, y a Cris. Así que dejate de joder
con las alemanas, no quiero verte lleno de hijos nazis dentro de un tiempo.
A pesar de todo, te quiero.
Mercy.
P/D: Cuidate mucho.”
Salí de la clase, dispuesta a dejar esa pudrición e ir al
correo, para enviar enseguida la carta. Allí mismo me encontré a Abby, que
estaba despachando varias cartas, en contestación a las que Paul le había
enviado. Después de charlar un rato de trivialidades, fui al grano.
-¿Vos creés que estén bien?
-Ay Mercy, ¿por qué decís eso?
-Es que....desconfío. No sé, hay algo que no me cierra.
-Paul me dijo que está todo muy bien, no tengo porqué dudar
de él.
-Bueno...espero que me equivoque.
Por la noche, daba vueltas en mi cama, sin poder dormir.
Tenía muchas razones para desvelarme, y todas iban pasando por mi mente como
una película. Claro que, siempre me detenía en una “escena”. Sí, Richard. Mierda
carajo, ¿cuándo me resignaría? Era un pibe, nada mas, y había millones como él,
pero claro, ninguno de ellos me movía el piso como lo hacía él. ¿Qué tenía de
especial? Ni lo sabía. Quizás que fuera imposible era lo que lo diferenciaba, y
me tenía al borde de la obsesión. No entendía porqué las cosas eran así, porque
yo había nacido Mercy Wells, y no Geraldine no sé cuánto.
Me senté en la cama y agarré a Violeta. Estuve un rato abrazada
a ella, hasta que comencé a rasgar unos acordes, despacio, para no hacer
barullo, y a canturrear.
-Put your
head on muy shoulder....
Recordar esa vez que había bailado con él, en la que casi
había pasado “algo”, me calmaba, y trataba de imaginar otra cosa, no descubrir
nuevamente que estaba con otra y no conmigo.
-Mercy dejá de hacer ruido, son las dos de la mañana –dijo
mi madre detrás de mi puerta.
Dejé a Violeta en su lugar, me tiré en la cama y apagué la
luz. A soñar en mis sueños.
Pasó una semana, en la que habían llegado dos cartas mas de
John, en las que juraba y perjuraba que todo estaba bien, que vivían bien, que
ganaban bien y no sé cuántas cosas que estaban “bien” o “muy bien”. Pero seguía
sin creerle, y así se lo decía en mis contestaciones. Pero ya no me quejaba
tanto, sino que le contaba como iban las cosas por aquí, principalmente en mi
casa.
Mi madre se había calmado, ya no parecía odiarme y me
trataba mejor. Harry...bueno, por mas que quería, no podía tratarlo mal. Era
muy amable, y hasta me comprendía, o eso me parecía ver en sus oscuros ojos
marrones. Le hablaba, pero siempre tratándolo de “señor”. No insistía en preguntarme
cosas, y cuando le hablaba me escuchaba con atención. En la mesa siempre daba
su opinión cuidadosamente, para no lastimar a nadie. O sea, muy a mi pesar, era
un buen tipo.
En la universidad, las cosas no iban muy bien. En mi casa,
hacía lo mismo que John: aseguraba que todo estaba en orden, aunque era un completo
desastre. Quería dejar todo, pero a la vez no. Me sentía muy confundida, y mis
notas no me ayudaban.
Para un parcial que debía aprobar sí o sí, con temas de los
cuales no entendía un pito, le pedí ayuda a Deri. De paso, lo conocería mas.
Así quedamos en vernos en la biblioteca de la universidad.
Allí me explicó todo cuanto sabía, y me sorprendió ver que sabía muchísimo, y
que coincidíamos en muchas cosas, cosas importantes o estupideces. Él me pidió
unos apuntes prestados de la clase de idiomas, ya que quería dar el examen como
libre. Por eso, cuando volví a casa y los busqué, escribí una pequeña nota en
el margen de la primer hoja: ¡Hola Deri! Espero que entiendas mi letra, cualquier
cosa preguntame. Ojalá esto te sirva, y suerte en el examen. Mercy”.
No sé porqué lo hice. Estaba mareada, desesperadamente
quería sacarme a Richard de la cabeza, del corazón, y de cualquier otro lugar donde
lo tuviera pegado. Deri me gustaba, y mucho, quizás él fuera EL chico para mí.
Ya no tenía caso insistir con Richard, tenía que jugarme por Deri. Aunque no
tenía ganas de nada y prefería estar sola, no podia dejar pasar el tren. Todo
sonaba a que usaría a Friederich, y la verdad era que.....sí. Pensaba eso, y me
daba cuenta de lo mala mujer que era.
Por eso, cuando un viernes llamó por teléfono, lo atendí
gustosa. Pero enseguida quedé descolocada con su pregunta.
-¿Mañana hacés algo?
-Eh...-no podía mentirle, si lo hacía inventaría algo poco
creíble –No, no tengo nada que hacer.
-¿Querés....salir conmigo?
Tragué saliva. ¿Aceptar o no aceptar? No tenía nada para perder...
-Ok! ¿Adónde?
-Mm...¿algún parque, a la tarde? Digo porque a lo mejor no
te dejan salir de noche.
-Tenés razón, no creo que me dejen –reí, pero era verdad,
con mi madre ahí sería difícil salir de noche, y con un desconocido para ella
-¿Dónde nos encontramos?
-En la esquina de la universidad. Desde allí podemos ir
caminando. ¿A las 3 está bien?
-Sí, genial. Nos vemos.
Colgué, y cuando me giré para ir hacia la cocina y tomar algo
porque tenía la garganta seca, me encontré con que mi madre había visto y escuchado
todo.
-Era un chico, ¿no?
-Ehh...sí. Un
compañero –respondí nerviosa.
-¿Vas a salir con él? –no lo preguntó de mala forma, sino
como...comprensiva.
-Sí, me invitó. No sé si tengo muchas ganas de ir....
-Andá. ¿Cómo se llama?
-Friederich, pero le dicen Deri.
-Y...¿te gusta?
La miré, entre asustada y sorprendida. No sabía muy bien qué
decirle, porque tampoco sabía cómo iba a reaccionar.
-Ehh...bueno...sí. Sí, me gusta.
-Bueno entonces andá a esa cita.
-¿No...no te enojás?
-Hija, ¿porqué tendría que enojarme? Algún día esto pasaría,
es la ley de la vida. Y es lindo saber que estás con alguien, la soledad no es
buena, y mas en una jovencita. Además....¿de qué tendría derecho a quejarme? Si
yo estoy haciendo lo mismo...
Estaba sorprendida por sus palabras, después de sus
actitudes anteriores, pensaba que me diría de todo. Eso me dio un poco mas de confianza
en ella, algo que se había desaparecido hacía ya mucho tiempo.
Por eso, cuando llegó el sábado de “la cita” (no sabía si
llamarla así o no) fui con mas seguridad. No me produje mucho porque en
realidad no sabía a qué iba. Pero bueno, pasar un buen rato con Deri y reírnos
de pavadas no estaba mal.
-¡Hola! –saludó ni bien me vio –Ey, qué linda estás con
vestido de mangas cortas.
-Deri, hoy hace
calor, vos sos el único loco que está con suéter –reí, y él también.
-Mmm...¿a dónde querés ir? Yo tenía pensado un lugar, pero
me vas a mandar a la mierda cuando te lo diga.
-¿Por? Decime.
-Es que....yo nunca fui, y capaz que vos tampoco, y como los
dos estudiamos lo mismo, pensé que....
-Ay, dejá de dar vueltas, ¿adónde?
-Al museo.
-¿Museo? ¡Está buenísimo! Nunca fui porque ni tenía tiempo,
¡pero me encantan!
-Ahhh....qué alivio...
Me reí de su cara y caminamos juntos hacia el museo. No era
una cita común y corriente, no. Para muchos sería aburridísimo, pero a mí la
idea me había gustado mucho.
La pasamos bien, observando todo, a veces riéndonos de los
cuadros, y diciendo cualquier barbaridad. Cuando salimos compramos unos
helados.
-Me imagino que alguna vez anduviste en barco, ¿no?
-No.
-¿Cómo que no? ¿Una inglesa que nunca anduvo en barco?
-Ni en bote. Ni en nada que flote. No sé nadar, con eso te
digo todo.
Se rió, sin poder creerlo. Después, de la nada, me tomó una
mano.
-¿Qué te parece si andamos en barco hoy? Sólo por un rato,
en ferry.
Miré mi mano tomada por él, y después miré su rostro. Se veia
contento, sus ojos negros brillaban.
-Mmm...no sé....-respondí dudando
-Vamos, para que sepas lo que es. Prometo cuidarte.
-Bueno, está bien.
-Genial, vamos al puerto.
Nos levantamos del banco donde estábamos sentados y
caminamos algo apurados. Por alguna extraña razón, él no me soltaba la mano, y
yo me sentía incómoda y muy, muy nerviosa.
Al fin llegamos al puerto y subimos a un ferry. Pese a que
seguía incómoda, estaba entusiasmada porque nunca había viajado en un “coso” de
esos. Me aferré a la baranda, ansiosa porque partiéramos de una vez.
-Veo que estás emocionada.
-¡Ay si! Ahora sólo me falta viajar en avión.
-Eso me gustaría a mí también. Si un día soy piloto te
llevaré.
-O sea, nunca.
-Exacto –rió –Ey, no mires fijo el agua, vas a marearte y
podés descomponerte.
-Uy no, no quiero arruinar todo.
Salimos, y la verdad es que a los diez minutos ya estaba
mareada, pero no me importaba, ya que me la pasaba yendo de un lado a otro del
barco, mirando todo, y Deri por detrás como si persiguiera a una niñita inquieta. Por fin me quedé tranquila,
mirando todo desde la popa del barco. Él se paró a mi lado, sin decir nada, sólo
mirando hacia donde yo miraba.
-¿Te gustó el paseo?
-¡Claro! El museo es super interesante, los helados estaban
riquísimos, y esto está genial. ¡Gracias!
-¿Gracias? Por favor Mercy, no me agradezcas nada, con saber
que la pasaste bien me alcanza.
No lo miré, sólo sonreí. Seguramente estaría roja de vergüenza.
-Y vos...¿la pasaste bien? –pregunté con cierta dificultad. No
quería que hubiera ese silencio incómodo.
-Sí, muy bien.
Y otra vez nos quedamos callados. “Decí cualquier gilada” me
repetí, pero no se me ocurría nada. Al final, me quedé mirando el horizonte, ya
que la tarde estaba acabando, pero mientras seguía pensando qué decir. Nuevamente
me tomó la mano, y no se porqué yo se la apreté. Estuvimos unos minutos así, donde
sentía que el corazón me latía muy fuerte. Él se acercó mas a mí, y en un rápido
movimiento, me robó un beso.
El robo mas dulce de todos.
*************************
Son dos hogares, dos destinos, que dividen mi camiiinoooooo
La que mira la telenovela Dos Hogares sabe porqué canto esto jajajja
Como les va muchachas? Perdón por la tardanza, pero sepan que van a esperar MÁS. Por qué? No sé, vayan y preguntenle a la Universidad Nacional de Luján, que adelantó las fechas de examenes de febrero. Por lo tanto, a meterle pata a Historia Clásica a fullll
Juli, escuché la canción de Los Gardelitos, y a verdad que re pega con el fic, sobre todo en que fuma marihuana ahh no jajaja en la parte en que se va con los pibes de la esquina ;)
Bueno niñas/niños, espérenmeee, no me olviden!
Volveré y seré sillones! XDDD
"Tenía el consuelo de que lo había besado, aunque las circunstancias fueran nefastas. A veces veía eso como un gran error, y a veces como un oasis en mi despelotada vida." Poesía pura, simplemente eso. Sos una genia. No se por donde empezar mi comentario. Vamos a desarmar esto jaja. Primero que nada te digo que estoy en Brasil así que ahora tenés lectores brasileros, muito bem (?) ¿Viste la canción? Yo la escucho desde que tengo uso de razón, pero hace poco me di cuenta el parecido que tiene con la Wells.
ResponderEliminarEste tipo Harry parece ser bastante copado, que suerte que así sea porque agregarle otro quilombo más a Mercy sería demasiado, pobre. Y la madre... que se yo. A mi siempre me cayó mejor el padre, aunque comprendo las situaciones de ella y Mercy. Es una suerte también que esté empezando a aflojar un poco y no sea tan cruel con su hija, en especial teniendo una tan genial jaja
A John no le creo nada de nada yo tampoco, pero bueno, él sabe que hace ¿no? Si le pasa algo que se joda por mentiroso (?) Estoy muy ansiosa para que los chicos vuelvan de Hamburgo y cuenten todo lo que pasó. Además para que venga Richard y vea que Mercy está con Friederich. Hablando de eso... ¡a mi me encanta como quedan esos dos! Este chico siempre me cayó bien, es genial. Me gusta que Mercy se ponga las pilas con él, aunque sea para olvidarse de Richard, es un buen pibe (?) Pero por sobre todas las cosas quiero que esté con él así el petiso narigón se caga de celos, por puto ah jaja Cuando dije lo de petiso se me vino a la mente la canción de Ricky maravilla jajaja. Ehh Richard te vamo' a mataa' (?)
Bueno, espero que te vaya bien con todo esto de los exámenes, parciales y esas cosas. Vamos a esperar todo el tiempo que sea necesario un capítulo, así que no te preocupes y estudiá, que es lo primero (?)
Bieeeennnnn! Por fin me publica mi niña! Ya sé que tuviste algún qu eotro problemilla técnico y por eso te retrasaste, por eso no te digo nada. Bueno, sí que te digo: cuando quieras quedamos, desayunamos y después nos vamos a darle barrazos al tío que hizo que Blogger de cuando en cuando hiciera alguna de las suyas... XDDD
ResponderEliminarYa me dices tú hora y lugar si eso, eh? Jajaja.
Bueno, pues yo voy a lo mío que si no después me falta blogger para escribir (por cierto, una razón más para liarme a barrazos con el tío listo de los 4096 caracteres, jajajaja)... El capi, como siempre, me encantó muy mucho. De verdad, sé que me repito y todo eso, pero es que lo tengo que decir siempre, si no me pillaría una enfermedad rara de guardarme mis sentimientos adentro, reventaría y tendríamos un disgusto. Y tú, querida socia, no quieres que ocurra eso, verdad? :P
Uhhhh... Pobre Mercy. La verdad es que la entiendo. Menudo marrón eso de verte a tu madre con otro hombre. Que sí, que parece muy buena gente (incluso de haber aparecido el personaje en otras circunstancias me caería genial), pero la verdad es que Mercy tiene toda la razón del mundo en ponerse así. Lo malo es que su madre, claro, parece no entender su reacción. Y se ponen a la defensiva una con otra y de cada vez la cosa se pone peor... Menos mal que el tipo éste con el que anda su madre no es un cizañero y quiere poner las cosas en su sitio. Por lo menos le da buenos consejos a la madre de Mercy y parece empatizar con ella al máximo. Al fin y al cabo, si lo que dice que él también pasó por una situación parecida es verdad, entenderá a la perfección cómo se siente la chica... :/
Otra cosa, Mercy Wells. Me afirmo en lo que he dicho anteriormente. No me pongas cara de asesina en serie que me espantas a los clientes, leñe! XD Por cierto, se te agradece la idea de lo del prostíbulo. La verdad es que siempre hay que tener en mente un negocio alternativo por si falla lo que uno tiene (nosotras y nuestros negocios, ya vamos! XDDD). Pero... ¿cómo que no quieres participar en él? En serio no me echarías una mano??? Venga va, mujer, yo a ti no te vendo, como mucho te pongo ahí en la recepción para decir a los clientes adónde tienen que ir y tal... :P (piénsalo bien y si corriges tu opinión me lo dices, jajajaja).
Uyyyy. John Winston I el Deseado. A mí me da que el pobre lo que tiene es stress, sobreexplotación en el trabajo y asquito de vivir en un cuchitril de la loca Hamburgo... Y bueno, a lo mejor que alguna que otra hostia se ha llevado ya en sus correrías alemanas... XD De todos modos, Mercy hace bien en advertirle lo de los hijos nazis... Oye, que a mí tampoco me molaría eso. Imagínate después el lío a la hora de repartir la herencia entre los hijos legítimos y los bastardos... Uh, no, no. Si hace algo, que le ponga impermeable al asunto... :P Y bueno, sí, en Liverpool tiene a dos. Una mascota (llámala zorra si quieres) llamada Marcia la Marciana y yo. Pero bueno, ya te lo dije una vez... Animalico mío, déjalo que se desfogue mi perla. Además, ello contribuye a cornear a Marcia, con lo cual me quedo a gusto. Mala ruina le entre! XDDDDD
Y... Y.... Y... el FINAL! Jo-der-con-el-De-ri. Vale, aquí te podría soltar mi gran arenga de "yo quiero al Richard y blablablabla". Pero no. A ver. Por primera vez en la historia (y tengo la impresión de que no será por mucho tiempo más) he de decir que bien por Mercy y por el Friedrich, que pese a tener nombre de alemán nazi (mira, como los bastardillos de El Deseado... Joder, cada vez que escribo lo de El Deseado me acuerdo de Fernando VII y me da cosa, jajaja). La verdad es que Richard está con Geraldine (joder, por qué??????) y él se lo buscó. Mientras tanto, Mercy no puede encerrarse en casa a llorar eternamente su pérdida... Ahora bien. Prefiero que utilice Mercy a Deri que que sea al revés. Me explico: si le hace daño a la niña este Deri, juro que le arranco los ojos con una cuchara y después se los hago comer. JUM! He dicho. Y bueno, si Mercy le hace daño a él, pues hijo, mala suerte, te aguantas y ale, jajajaja (creo que no estoy siendo muy imparcial que digamos, no?) :P
ResponderEliminarBueno, espero el siguiente capi, como también espero que Blogger no se haga más el gilipollas, jajaja.
Vuelve pronto con esto, genia!
PD: Malditos exámenes que arruinan todo... Mucha mierda con la clásica! :)
NJLXZCLMLKCMLKDNJKMSCLKDM
ResponderEliminarMe actualizé SDKMKSLMMK
Esto se pone cada vez más genial!
¡Enserio!
el novio de la mamá me cayó bien, se nota que es buen tipo c:
y las cartas de John, ese hombre no se está nunca en paz, por cierto...
me mataste con lo de los hijos Nazis AHAHHAHAHAHAHA xD
:OOO
Ya quiero saber que pasa en el que sigueeeeeeeeeee!
SNKDMSKAMFKLMDSKM
Ese Deri es un loquillo, pero muy tierno de su parte llevar a Mercy al Museo! y a un Barco *-*
ahahah c:
Bueeeno, me despido lksmdl c:
estuvo todo guapo el capítulo!
^^ extrañaba comentarte!
y sobretodo, leerte!
c: Saludines c:
y muchas gracias por tu apoyo! c:
dlkmlsdkdm c:
Hola! Que buen capitulo, me ausente por muchisimo tiempo del internet y no podía leer tu fic por los examenes :(, pero bueno ya me puse al corriente y te dire que me super encanta como va, siguelo pronto, que ya quiero saber que hara Mercy, y te invito a que leas mis proximos fics que ya estoy lista para escribir.
ResponderEliminarCuidate mucho e inspirate para que prosigas esta magnifica novela!
Hola :) Me re gustó el capitulo. Me alegro de que a Mercy le haya tocado ese tipo como padrastro (si se le puede decir asi) y no otro tipo de persona, parece bastante bueno. Este John no se cansa más! No sale de una y ya está en otra jaja que estara haciendo ese loquillo por Hamburgo? Deri me encanta mucho para Mercy, pero Richard es Richard y con eso te digo todo. Espero el proximo, suertee! :)
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