13 agosto 2013

Capitulo 67 A la normalidad.

-Vos me estás jodiendo, ¿no?
-Te dije que no era buena idea decirle.
Miré a Paul y asentí, resignada. Ambos comíamos en la barra, él de manera normal y yo como si hubiera pasado la noche en la cárcel. Ah cierto, me había pasado eso.
El tema es que a Cris no se le había escapado la cara que traíamos los dos y al final cedí y conté todo, mientas Paul se agarraba la cabeza, pensando que estaba arruinando “nuestro secreto”.
-Paul, decime que lo que me cuenta ésta chica es mentira.
-Sí, es mentira.
-No, no lo es. Pasé la noche en la comisaría. Ahora pegame.
-Te partiría la cara, pero no. Que lo haga tu madre, que para eso es madre, o nadie, suficiente castigo habrá sido que duermas ahí. ¿Te hicieron algo?
-No, nada. Ehh...¿no me vas a decir nadas más?
-No, y conste que me estoy conteniendo como nunca en mi vida.
-Por favor, que no se entere John.
-Y ahora, como en las telenovelas, aparece John y dice “¿De qué no me tengo que enterar?”
Reí por la ocurrencia de Paul, que comía aliviado al ver que no presenciaría una escena de violencia.
-¿En serio no me vas a decir nada más?
-¡Ay Mercy Wells, qué chica pesada sos! –se quejó Cris- Bueno, está bien, ahí va: ¡Ay qué barbaridad! ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Qué bajo caíste! ¡No admito a ex-convictas en mi negocio! –empezó a zamarrearme hasta que la risa la pudo –Ma sí, dejalo ahí, no puedo.
-¡Ay, gracias!
-Encima agradece, está loca.... Bueno, ponete a trabajar de una vez, si no ya sabés: a la comisaría.
Comencé a limpiar y a atender a la gente, a la vez que charlaba con Paul, hasta que se cansó de comer gratis y se fue.
Cuando volví a mi casa, recién tomé conciencia de lo lindo que era ser libre. Era raro, nunca me había puesto a pensar en lo que sería estar encerrado en una fría celda. Me juré a mí misma que nunca más volvería allí. Si Marcia se cruzaba en mi camino, la ignoraría, porque uno no repara en la nada, y ella era eso, nada. Emplearía la violencia sólo en defensa propia, si a la loca se lo ocurría hacerme algo.
Comencé a pelar unas papas, para hacer unas ricas papas fritas a modo de bienvenida, y les rogué que no se quemaran.
Mimi tocó timbre, dispuesta a comentarme no sé qué chisme del barrio y cuando notó que estaba cocinando me ayudó, por lo tanto las papas salieron ilesas. La observé bien, y supe que ella no estaba enterada de mi estadía carcelaria, lo cual fue un alivio, aunque si lo hubiera sabido, no habría entrado  tan tranquila, me hubiera pegado cuatro gritos.
La invité a almorzar pero se negó, así que comí escuchando la radio y discutiendo con el locutor que presentaba las canciones. Estaba lavando las ollas cuando llegó Abby. Se había enterado por Majo, la hermana de Paul, sobre mi noche tras las rejas.
-¿Querés café? –ofrecí.
-No, gracias, tu café es horrible.
-¡Pero..! ¡Siempre me dicen que hago cosas horribles!
-Hasta que no le pongas mas entusiasmo a la cocina, te lo seguirán diciendo....Así no te podrás casar.
-Uy sí, espero casarme y todo...
-Quién sabe.
-Primero quiero mi negocio y después....nada. La soltería lisa y llana. ¿Y vos?
-¿Yo qué?
-No sé, estamos hablando de casamientos, tratá de relacionarlo con vos.
-De eso venía a hablarte.
-¡¿Te casás?!
-No Mercy –ahogó una risita.
-Ah bueno, me decías las cosas así....
-En dos días me voy a Londres.
Se hizo un silencio sepulcral. Ella me sonreía, pero su sonrisa era triste. Yo sólo me había quedado mirándola, casi sin respirar, con un repasador en la mano. Pestañeé.
-Ya tengo el dinero y conseguí una pensión para vivir. Por lo que has contado, queda cerca de la casa de tu mamá.
-Ah.
-¿Eso es todo lo que vas a decir?
-Pará, es que no me esperaba esto. Sabía que faltaba poco pero...no sé. A veces pensaba que se te había pasado eso de irte.
-No, al contrario, estoy muy entusiasmada. En el diario me recomendaron muy bien a otro diario de allá, en realidad los dos son del mismo grupo corporativo, así que es como si siguiera trabajando acá.
-Pero no.
-Sí, ya sé que no es exactamente igual –dijo en tono cansino –Pero me pagarán bastante y a la vez podré tomar clases. Lo hacen porque precisan gente joven, los viejos se están jubilando.
-¿Y Paul?
Lentamente soltó un suspiro, mirando fijamente por la ventana. Después tamborileó los dedos sobre la mesa y me miró.
-Lo de Paul terminó definitivamente, y no quiero hablar más del tema.
-Pero.....vos lo querés. Y él...
-Él también, sí. –completó- Pero no va más. Cada uno quiere realizarse, y si estamos juntos no podemos, justamente, estar juntos. Nos haríamos muchísimo daño.
-¿Y así es mejor?
-Ninguno de los dos lo sabe. Se verá con el tiempo.
Esta vez, la que suspiré fui yo. Después volví a fregar una olla.
-Si es lo que querés, no me meto.
Abby se fue poco después, y apenas cambiamos unas palabras más. La idea de que se fuera casi por tiempo indeterminado, me caía mal. Y, dejando de pensar egoístamente, la idea de que con Paul hubieran cortado todo, también me caía mal. Sobre todo, porque estaba segura que Paul no estaba del todo de acuerdo con esa decisión. Me llamaba la atención  que esa mañana no hubiera comentado nada, y de haberlo sabido, me hubiera dedicado mas a él, a agradecerle más su buena acción, a...no sé, darle apoyo.




-¡Hola mundo mundial! –saludó George, mirando a toda la clientela, que apenas si le puso atención –Pero qué amargada ésta gente...
-Hola Georgito lindo –lo saludé, mientras controlaba el cambio de la caja.
-Dame algo de ese dinero.
-Ni lo sueñes. ¿Qué andás haciendo por acá?
-Bueno, tenía hambre y ...
-¡No, no por favor! ¡No me digas que venís a comer! ¡Rápido Wells, cerrá o nos quedamos sin reservas!
-Qué graciosa la señora Cris.
-Lo de señora eliminalo.
-¿Señora de Lennon?
-¡Ay, no me lo nombres!
-Bueno, bueno –intervine -¿Qué vas a comer?
-Antes decinos si trajiste plata.
-Mmm....-George rebuscó en sus bolsillos –No tengo nada. Estoy ahorrando.
-Entonces te vas a tu casa.
-Pero señora....
-Harrison, te hablo enserio.
-¡Pero es que necesito dinero para volver a Alemania!
-¿Otra vez? –preguntamos al unísono.
-Sí, pero aún falta. Queremos visitar a Stu, pero seguro será el año que viene.
-Ah, mejor....
-¿Me van a servir algo?
-¡No!
-Depende...-dije.
-¿De qué depende?
-Depende de si me darás clases el martes. Practiqué un poco...
-Sí, en la cárcel –rió.
-¿Vos también lo sabés? –pregunté alarmada.
-Lo sabe medio Liverpool, bestia.
-¡No me digas eso!
-No mientas Harrison, lo sabe sólo el círculo íntimo de la Wells.
-¡Y con eso basta y sobra! –no podía creerlo. Era mas que obvio que John ya estaría enterado y que faltarían pocas horas para que viniera a buscarme con tanques de guerra.
George sólo se encogió de hombros y abrió  un sobre de ketchup, que empezó a lamer, mientras miraba con indiferencia cómo yo me desesperaba.
-Tengo hambre, apúrense esclavas.
-Esperá. –Cris lo frenó con la mano –Tengo que hablar con ésta chica, después comés.
Me agarró del brazo y casi me arrastró a su oficina.
-Tranquila. Sé lo que estás pensando.
-Uy, Cris lee mentes.
-Claro.
-Che que bueno, podrías dedicarte a eso, ganarías mas que con la cafetería.
-No me jodas Wells y no te hagas la desentendida. Sé que estás pensando que John te matará.
-Bueno...tengo que reconocer que acertaste. Comprame flores amarillas para el entierro. Ah, y pasen música, que los velorios son aburridos.
-Lo comediante no te va, así que escuchame una cosa: John seguro lo sabe, pero no te hará nada.
-¿Y cómo lo sabés? Ah cierto, sos adivina....
-Vos dejámelo a mí.
La miré desconcertada, dejando de lado mi pose graciosa.
-No entiendo....
-No importa. Y, ya que estamos, te tengo que hacer una pregunta. ¿Me vas a  dejar?
-Repito: no entiendo.
-Es que....bueno, sé que vas a poner tu negocio y....Bah, no sé para qué te pregunto, es obvio que me vas a dejar.
-Pará, pará, pará...¿Estas enojada? ¿O me parece?
-No. Bueno, en realidad, lo que quiero saber es cuándo te vas.
-No sé, tengo que conseguir un local.
-Ah.
-Pero estás enojada.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-Estúpida, te voy a extrañar. Es eso.
Solté una carcajada y cuando me calmé, noté que me miraba seria.
-Y encima te reís.
-Bueno sería que llore. Ya me viste muchas veces llorando.
Asintió, mirando el suelo, y dejando por un momento su actitud arrolladora. Me reí otra vez y la abracé.
-No seas tonta, no te voy a abandonar.
-Claro que sí.
-Ya no trabajaré mas acá, pero tendrás que aguantarme todos los días, y en el desayuno, que es peor.
-Doy fe.
-Y te voy a pagar, y te regalaré libros y discos.
Se separó de mí, mostrando una sonrisa traviesa.
-Ahí me va gustando. Me parece bien que te vayas, tenés que abrir las alas.
-Sos una interesada –reí  y la abracé de vuelta –Pero igual te quiero, cuñadita.




Las despedidas no me gustaban. Tampoco me gustan ahora, y creo que a nadie le gustan, mas cuando el que se va es alguien que se ha ganado nuestro cariño. Por eso, ese día la estación parecía mas gris y mas fría que de costumbre.
En el andén, la familia de Abby se amontonaba alrededor de ella y le daba recomendaciones de todo tipo.
George, Majo e Ivan mirábamos a distancia prudencial. Paul, por supuesto, no estaba.
Al fin se libró de los abrazos maternos para acercarse a nosotros.
-Chicos....-dijo apenas, tratando de ocultar las lágrimas.
La abrazamos y le deseamos suerte.
-Cuidalo. –fue todo lo que dijo, y me lo dijo a mí, al oído. A Majo la saludó con naturalidad, aunque era su cuñada frustrada, por decirlo así.
Pronto subió al tren y éste comenzó a moverse pesadamente. La saludamos  con la mano y esperamos a que el tren se perdiera en la niebla.
-En fin....-dijo Ivan metiendo una mano en el bolsillo y con la otra abrazando a Majo.
-Espero que vuelva pronto. Mi hermano está insoportable.
-¿Qué hace? –pregunté, ya saliendo junto a ellos hacia la calle.
-Nada, y eso es peor. Parece un fantasma.
George asintió con la cabeza, lentamente, y no dijo nada. Apreté los labios y seguí su paso, algo rápido.
-El año que viene nos casamos –anunció Ivan, cortando el silencio.
-¿Qué? –pregunté mas escandalizada que otra cosa.
-Así es –asintió Majo, perdida en una mar de risitas nerviosas y miradas hacia su novio.
-Bueno...¡los felicito! –dije con poco convencimiento. La verdad era que me parecían demasiado jóvenes como para casarse, pero si se querían, no había impedimentos.
Nos despedimos unas calles después, prometiendo que nos veríamos mas seguido.
Llegué a casa y prendí las hornallas de la cocina, para frotarme las manos sobre ellas y quitarme el frío.
El día se había puesto horrible, y como Cris me había dado las últimas horas libres para ir a despedir a Abby, no encontraba mucho para hacer, salvo calentarme las manos y agarrar a mi querida Violeta, para tocar hasta la hora de la cena. Cuando ya estaba entrando en calor, me saqué el abrigo y subí las escaleras para buscar mis pantuflas en el desorden de mi cuarto. Estaba buscándolas abajo de la cama y mirando la tierra que había allí, cuando sonó el timbre. Bajé corriendo y sacudiéndome, y abrí. Me encontré con el rostro de John, y se me erizó la piel.
-John...-dije apenas, bajando la mirada.
-Tanto tiempo, ¿no? –sonó sarcástico, y se abrió paso hasta la sala –Claro, hace bastante tiempo, algo así como unos cuatro o cinco días que no te veo. Será porque estabas en un hotel de lujo, llamado comisaría.
-John, yo...
-No me expliques nada Mercy Wells. Ya sé todo, ni te molestes.
Se había cruzado de brazos, casi en el otro extremo de la sala y me miraba con frialdad. Cerré la puerta para que no entrara viento y me quedé con la mirada clavada en la punta de las botas de John, que seguía inmóvil. Esperaba su ataque de ira, o algo. Mas bien, esperaba que se fuera. De pronto lo recordé: él no tenía derecho a reclamarme nada, me había hecho cosas peores.  Apreté las mandíbulas mientras sentía un calor que me subía a la cabeza, un calor producto de la rabia. Iba a ponerlo en su lugar cuando, sorpresivamente, se acercó a mí y me abrazó contra su pecho.
-No te voy a decir nada porque no tengo derecho. La culpa de que terminaras ahí la tengo yo. Si no hubiera estado con Marcia....
-No seas pavo –lo interrumpí –La culpa es mía, por no saber controlarme. Agarro una botella, y me la tomo. Agarro a Marcia, y la golpeo. Tengo menos autocontrol que una hoja seca.
Largó una rosita entre dientes y me separó.
-Perdón.
-Uy, llegó la hora de los perdones.
-Es que fue mi culpa. Todo ha sido mi culpa.
-Cortala, no es así. Ya estoy grandecita y puedo y debo hacerme cargo de mis macanas.
Asintió con la cabeza y me dio un beso en la frente.
-Andás demostrativo.
Otra vez rió entre dientes y se encogió de hombros.
-Quedamos mano a mano. Yo te hago cosas malas, vos hacés cosas malas.
Me acerqué y le di yo un beso en la frente.
-Mejor quedemos a mano en cosas buenas.
Sonrió y me tomó las manos. Sus ojos achinados mostraban alegría. Nos sentamos en el sofá.
-Decime si esos policías te hicieron algo.
-No me hicieron nada.
-Jurámelo.
-Te lo juro. No me tocaron ni un pelo.
-Cuando me enteré me enojé, pero después pensé en que capaz te habían hecho algo y....Ya sabés, a las mujeres las tratan mal. ¿Segura que no pasó nada?
-Tranquilo, sólo me metieron en la celda. Y conocí a un chico que estaba ahí.
-¿Y no te hizo nada?
-Al contrario, me cuidó. Se llama Jonathan y es un pan de Dios.
-Tan bueno no creo que sea, por algo estaba ahí.
-No hizo nada. A veces lo encierran porque es gay.
-Uh, eso es duro....-dijo pensativo -¿Ya salió?
-Sí, lo saqué yo.
-También sos abogada. Me has ganado. Yo, que soy el terror de la ciudad, nunca pisé una comisaría. Vos, que sos la señorita Wells, dormiste ahí. La liberación femenina nos pasa por arriba.
-A ver qué hacés para ganarme.
-Mínimo, matar a alguien. Podrías ser vos.
-Explicame una cosa que no entiendo, ¿cómo es posible que no hayas montado en cólera y hayas roto varias cosas cuando te enteraste?
-¿Y quién te dijo que no lo hice? –dijo entre risas –Me contó George y...
-¡Qué enano de mierda! ¡Siempre hablando de más! ¡Después dicen que es callado!
-Pobre, se le escapó, él pensaba que yo estaba enterado, como Paul sabía....Primero le dije de todo a Paul. Tranquila, ya le pedí  perdón, el tipo está hecho un trapo de piso.
-Me imagino.
-Y después fui a la cafetería, dispuesto a ahogarte en café. Pero ahí me frenaron el carro.
-Cris.
-La misma. Es una genia.
-Al fin te das cuenta.
-Primero me pegó unos gritos para que me callara. Y después me habló bien. Y me hizo pensar que no, no podía reclamarte nada, y que para qué te iba a decir algo, si ya había pasado todo. Después volví al departamento y estos días anduve pensando, no quería venir enseguida, quería que se me pasara la bronca. Y acá estoy.
Lo miré y le sonreí, a la vez que negaba con la cabeza. El desgraciado me podía, y él lo sabía. Y yo, en cierto modo, también podía con él.
-Tengo noticias. Fue a vernos un tipo, un tal...Einstein....No, no era así. ¿A que hubiera estado bueno que nos venga a ver Einstein?
-Pobre, se hubiera despeinado aún mas con el bochinche que hacen ustedes.
-Qué decís, si nos considerás los mejores. Te decía que vino un tipo con una apellido así, o parecido. Tiene una disquería.
-¡Epstein! –exclamé.
-¡Ése! Ey, ¿cómo sabés?
-Fui a comprar el disco de ustedes y no lo tenía, es más, ni los conocía.
-Pues ahora  nos conoce. Y quiere ser nuestro manager.
-¿De verdad? ¡Buenísimo!
-Mmm...a mí mucho no me convence. Es muy burgués.
-Habló el comunista.
-¡Aaarriba parias de la tieeerraa, en pieee famélica legióoon, atruena la razón en marcha es el fin de la opresióoooooooonnnnnn....!
-Pará, pará, no te vayas por las ramas  y dejá de cantar. ¿Qué van a hacer?
-Y yo qué sé, a los otros les cayó bien. Y aunque me pese, estamos en democracia y manda la mayoría.
-Entonces le gustaron muchísimo.
-Eso dijo.
-Quién sabe, a lo mejor tienen suerte con él.
Por respuesta, sólo se mordió el labio, pensativo.
-Iba a tocar la guitarra. ¿Te prendés?
-¡Sí! –exclamó entusiasmado –Traela y jodamos un rato.
Y así pasamos el resto de la tarde y noche, improvisando y riéndonos de nuestras tonterías, hasta que cenamos y John, como siempre, se quedó dormido y roncando frente a la tele. Por suerte, gracias a todos los dioses, las cosas se habían arreglado, o mejor dicho, no se habían salido de su cauce y volvíamos así a nuestra relación de siempre. Lo tapé con la que ya era “su manta” y me fui a dormir.



*****************
Ésta vez no tardé tanto, vieron? No hay lugar a quejas! Bueno, si quieren, el libro de quejas se encuentra a su disposición XD
Espero que les guste el capitulo de hoy, y también espero subir rápido el próximo. Ah, otra cosa: no me pregunten por Richard, no sé adónde fue XD Naa, aparecerá pronto, y con toda la gloria. Y cuando aparezca...agarrate Catalina! Y una cosa más: no le den bola al título, no sabía que cazzo poner y se cruzó eso y la escribí.
Bueno, ahora me despido de ustedes, deseándoles buena semana!

5 comentarios:

  1. Casi no subes! Nah, dejaré mis quejas de lado porque me encantó el capítulo :3
    Poner a John en plan tierno - y más si es por Cris - me pareció adorable, son unos hermanos todos lindos :3

    QUIERO A RICHARD EN TODA SU GLORIAAA! Ah. Pero sí, espero que aparezca pronto, el culpable de todos los males :P Ahh re.

    Pobrecillo Paul, Abby se fue, pero bueno, ahora tiene más opciones (? Soy re cruel e.e

    Epsteiiiiin! Bien ahí, ya se volverán famosos :3

    Espero el próximo prontoooo! :D

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  2. LA SEÑORA ADELFA
    Los rayos del sol alumbraban el paseo repleto de gentes que iban de aquí para allá; algunos paseando tranquilamente, otros, rápido y metidos en sus asuntos, tal vez apresurados por llegar a la hora acordada a un sitio en concreto.
    En medio de toda este gentío, la señora Adelfa, descansaba sobre uno de los bancos del paseo. Sotenía un Ipad de última generación y leía, tranquila y al sol. Los más jóvenes la miraban de soslayo cuando pasaban por su lado preguntándose, tal vez, qué puñetas hacía una vieja como ella con tal joya tecnológica. Pero la señora Adelfa era muy moderna y desde el curso de "ordenador" que habían hecho en la Asociación de Jubilados del barrio, se había viciado a esas cosas. Ya tenía Facebook, Twitter, Ask, Tuenti y Tumblr y ahora, recientemente, había descubierto una cosa: los fics que una tal María hacía de los Beatles. Uy los Beatles... Aún se acordaba la señora Adelfa de sus años de juventud y lo mucho que le gustaban (sobre todo el Paúl -así, con acento en la u, como ella lo pronuncia-, que lo encontraba más guapo que a nadie). Normal pues, que con ese amor, la señora Adelfa se hubiera enamorado de los fics de María.
    Estaba la señora entusiasmada, leyendo el fic de la Mercy, como ella le llama, a mitad del capítulo 67 cuando vio que la buena de Mercy tenía miedo de que John la pelara viva como a los conejos que su marido, el Señor tenga en su gloria, traía del monte cuando se iba de caza. Entonces, la señora Adelfa, que aparte de moderna era muy peleona y bastante mala sangre, exclamó:
    -Yo quiero que se peleen, que discutan muy fuerte.
    (http://www.youtube.com/watch?v=x8zcTLdCHpM)
    La señora Adelfa ignoró a unos jóvenes que pasaban por allí y que la miraron raro y siguió inmersa en su lectura, sintiendo ya en su nariz el olor a sangre.
    Pero la señora Adelfa se equivocó. No hubo sangre, ni peleas, ni nada. Sólo hubo paz y mucho amor y eso a ella, que como hemos dicho era más mala que pegarle a un padre con un calcetín sucio, no calmó sus ansias de sangre.
    Enfadada, tiró el Ipad a una papelera lejana, y mientras una veintena de viandantes se acuchillaban por quedarse con él a sus espaldas, la señora Adelfa empezó a caminar, a caminar, a caminar, a caminar y no paró jamás.
    Dicen algunos que la han visto en las noches de luna llena aullando un "YO QUIERO QUE SE PELEEN!!!!!! QUE DISCUTAN MUY FUERTEEEEE!!!!", pero nadie ha conseguido dar caza a la bestia.
    De todos modos, el bien venció al mal y la antaño señora Adelfa, ahora bestia parda de las malas, se esconde por los bosques, cual alimaña andrajosa, sin atreverse a salir.
    Y ésta, amigos, ha sido la historia que narra como un fic de la ilustre María venció a las fuerzas demoníacas.
    FIN

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  3. Bien, después de este apasionante relato de terror/gilipollismo (que es un nuevo género que he inventado ahora y que voy a registrar a mi nombre ya para que nadie me robe la idea), aquí está esta señorita (Y NO SEÑORA COMO ALGUNOS DICEN Y A LOS CUALES SÍ QUE PELARÉ YO COMO A LOS CONEJOS)dispuesta a comentarte. Pero antes, una cosa... Ven aquí, María! Coño! No me tengas miedo, que parezco así muy psicópata pero que en realidad no me da por matar a nadie! Que vengasssss! Ven aquí, bandida, ven que te quiero dar un beso y un abrazo que te voy a dejar estrujada para media vida! Jajajajaja. Sí, si, ven aquí que te lo mereces, que me has dejado toda muerta de amor y de todo cuando he visto que no ha habido sangre como la señora Adelfa y yo también esperábamos, sino que aquí lo que ha habido es todo lo contrario!
    Ayyyy, que voy a hacer un festival de la paz y del amor! XDDDD
    Supongo que con esto sobra decirte que el capi me ha encantado muy mucho requetemucho y todas esas cosas, así que sin más (sin más dice, y hasta le ha contado un cuento antes de comentarle, tiene narices la cosa...), paso a comentarte! Yuhuuuu!
    Bueno, en primer lugar, sí, hija, eres una pesada. Encima que soy una mujer pacífica que no riñe ni da bofetadas ni nada de eso, encima aún vas exigiendo que lo haga... Jajajaja. Que nooooo... Que ya sabes que yo a ti no te pegaría nunca, ni aún yéndote a la cárcel. Pero bueno, quieres teatro, pues un poco de teatro te daremos... Jajajaja. Morí de risa con esa escena, de verdad, y con Paul, que está en plan majete ahora. Sigue así y tal vez hasta te invite a desayunar, colega.
    Uffff... Lo de Abby que se va me ha pillado muy por sorpresa, la verdad. No creía yo que al final se fuera, ni mucho menos dejándose a Paul ahí sin más... Y yo que tenía esperanzas desde aquella conversación que tuvieron de que se arreglaran! Ainsh... :( Y aparte de eso, pues sí, que las despedidas siempre son odiosas... Es chungo que alguien "del grupo" se vaya de Liverpool y se deje a los demás, aunque está claro que es para mejorar y hacer su vida y algo me dice a mí (llámame vidente si quieres) que más de uno acabará por London también como Abby, jajajajaja.
    Y no todo podía ser malo en la despedida, no? TENEMOS BODAAAAA! Ale, aleeee, bodorrioooooo! Se nos casa Majo con Ivan. Enhorabuena a la parejita! Eso habrá que celebrarlo, no? :D
    Bueno, siguiente, George, George... Vamos a ver que aclaremos unas cuantas cosas tú y yo así seriamente:
    1) Entras en mi cafetería e intentas presionar a mi empleada del mes, del año y del siglo, para que te dé el dinero de la caja : MAL
    2) Llegas con hambre y sin dinero, lo que conociéndote supone invitarte a comerte todas las reservas de la cafetería e incluso los muebles si me aprietas, con lo cual corro el riesgo de quedar en la indigencia por tu culpa: : MAL
    3) Me llamas "señora", con lo cual me recuerdas que soy vieja y estoy a punto de acceder a los descuentos de jubilados en las salas de cine y demás, y por ende, que mis años de vida son menos que los del resto de personajes del fic : MAL
    Hijo, te adoro y me caes muy bien, pero si quieres que no te meta cianuro en uno de los pastelitos que te dé, por favor, corrige estos pequeños detalles, eh? Jajaja. Por cierto, deja de chupar el ketchup! Que así a secas me da asquito! JAJAJAJA. (Nota adicional: QUÉ CRACK ESTE GEORGIE! XD)

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  4. Por cierto, siguiendo con la escenita en cuestión y nuestra charla en privado... Nena, me asustas. Me has retratado. Bueno, no me asustas, me conoces ya demasiado como para saber como soy y por tanto para retratarme de esta manera y predecir mis reacciones, jajaja. Bueno, nena, que sí, que te voy a echar de menos, que no es que esté enfadada ni nada, pero que me da penica tener que decirte adiós y me da miedo que te olvides de mí... Ahora bien, si me dices que te vienes a desayunar todos los días (invita la casa) y te comprometes a pasarme discos y libros, se me quita la tristeza, jajaja. Y por cierto, me gusta eso de encargarme de Lennon... (un segundo que voy a apartar y a esconder las escobas, los palos y los objetos punzantes para cuando venga, así no tenemos disgustos ni nada, jajaja).
    Hablando de Lennon, me meto ya en el asunto... TELA. Cuando he visto que John llamaba a la puerta me he quedado muerta. Esperaba yo ahí de todo ya, pero... SORPRESÓN! El chaval se ha comportado como el amor de persona que es y encima se ha puesto en plan buen hermano amoroso y afectuoso :3 Joer, te lo digo, me HA ENCANTADO ver que no hay mierdas entre los dos y que esto ha servido, más que para pelearlos más, para acercarlos de nuevo después del incidente que tuvieron, que quieras que no, afectar afectó algo a su relación :) Retierno John preguntándole si la habían tratado bien y retierno ver también que el cabreo que tenía era en parte porque se había asustado por lo que le podría haber pasado a su hermana (quien por cierto, ya le gana por goleada: hasta en la cárcel ha estado :P ). Y... ay, la escena de la cafetería, que me la intento imaginar... John entrando como neanderthal y Cris ahí pegándole cuatro gritos, jajaja. Menos mal que después de hablar se habló bien y que el colega recapacitó. Y eso de "genia" no sé cómo tomármelo, así que guardaré mis opiniones al respecto bajo candado de siete llaves hasta más ver, jajaja.
    Y el final, el final no podía ser mejor, ellos contándose de todo de nuevo como los hermanos que son (incluido lo del Brian ¿Einstein? XD -Mercy, recuerda lo que te dije de pedir una comisión por "presentárselo", recuérdaloooo!-) y tocándose unas cancioncillas con la guitarra antes de dormir.
    Así me gusta!
    En fin, nena, que yo ya me despido hasta el próximo capi, a ver qué pasa... (y si encimas anuncias cierto regreso... uy! Nervios! :D )
    Saludos y... ven para acá que te abrace otra vez, leñe! XD

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  5. Este capítulo me EN-CAN-TÓ! Re lindo todo, John es un pan de dios a pesar de todo y Mercy que está más loca que no se qué jajaja Son re lindos todos. Me da mucha pena que Abby se haya ido, pero bueno, ya veremos que pasa con eso. Cuidate! :)

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