01 julio 2014

Capitulo 84 Paranoias

-Sí, mamá, vení cuando quieras. Que sí, que me voy a cuidar. Sí, estoy tomando la medicación. No, mamá, no lo haré rabiar. Ok, te espero, pero avísame cuando vengas. Chau, te quiero.
Colgué el auricular del teléfono después de una larga charla con mi madre en la que se había enterado de mi relación. Merecía saberlo porque conocía mis sentimientos y lo que los padecía, y si bien se había mostrado un poco reticente, en el fondo yo sabía que estaba contenta por mí. Era lógico, para ella seguía teniendo diez años y desconfiaba de ese “galán” como ya había comenzado a llamarlo.
Me sentí feliz porque estaba segura de que había perdido mis miedos, o eso creía.
Salí de mi casa silbando bajito, contenta como solía andar desde esos últimos dos o tres días. Algo bien raro en mí, tan amarga y gris como era. Seguía teniendo problemas y contratiempos como todo el mudo, pero los veía de una manera distinta. Parecía un cliché afirmar que el amor te cambiaba la visión de las cosas, pero era justo lo que estaba experimentando.
Llegué a la librería y revoleé el bolso sobre el mostrador, bruta como siempre.
-Apareció la repartidora de corazones. -le di una patadita a Jonathan, que como buen madrugador, ya hacía rato que había abierto y ordenado casi todo.
-Ey, no te ponés más suave ni aunque te estés por casar con un príncipe, ¡me lastimaste!
-No exageres y tomá tu cheque. Te di un aumento.
-Era lo que me correspondía.
-No vas a agradecer, no. Mal socio.
-¿Socio?
-Ehh…a ver cómo te explico…En realidad no quería decirte nada, y te pido que no te ilusiones. Se me ocurrió una loca idea, y bastante imposible. ¿Qué tal una sucursal?
-¿Acá?
-No bobo, ¿me voy a hacer la competencia a mí misma? El público de la ciudad no da para otra librería más. Hablo de apuntar más alto: Londres.
-Uff…más que apuntar alto, eso ya es inscribirse en la NASA.
-No es buena idea, ¿no?
-No. Los números no van a cerrar.
-Lo supuse. Te quería hacer socio, y por ahí, si te gustaba, podías encargarte de la de Londres y estar cerca de Mike.
-Mike no va más.
Me agarré la cabeza sin atreverme a mirarlo. Bien Mercy, seguí metiendo la pata.
-No te preocupes, no lo sabías. –dijo como disculpándose.
-¿Pero…?
-Shh, asunto cerrado.
Comprendí que no quería tocar el tema y lo respeté, aunque mi lado más curioso deseaba saber qué había ocurrido. Suspiré y me mordí el labio, impotente por no poder hacer nada para ayudarlo. ¿Qué pasaba que Jonathan no tenía suerte?  Me preocupaba mucho y eso era bueno, ya que no quería perderme en mi nuevo mundo rosa y azucarado y olvidarme de lo que le pasaba a la gente que más quería.
De la tribulación que sentía me sacó el mismo Jonathan con algo que la prensa amarillista suele catalogar como “noticia bomba”.
-¿Sabías que Majo está embarazada?
-¿QUÉ?
-¿Qué? Era obvio que eso iba a pasar, por algo se casó.
Otra vez volví a mis pensamientos. Ya llegaba la época de la vida en la que la gente que conocés, empieza a tener hijos. ¿Me llegaría a mí también? Me aparté del mostrador como si estuviera caliente, con la mente espantada por lo que acababa de pasar por ella. Si había algo que no quería en mi vida, eran bebés. No porque no me gustaran y no me parecieran lindos y tiernos, sino porque me conocía y sabía que sería incapaz de cuidarlos como lo merecían. Y después, criarlos, educarlos...Si ni siquiera me educaba a mí misma, ¿cómo hacerlo con una criatura?
Sólo para perturbarme más, entró Richard. Bueno, pobrecito, el qué culpa tenía de que yo estuviera aterrorizada de sólo imaginarme con un hijo. Ay, pero era tan lindo…Y un bebé con él sería todavía más lindo….¡Ay basta Wells!
Me saludó con un beso y a modo de broma me cerró el libro que hacía media hora tenía abierto delante de mí, sin prestarle atención. No fue hasta que lo oí bromear con Jonathan que me bajé del asteroide en el que me había subido y caí en tierra. Caer en tierra también me llevó a darme cuenta de que al él le pasaba algo. Parecía alegre y todo eso, pero lo conocía demasiado bien como para saber que algo más tenía. Y lo peor, que no me lo diría.
-¿Te pasa algo? –dije interrumpiendo sin compasión la charla futbolística que estaban teniendo.
-¿Eh? –me miró desconcertado, y sonrió, aunque lo noté nervioso.
-Si te pasa algo.
-¿A mí?
-No, al archiduque de Austria. –rió Jonathan.
Rieron pero yo ni me inmuté.
-A mí no me pasa nada. –respondió Rich al ver que no le apartaba la mirada-A vos te pasará, que desde que entré que estás rarita.
Aplausos, míster Starkey. Eso se llama devolver el golpe. Me había descubierto como yo a él y eso era bueno, demostraba que nos conocíamos muy bien.
-Se puso rara porque Majo está embarazada y seguro que a ella le entraron ganas.
-Haceme acordar de que cuando termine tu jornada laboral, te mate.
Me sacó la lengua y se cruzó de brazos, triunfal.
-¿Eso es verdad? –preguntó Richard.
-¿Qué cosa es verdad? –intervino, otra vez, Jonathan-¿Qué Majo está embarazada o que a ella le picó el bichito de la maternidad?
-Jonathan estoy hablando con el dueño del circo, NO con los monos.
-¿Me dijiste mono?
-Sí, andá a comprarte una banana. Te va a gustar. –levanté una ceja y él me dio un golpecito en el hombro, empujándome.
-Bestia.
-Ya lo sé.
-Ok, ok, me voy. –se fue despacio hacia el sótano.
-¿Es verdad lo de Majo?
-Así parece. –me encogí de hombros-Esta tarde iré a visitarla.
-¿Y por eso estás así? –me tomó por la cintura.
-Mmm…sí, no sé.
-Bueno, podrías no ser menos que tu amiga e imitarla...-sonrió pícaro y me dio un beso en la mejilla, pero lo aparté.
Me miró extrañado y de pronto abrió más sus ojos azules.
-Ahh…ya sé por dónde van las cosas. No se habla más del tema. Lo prometo. Ni te cargaré con eso ni nada.
-Gracias. –le sonreí-Y…¿no me vas a decir qué te pasa?
Cambió radicalmente su expresión, pasando de estar risueño a ponerse muy serio. Incluso me soltó.
-Es que no me pasa nada.
Asentí, entendiendo todo, y me sentí bastante mal.
Se fue apenas un rato después porque tenía que hacer algo que no escuché porque no le puse atención.
Arrojé al mostrador dos discos que tenía en la mano, sin temor a que se partieran.
-La puta madre.
-Ey, ey, no empecés con tus cosas.
-¡Ay Jonathan, me cansás! ¿Ahora sos omnipresente, que estás en todas partes escuchando todo?
-Quizás lo sea. –contestó sin siquiera molestarse por lo que acababa de decirle.-¿No ves que hacés todo mal? Ya te estás haciendo la cabeza por una pavada, no podés con tu genio. Si pensás que te oculta algo…
-Claro que me oculta algo.
-¿Pero por qué pensás que es algo malo? A lo mejor te quiere proponer casamiento, qué se yo…
-Ay, dejá de decir estupideces. Algo le pasa y no me lo quiere decir. ¿Por qué? Por algo lo oculta, yo le cuento todo. Y encima me mintió para no decirme. Y se fue enseguida.
-Cualquiera se iría cuando te ponés así. Yo no me voy porque me pagás.
-No me estarías ayudando con tus palabras….
-Lo que tenés que hacer es bajarte de la moto.
-¿De qué moto hablás?
-Esa moto a la que te subís y vas, y vas. Esa cabeza tuya que no para de pensar. Bajale un poquito a la alteración, sé que estás acelerada pero frená. Ya te va a decir qué carajo le pasa.
Negué con la cabeza, totalmente fastidiada, y abrí el bolso, del que saqué la colección de cajitas de colores llenas de pastillas. Me tomé una.
-La viva imagen de la locura. Alterada, paranoica, y tomando pastillas.
No le contesté porque tenía razón. O paraba la moto o me estrellaba. No me había equivocado con mis miedos a arruinar todo, porque me creía capaz de hacerlo. Pero se me complicaba un poco frenar. Antes de almorzar, llamé a la casa de Richard y me atendió su madre, derramando tanta amabilidad que me incomodaba. Ya sabría todo, seguro, pero su hijo no estaba allí y si bien me aseguró que ni bien lo viera le diría de mi invitación para el almuerzo, no apareció. Me repetía que todo eso me pasaba por gila, por haberme enganchado sabiendo que el amor traía todo tipo de complicaciones.
Dejé las ollas sin lavar y me encaminé hacia la casa de Majo, antes de que se hiciera la hora de abrir el negocio otra vez.
Para mi felicidad, allí estaba Paul. Sí, eso me daba felicidad porque era la oportunidad de descargarme con él.
-¡MCCARTNEY TÍO! –grité al verlo.
No respondió, sólo negó con la cabeza.
-Uy, pareciera que estás en un velorio. ¡Vas a ser tío! Tendrás un bebé al que cambiarle los pañales y que te seguirá a todas partes molestándote.
-No creo que moleste más que vos, Wells. Entrá de una vez.
Se hizo a un lado para dejarme entrar y me acompañó hasta la habitación de Majo, ya que debía hacer reposo por unos días porque podía tener algunas complicaciones.
-¡Hola! –saludé cuando Paul abrió la puerta.
-¡Hola Mercy! Uy, cómo estás, qué bien les cae el amor a algunas…
-¿Ya lo sabés?
-Todo el mundo lo sabe.
Fruncí el ceño, miré a Paul, que seguía parado en la puerta con las manos en los bolsillos.
-Ya sabés, John. –dijo como si fuera lo más normal.
-Algún día lo estrangularé…-murmuré, Majo soltó una carcajada.
-Vamos, si John es un sol. Ya quisiera un hermano así.
-¿Eh? –exclamó  Paul-Estoy acá cuidándote porque el que ERA mi amigo te robó y te embarazó, ¿y preferís un animal como John? Ya ves Wells, mejor es criar cerdos, por lo menos te los comés.
Nos reímos de su enojo hasta que él, haciendo gala de su gran educación, fingió que no le importaban nuestras burlas y se ofreció a traernos té con galletas. Ni bien se fue, me giré hacia Majo.
-¿Y? ¿Cómo es todo esto de estar con un bebé ahí adentro?
-Ay Mercy –volvió a soltar otra carcajada-¡Cómo lo decís! Estoy bien, contenta, aunque no lo esperaba. Pero bueno, me gustó la noticia. Salvo por la parte de tener que estar en cama.
-Vamos, si siempre te gustó dormir.
-Sí, pero me canso…
-Y…¿ya tenés panza?
-Apenitas, casi nada. –se aplastó el remerón que tenía puesto, negó con la cabeza-¿Ves? Nada de nada. Supongo que en unos meses habrá algo.
-¿Y qué querés que sea?
-Una nena.
-¿Y si son dos?
-¡No! –me reí de su cara de susto y me arrojó un almohadón.
-Bueno, bueno, sólo una nena. Ey, yo estaría asustada con eso, ¿vos no? Que yo sepa nunca cuidaste a un bebé.
-Pues…no, nunca. Y si, estoy un poco impactada, pero sé que podré. Si todas las mujeres pudieron, ¿por qué yo no?
-Buen punto ése.
Paul pateó la puerta, íbamos a reprenderlo pero lo vimos aparecer con una bandeja con dos tazas humeantes y un plato lleno de galletas de colores.
-Que tengan buena merienda, señoritas. –se retiró todo digno mientras nos reíamos de él.
-¡Mmmm Mercy! –exclamó Majo al darle un sorbo a su té-¡Tengo algo que mostrarte!
De debajo de la almohada sacó dos o tres revistas. Hojeó una, la dejó a un lado, tomó otra y pasó rápido las páginas.
-¡Aquí! ¿Te acordás de Marcia?
-Pfff como para no acordarme…
-Se casó con un tipo llenísimo de dinero.
-Sí, en Estados Unidos.
-Sí. Pero volvió, ¡y mirá! –me dio la revista, leí.
-“La reina se entrevista con un importante empresario neoyorquino”.
-¡Mirá la foto!
-¿Eeeehhh? ¿Marcia con la reina?
-Su sueño hecho realidad jaja.
-“La joven esposa del señor Adams declaró estar feliz de saludar a nuestra reina y de volver a su tierra. Marcia Cleave Adams es una importante modelo que supo adatarse a la vida norteamericana” DEJATE DE JODEEEERRRR…
-¿Creés que vendrá?
-Já, ésta a Liverpool no lo pisa ni muerta. Y si vuelve se encuentra con mis puños, así que no le conviene.
-¿Serías capaz?
-Claro, por algo lo estoy diciendo.
-Me encantaría verlo.
-No es un buen espectáculo para una embarazada. Ay…mi futuro era el boxeo, yo no sé qué hago acá.
Me miró horrorizada y después se echó a reír. Parecía que el embarazo la había puesto de excelente humor y se reía por todo. Vi que la hora de abrir la librería había pasado hacía mucho. Jonathan estaría odiándome.
Me despedí de Majo y de Paul y corrí hasta el negocio porque no tenía dinero encima para pagar un bondi. Ah, la pobreza…
Cuando llegué, encontré al pobre Jona hablando con un distribuidor de libros que, pese a su trabajo, poco tenía de intelectual. Era un bruto en su máxima expresión y lo peor, “nos tiraba onda”. Sí, nos acosaba abiertamente. A los dos. Daba gracia y a la vez ganas de hacer un pacto suicida.
Cuando me vio llegar, Jonathan respiró aliviado, venía a relevarlo en ser víctima del acosador.
-Pero qué bien, llegó la florcita. O mejor dicho, la otra florcita. –el tipo paseó su mirada entre nosotros dos, que tragamos saliva.
-Ah sí, llegué. –contesté lo más apática que pude.-¿Trajo lo de esta semana?
-Claro, siempre cumplo, muchachita. Y la semana que viene volveré.
-Qué bien.
-Sí, recuerden que esta es mi librería preferida.
-Me alegro. Aquí tiene el dinero, gracias.
-De acuerdo. Nos vemos la próxima semana. Cuídense.
-Ese “cuídense” me sonó a que nos va a agarrar a los dos juntos. –dijo Jonathan cuando el tipo desapareció tras la puerta.
-Este es el inconveniente de tener negocio: cientos de babosos.
-Y babosas, que esas también me persiguen.
-Ufff…nos pasa por lindos e irresistibles. Bien, a trabajar.
La tarde pasó rápido, por suerte vendimos mucho y no apareció ningún otro viejo verde ni chica desesperada. Cuando estábamos por cerrar, entró John.
-Hola seres inservibles.
-Hola basura radioactiva.
-Tengo una buena noticia.
-Nonos importa. –seguí contando el dinero, concentrada.
-La noticia es que pronto tendré más dinero que el que tenés ahí.
-Eso lo venís diciendo hace diez años.
-Nos vamos a Hamburgo, otra vez.
Levanté la vista por primera vez para mirarlo, con las manos apoyadas en la caja registradora.
-Ay John…¿justo ahora?
De pronto se me abrió la mente. Lo que me ocultaba Richard era eso. Y yo imaginando cualquier cosa, aunque un viaje también era preocupante.
-¿Justo ahora qué? ¡Ey, hola! –me pasó la mano frente a los ojos, y volví a escucharlo.
-Justo ahora que estoy con Richard, te lo llevás.
-Bueno querida, yo no voy a estar pendiente de tu situación sentimental para decidir qué hago con mi banda.
-Sos un roba novios.
-¿Perdón? A tu novio no te lo robo ni aunque me pague la mafia. Ah, te advierto una cosa, Mercy Wells: no quiero que le hagas escenas de celos, ni llantos, ni súplicas, ni propuestas indecentes para convencerlo de que  se quede. El tipo se viene conmigo sí o sí.
-Te odio. En serio John, te odio mucho.
-Me da igual. –se encogió de hombros-En fin, voy a ver a mi novia, que para tu información, no se queja como vos. Aprendé.
Saludó a Jonathan y se fue, y yo recomencé mi cuenta de billetes, rumiando la bronca.
Cerramos todo y cada uno se fue a su casa aunque Jonathan insistía en acompañarme, pero yo deseaba caminar sola pese a que era noche cerrada y ya no andaba nadie por la calle.
Cuando llegué a casa comencé a hacer la cena con más desgana de la acostumbrada, sin prestarle atención a nada. Sonó el timbre y suspiré, sabía perfectamente quién era.
-Hola amor. –saludó cuando abrí.
-Hola…-hice un gesto con la mano para que entrara y cerré.
-¿Pasa algo?
-Sí. Ehh…no. Ufff, ya estoy cumpliendo con el prototipo de histérica.
Sonrió y me dio un beso que fue como un bálsamo para mí.
-Ya sé qué te está pasando y la culpa es mía, porque no te digo qué es lo que me pasa a mí. Estamos un poco locos, ¿no?
-Creo que sí. –sonreí-¿Por qué no me dijiste enseguida lo de Hamburgo?
-¡Ay John, te odio! –exclamó-Te dijo él, ¿no?
-Sí, hace un rato.
-Esto pasa porque soy un lento, no sabía cómo decírtelo porque te caería mal. La verdad es que no quiero ir, pero…tengo que hacerlo. Te juro que iba a decírtelo, buscaba el momento apropiado, pero claro, se me notaba en la cara y John cagó todo.
-Ya lo creo que cagó todo, pero le voy a hacer caso: no te haré ningún planteo para que te quedes.
-No pasará nada, te lo prometo.
-Rich….No conozco Hamburgo, pero sé perfectamente cómo es. No prometas lo que no podrás cumplir.
-Ey, estás pensando cualquier cosa de mí. Te lo prometo y te lo cumplo, pero teneme un poquito de confianza.
Asentí bajando la mirada porque sentí que las lágrimas querían brotar. Hice fuerza para no darles el gusto, pero era muy difícil saber que la persona que amabas se iba a ir a la ciudad más depravada y que seguro que andaría con vaya a saberse cuántas. También era duro hacer la vista gorda y dejar que todo pasara, sentía que no me valoraba a mí misma. Y muchísimo más duro era sentir desconfianza cuando en realidad no debía haberla. Algo no estaba funcionando del todo bien.
-Morocha….-me tomó la cara y  me obligó a mirarlo-Vamos, no llores.
-No estoy llorando. –respondí con firmeza.
-Ese orgullo que tenés. –sonrió-Seran poquitos días, quedate tranquila.
-Pero no vas a estar ni para Navidad ni Año Nuevo…
-Lo siento, lo siento mucho.
-Supongo que me tendré que acostumbrar a esto.
-Por como vienen dándose las cosas, creo que sí. Escuchame Mercy, es tu decisión si seguís con esto o no. Yo lo aceptaré.
-¿Me estás preguntando si te quiero dejar?
-Sí, pero te juro que te entenderé porque sé que es muy complicado, no te molestaré, y no…
Lo callé con un beso, el más sentido que pude darle. De pronto, todas las dudas se desvanecían, aunque el temor a que volvieran estaba latente. No sé si la paranoia se había ensañado conmigo y me daba vuelta la cabeza, o si la realidad era así, con tantas dudas y preguntas. Resolví, por unas horas, no escuchar a mi mente.
-Nunca más vuelvas a decir algo así. –susurré cuando me separé un poco-Jamás te dejaré.
-¿Ni siquiera por ese repartidor de libros?
-¿Cómo sabés eso? –lo miré sorprendida.
-Starkey todo lo ve y todo lo sabe, señorita Wells.
-No sé si eso me da miedo o qué…-reí-Lo lamento, pero ningún repartidor degenerado me hará dejarte. Yo lo que agarro, no lo suelto.
-No sabés cómo me encanta eso –sonrió y me dio de esos besos bien tiernos, soñados.
Esa noche cenamos y dormimos juntos, sin hacer nada, sólo abrazándonos con el amargo sabor de las despedidas y la incertidumbre. Porque sí, el amor era hermoso, pero también podía ser el más cruel de los villanos.  





***********
Hola hola hola hoooooooolaaaaa!!!! Aquí volví, después de demasiado tiempo para mi gusto, la verdad es que no se me caía una idea y no quería dejarles un capitulo muy chapa (no sé qué significa chapa, acabo de inventarlo, ustedes me entienden). Este tampoco es el capitulo del siglo pero bueno, más o menos algo salió.
Les dejo muchos saludos y gracias por comentar!

4 comentarios:

  1. HOLA HOLAAAAA!!!!!
    Jajajaja fijate que si, se me olvidó comentarte el anterior :( Pero aquí estoy! Yaaaaayyyy (creo que no le importa a nadie) :D

    Bueno vamos por acá, así que a la Mercy ya le llegó el turno de las paranoias, los celos, etc, etc. así que supongo que aprenderá a vivir con eso no? dado a lo que les espera a los Beatles, la pobre estará solita por algún tiempo.
    Bueno, pero la otra cara de la moneda será que tendrá tiempo para pensar y todo eso cierto? porque tiene razón, si sigue así se va a estrellar.

    Y Majo embarazada! no me lo creo locura, no me lo creo. Jajaja osea que como dijo Jonathan, por algo se casaron jajajaja.

    Bueno, y aquí paro yo, porque si no, termino el día del partido, y eso no puede pasar, porque no me perdería un partido tan bueno como este que viene, no? imagínate, Colombia vs Brasil... Que? Jajajaja ahora si chau :*

    Att: Vale la loca ;)

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  2. HOLA! Por Lennon y Harrison juntos! me encantan Mercy y Rengow, enserio, son una pareja preciosa! con los celos, con las incertidumbres, me gusta mucho como narraste aquello, tienen es no sé que me matan, aunque el muy maldito de vaya.

    Pero el que me mata María, es John, porque lo amo, y porque es el mas chistoso de este fic, porque no supero sus insultos jajajajajaja son lo mejor de la vida! XD

    No me imagino a Mercy embarazada, para mi que se la deja a Mimi al lado mientras se va por ahí bebiendo alguna cosita, y vuelve al día siguiente sin las llaves ¿ves? me acordé de un capítulo jajajaja que es antiguo! no recuerdo muy bien! pero como leí hace poquito toda, ya sabes.

    No te molesto mas con mi blabla, y te pido por favor un capítulo nuevo, porque me encanta el fic <3 ¡UN BESO, SUBE PRONTO!

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  3. Hola hola holaaaaaaaaaaaaaa!!!!!
    Aquí yo, para variar con dos mil años de retraso y por eso he traído aquí conmigo a Camilo Sesto para que te cante el Perdóooooooooooooooonameeeeeeeeeeeeeee. Ehhhh!!!! Basta de tirarme cosas!!!!! Cómo que no te gusta el Camilín? Con lo bien que cant... (Cris ve interrumpido su discursillo por un tomatazo de María que le va directamente a la boca. Escupe. Comprueba que estaba podrido. Vomita en una esquina mientras Camilo Sesto decide irse disimuladamente al ver que su actuación no ha sido muy bien aceptada por el público.)
    Bien, pues después de este pequeño paréntesis voy a ceñirme a lo que venido a hacer, es decir, comentarte el capi, no vaya a ser que aún me estampes más tomatazos, jajajjajajaaja. Yo qué te voy a decir? Es que te lo digo siempre, hija, pero es que no me queda más remedio con los capis que nos traes.. EL CAPI ES GENIALOSO-FABULOSO-ESPECTACULAR!!!!! Y encima osas decirnos que no es la gran cosa y yo no sé que más. Que no. Que mola mucho y punto. Por qué? Porque lo digo yo que para algo tienen que valer mis "críticas literarias", no? Jajajajajaja. Como siempre, el capi nos brinda una muestra de lo que creo yo que mejor se te da: el tema de descripción de sentimientos internos, esa parte íntima de Mercy que eres capaz de explicarnos ran bien que hasta casi casi nos podemos meter en su piel sin problemas. Esta vez, porque anda medio paranoica la pobreta. Y sí, el estar casi segura al 100% de que la persona a la que quieres y que por fin después de tanto has conseguido te oculta algo, es una de las peores sensaciones del mundo. Además, está la otra cara de la moneda, esa parte racional que te dice "vamos a ver, que no te oculta nada, que son manías tuyas...". Entonces es cuando la paranoia se hace aún mayor porque no sabes si te estás volviendo loca y viendo fantasmas donde sólo hay sombras o bien tu instinto tiene razón y ahí falla algo que a ti se te escapa. En fin, que bonito lío en la cabeza tiene Mercy con todo el tema éste. Menos mal que... tacháaaaaaan!!!!! Viene mi queridísimo John a aclarar dudas abriendo su bonita bocaza, jajajajajjajajajjaja. Si es que me encanta! Me encanta él, porque lo que dice pues tampoco es que me encante. En fin, que sí que Richard le ocultaba algo a Mercy, pero pobret era porque no sabía cómo puñetas decirles que se tenían que ir a Hamburgo de nuevo... ainsh! Ese viaje a Hamburgo, cuánto dolor de cabeza les trajo a ellos y a todos! Los pobres no querían ir porque les jodía a tope, tanto que veían peligrar hasta su contrato con EMI, y encima mal pagados porque su caché había subido bastante más. Pero claro, había que cumplir el contrato que tenían o denuncia. En fin, que fueron y ofrecieron las peores actuaciones Beatle de la Historia porque ni puta gana que tenían de estar allí, jajajajaja. Y aparte de las pocas ganas suyas, supongo que por Liverpool las chicas (y como muestra, Mercy) también se quedan súper chafadas y sembradas de dudas... Ay la vida del artista que jodida que es!!!!

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  4. Y bueno, aparte de todo esto, el capi también ha estado de lo más completito por otras cosas, unas buenas, otras no tanto, como es el caso de Jonathan que de nuevo ha tenido un desencuentro amoroso con el londinense... Pues fíjate que yo creía que esta vez sí que le iban a funciomar las cosas al chaval! Pobrecito, no da pie com bola, aunque afortunadamente tiene a una jefa que es una verdadera amiga y tiene una vida de lo más estable y apañada en comparación con la que tenía anteriormente... Espero que sea feliz de una vez por todas, con o sin pareja, pero feliz, que es muy buena gente, la vida le ha dado un montón de palos y se lo merece más que nadie.
    Esto por la parte de las cosas malas, pero y en cuanto a las cosas buenas??? Pues que tenemos un bebé en marchaaaaaaaa!!!! Ay madre mía como cambia todo! Ya hay niños a la vista (o niñas, respetando las preferencias de la madre, claro) y todo! Enhorabuena a Majo que ya tiene un bepi en marcha, un futuro sobrino de McCartney. Paul, ya sabes, a partir de ahora ve ahorrando para hacerle buenos regalos al nene o nena, darle una paguita por navidad y hacer que a tu sobrino o sobrina no le falte de nada, que por algo vas a ser el tío rico, jajajajajajaja. En serio, que me alegra un montón ver como las cosas poco a poco van encaminándose hacia donde se deben encaminar y que todo el mundo empieza a ser, si cabe, un poquito más feliz. Ah, por cierto, una reaparición non grata que casi me hace devolver la cena en cuanto lo lei, es la de la cosa aquella de cuyo nombre no quiero acordarme. A esa sí que no le deseo que sea feliz. Yo que pensaba que se había caído por un barranco y se había matado y veo que no... En fin, creo que llamaré a los Lannister con su verdugo para que le corten la cabeza y la pongan en una pica en las murallas de cualquier ciudad importante. Mercy si quiere tiene asiento privilegiado en primera fila. Y tú, excremento innombrable, ya te puedes ir exiliando a Marte como muy cerca y esconderte tras una puerta de siete llaves si no quieres que pase lo de la cabecita... Ayyyyyy! Cuánto tiempo que no amenazaba a esa cosa! Jajajjajajajajjaa.
    Y bueno, va, guardo la espada y el hacha de guerra que me acelero (yo también tengo moto, y si se acelera ya te dije que corre más que la de Valentino Rossi, jajajajjaja) y no paro. Ahora respiro y me relajo y vuelvo al amor amor amor amor amor... porque a ver, el final destila amor por todos lados. Mercy diciéndole a Richard que ya lo sabe y poniéndose en plan llorón por las dudas y el palo que supone tenerlo lejos tanto tiempo. Y él... qué ternura de chico! Si es que la parejita es genial y de lo más dulce! Como la consuela y le da ánimos y como los dos acaban abrazados en la cama, simplemente así, porque a veces no hace falta nada más para demostrar los sentimientos de uno.
    En fin, que un gran capi el que te has marcado y que subas pronto, no hagas como otras que yo me sé, ejem ejem, jajajajajajaja. Besotes perlaaaaaaaaaaaa!!!!!!! Y enhorabuena por ser tan genia escribiendo!!!!!!!

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