-¡Vamos carajo!
–exclamé después de ver los resultados de las cuentas del negocio. Las ventas
habían aumentado considerablemente en ese mes. Jonathan me miró, satisfecho de
que las cuentas que él había hecho estaban correctas. Cuando me había dicho
cuánto habíamos ganado, no le quise creer, pero en ese momento veía que tenía
razón. Y tanto que la tenía…Con eso ya podía dar por saldada mi deuda con el
banco, cosa que hasta hacía poco seguía quitándome el sueño.
-Debe ser porque todos quieren comprar en el negocio
de la novia de un beatle.
-Ay por
favor…
-Admití que cada vez están más famosos y que,
por lo que vi, hay gente bastante loca por ellos. A mí me daría miedo pero
encima ellos parecen disfrutarlo.
-Eso es lo peor, que lo disfrutan. Hablando en
serio, hasta yo lo disfruto. Es increíble cómo gente que antes no les daba ni
la hora, estén peleándose por verlos tocar. Es lindo que les vaya tan bien, la verdad
que me convencí.
-¡Aleluya!
Era tiempo de que le vieras el lado bueno. Y, pasando a otro tema pero que
también está relacionado, yo te diría que te vayas apurando en elegir un vestidito,
porque en cualquier momento te roban otra vez al petiso.
-“Otra
vez”. ¿Qué querés decir con eso?
-No
sé si te acordás de una tal Geraldine…-puso encima de la mesa una pila de
revistas con vestidos de novia.–Vamos, empezá.
-No
son necesarias tantas revistas como tampoco es necesario que me recuerdes a esa
tipa. Ni a ninguna otra. A la que se le acerque le corto una mano y le coso la vag…
-Ey,
ey –interrumpió–no es necesaria tanta violencia. Aunque me gustaría verte
pegándole a alguna y que te lleven presa otra vez, como esa noche…
-Se
te dio por recordar viejos tiempos, me parece. Yo también podría ponerme nostálgica
y echarte para que vuelvas a tu antigua vida.
-Sos
el claro ejemplo de una novia alterada. Muy bien, empecemos. –abrió una revista,
hojeó varias páginas –¿Qué tal éste?
-Un
espanto.
-Mmm…la
verdad que sí. ¿Y éste? Mirá cuántos volantes tiene.
-Voy
a parecer Lola Flores. A ver, dejame a mí. –le quité la revista, la miré
dudando –Algo así podría ser…
-Definitivamente,
no. Mirá, tiene un corte muy bajo, que te hará más petisita de lo que sos y…-Jonathan,
para mi sorpresa, era todo un experto y daba sugerencias propias de modisto de
alta costura.
Pronto se hicieron las
dos de la madrugada y todavía seguíamos mirando vestidos, yo más entusiasmada
por escuchar lo que él decía que por otra cosa.
-¡¡¡ÉSTE!!!
–gritamos al unísono, señalando una foto.
-¡Ay
no, me muero, es lo que quiero!
-Mercy
Wells diciendo que muere por un vestido. Creí que no viviría para ver esto.
-¡Pero
Jonathan, es hermoso!
-Claro
que lo es, te quedará perfecto. ¿Podés parar de llorar?
-No.
–negué con la cabeza, secándome la cara con las palmas de las manos–Me agarró
como una cosa acá en el pecho, pero no te asustes, es como una ansiedad y una
alegría a la vez. No sé, siempre imaginé cosas pero me había resignado a que no
me pasaran nunca, y ahora mirá…Gracias
por ayudarme a elegir.
-De
nada, jefa. –sonrió–Es un placer, y eso que sentís, es amor puro y duro y nada
más.
-Ay
sí…Jona…¿y vos? No me quiero meter en tus asuntos, pero…
-¿Yo?
Nada. Dejame así.
-Creo
que te haría bien un cambio de aire. ¿No querés tomarte vacaciones?
-¿Y
dejarte con todo esto? Ni loco.
-Si
yo me arreglo…¿Adónde te gustaría viajar algún día?
-A
Nueva York. Me parece un lugar sensacional.
-¿Sí?
A mí nunca me llamó la atención, pero reconozco que debe ser un sitio muy impresionante.
-Pero
no voy a ir ahora, tengo que vender el hígado para pagar eso –rió.
-No
digo que ahora vayas ahí, pero podrías ir a otro lugar más cerca, para
despejarte. Es lindo viajar solo, nadie te jode.
-Que
no, pesada…No voy a ir a ningún lado, estoy bien acá.
Suspiré y ya no le dije
nada. Como era bastante tarde, estaba lloviendo, y al otro día teníamos que
trabajar, lo invité a que se quedara a dormir. Muy poco le costó quedarse
roncando en el sofá. Me dio ternura, no me gustaba obligar a la gente a tener
una pareja, justamente yo, pero sabía que a él le vendría muy bien porque la soledad
no parecía ser su mejor amiga. La noticia de mi boda lo había llenado de
entusiasmo, pero sabía que tenía dentro una gran tristeza. Ojalá que tuviera suerte
algún día, ya parecía la versión masculina de mí misma.
Al día siguiente,
acomodábamos libros nuevos que habían llegado y atendíamos a gente que quería
comprar esos libros. En un rato en el que todo quedó en calma, Jonathan dejó
caer sobre el mostrador un pesado libro.
-Tomá,
para que aprendas.
-¿¿¿Qué
hace un libro de cocina en mi negocio??? ¡Fuera, fuera! ¡Quemalo!
-¿Cómo
lo voy a quemar, insensata? ¡Es un libro!
-Me
da igual. ¡Volvió la Inquisición, y soy yo! Sacame esto de acá te lo pido por favor.
-Pero
tenés que aprender…
-Ya
lo sé, y ya sé quién me puede enseñar: Mimi.
-¿La
tía de John? Te matará con un pelapapas.
-Ya
verás que no, soy su vecina preferida.
Se abrió la puerta y vi
entrar a Cris. No pude reprimir una sonrisa al ver su panza que ya se notaba
debajo del suéter que llevaba, aunque su cara era de pocos amigos.
-Buen
día, comadre.
-Buen
día será para vos. –se sentó en un banquito junto al mostrador y suspiró–No doy
más.
-¿Y
qué hacés acá?
-Hoy
no abrí. –suspiró otra vez–Eso es un milagro, pero no pude. Estoy super
cansada, anoche no dormí nada.
-Hubieras
dejado todo a cargo de tus empleadas. –sonreí con malicia.
-Si
dejo a esas me incendian todo. A veces te extraño, Wells. Ahora borrá esa
sonrisita, lo dije. Te extraño porque pese a lo que eras, te tenía confianza.
Auuu…¡me duele todo!
-Veo
que mi ahijado repollo te está matando. –me acerqué a ella y le puse una mano
en la frente–Parecés afiebrada.
-Puede
ser…
-Mejor
vamos al médico, ¿si? Podés tener gripe o algo.
-No, no, es porque me
siento dolorida. Y encima ésas que ahora se dedican a perseguir a tu hermano, y
eso que ya les dije de mil maneras que no está, pero insisten.
-Uy, otra celosa que
debe pegar fuerte. -rió Jonathan.
-Si querés nos unimos y
las destruimos. Pero después de que te lleve al médico.
-Que no.
-Que sí. ¡Después me
decís a mí que tengo que ir al médico, y vos que lo necesitás, no vas!
-Es que no lo necesito.
Iré a ver a Mimi, que aunque no lo creas, me quiere.
-No, irás al médico,
Mimi no tiene nada que ver en esto.
-Acá dice –interrumpió
Jonathan –que todo eso de sentirse así es normal en una embarazada.
-¿Lo ves? Ni médicos ni
nada. ¡Ay, que me olvidé! Hablando de bebés, Majo tuvo al suyo.
-¿Qué? ¿Ya?
-Y sí, si esto ya es un
baby boom….Nació antes pero todo bien, aunque no sé qué sexo es. Me enteré por
una vecina que es amiga de la amiga de la amiga. Ya ves que rápido corren las noticias
por acá.
-Entonces iré a visitarla.
Vos mejor andá a mi casa, cuando vuelva del hospital voy para allá y te cuido.
-No estoy enferma,
Wells, de verdad, sólo salí a despejarme un rato, estaba harta de estar en la
cama, yo puedo sola.
-Me importa un rábano y
la mitad de otro si podés sola o no. Tomá las llaves, andá y de paso me hacés
la comida.
-Ahh por eso tanto
interés “médico” en mí. Bueno voy a ver si te hago caso.
Jonathan le trajo una
taza de té caliente y yo me abrigué para salir hacia el hospital. A la pasada, compré
una caja de bombones y un gorrito para bebé de lo más tierno. Por suerte,
cuando llegué, encontré a Ivan fumando en la vereda.
-¡Ey, padre! –le grité
desde la vereda de enfrente. Sonrió y levantó una mano.
-¿Ya te enteraste?
-¡Claro! Las noticias
corren como reguero de pólvora. ¿Y? ¿Qué es?
-Una niña preciosa,
Margaret.
-¡Amo ese nombre!
¿Podré pasar a verlas?
-Si, por supuesto.
–arrojó su cigarrillo y me acompaño a entrar.
-Me enteré de que te casás.
–dijo cuando subimos al ascensor.
-Uy veo que sí, que las
noticias vuelan en Liverpool.
Rió y asintió.
-Y con Richard. Si era
obvio que terminarían así. Me acuerdo cuando íbamos al colegio….Todos sabían
que estabas colgadísima con él.
-¡¿En serio?! Por Dios,
qué vergüenza…
-¡Bueno, no te vas a
avergonzar por algo que pasó hace tanto! –rió otra vez–Ya llegamos, a lo mejor
está dormida, pero no importa.
-¿Cómo no va a
importar? Yo si estoy dormida y me caen visitas, los hecho a patadas.
Se tapó la boca para
callar su risa.
-No cambiás más…A ver,
me coy a fijar. –susurró y entreabrió una de las puertas del pasillo del tercer
piso–Está despierta, pasá.
-Hola…-saludé dudando
hasta que la vi en la cama, con algo envuelto en una mantita rosada.
-¡Mercy! –chilló–¡No te
esperaba!
-¡Y yo no me esperaba
que tuvieras ahora! ¡Te felicito! A ver, ya me dijeron que es Margaret…
Levanté la mantita,
Ivan no se equivocaba, era una niña preciosa, con los ojos bien abiertos e
iguales a los de su madre.
-Es divina…Una copia
tuya.
-¿Te parece?
-Sí, sí….No soy buena
sacando parecidos en bebés, pero…la veo igualita.
-Uy gracias, me halaga
que me digas eso. –sonrió.–Sentate, estoy aburrida.
-Te traje bombones y a
Margaret un gorrito. Es blanco porque no sabía qué era.
-¿Bombones? ¡Abrilos
ya! Creo que no puedo comer, pero no me importa. Ey, me enteré.
-Sí, ya sé, todos lo saben
ya…
-Y con él. Por un
momento pensé que jamás se juntarían.
-Y yo pensé lo mismo
–reí–Pero parece que los milagros existen. Ay no sabía que estos bombones eran
tan ricos.
-¡Sí! –peló otro y
comenzó a comerlos -¿Viste lo conocidos que están ya? No me quiero imaginar lo que
será cuando salga ese disco. Paul ya está insoportable, pero lo veo de feliz…
-Es verdad, espero que
todo siga bien.
-Ahhh…-suspiró–Yo quiero
que se case pronto con Grace. Es buena chica, me cae súper. Y además quiero que
mi hermano siente cabeza de una vez. Es joven, pero ya jodió mucho.
Solté una carcajada.
-Seguro que pronto lo hará.
Después de una larga charla
y de muchos, pero muchos, bombones, volví a casa. Cuando entré me encontré a mi
sucio hermano sentado en el sofá.
-¿Qué hacés acá?
-Hola John, qué bueno
que ya volviste, ¿cómo te fue con el disco? –se burló.
-Bueno, hola John. Cómo
te fue y qué estás haciendo acá.
-Me fue bien, aunque
mirá la afonía que tengo. ¿Me hace más sexy, no?
Puse los ojos en blanco
y suspiré. De pronto, recordé algo.
-¡John! ¡Decime dónde
está Richard!
-Claro, siempre
Richard, nunca preguntarme qué tal estoy, porqué estoy afónico…
-Fue a buscarte al
hospital. –dijo Cris, apoyada en el umbral de la puerta de la cocina. –Por
cierto, qué desorden tenés por todos lados.
-Lo sé. Bueno, me voy,
¡hasta luego!
-¡Ey, ey! ¡Estoy haciendo
la comida!
-¡Ya vuelvo!
Cerré la puerta escuchando
cómo se burlaban de mí y de mi apuro por ver
a Richard, apenas habían faltado tres días, pero eso era suficiente para
que lo extrañara muchísimo, mostrándome a mí misma lo dependiente que estaba de
él, cosa que me encantaba. Lo encontré caminando hacia mi casa, y lo reconocí
pese a que no llevaba las gafas puestas, porque podía reconocerlo en un millón
de personas.
-¡Amor! –le grité.
-¡Morocha! –se acercó y
me abrazó –¿Cómo estás?
-Bien, ¿cómo te fue?
-Muy bien. En un par de
días tendrás en tus manos un disco con mi cara.
-¡Uy qué guapo estarás
ahí! Me muero por verlo. Vení, en casa están John y Cris preparando el
almuerzo.
-Estaba pensando en que
podríamos comer juntos, nosotros dos solos. Pero si querés otra cosa…
-No hay problema,
vamos, además seguro que aquellos dos también querrán estar solos –reí.
-Eso seguro, John no dejó
de hablar y hablar y hablar de Cris en todo el viaje, casi lo estrangulamos.
-Son unos malos, no
entienden a un hombre enamorado. Vos seguro que no dijiste ni media palabra
sobre mí.
-No.
-Maldito.
-Pero es porque me
gusta guardarme las cosas para mí, pensar en vos y no andar hablando. ¿Te
convencí?
-Mas o menos. –lo miré
de reojo, intentando no reírme–¿Y adónde vamos?
-Al parque, ¿te parece?
-¡Sí! ¡Un pic nic!
-Ya compré todo, así
que vamos.
-Ah pero estás hecho un
amor, me matás, me matás –le agarré la cara y lo llené de besos que lo hicieron
reír con ganas.
Caminamos hasta el parque
y nos sentamos en el césped entre unos arbolitos bajos porque por fin había sol
y no era cuestión de desaprovecharlo estando a la sombra. Comimos unos sandwichs
y tomamos gaseosa y apenas hablamos porque se notaba que ambos teníamos hambre.
Después recosté mi cabeza en sus piernas y cerré los ojos sintiendo el
calorcito del sol y las caricias de Richard en mi pelo. Fui consciente de que
era feliz.
-¿Día o noche? –preguntó
de repente. Abrí los ojos, extrañada.
-¿Qué?
-Si te gustaría casarte
de día o de noche.
-Ahhh –solté una sonora
carcajada–Y yo qué sé…
-No, no, decidí vos,
que a las novias les gusta elegir todo en sus bodas.
-Ammm…Día. Hablando de
elegir, ya tengo el vestido.
-Y después me decías
precipitado a mí… ¿Qué día?
-Ni idea.
-En dos meses.
-¿Un poquito más de
tiempo no podrá ser?
-Te estás arrepintiendo
Mercy Wells…
-¡Juro que no es eso!
-Está bien, tres meses,
o los que quieras.
-Tres está bien.
Sonrió y se inclinó
para darme un beso suave que me supo a la gloria misma.
-Tres meses y serás mi
esposa, señorita Wells.
-Tres meses y serás mi esposo,
señorito Starkey. Al fin te cazé, ratoncito.
Rió ente dientes y me
dio otro pequeño beso.
-Ah, una cosa. –dije
incorporándome–Viviremos en mi casa. ¿Te va?
-Pero es tu casa…
-¿Y qué tiene? ¿Para
qué buscar otro lugar si la casa es mía? La heredé, está a mi nombre. Salvo que
quieras elegir otra vos, yo no me opongo.
-No, está bien. Pensé
que te gustaría vivir en otro lado.
-En realidad, sí, pero
es medio imposible lo que quiero.
-Dejame adivinar: una
super mansión llena de sirvientes, con piscina y baños con grifería de oro. –me
atrajo hacia él y me dio un beso en el pelo.
-Nada más lejos de eso.
Quisiera una granja con animalitos y cuando digo animalitos, me refiero a muchas,
pero muchas cabras.
-¿Cabras?
-Cabras y ovejas. Las
amo, quiero mil.
Empezó a reírse
desparramándose por el césped, lo miré ofendida.
-¿Por qué todos se ríen
de eso? ¿No se puede tener una cabra?
-Dijiste que querés
mil.
-Bueno, con una se empieza
hasta que tenés mil. ¡Pará de reírte!
-¡Es que es muy gracioso!
-Ah no, yo me enojo, yo
así no me caso. ¡Quiero mis cabras!
-Bueno, bueno, tranquila
–dijo todavía entre risas–A ver…no es tan difícil de cumplir. Quién sabe, en un
futuro cercano podríamos tener la granja de las mil cabras. ¿Qué harás con
ellas?
-No sé…Supongo que vender
la leche y así viviéremos de eso y de cosas que cultivemos y así también
podríamos cuidar a perritos de la calle.
-Wow, qué bucólico todo,
¿algo más?
-¡No te rías!
-Está bien, no me río.
–me abrazó otra vez, aunque escuchaba que se estaba aguantando la risa.
-¿Sabés? Cuando nos
peleamos en el hospital, yo estaba amargadísima, y lloré mucho porque me creía
la más desdichada. Vi toda mi vida cómo cualquier estúpida que quería un marido
rico, un millón de vestidos caros, y muchos autos, lo conseguía. Yo sólo te
quería a vos, rico o pobre, y una granja chiquita, y que un día de tormenta yo
tuviera que salir a buscar a una ovejita perdida, y volviera toda empapada con
las botas de goma embarradas, y que estuvieras esperándome con un té caliente.
Eso quería, y no se me cumplía. Ahora sí, y no sabés lo feliz que soy.
-Sólo una parte se
cumplió, falta la granja.
-Con que estés vos es
suficiente, lo de la granja ya sé que no tiene ni pies ni cabeza, no me hagas caso.
-Ya es tarde para que
digas eso, algún día te lo voy a cumplir. Te amo morocha, sos lo que siempre
quise.
-Y lo que no, porque
las cabras creo que nunca las deseaste.
-Digamos que no…-rió–Pero
te aseguro que voy a cumplir todo eso que querés. Aunque la parte en la que salgas
y te embarres creo que me corresponde a mí, y el té a vos.
-Es verdad, tengo cambiados
los roles de los sexos, pero me gusta así, porque estoy loca.
Me dio otro beso en el
pelo y me apretó más contra él.
-Perdón por esa vez que
te sentiste tan mal por mi culpa, y por todas las veces.
-No empieces…
-De verdad, perdón.
Nunca más vas a llorar por mí, te lo prometo, porque sólo quiero hacerte feliz,
con tus granjas, con tus cabras, tus ovejas, tus botas embarradas, y tus
perros. Y tus hijos.
-¿Querés hijos?
-Claro, formar una
familia. ¿Vos…no?
-Sí…Una que sea bien
grande.
-Así no tienen nuestro
trauma de hijos únicos.
-¡Eso pensaba! Por lo menos,
seis.
-¿Seis? Morocha, te
aseguro que cuando tengas uno ya no vas a querer saber nada. Mirá tu amiga.
-Yo me aguanto todos
los dolores. Hoy vi la bebé de Majo y me dio una ternura….No sé qué haría con un
hijo pero igual, me gustaría.
-Sí, debe ser lindo.
Bueno, ya veremos.
Me abrazó todavía más,
y nos quedamos un rato largo así, en una especie de paraíso personal. El corazón
me saltaba de pura alegría, y escuchaba que el suyo también por lo tanto me
sentía aún más feliz.
-Rich, tengo que viajar
a Londres.
-¿Por? –me miró
preocupado–¿Pasó algo?
-No, mi madre quiere
que vaya.
-Genial, ¿puedo ir? Así
me presento.
-¡Si ya te conoce!
-Pero no como yerno. ¿Voy?
¡Por favor, por favor!
-Será mejor que no, y
no lo digo de mala, sino porque…¿viste cuando tenés un mal presentimiento? Como
que algo no está del todo bien.
-Sí…¿te pasa eso?
-Sí. Por eso no quiero
que vayas, algo va a pasar.
-Uy, mi chica es vidente…Mercy,
no pienses así, no tiene porqué pasar algo malo…Vas a ver que tu mal presagio
no se va a cumplir. ¿Cuándo vas?
-No sé, tendré que ir lo
antes posible, la noté preocupada. Quizás en dos días.
Me envolví mejor con la
bufanda y estornudé. Un viento penetrante se colaba por todos los rincones de
la estación, y el jodido tren que no venía. Le acomodé mejor el gorrito de lana
a Cris.
-Auch, me vas a tapar los
ojos. –se quejó.
-Te dije que hacía mucho
frío, no tendrías que estar acá, mirá si te enfermás. –estornudé otra vez.
-Veo que la que se está
enfermando es ot…-estornudó, riéndose.
-¿Qué te dije? No
tendrías que estar acá.
-¿Me estás echando?
Mirá que te dejo acá abandonada, porque veo que tu novio no vendrá.
-Dajá, no me hagas acordar.
Ya empezaron con entrevistita de acá, entrevistita de allá. Después será la
tele, después las revistas, y seguro que todas son “entrevistadoras”. Y más
lindas que yo, por supuesto.
-¡Uy qué celosa estás!
Pará un poco, ya te armaste toda la película en la cabeza.
-Y claro que ya me armé
la película, si cuando me pongo a pensar termino mordiéndome los nudillos,
carajo. –estornudé otra vez–La reputa madre con esta gripe.
Cris estornudó otra vez,
haciéndome reír un poco en medio de mi bronca. Se asomó al andén, miró a todos
lados.
-Ni noticias del tren,
después te hablan de la puntualidad inglesa. Van quince minutos de retraso.
Volviendo al tema que hablábamos, yo tendría que estar más celosa.
-No veo el porqué.
-Porque mi novio es más
lindo que el tuyo. –me sacó la lengua, la golpeé con la bufanda –¡Ey! ¡No
pegues a una embarazada!
Estornudamos al unísono
y nos reímos dando saltitos para sacarnos el frío.
-¡Hola, hola! –escuché
detrás de mí.
-¿Ves que no llegábamos
tarde, infeliz?
Vi a Richard, seguido
por Paul, agitadísimo, seguramente cansado de correr.
-Pensé que ya te habías
ido. –Richard me dio un beso.
-Me hubiera ido si esta
lata con ruedas hubiera llegado a horario, yo no me iba a quedar esperándote a
vos. –me crucé de brazos, lo miré de reojo.
-Vamos, no te enojes
justo ahora.
-Me enojo lo que quier…¡no,
cosquillas, no!
Comenzó a hacerme
cosquillas, hasta que recibió otro golpe certero de bufanda.
-Dejen de hacer
escándalo, que la gente los mira. –se quejó Paul.
-Rich, ¿para qué
trajiste a este ser?
-No sé, me acompañó.
–se encogió de hombros.
-Vine a traerte la
dirección de Grace, chica maldita. ¿O no te acordás que me la pediste?
-¡Es cierto! Ya me
había olvidado, muchas gracias Paul. –agarré el papelito que me tendía y me lo guardé
en un bolsillo del pantalón.–¿Qué tal esa entrevista?
-Bien. –ambos se
encogieron de hombros.
-Aburrida. –dijo Paul.
–¡Ahí viene tu tren!
-¡Al fin! –comencé a despedirme
de todos y el tren frenó a nuestro lado con su estruendo típico. –Calculo que
en tres días estoy de vuelta, no me extrañen y se me cuidan.
Le di un beso rápido a
Richard, que dejó en mi mano, guiñándome un ojo, un papelito. Subí al tren, que
partió enseguida debido a su retraso, dejando la estación con rapidez. Me acomodé
en mi asiento, quitándome la bufanda y desabotonando mi saco. Por suerte viajaba
poca gente, más tranquilidad. Busqué en el bolsillo lo que Richard me había
dado. El papelito estaba doblado varias veces, lo abrí, y vi su indiscutible
letra de zurdo. Sonreí, era una pequeña cartita.
Hola morocha mía:
Escribí esto mientras
hacíamos la entrevista, bastante aburrida. Sé que la leerás mientras viajes,
antes de dormirte, porque también sé que te dormís enseguida. Sólo te digo que
no te preocupes por lo que pase, no pienses en tu mal presagio, seguro que nada
pasará, tené confianza. Cualquier cosa, me llamás por teléfono, te voy a estar
extrañando mucho.
Te amo y te mando muchos
besos y…cabras.
Rich.
Me mordí por no gritar
de la pura alegría que me daba leer eso y doblé el papel y lo apreté con la
mano, mientras miraba por la ventanilla. Tenía razón, nada mal iba a pasar.
Desperté con la brusca
frenada del tren en la estación. Bajé con lentitud, despertándome y acostumbrándome
al bullicio, buscando con la mirada a mi madre o a Harry. La vi a lo lejos,
también buscándome.
-¡Hola má! –grité y le
di un abrazo cuando la tuve cerca–¿Viste que vine?
-Sí, hija. –sonrió.
-¡Tengo muchas cosas
para contarte!
-Me imagino. Vení, el
auto está por acá.
-¿Manejás el auto de
Harry? –pregunté extrañada.
-Claro. Cuando él está
en el trabajo lo uso para hacer las compras y trámites. Él cuando sale se va a
un bar con sus amigos, y después lo trae
a casa uno de ellos.
-¿Se va a un bar? ¿No
te da celos?
-¿Celos? Es un buen
hombre, no me da motivos para desconfiar, sólo va a charlar con sus amigos.
-Creo que tendría que
aprender de vos…
-No son buenos los celos,
Mercy querida, es mejor que lo vayas sabiendo desde ahora. –dijo poniendo su
cara de…madre, mientras abría la puerta del auto.
Condujo sin decir una
palabra hasta la casa, y yo apretaba con fuerza la cartita de Rich, que estaba
en el bolsillo de mi saco. Nada podía salir mal, aunque todo lo que hacía mi
madre me daba una mala sensación, la conocía demasiado bien, por algo era mi
madre.
Cuando entré a la casa
corrí a dejar la maleta en mi antigua habitación y me senté junto a ella en la
cocina.
-¿Y bien? ¿Qué me
querías decir?
-Hija será mejor que
comas algo, ¿no? Además, ¿no tenías muchas cosas para contarme?
-No, no, vos me
llamaste para decirme algo, decime y después te cuento l o mío. Vine para eso,
y la verdad, tampoco me aguanto más. Otra cosa: nunca más me hagas eso, sabés
que soy demasiado ansiosa y quiero saber todo o me devano los sesos y los
nervios pensando.
Suspiró y asintió con
la cabeza, se tomó el mentón, como hacía cada vez que estaba preocupada. Cuando
pensé que no hablaría y que tendría que insistirle para que abriera la boca,
suspiró otra vez.
-Hija…me alegro mucho
por tu casamiento. Sé que es buen chico y lo que sentís por él es muy fuerte,
desde siempre. Todo te ha dolido mucho y no quiero que te sigan pasando cosas
y…
-Mamá, al grano.
-Ay está bien…Mercy,
esto te lo tendría que haber dicho hace mucho, pero sinceramente no me animé.
Estabas muy débil física y mentalmente, sabía que no soportarías otra mala
noticia. Y después…tampoco me animé. No es algo lindo de decirle a una chica,
pero tengo que hacerlo, soy tu madre. Y con esta noticia de que te casás, más
derecho tenés a saberlo. No sé cuáles serán tus proyectos con este chico…
-Mamá. –la
interrumpí–No estoy entendiendo nada, hablás como si pasara algo super
grave…Decime de una vez, me asustás mucho.
-Es que…no sé si esta muy
bien que te cases.
Por unos momentos dejé
de respirar. Después volví a la realidad.
-¿Qué?
Otra ve suspiró, algo
que ya me estaba sacando de quicio. Negó con la cabeza.
-Contestame. ¿Qué me vas
a decir? ¿Que somos hermanos?
-Ay no hija, por Dios.
–se santiguó–Nada de eso.
-¿Entonces qué? ¿Es un
delincuente? Te informo que no. ¿O es que simplemente no te gusta? Porque si es
eso, lamento decirte que no te haré caso. Es mi vida y hago lo que quiero, hace
tiempo que dejaste de mandarme.
-Hija, hija, tranquila,
no te alteres. No es nada de eso, hay una explicación.
-¡Bueno, decimela!
¡Dejá el misterio, no juegues!
-A ver Mercy. Verás,
después de lo que te pasó, lo del infarto y la operación….Digamos que…que no
todo salió bien.
Fruncí el ceño,
mirándola con desconfianza.
-No entiendo.
-Mercy, no podés tener
hijos.
Abrí la boca, luego
sonreí.
-Mentís.
-Ojalá te mintiera…
-Mentís, y lo hacés muy
mal. Me operaron del corazón, no me sacaron el útero. ¿O…sí?–dije con temor,
pero luego me recompuse–No, no, si eso fuera no tendría la regla y la tengo
siempre y…
-No te quitaron nada,
está todo bien, salvo tu corazoncito. Sabés que no funciona al cien por cien, que tenés
que cuidarte de todo. Si quedás embarazada, eso se complicaría aún más.
-Por favor…-sonreí con
displicencia–Ahora un bebé en la panza tiene que ver con un corazón medio
enfermo. Estás inventando cualquier cosa, pero te aviso que no te creo una
palabra. –me puse de pie, dispuesta a irme pese a que recién había llegado.
-Mercy te vas a morir.
Y te hablo muy en serio. Tu corazón jamás aguantaría un embarazo, y si lo aguanta,
morirías en el parto. Así que no te cases. Y si te encaprichaste con casarte,
muy bien, pero antes operate. Yo no quiero perderte por culpa de que te
embarazaste.
-Claro, yo no me caso porque
no querés perderme, ¡ahí está tu verdad! ¡Simplemente no querés! ¡No querés verme
feliz! Qué ilusa fui, mierda, ¡qué ilusa! Si siempre fuiste igual conmigo. ¡Esto
sería distinto si estuviera papá!
-¡No metas a tu padre
en esto!
-¡Por supuesto que lo hago!
¡Él estaría feliz, no inventaría semejante estupidez! ¡Dale, decimelo en la
cara, decime que no querés porque se te da la gana, decimelo así no me ves nunca
más en tu vida!
Me calló de una
bofetada. Seguramente la más dura que jamás me había dado.
-Estos son los estudios
que te hizo Cyril. Miralos, ahí está todo. –temblando, me dio un sobre grande,
de papel madera. Lo agarré con repugnancia.
-Te odio.
-Si no quisiera que te casaras,
ni me molestaría en decirte algo, si ya sé que hacés lo que querés, siempre.
Pero esto es verdad, te lo digo por tu bien. Mirá eso y andá a verlo. Ahora está
trabajando en el hospital general.
Achiqué los ojos, sentía
rabia, dolor, asco, y unas lágrimas que insistían en aparecer.
-Te lo repito. Te odio.
Esto no te lo perdono.
-Si eso te hace sentir
bien, adelante. Seguí diciéndome de todo. Yo sólo te dije la verdad.
-¡Pero podrías haberme
dicho antes! ¡Antes de que armar toda una vida que al final no voy a tener!
¿Por qué sos tan cruel? –me tapé la cara con las manos, para que no viera mis
lágrimas, pero mi voz quebrada me delataba. Subí corriendo las escaleras,
agarré mi maleta y salí huyendo más que nunca de esa casa, llevándome por
delante a Harry, que recién llegaba y no entendía nada.
Caminé lo más rápido
que pude, dirigiéndome a la estación para volver a Liverpool lo antes posible. Estaba enfurecida,
no podía creer que me mintieran así, y lo peor, en lo más profundo de mí sentía
que era verdad. Y eso me daba aún más furia. Me paré a secarme la cara y a
respirar un poco, las punzadas en el pecho aparecieron con fuerza. Miré el
sobre que tenía en la mano, el hospital general no quedaba muy lejos de ahí.
*****************
Y este es el momento el que todos odian con fuerza a María Luján. Oh yeah, me gusta jajaja
Qué tal querida gente? Esta vez no tardé tanto en subir, ven que a veces me porto bien? Espero que esto se mantenga en el tiempo.
Si ven las letras del principio o alguna otra un poco raras, es porque Blogger se me enloqueció y me cambió el tamaño de las letras y bueno, todo un asco y un lío para nada porque me parece que quedó todo mal igual. Sepan disculpar.
Antes de irme, voy a hacer publicidad. Resullllltaaa que Lu Harrison tiene un fic y no me dijo, y es más, ahora tiene otro fic. Las invito a pasarse, escribe muy bien y las historias son prometedoras.
Aquí el primer fic: http://lucyharrisoncorp.blogspot.com.ar
Y aquí el segundo (este es nuevísimo): http://lucilleiloveyoustill.blogspot.com.ar
Me retiro, como siempre agradeciéndoles que lean y que comenten esto, son unas genias totales y merecen ganar muchos autos 0 km.
Ejem... ¿Cómo decirlo de una forma en la que no parezca una loca poseída y drogada? Ah, sí. MARÍA RECOMENDASTE MIS FICS OMG OMG OMGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG, ESPERÁ, ESPERÁ PORQUE ESTOY CON EL RESPIRADOR PUESTO (?) GRACIAS GRACIAS GRAAACIAS, MIL MILLONES SEISCIENTOS VEINTIDÓS PARES DE GRACIAS (??) Hablando en serio, muchas gracias, una simple recomendación para mí es mucho ♥
ResponderEliminarPero estoy acá para comentar el capi, o eso creo... Cuestión, que estuvo muuuy bueno, Mercy siempre con sus paranoias jajajajaj, me hace reír mucho. Ojalá ella y Ringo se casen y tengan mil hijitos y cabras, yeah. Y Jonathan también. Y que el problema de Mercy no pase a mayores...
Me iré despidiendo porque además hay una mosca irritante revoloteando por mi cuarto y en cualquier momento va a volar una ojota asesina como no abra la ventana de una vez 77 Cuídate mucho María, y nuevamente te súper agradezco, de verdad, es mucho :*
Ba, be, bi, bo, buuuuuenaaaaaaaaas tardes, señoritaaaaa!!!! Aquí llego yo, de nuevo, después de releerme el capítulo unas cuantas veces (hay que sacarle el jugo a las cosas, no? jajaja) y con la firme y clara determinación de comentarte esto como es debido, que madre mía si hay cosas para comentar en este capi...
ResponderEliminarBueno, me estaba dando cuenta que ya estás en el capi 90! 90!!!! Qué máquina que estás hecha! Y parece que fue ayer que empezaste... Oye, una cosita, sería mucho pedir que lo alargaras al menos durante 90 capítulos más? Fíjate que si lo haces estarás haciendo una buena obra y evitarás que esta personita que te está hablando acabe sumida en una profunda depresión y quede más triste que una canción de Álex Ubago compuesta un día de lluvia, que eso es quedarse muy triste, pero muy muy triste, ya lo sabes, jajajajajajaja.
Bien, después de este vano intento de chantaje emocional hacia tu persona, yo sigo con lo mío, que era comentarte esto. A ver, yo después de leer el capi tengo una bipolaridad de sentimientos muy grande. Sí, tranquila, que me explico... Resulta que estoy oscilando entre la ternura más tierna tiernosa que puede sentir una persona y el encabronamiento. Vamos, para que te hagas una idea, en estos momentos soy como un oso amoroso con su arcoirir pintado en la barriga y todo, pero con una metralleta en la mano. Hay algo más bipolar que eso? Sí, yo. Y por qué estoy así? Pues bueno, pues porque mientras escribo esto estoy babeando de puro amor por todo lo dulce y bonito y awwww que es toda la primera mitad del capi y, a la vez, cagándome en la pena negra por la revelación del final. Pero bueno, esta vida es contradictoria, así que supongo que deberé acostumbrarme a vivir con esta sensación al menos hasta el próximo capi. O eso o ir pagándome a un buen terapeuta ya, jajajajaja.
Y ahora que ya sabes como me siento (o tal vez hayas aclarado aún más que estoy un poco nal de la cabeza, jajaja), ahora sí, toca ir hablando de esta joyita, por partes, como dirá mi futuro repollito Jack, jajajajaja. Bueno, esta Mercy está hecha una macroempresaria. Leñe, no me esperaba yo que le fuera taaaaan bien como para en tan poco tiempo poder haber saldado hasta la deuda que tenía por haber abiertonla tienda. Bien por ella, me encanta ver que esto, que era cuando lo empezó como un sueño hasta incluso bastante complicado de sacar adelante, va viento en popa. No es ya sólo que le cuadren las cuentas, es que encima los beneficios están ahí, a la vista. Tal vez Jonathan tenga un poco de razón y el hecho de que sea novia de un Beatle, pero... qué más da eso? Mientras vaya vendiendo igual da que compren porque sean amantes locos de la lectura o porque quieran tener algo de la tienda de la novia de Ringo. El caso está en que se dejen la pasta en el negocio de Mercy, en que la hagan ultrarrica y que la monten en el dólar (o en la libra esterlina en este caso, jajajajaja). Ah, por cierto, que ahora que nombro yo esto. Sí, la fama de estos chicos está subiendo como la espuma, sobre todo entre el género femenino, y yo sé de dos personitas que seguramente si les hinchan mucho las narices quedarán para hacer batidas de caza entre las fanses féminas que demuestren sucias intenciones para con sus respectivos, jum! xD
ResponderEliminarOtra petición que quería hacer yo, aparte de lo de la batida de caza y tal, es el robarle el empleado a Mercy. Sí, sí, Jonathan, ven, que voy a hacerte una oferta que no podrás rechazar... Ay, quedó muy de El Padrino esto, jajajajajajajaja. En serio ahora... Qué es lo que tiene que hacer Cris para conseguir a un empleado como a Jonathan en lugar de a esa cuadrilla de ineptas que tengo? Por favor, que me den el secreto ya! Ainsh... si es que es verdad! Mercy, se te echa tremendamente de menos, aparte de por lo bien que se pasaba junto a la empleada Wells, por su eficiencia pese a que me hiciera renegar un pelín a veces. Ay! Creo que tengo el síndrome del nido vacío versión jefa-empleada! jajajajajajaja. Ah, y no sólo el síndrome del nido vacío que tengo, sino también el síndrome de "puta madre me duelen los riñones y todo el maldito cuerpo", un síndrome cortesía de mi bienamado repollito Jack, al que, pese a todo esto, adoro ya desde antes de que nazca porque ante todo soy una buena madre, muy responsable y... bueno, mejor dejemos esto, jajajajajaja. De todos modos, desde aquí quiero hacer un llamamiento al repollito: por favor Jack, cariño, si vas a estar ahí dentro por favor, comportémonos cívicamente como dos compañeros de cuerpo que somos por ahora. No me causes dolores más que los necesarios y yo a cambio no ingeriré azúcares, ni fumaré, ni beberé alcohol mientras tú estés ahí metidito. Si no aceotas esto, por favor... sal de ahí lo antes posible y deja en paz a mis riñones! Ay, noooo! Mejor no, no me nazcas prematuro que aún me vas a salir mal... Dejémoslo como está... Ay, las madres, cuánto sacrificio! xDDD
Y bueno, a ver, Mercy, que es esto de abusar de una embarazada y pedirle que vaya a tu casa a que te haga la comida? jajajajajajaja. Bueno, pa que veas que estoy en plan buena persona, accederé a tus abusos y haré gustosa mis tareas, más que nada porque me dejas la casa toda todita para el afónico más sexy del mundo y para mí, y eso, pues siempre es de agradecer, que ya habría muchíííííísimaaaas ganas de verlo y eso que sólo han estado fuera unos pocos días estos chicos. A partir de ahora, con el disco ya grabado, esto ya irá a más, así que... DEMASIADO ESTAMOS TARDANDO PARA HACER ESA BATIDA, WELLS!!!! xD Que, por cierto, ahora que hablo del chico de la afonía, qué awwwwwww que es, si es que me muero de ternura con él! Así que ha dado la lata hablando de mí? Ainsh, bonico, ven que te coma a besos, el meu xic!!!! xD
ResponderEliminarOtro que no da más de sí de puro tierno es el Richard. Anda que la Mercy no ha tenido ojo ni nada al pillar a este azucarillo de persona... La escena del pic nic ha sido lo más dulce que hay. Sabes? Los he visualizado a los dos, a Richard y a Mercy, ahí en un parque con su picnic aprovechando el sol y hablando de sus planes de futuro, incluyendo la fecha de la boda (wiiiiiiii!!! ya tenemos fecha aproximada! Tres meses solamente!), el vestido de Mercy (además recomendado por el sabio de Jonathan, que sólo por lo buen chaval que es y por esta implicación con Mercy se merece todo lo mejor del mundo), los futuros retoños (esta parte de la conversación cuando se acaba de leer el capi se vuelve bastante amarga :/ ), la granja y las cabras de la pareja. Es cierto, di que sí, un futuro sin cabras no es un futuro hermoso, y Ringo hace bien en ceder a las pretensiones cabrísticas de su chica. Ponga una cabra en su vida!!! Las cabras dan la felicidad, sí señor!!! xD
Muy romántico todo, sí señor, y esas cosas alegran el corazón de Cris. Eso y que el mundo esté empezando a tener bebés para que mi niño tenga con quien jugar y con quien hacer trastadas. Así que Ivan y Majo ya han tenido a su niña? Una pequeña Margaret al mundo! Me alegro! Creo que al final va a tener razón Majo y esto va a ser un babyboom, jajaja.
Pero ahora, y ya que tenemos a los bebés en boca, voy a ponerme seria. Nena, el final. Fíjate que ya había esa sensación de que la visita a Londres no iba a alegrar a Mercy precisamente. Claro, ella conoce bien a su madre y, en fin, se teme cuando algo va bien o va mal. Y yo que pensaba que sería algo relacionado con la salud de la madre o incluso de Harry... Y era por la salud de la propia Mercy! Algo que había permanecido escondido, como un secreto guardado por la madre, y que ahora, por narices ha tenido que salir a la luz. Entiendo la reacción de Mercy, es normal a fin de cuentas. Fíjate tú que ella ya se había montado su futuro, junto con Richard, un futuro que incluía hijos, y ahora... Claro, primero no te lo crees, después sí. Y supongo que menos dudas le quedarán de que eso es cierto una vez haya ido a hablar con Cyril. Y para colmo de los males, no suficiente con esa conversación sobre futuros hijos con Rich, la pobre ahora vive casi rodeads de bebés y embarazadas, a saber, Majo y la propia Cris... Y esto, me lleva a desarrollar una de mis amadas teorías sobre lo que va a pasar en el fic en los próximos capítulos y que tiene que ver con actitudes de la prota... Ahora, para no variar, habré fallado y tú te reirás de mí por esas cábalas mías que hago al final de cada capi, pero como ya me he acostumbrado no pasa nada. Ya es tradición hacer conjeturas al final de todos y cada uno de tus capis, así me tienes de enganchada, para que veas, pedao genia, jajaja.
En fin, que nena, espero ansiosa, y muy ansiosa, saber qué pasará a continuación, porque esto de cada día se pone más interesante.
Y ahora ya me voy despidiendo, no sin antes decir bien fuerte...
BRINDEMOS POR LOS 90 CAPIS DE MARÍA! BRINDEMOS POR 90 NUEVOS CAPIS MÁS! :P
Un súper besazooooo, caracolita!!! Muaaaaa!!!!!
Hola María! Cielos! estoy algo así como procesando aún...LOS HIJITOS DE MERCY U__U ay no, si entiendo que la vida es cruel, pero porque tanto :( pero como dice el dicho, a falta de hijos, tenemos cabras (? no, no existe el dicho? jajajajaj de todas maneras, amé el capítulo! como siempre! me devoré literalmente los dos capis que no me había puesto al día, y la verdad es que estoy enamorada de este fanfiction! jajajaj
ResponderEliminarAmé la parte en donde llega John y asusta a Mercy XD juro que me reí demasiado. Y Ringo... es la cosa mas adorable que alguna vez leí en mi vida! yo si tengo un novio así me caso, mil y un veces, no importa mi hijo, adopto un chinito, un negro y somos felices en la granja por toda la eternidad.
Espero puedas subir pronto, que muero por saber que pasa con Mercy, siempre quedo así después de leer uno de tus capis! jajajjaja un abrazo :3 y espero mis autos 0 km jajajjaja