29 enero 2015

Capitulo 94 Blackout


Aquel día parecía hecho por el mismo Satanás. Se había burlado descaradamente del presentador del pronóstico en la tele, y en vez de ser un tibio, soleado, y apacible día, había amanecido negro, con un viento que parecía que andaban todos los diablos sueltos, y una lluvia helada que amenazaba con cortar los cristales. Resumiendo: un día de mierda.
Haciendo gala de mi terquedad, abrí la puerta y puse un pie en la calle. Se me congelaron hasta los cordones de los zapatos, pero no me eché atrás y salí. Eran las siete de la mañana de un miércoles y en la calle no andaba ni un alma. A duras penas llegué a la estación, también desierta, y golpeé el vidrio de la ventanita  de la boletaría. Apareció un empleado somnoliento con una taza de café.
-Uno a Londres, para mañana.
Se sorprendió, si era para el día siguiente, ¿para qué iba a comprarlo con semejante día? Le dirigí una mirada que le hizo saber que no debía preguntar o iba muerto.
-¿Ida y vuelta?
-Ida.
Antes de que me lo diera, pasé los billetes por la ranura del vidrio.


Cuando llegué a casa, el tiempo parecía haber empeorado. Me hice un té con tostadas, obviamente quemadas, y me dediqué a contemplar aquel boleto. Hacía dos días que John y los demás se habían ido a grabar, y lejos de hacerme cualquier tipo de broma al despedirse, mi querido hermano postizo sólo me abrazó, dándome a entender que ya había pasado el tiempo de las indecisiones. Por eso planeaba viajar, aunque al principio me había engañado a mí misma con que tenía que buscar cuatro libros inconseguibles que nos habían pedido en la librería.
Una repentina arcada me sacó de mis pensamientos para posarme frente al inodoro. Ya era imposible hasta tomar un mísero té, pero según Cris, ya faltaba poco para que esos síntomas desaparecieran. Para colmo de males, el día anterior, Mimi me había invitado a almorzar. Sabía que estaba algo “enferma” y para alimentarme con muchas proteínas, que a su juicio me faltaban, no tuvo mejor idea que hacer un estofado de carne con otras cosas que en circunstancias normales hubiera comido gustosa, pero que en ese momento miré con repugnancia y poco faltó para que le ensuciara el impecable piso de su cocina. Se dio cuenta, porque a ella no la engañaban ni los zorros, y no sería nada raro que sospechara la verdad. De cualquier forma no le diría, sabía que para ella era un escándalo un hijo fuera del matrimonio, y más si la implicada era yo, que se suponía que estaba perfectamente educada por mi madre. Hablado de mi madre, tenía muchas ganas de contarle lo que me pasaba, pero mi orgullo era más fuerte y cuando intentaba llamarla, el rencor y el enojo colgaban el teléfono y posponían la llamada para otro día.


Cerca de las ocho, sonó el timbre y Jonathan entró apurado, tiritando de frío.
-Te mojaste el pelo, te traeré una toalla.
-No hace falta, el lado de la estufa se me secará. Qué día, ¿alguna vez te dije que quiero vivir en el Caribe?
-Cada vez que hace un tiempo como este. No sobrevivirás, te desmayarías por el calor.
-Soportaré con tal de no vivir así, congelado. Mañana no abrimos, ¿no? Porque si tengo que viajar y vos no podés salir…
-¿Y quién dijo que no puedo salir  y que vos vas a viajar? Te informo que acabo de comprar esto. –le mostré el boleto– Y que abriremos porque te quedarás.
-¡No podés salir! ¡Tenés que hacer reposo!
-Al diablo con eso. Yo mañana viajo.
Me miró enojado, con las manos en la cintura, hasta que fue relajándose conforme entendía mi actitud.
-Lo vas a hacer. –dijo al fin.
-No tiene caso seguir ocultándolo. Y quizás visite a mi madre también.
-Me asombra este cambio, ¿a qué se debe?
-A que llevo casi dos meses con esto y no tiene sentido negarlo y hacer que no pasa nada. Tendré un hijo y si me muero antes o después, no importa, lo importante es que quienes tengan que saberlo, lo sepan.
-Bravo, bravo. –aplaudió, asintiendo–Al fin reaccionaste y apareció la Mercy que conozco. Me ofrezco para acompañarte.
-No, lo haré sola.
-Pero podés descomponerte o algo…
-Ya estoy acostumbrada a descomponerme, vos dejame a mí. Mañana abrí, y si vuelven por esos libros les decís que ya me puse en la tarea de buscarlos.
Asintió una vez más y se fue directo a al librería, recomendándome que me metiera en la cama y que no me moviera en todo el día.  Más o menos le hice caso, pero aburría como un hongo, así que me puse a armar un pequeño bolso con las cosas que necesitaría para el viaje. Por la tarde apareció Juliet, y cuando vi que traía algo en las manos no me aguanté de preguntarle una cosa.
-Juliet…¿por qué siempre intentás que coma?
Su cara fue de que lo que hacía era completamente normal y obvio.
-Porque das pena.
-Gracias. –dije un par de segundos después, cuando me repuse de escuchar semejante respuesta.
-Estás hiper flaca.
-No por mucho tiempo…
-Exacto. No por mucho tiempo porque no podrás resistirte a la tentación de esta torta de manzana que mirá lo que es…un poema.
-Me refería a otra cosa…
-Yo también. La torta la hice yo, por eso no podrás aguantarte de devorarla. Y además, como tengo la tarde libre, vos parecés enferma, y el día está para matarse, te enseñaré a hacerla. Así que comerás dos tortas y no podrás negarte.
-Veo que ser la novia de George te afecta. No soy él, no podré comer dos tortas. –sentí otra arcada y salí disparada hacia el baño. Desconcertada, me siguió.
-No era para que te pongas a vomitar, si no te gusta me lo decís. –dijo cuando salí del baño–¿O estás enferma?
-Enferma no sería el término exacto…Digamos que ligeramente embarazada.
Comprendí que decírselo de la forma en que se lo dije no era lo mejor cuando vi que estaba a punto de caer redonda al suelo.
-Es una broma, ¿no?
-Ojalá lo fuera. Por eso estoy así, todo me da asco y no como.
-Pero…¿es de Ringo?
-No, del Espíritu Santo que descendió sobre mí. Claro que es de él.
-¡Pero es una noticia genial! ¡Qué alegría!
-Frená ahí. Primero, ni una palabra a George.
-Me estás pidiendo imposibles, yo le cuento todo y…
-Juliet, prometemelo. Si George se entera no va a poder estar sin decirle nada a Richard. Lo conozco bien.
-¿Entonces él no sabe nada?
-No. Y segundo, no te alegres tanto que las cosas pueden salir mal. Es un embarazo de alto riesgo.
Se le borró la sonrisa por una cara de preocupación.
-No pensé que fuera así. Pero vas a ver que todo te saldrá bien, no podés tener tanta mala suerte, Mercy.
-Eso estoy pensando, que tan mal no tiene porqué salirme todo.




El viaje en tren pasó tranquilo, y lo dediqué a meditar sobre lo que haría, calmándome los nervios a cada minuto. En el trayecto me di cuenta de una cosa: con poco había gambeteado a la muerte y me había jurado que tomaría la vida de otra manera. Claro, pensaba que a partir de ese momento mi vida sería maravillosa, no esperaba que siguiera tan miserable como antes. Pero ahí estaba el truco, en tomarla de otra forma siendo lo que era. Lo bueno de esta vez, era que corría con ventaja. Si zafaba, tendría una gran recompensa, mi hijo. Me costaba habituarme a esa palabra en mi mente, y saber que algo tan extraño como un proyecto de humanito estaba adentro de mí, y que me acompañaría siempre. Por eso empecé a tener más esperanzas de que las cosas salieran bien, porque si lo lograba, mi vida ya no sería gris y apagada.
Me apeé en la estación, ya eran casi las doce del mediodía, y decidí buscar las librerías “raras” donde encontrar algunos de los libros, para despejarme viendo gente.  Cuando el estómago comenzó a hacerme ruido eran más de la una y recién tenía dos libros. Comí un triste sandwich mirando al Big Ben hasta que se le antojó dar las tres y enfilé hacia el hospital. No tenía ganas de ver a Cyril y su corte de médicos interesados en mí, pero sabía que tenia que hacerme otros análisis y hacerme revisar por un ginecólogo, algo más que horroroso.
Lo encontré en la cafetería del hospital, charlando con una enfermera  y tomando café. Bien Cyril, juntate con esta chica, pensé. Sin embargo, ni bien me vio la dejó plantada para saludarme.
-El ginecólogo te está esperando.
-Pff, qué buena noticia. ¿No me presentás a la enfermera?
-Se llama Flor.
-Hola Flor, soy Mercy –la saludé con un beso, me sonrió.
-Ya sé, la chica de los problemas. –rió.
-¿Así le hablás de mí a la gente? –le dirigí una mirada acusadora a Cyril, se rió.
-No te quejes, sos famosa. Flor, ¿nos acompañás?
Flor asintió y nos siguió hasta un consultorio.
-Primero te voy a sacar sangre.
-Me vas a dejar seca, ¿por qué no estudiás vampirismo?
Flor soltó una carcajada al escucharme. Era linda, nada del otro mundo, pero parecía agradable y le quedaba perfecto el uniforme y el pelo castaño atado con una colita.
Pese a mis protestas, Cyril me sacó sangre y Flor se la llevó vaya a saberse adónde. De la nada entró un médico viejo e invoqué a muchos santos rogando que ése no fuera el ginecólogo. Era.
-No te preocupes, Flor te acompañará. –dijo Cyril, y se fue.
-No será nada. –dijo el viejo–Es para ver cómo va todo.
Así que bueno, me revisó por allá abajo y en menos de cinco minutos Flor me dijo que ya había finalizado.
-Todo perfecto, señorita Wells. –sonrió el viejo. Parecía bueno, pero el hecho que fuera ginecólogo era suficiente para que lo odiara–De hecho no podría ir mejor. ¿No tuvo ninguna pérdida?
-No, nada.
-Lo dicho, perfecto. Esperemos que siga así, no olvide el reposo.
-Ahora un electrocardiograma y te dejamos en libertad. –dijo Flor, y comenzó a ayudar a Cyril con el aparato.
-La presión por el suelo, como siempre. –se quejó Cyril–A ver si comés un poco.
-Te dije mil veces que no puedo, vomito.
-Está bien te daré unas gotas para que no te den arcadas. ¿Estás nerviosa por algo?
-Si, pero no pienso contarte.
-No pregunté. –sonrió–Listo, levantate. Tu corazón parece un reloj con pocas pilas, anda un poco bien y un poco mal, pero ya no tiene arreglo, como tu cabeza.
-No te rompo este aparato en la cara porque sé que no es tuyo, lo pagó la comunidad con sus impuestos.
Flor dejó caer un paquete de algodón de la risa que le dio.
-Qué relación médico-paciente…
-Mercy tiene un carácter un poco…podrido. Igual cuando la conocí era peor, se peleó con medio hospital.
-Y sigo peleada. ¿Cuándo tengo que volver?
-En unos veinte días, así descansás. Y suerte. –me guiñó un ojo, el maldito ya se había dado cuenta de todo. Me despedí de Flor pero ella me retuvo.
-¿Puedo pedirte algo?-dijo mirando a todos lados, especialmente a Cyril, que se alejaba por un pasillo. Tragué saliva, seguro que me diría que desapareciera de la vida de él para que la mirara como algo más.
-Sí, claro…-respondí con miedo, no era bueno tener a una enfermera de enemiga.
-Sé que sos amiga de The Beatles, ¿me conseguís una firma de Paul?






Eran las cinco de la tarde cuando salí de una librería con el último libro que necesitaba. Estaba apenas a una cuadra del estudio, sobre Abbey Road, y respirando hondo a cada paso, llegué. Me sorprendí cuando vi a un grupito de chicas que con suerte tenían quince años, pensé que protestarían por algo.
-¿Venís a verlos? –dijo una que llevaba el uniforme de la escuela a la que asistí cuando vivía en Londres.
-¿Eh? ¿A quiénes?
-Dejala, seguro que no –otra se acercó–Disculpe señora.
Rumiando ese “señora” entré pero un tipo se cruzó en mi camino.
-No puede pasar.
-¿Ah? ¿Y eso?
-No puede pasar ninguna fan.
-Pfff, yo no soy una fan, soy la hermana de John, John Lennon, está grabando ahora acá.
-Sí, claro, toda dicen eso.
-¿Alguien se hace pasar por mí? ¿Pero cómo es eso? Mire, no sé bien qué es todo esto, pero necesito pasar, quiero hablar con él.
-Dije que no.
-Hágame el favor de llamarlo.
-Dije que no, señorita. Si lo quiere ver, espere como todas ellas. –señaló  a las chicas, me miraban con curiosidad.
-Oiga, no tengo todo el día. Soy Mercy Wells, por favor avísele a John que estoy acá.
-Y si es su hermana ¿por qué no lleva su mismo apellido?
-Ayyy….Bueno, soy Mercy Lennon Wells, ¿conforme?
-No le creo nada. Espere afuera.
Se metió para adentro, ignorándome completamente. Así que no podía ni entrar. Así que esas eran fans…No sabía que el éxito era tanto.
De la nada, se abrió otra puerta y escuché un grito.
-¡Mercy! ¡Por acá!
Reconocí de inmediato a Grace y entré. Ni bien cerró la puerta pensé que cuando saldría, aquellas chicas me arrancarían el cabello.
-¿Viniste a verlos?
-Sí, pero no esperaba esto, que hubiera fans.
-Sí, son unas pesadas, pero parecen buenas, qué sé yo. Qué suerte que te vi por la ventana, el guardia no te hubiera dejado entrar jamás, es inflexible. Iré a ver si están en el descanso. Ya vuelvo.
Grace desapareció por un pasillo y me quedé mirando la pequeña sala en la que estaba. Tampoco había mucho para ver, dos cuadritos y nada más. Me pregunté qué estaba haciendo allí, qué diría, y porqué no salía huyendo. La verdad era que no había planeado nada y empecé a sentir mucho miedo.
Escuché a Grace riendo y supe que se acercaba junto a John.
-¡Fea!
-Bueno, bueno, apareció el señor famoso. Muy a mi pesar, tengo que reconocer que te juzgué mal. No sabía que tenías fans en tu puerta, un tipo de seguridad, y que tenia casi tengo que pedir audiencia para hablar con vos.
-Acostumbrate, será así de ahora en adelante.
-Y encima estás lindo, estúpido. –le revolví el pelo tan bien cortado. La verdad era que sí,parecía todo un señor, pero la cara de sinvergüenza no se la borraba ninguna corbata.
-Vení , justo estábamos rascándonos los hue…
-John.
-…lo que ya sabés. Ey Gracita vení que Paul seguro que quiere decirte alguna de sus cursilerías.
Ambas lo golpeamos en la espalda, se quejó y se encorvó haciéndose el viejito. Comenzamos a caminar por el pasillo.
-¿Qué tal mi Cris? Hace media hora hablé con ella pero igual pregunto.
-Está tan enorme como la dejaste.
-Mierda, cada día falta menos. Díganme, ¿doy una imagen paterna?
Con Grace nos miramos, lo observamos, y soltamos una carcajada.
-No se puede hablar con ustedes –rezongando abrió una puerta y entramos a lo que parecía una cabina de control o algo así. Sólo sé que tenía una mesa enorme llena de botones de colores y dos tipos con auriculares que saludaron inclinando la cabeza porque al parecer, lo que oían era muy importante. John abrió otra puerta, que daba a una escalerita por la que bajó a un gran estudio.
-Miren quién llegó, la peste.
-Gracias por la presentación, Lennon.
-¡Bestia! –George dejó su guitarra y caminó hacia mi–¿Cómo etsás? ¡Jamás hubiera pensado verte acá!
-Lo mismo digo, esto sí que es una sorpresa. –Paul rodeó con un brazo a Grace–¿Qué te trae por acá? ¿Nos extrañabas?
-Ni loca. Tuve que venir por esto. –mostré dos de los libros que llevaba en la mano–Pensé saludarlos antes de irme.
-¿Ya te vas? –dijo Grace–No, no, esta vez quedate, aunque sea hasta mañana a la tarde. Justo tengo el día libre, podemos pasear, encima hay rebajas por todas partes.
-Es verdad, ¿qué apuro tenés?
-No sé, Paul…-bajé la vista, desde que había entrado ahí traté de no hacer contacto visual con Richard hasta que vi que se acercaba.
-Hola Mercy. –saludó inaudible.
-Hola Richard.
John se aclaró la garganta.
-Prestame los libros –me los quitó y leyó sus portadas–¿Quién te pide esto?
-Un loco. La verdad es que no sé de dónde saca esos títulos, pero no ha parado de pedirlos y me cansé de decirle que no existen. Me equivoqué porque acá están.
-Cobráselos a precio de oro.
-Por supuesto. Bueno chicos, no quiero molestarlos, yo ya…
-No, quedate, por favor…-suplicó Grace.
-De acuerdo, pero afuera, con vos. Acá estoy interrumpiendo.
-¿Interrumpir? No estamos haciendo nada, es nuestro descanso. –dijo George.
-Ey hermana, vamos a cantar.
-¿Cantar? ¿Estás loco o qué?
-A ver Mercy…¿No te acordás de aquella vez, en mi habitación?
-¿QUÉ?
-¿John de qué hablás? –la cara de Paul fue de espanto.
-¡Malpensados! –protestó–Mercy, una vez te metiste en mi habitación buscando algo que te robé o que me prestaste y no te devolví, o sea, lo mismo. Estábamos aburridos y nos pusimos a cantar frente al espejo hasta que mi tía interrumpió todo, como siempre.
-¡Sí, ya sé! ¡Too much monkey business!
-¡Exacto! George dale tu guitarra, que demuestre que aprendió algo con vos.
-No John, no, no sé cantar y de la guitarra ya me olvidé casi todo.
-A ver Mercy Wells. Esto es un estudio de Londres. Estás con la banda del momento. George Harrison te está dando su guitarra. John Lennon te dice que cantes. Y vos decís que no. Adivinen quién es tarada.
-Ay bueno, bueno, está bien. Pero que conste que avisé.
-Además siempre me molestaste con tu voz chillona diciéndome “Ay John quiero estar en tu banda” –me imitó.
George me colgó su guitarra y John me puso frente a un micrófono. Grace aplaudía emocionada desde un rincón. Vi que desde la cabina, miraban sin entender nada.
-Habiliten un micrófono para mi hermana, por favor. –dijo poniéndose serio–1, 2, 3…
No hace falta decir que lo que siguieron fueron dos minutos de un completo desastre que terminó con lágrimas de risa cayéndonos por la cara. Todos se divirtieron, inclusive los de la cabina.
-Ok John, todo grabado. –dijo uno de ellos.
-¡No! –grité–¿Grabado? Me muero muerta.
-Es que somos geniales.
-John, fue un desastre.
-Opino igual –dijo Paul.
-Son lo peor, y mi alumna a duras penas se acuerda que la guitarra tiene cuerdas.
Me giré y vi a Richard, reía desde la batería. Sentí alegría por verlo así.
-Bueno, tenemos que seguir un rato más, ¿nos esperás?
-Claro.
-Después vamos a cenar. –se acercó más a mí–No tengas miedo, no te odia, lo sé.
Junto a Grace estuve cerca de una hora, viendo cómo grababan, cortaban, y volvían a grabar, en un proceso más que tedioso.
-¡A comer! –gritó George y subió disparado por la escalera.
-Admiro la paciencia que le ponen. –les dije a Paul y John cuando pasaron junto a mí.
-Es un aburrimiento, ¿viste? Pero igual está bueno. Vamos antes que George se coma una puerta.
Caminaron delante de mí y sabía que detrás estaba él. Me sorprendí mucho cuando me tomó de un brazo, obligándome a girar y mirarlo. Me clavó sus ojos y temblé.
-¿A qué viniste, Mercy?
Sus palabras sonaron a acusación, bajé la mirada.
-Ya lo dije, pasaba por acá. ¿No puedo saludar a mis amigos?
No dijo más nada ni me atreví a levantar los ojos. Me soltó con suavidad y se fue caminando.



***********
¡Buenas tardes damas y caballeros! ¡Vengo a ofrecerles este capitulo a un módico precio! 
De la calidad, ni hablemos. La verdad es que hoy debían pasar cosas, muchas cosas, pero si ponía todo, el capitulo se hacía muy largo, más del doble de lo que es. Así que, atención, atención, ATENÇÃO al siguiente capitulo.
Me despido, no se quejen que esta vez subí rápido, aguante tener vacaciones.Y no le digan cosas a mi Ringo, che! Jajaja.
Adiós!


7 comentarios:

  1. Jajjajajajajajjajajajjajajajjajajjajajajjajajajjajajajajjajajajjaja ME DESCOMPONGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! jajajjajajajjajajajjaja vamos a comer que George se come una puerta? nos estamos rascando los...? NO PODESSSSSSSSSSS! GENIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Jajajajajjajajajjajajajjajaja sigo descomponiéndome de la risa, te juro! ES EL QUE MÁS ME HIZO REIR! nooo, te amo literalmente jajajajaj me encanta que ringo se ria, mi amor es un bombon y CYRIL! hay... ya le hice club de fans pero mepa que se me disuelve al touch. jajajajaj lo amo! es un divino pero ringo es my man. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! SUBI PRONTOOOO! pero bueno, me encanta, sabes lo que pienso de esto y perdon por colgarme! jajajajja no voy a escribir mas porque entre q aguante risa por leerlo al frente de lovely Rita (mi mamáá!) creo que me voy a descomponer asi que...

    chau chau adio!

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  2. FIRST IN YOUR FACEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!














    loviuuuu.

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  3. Oh por Deoh!!!! No lo puedo creer, no te tardaste nada en subir capi!!!!!!!!!!!!!!!!

    Bueno, el capi estuvo cortito :'( pero sustancioso, así que aquí vengo a comentarte, superhappy, yyyyy empecemosss!!!!

    Jajajajaa, amé el momento del hospital, literal fue the best thing EVER! Mercy, y Flor serán buenas aliadas, jajajaja, bueno y Ciryl y Mercy tienen la mejor relación Médico- Paciente, son lo máximo.
    Ahhhhh!!!! Morí con John, todo arreglado!!! adsfhjkfjghbdlñjkgfdhllkjdhkljhfKJDHFKJSLHGKSJHGSLK ok ya. Y con lo de "¿No te acordas de aquella vez, en mi habitación?" Jajajaja, y no me imagino a Mercy cantando, Por Deoh!!!!!!! Jajajaja, y el momento de tensión final, con el Ritchy Jajajajaja ok, byeeee!!!!!!

    PD: Sube pronto.

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  4. "Sublime, emocionante de principio a fin" (The New York Times, EEUU)
    "El capítulo que enamoró a la comunidad de ginecólogos y rockeros" (The Sun, Reino Unido)
    "Un capítulo que marca un antes y un después. Imprescindible." (Le Monde, Francia)
    "Delicioso como los ravioli de la mia mamma." (La Repubblica, Italia)
    " Я ничего не слышал , потому что я руки -испанский словарь, но он выглядит очень хорошо. " -Yo no me he enterado de nada porque no tenía a mano el diccionario de español, pero parece bueno.- (The St. Petersburg Times, Rusia)
    Y bueno, qué? Qué te parecen las críticas que han hecho de este capi los principales periódicos mundiales? Debes estar orgullosa de ello, eh? Y no es para menos, ojo, que no sólo lo dicen ellos sino que también lo digo, lo afirmo y lo reafirmo yo delante hasta del Papa compatriota tuyo si hace falta, que conste! Jajajajajaja. Bueno, a ver, que fuera coñas, que sí, que me ha gustado mucho el capi este que te has marcado y que ojo, porque me parece que los franceses y su crítica andan bastante acertados o esa ha sodo al menos la sensación con la que yo me he quedado en cuando acabé de leerte cuando lo subiste.
    Dejando de lados las críticas, todas muy favorables, por cierto, de la prensa, creo que ahora es hora de que yo misma, que soy una crítica de tus capis freelance e independiente no contratada por ninguna revista literaria, haga sus propias valoraciones. Y sí, tiembla, porque me voy a poner las gafas para parecer más intelectual, me voy a sentar en el sillón de al lado de la chimenea, pondré mi cara seria de decir cosas importantes y voy a ponerme en plan crítica literaria. Jum!
    El argumento de este Capítulo 94 del aclamado fic de María está dibujado por la autora de una manera maravillosa (mierda, como me molestan las gafas...), ajustándose a su estilo habitual en el que, lejos de los barrosquismos que abundan en el género y el exceso de dramatismo de ciertas historias, nos hace meternos en la piel de la propia protagonista y concebir el mundo tal y como ella misma lo concibe (y joder, no sabía yo que hacía tanto calor aquí al lado del fuego...). Respecto a los aspectos técnicos, hemos de destacar... Y YA ESTÁ! YA ESTOY HASTA LOS MISMÍSIMOS OVARIOS DE LAS GAFAS, DEL CALOR DEL FUEGO Y DE MI CARA SERIA DE DECIR COSAS IMPORTANTES! *Cris se levanta del sillón, envía las gafas a la otar punta del comedor, vuelve a repantigarse en el sofá más alejado de la chimenea y vuelve a poner su cara habitual de "me acabo de acordar de un chiste de monjas que van en bici y qué risa si lo cuento"*.
    Bueno sí, así mejor. Creo que no me van mucho a mí las cosas estas serias, eh? Casi que mejor vuelvo a mis comentarios medio esquizofrénicos y nos aclararemos todos mejor, no crees? Jajajajaja. Ah, pero no te creas que no mi faceta de crítica literaria no ha dicho verdades, no. Mi faceta de crítica resoetable y seria ha dicho verdades como puños, que más de una vez ya te he comentado en persona. Así que... Qué más puedo decir yo? Como siempre, un capi tuyo fabuloso, de esos con los que desde que lo pillas y lo empiezas a leer hasta que lo acabas disfrutas como un niño con un caramelo. Si es que cuando yo te digo que eres una genia por algo será... Jejeje.
    Pero ahora, vamos a despedazar esto cachito a cachito. Tranquila, que no pienso hacerle nada a tu blog, no te lo despedazaré ni te lo romperé, que está muy bonico y no es plan, jajajajaja.

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  5. Bien, a ver... Días diseñados por el mismísimo Satanás... De qué me suena eso? Y es que me parece que Mercy está viviendo en Muro en este preciso instante y no en Liverpool (bueno, ni que Liverpool fuera el paradigma del buen tiempo... Jajajajaja). Sea como sea, parece que la chica no se amilana a la hora de ir a buscar sus boletos de tren. Que yo opino lo mismo que el señor de la oficina de venta de billetes: para qué vas hoy con el tiempo que hace si puedes ir mañana? La verdad es que estos misterios de la Naturaleza, estos misterios del ser humano, tan dignos de expediente X, deberían inverstigarse, pero eso será otro día, que no es plan ahora de ponerse a hablar de fenómenos extraños, jajajajaja. Naaaaa, en serio, creo que en el fondo entiendo a Mercy: a la pobre le hace falta salir a airearse, aunque sea en un día de mierda, antes eso que tener la sensación de que le cae la casa encima. Pero escucha, Wells, de madre a madre (jajajajaja cómo se metía en el papel), te recomiendo que te cuides de ahora en adelante, que una gripe en el embarazo es muy puta, que no te puedes tomar nada para quitártelo, ni antigripales, ni jarabes contra la tos, ni aspirinas, ni ibuprofenos (NOOOOOOOOO!!!!!). Así que a partir de ahora, cuando salgas con lluvia o te abrigas bien y te pones cinco chubasqueros unos encima de otros y pillas un paraguas extragrande para no mijarte ni helarte, o vas a tener que vivir la inmensa desdicha de pasar un resfriado sin tomarte ibuprofenos (qué maldita sería esa hora, al menos para mí, jajajaja).
    Y bien, aunque Mercy no se cuide, al menos me alivia ver que sí que hay gente que la cuida léase Mimi (aunque no sepa qué le pasa a su vecina favorita en realidad aunque lo intuya) y Jonathan. De esto, la verdad, es que me han hecho gracia un par de fragmentos, y mucha, jajaja. El primero, ése en el que se comenta que Mimi no aceptaría o llevaría muy mal un embarazo fuera del matrimonio. Yo, con esto, solo puedo toser disimuladamente y desaparecer poco a poco y sin que nadie lo note por la puerta de Mendips junto a cierto sobrino díscolo antes de que alguien nos agarre y nos ahogue con una almohada... XDD. Nah, en serio, ya sabemos que Mimi se las hace ver de dura, pero que después tampoco es para tanto. Y Mercy que no tema, que si ha aceptado lo de John, lo suyo ya lo verá hasta como algo normal, jajajaja. La otra cosa que me ha hecho gracia, y esta ha sido una gracia provocada por la ternura, es la manera en la que Jonathan trata de proteger a Mercy diciéndole que si no debe viajar, que si debe cuidarse... Aunque me da a mí que a Mercy le da lo mismo, que igual le da lo que le diga Jonathan que la propia Reina, que ella cuando toma una determinación es de las que no ceden, quizá por eso me ce tan bien, jajaja. Además, ahora ha de viajar, no? Ha de ir, además de a por los libros y a por la posible visita a su madre (la hará al final?), a hacerse las pruebas y las revisiones de rigor con Cyril y su equipo. Así que no hay más que hablar... A Londres!!!
    Otra que también se preocupa por Mercy y que le trae comida a porrillo porque se preocupa por ella, es Juliet. Ay, qué amor de nena, la verdad. Es que le va como anillo al dedo al buenazo del George, parece que están hechos tal para cual! Y ya era hora, por cierto, de que Juliet se enterara. Tal vez el que Mercy se esté abriendo a decirlo a más gente es buena señal, señal de que ya lo tiene más asumido y que está decidida a echar con todo adelante. Sea como sea, seguro que con Juliet cuenta con otro apoyo importante, que le vendrá de lo más bien a Mercy :)

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  6. Y como habíamos dicho, nos vamos a Londres. Y qué hay allí? Sí, libros. Y sí, revisiones, que afortunadamente han salido bien. Y Cyril. Y Flor. Oye, que esta enfermera... Sé que tal vez Cyril no esté demasiado interesado por ella porque aún se le nota colgado por Mercy, pero esta chica me cae bien, mira por donde. Además, parece buena gente y son del mismo sector, y seguro que tienen mucho en común y... Sí, ya, ya paro que, que parezco una vieja intentando emparejar a la gente, jajajajaja. Ah, que hablando de la tal Flor, aparte de buena gente (o eso oarece, jajaja), fan de los chicos. Mírala pidiéndole autógrafos y todo de los Beatles!!! Bueno, al menos no se lo ha pedido de Richard, que imáginate la cara con la que se presenta delante de él y le dice: "Hola, Rich, tenemos que hablar: ¿me das un autógrafo?", jajajajajajaja.
    Y ya el final. A ver, a mí tus escenitas finales siempre me suelen matar y esta no ha sido para menos. Ay, la visita, la visita... La visita a los señores famosos, por cierto, que se nota que la cosa ya marcha y que ya están esas sempiternas fans apostadas en la puerta, que van a estar ahí unos cuantos años, jajajajajaja. La verdad es que Mercy eso no se lo esperaba, y menos encontrarse un guardia de seguridad podrido de fans con cientos de excusas (y seguro que más de una ha soltado lo de los "hermanos", jajajaja). Bueno, al menos Grace la ha visto, que si no ahí me veo a Mercy, esperando como una fan más y congelándose en la calle hasta que salgan los chicos del estudio. Y recordemos: no tenemos ibuprofeno que salve del gripazo a la pobre chica y eso sería una catástrofe, jajajajaja.
    Sea como sea, no ha hecho falta al final helarse en la calle y ha entrado. Grace, como siempre un amor de chica. Ahora bien, entenderás que yo en ese momento no tuviera tiempo para dedicarle piropos ni pensamientos amorosos a nadie más que no fuera el que ha aparecido a continuación: lo más bonico del mundo, el Xic. Qué? Que tengo algo chorreando por la barbilla? Tranquila, que son babas y es normal, no es grave. Se me pasará. O no... Jajajajajajaja. Ay, y no os ríais de él, leñe, con lo bonico que es preocupándose por su enorme novia cuya barriga (y no cervecera, precisamente) ya llegará casi hasta Londres y preguntando si tiene un aspecto paternal. Y ahora si me disculpais, me voy un momento a babear a gusto y ahora vuelvo, jajajaajaja.

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  7. *Tres horas después* Ya, ya estoy aquí de nuevo y dispuesta a seguir comentando. Por si a alguien le interesa mi nivel de babas ha conseguido disminuir levemente y por lo menos ya no lleno de babas la pantalla de este trasto con el que estoy escribiendo esto con el consiguiente riesgo de provocar un cortocircuito y morir electrocutada. Así que ya puedes estar tranquila por mi salud y respirar tranquila, jajajaja. Y va, ya, sigo. La entrada en el estudio, el encuentro con los chicos y, sobre todo, el encuentro con Richard. Sabes? Me ha gustado y veo muy significativo el hecho de que no haya ocurrido como en su último encuentro fortuito, aquel en el que le giró la cara y no le habló y que a Mercy le dolió en medio del alma. Al menos ahora no se ha ido de allí e incluso se ha reído en medio de la improvisada grabación de Mercy con los chicos. Ay, qué chica afortunada esta! Grabar con los Beatles en el estudio 2 de Abbey Road! Bueno, que eso no lo puede decir cualquiera. Ahora que vaya con cuidado, que es muy probable que con el paso de los años esa "grabación desastrosa" que dice salga editada en algún Anthology de los Beatles o algo, y ahí se va a cagar... Jajajajajaja. Bueno, que no padezca. Mercy, hija, cosas peores, mucho peores, se han grabado en estudios de grabación. Y si no te lo crees te invito a que visites el 2015 y te haré una demostración que te vas a cagar por la pata abajo, y perdón por el vulgarismo, pero es que es así, jajajajaja.
    Vale, va, al tema que me pierdo. Como decía y con eso estoy contenta, parece que las cosas entre Richard y ella se están normalizando. Además... Esa pregunta final del Richard, ese "a qué has venido?". Jum... Podría pensar en un primer momento en que es una pregunta hecha un poco a la defensiva, pero oye, después lo pienso de nuevo y no. Me parece una pregunta que tiene otras connotaciones y una pregunta, por cierto, que tal vez todos los que estamos leyendo esto nos estamos haciendo. Porque sabemos, en realidad, que en esa visita hay algo más que la intención de ver a sus amigos, aunque ni la propia Mercy lo sepa o sea consciente de ello...
    Sea como sea, y te lo dije ya, creo que esto supone un punto de inflexión, el inicio de algún cambio. Espero que así sea, la verdad.
    Y recordándote que has de ser buena persona y después de ese "atención al siguiente capi" del final no has de tardar a subir si no quieres que alguna lectora tuya muera de ansiedad, me despido.
    Hasta el próximo, genia!!!

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