La radio estaba a tal
volumen que hacía temblar los vidrios de las ventanas.
-Qué armónica de mierda
que tenés, Lennon, ya la tengo incrustada en los oídos. –le lancé una caja,
que él atajó sin dificultad.
-Más cuidado, que estos
son discos. –se quejó-Y dejá de criticar a mi armónica, que es la que me
regalaste hace ciento cincuenta mil años.
-La tocás horrible y la
canción será número pero ya me tiene podrida.
-Wells, ¿qué es eso de
hablar mal de la canción de mi novio?
-Hablo mal de la
canción de mi hermano. Podría haberla hecho mejor.
-A mí me gusta.
-A mí no.
-Pero estás en mi casa
y acá se escucha lo que yo quiero.
-Ya no es más tu casa,
te estás mudando –le saqué la lengua y me pegó con un trapo que estaba usando
para limpiar.-¡Ey!
-Cómo se nota que están
embarazadas y con las hormonas alteradas, están quejosas y peleadoras. –John
nos miraba con las manos en la cintura–¡Bendito tú eres entre todas las
mujeres!
-Dale bendito, seguí trabajando
para tus mujeres embarazadas.
Ya todo había sido
guardado y sólo restaba esperar al camión de la mudanza. Se irían a vivir
cerca, a una casita que no daba más de tierna y que Mimi, que no podía ocultar
su alegría de ver a su sobrino sentando cabeza, se había esmerado en ayudar a
decorar. Ahora se dedicarían a esperar a Jack y nada más.
-No puedo entender cómo
yo tengo cajas y cajas de cosas y vos sólo dos bolsitas. –Cris miró a John, que
por toda respuesta se encogió de hombros–En fin, hombres.
-Hablando de eso,
Mercy, vos tenés que hacer algo.
-¿Y eso qué tenía que
ver? No me jodas, Lennon.
-Sólo te aviso que en
quince días entramos a grabar, si le vas a decir, que sea hoy, así tengo tiempo
de conseguir otro baterista.
Al vuelo atajó otra
caja que había quedado sin precintar y que le revoleé para que se callara.
-Lo haré cuando pueda y
sobre todo, cuando quiera.
Llegó el
camioncito y John nos prohibió
terminantemente que moviéramos un dedo para ayudar, así que con Cris no sentamos
en el cordón de la vereda de enfrente para reírnos de cómo él se quejaba de que
acarrear cosas le estropeaba sus manos de “habilidoso guitarrista”.
-Quiero fumar, me
aburro.
-Fumás y te desarmo la
cara de un cachetazo.
-Pff qué miedo. De
todos modos no lo iba a hacer.
-¿Cómo venís con todo?
Me encogí de hombros,
agarré una ramita que estaba tirada en el suelo y con ella tracé unos arabescos
en la tierra que había en el asfalto de la calle.
-Pasó casi una semana,
Mercy. ¿Hablaste con Cyril? ¿Te estás cuidando?
-Con Cyril hablo todos
los días, bah, me llama él. Y me cuido, y no me siento muy mal. Ayer recién
tuve náuseas y se me pasaron enseguida.
-Eso es bueno.
Nos quedamos en silencio,
escuchando los gritos de John charlando con el dueño del camión, diciéndole lo caro
que estaba todo y que en este país ya no se podía vivir.
-Mañana vuelvo a la
librería, estoy harta de estar en casa comiéndome la cabeza. Le contaré a
Jonathan y simularé que no pasa nada. Me siento horrible, yo no quería esto.
Bueno, lo quería pero no así.
-Nadie puede elegir qué
cosas pasarán y cómo, está en nosotros adaptarnos.
-Libro de autoayuda, ¿no?
-Más bien una revista
vieja que encontré. –rió–Pero a ver, en cierto punto tiene razón. Ya le
encontrarás la solución y en un tiempo te reirás de vos y pensarás que fuiste una
tonta,
-Quiere decir que estás
pensando que soy una tonta.
-No, tonta. –rió otra
vez y se tocó la panza–¡Ay! ¡Ha dado una patada!
-¿Es la primera vez?
-No, pero no suele hacerlo.
Tocá.
-Me da impresión…
-No seas ton…
-Tonta, sí. –puse la
mano sobre su vientre–Mierrrda…¿A esto le llamás patada? ¡Parece un bombardeo
dela selección de fútbol alemana! Jack, dejá a tu madre en paz, no la hagas
sufrir desde ahora.
-¡Mirá, te hizo caso!
Tenés autoridad de madrina, me lo criarás bien.
-No sé para qué, si
será un pequeño demonio igual que sus padres. Cris, hablando en serio…me muero de miedo. No lo acepto, no siento eso
de espíritu maternal y todo eso que te venden cuando sos una nena. No me siento
como vos, no siento nada.
-Sólo te diré algo: un
día te mirarás al espejo y verás que está ahí.
Jonathan escupió el
agua que estaba tomando, regando todos los discos que había sobre la mesa como
si fueran plantas.
-¿QUÉ?
-¡Mojaste todo, animal!
-¡¿A quién le importa
cinco o seis discos mojados cuando acaban de decirte que estás em…?!
-¡Jonathan!
-…embarazada. –susurró
sin dejar su expresión de desconcierto. Resoplé y comencé a secar los discos con la manga de mi camisa.
-¿Pero cómo fue?
-Cómo fue…-resoplé otra
vez-¿Hace falta esa explicación? Tomá.
Le pasé un libro enorme
y azul.
-“Educación sexual para
sus hijos” –leyó–Ey, no sabía que vendíamos esto.
-Quedatelo, está claro
que a mí ya no me sirve.-contuve la risa para seguir pareciendo seria. Me
aclaré la garganta.–Jonathan, de esto, ni una palabra a nadie.
-Igual se enterarán…
-No por vos.
-Pero…se te notará.
-No-por-vos.
Suspiró y se rascó la
cabeza.
-¿Qué vas a hacer?
-Esa es la pregunta que
me quita el sueño. Esto está muy complicado y encima tendrá un trágico final.
-No seas pesimista.
Tendrías que estar feliz. Debe ser lindo tener un hijo.
-Debería serlo, teóricamente.
Pero a mí me está dando problemas.
No contestó y levanté
la vista. Parecía triste mientras miraba hacia la calle.
-¿Estás bien?
-Con lo que decís, no.
Pintás un panorama negrísimo, y además, a mí me gustaría tener un bebé pero es
claro que no puedo y vos sí pero….Bueno, es comprensible, uno siempre espera
cosas mejores.
-Pues…sí. Me hubiera gustado
algo distinto y no este desastre en el que me metí solita, lo reconozco.
-¿Pero lo querés o no?
-¿A quién?
-Al bebé.
-No.
Me dolió muy dentro escucharme
decir aquello, pero era justamente lo que sentía. No lo quería. Por más que la
culpable de muchas cosas era yo, por ese tan mentado bebé que supuestamente
tenía dentro, estaba entre la espada y la pared.
-No te conozco. –dijo
Jonathan finalmente.
-¿Por qué? Es lo que estoy
sintiendo.
-¿Y entonces para qué
decidiste tenerlo?
-Porque…no sé. Es de
Richard y yo lo amo y…no sé. Bueno
basta, andá a comprarme cianuro y terminemos con esto de una vez.
-Así no arreglás nada.
Vos lo que tenés que hacer es ir y decirle. ¿Cómo? No sé. Pero le contás todo
esto tal cual. Vamos, si estaba tan enamorado como parecía, no puede odiarte
tan rápido.
Sólo sé que pasó otra
semana. Otra semana de silencio, en la que Jonathan Cris, y John, me miraba con
ojos acusadores y también preocupados. Yo hacía como que nos los veía y que mi
vida era completamente normal, tratando de no pensar que estaba metida en un pozo
de barro hasta la garganta salvo cuando tenía náuseas, o sea, siempre. Sin
comer y sintiéndome mal tanto física como mentalmente, mi humanidad era digna
de lástima.
Una tarde de domingo,
aporreaba a Ernesto. Hacía rato que tenía abandonado a mi querido piano y al
pobre lo tocaba para descargar tensiones, así que me odiaría con toda la fuerza
de sus teclas. Terminaba de tocar una versión de Great Balls of Fire que a Jerry
Lee Lewis hubiera mandado al hospital, cuando sonó el timbre. Pensé que sería
Juliet, que había prometido invitarme a una “fiesta de tortas” con el propósito
de engordarme. A ella aún tenía que contarle todo, pero decirlo me dejaba con
menos energías de las que tenía. Abrí y
me encontré allí plantado a Cyril…con una torta.
-¿Qué hacés acá? –fue
lo primero que le dije.
-Hermoso recibimiento.
Vine a ver qué tal vas. ¿Te gusta el merengue?
-¿La crema o el baile?
-Ambos.
-Sí.
-Bueno, en este caso la
torta tiene merengue. El baile te lo debo. ¿Puedo pasar?
-Claro.
Enseguida comencé a
preparar todo paras tomar té, preguntándome porqué tenía a Cyril metido en mi
casa. A qué había ido, era un misterio, pero no permitiría que empezara a
lanzar indirectas ni que siguiera confundiéndose conmigo.
-Hace un lindo día,
¿por qué no paseamos? Así hablamos.
-Podemos hablar acá
también.
-Mercy tenés que salir,
despejarte…Mirá el sol que hay y vos encerrada acá.
-Cyril, cortemos acá.
¿A qué viniste?
-Ya te dije, a ver qué
tal vas.
-Me llamás todos los
días, sabés perfectamente cómo estoy.
-Lo sé, pero…
-Cyril, pará de confundirte
conmigo, por favor. Siento decirte esto, pero no quiero agregar otra preocupación
más a las que ya tengo. No insistas, no te ilusiones, no pienses cosas que no
son.
-Tranquila, no lo hice
por eso. Tenía el día libre, no sabía dónde pasarlo, recordé Liverpool, y vine.
No lo hice con otra intención, ya he paseado por la ciudad todo el día, no
creas que vine exclusivamente a verte. ¿Salimos?
De mala gana asentí y
salí con él sin rumbo definido. Mientras andábamos observó que no estaba
peinada, que estaba algo iracunda para caminar, que mis ojos estaban apagados,
mis manos huesudas, y mis dientes amarillos.
-¡Ay es insoportable
pasear con un doctor! ¿No podés estar un minuto sin hacer diagnósticos?
-El tipo de allá tiene
artritis.
-Basta Cyril, o parás,
o grito que sos un secuestrador.
-Está bien. –rió y me
ofreció su brazo para que me apoyara–¿Estás siguiendo las indicaciones?
-Sí, nada de medicación,
dormirme temprano, esfuerzos mínimos, comida sana, quedarme tranquila….Todo. Pero
igual tengo asco y náuseas por todo, estoy harta.
-¿Te duele el pecho?
-Sí, siempre, y eso me
preocupa.
-Más estudios entonces…
-Ay no. No, no, no.
-¿Qué pasa?
Me miró desconcertado y
luego desvió sus ojos hacia donde yo miraba, sintiendo que me desmayaba. Entre
la gente que esa tarde aprovechaba para caminar junto al mar, vi a Richard
charlando con George y otro amigo. Al instante que lo reconocí, él también me
vio.
-Vámonos. –tironeé del brazo
de Cyril.
-No, hablale, es tu
oportunidad.
-¡Estoy cansada de que
me digan que le hable, de lo que tengo que hacer! Vamos, no me siento bien.
Me siguió con paso
rápido.
-Yo sabía que hoy no
tenía que salir, ¿para qué me obligaste, carajo? Y encima me vio con vos…–seguí
caminando lo más rápido que pude para alejarme de ese lugar, pero debí
detenerme debido a la agitación.
-Mercy, tranquila.
-No me toques, no puedo
quedarme tranquila. Me quiero ir, mudarme, irme
a otra parte, no sé, no aguanto más nada.
Levanté la mirada y vi
que pasaban junto a mí. En el alma me dolió cómo Richard miraba hacia otro
lado, como si yo no existiera, y la mirada de George sin entender mucho pero
pidiendo disculpas. Lo saludé con un movimiento de cabeza, dándole a entender
que no tenía de qué preocuparse.
-Me odia. –susurré, más
para mí misma que para Cyril.
-No es verdad.
-¿Qué sabés? Lo conozco
bien. Me odia más que cuando lo eché del hospital. Aquella vez por lo menos le
di mis razones, ahora simplemente lo dejé. Merezco que me haga esto, está en su
derecho. Qué manera de arruinar todo…
Eché a andar,
olvidándome completamente de Cyril, que me seguía como podía. Al llegar a casa
encontré a George esperando sentado en la puerta.
-Mercy, yo no sé bien
que pasó pero…
-Tranquilo Georgie, lo
que menos querría es que termines poniéndote mal por esto.
Le dio la mano a Cyril,
que se la estrechó. Los hice pasar.
-El sábado actuamos en
The Cavern, ya sabés, antes de irnos a Londres. ¿Vas a venir?
-Lo dudo.
-Odio a la gente que se
pone de novia y desaparece, y odio más a la gente que se pelea con el novio y
también desaparece. Hola Mercy Wells, te estás ganando mi odio.
Le revolví el pelo como
un agradecimiento tácito por haberme hecho soltar una carcajada cuando menos
ganas tenía de siquiera abrir la boca.
-Sé que ganarse el odio
de George Harrison es lo peor que le puede pasar a alguien, así que iré.
-Eso es lo que quería
oír. Ah, usted también puede venir, eh.
-No, gracias. –Cyril
sonrió con la amabilidad que lo caracterizaba, negando con la cabeza–No creo
que sea conveniente que vaya y además, ya estoy por volverme. Mi tren sale en
media hora.
-Pero no tomamos el
té…–dije sorprendida.
-Para la próxima. –me
saludó con un beso en la mejilla, estrechó nuevamente la mano de George–Mañana
te llamo, recordá que el lunes tenés cita con el…con el otro doctor.
Le agradecí con la
mirada que no dijera la palabra “obstetra” delante de George, y se fue.
-¿Es tu nuevo novio?
-Mirá lo que decís. Es
mi médico y punto.
-Vi cómo te mira.
-¿Cómo me mira?
-Con ganas. Vamos, que
si fuera por él ya te hubiera agarrado y te hubiera sac…
-¡George! Se ve que no
te hace muy bien juntarte con Lennon.
-¿Para qué vino? ¿Para
una consulta a domicilio? Sí, claro…
-Aunque no me creas,
sí. Y dejá de pensar eso, no pasa nada con él, sólo es un buen hombre.
-Un buen hombre que te
tiene ganas.
-George…
-Bueno, entonces…¿estás
enferma?
-Algo así.
-Pero si no pasa nada
entre ustedes, y vino desde Londres a verte, y decís que estás enferma…¿estás
grave? –de lejos se le notaba que estaba muerto de miedo por preguntar eso pero
que no se había aguantado. Atrás había quedado su caradurez para averiguar
sobre Cyril.
-Georgie…no pasa nada. De
vez en cuando viene, ya sabés, él me atendió cuando estuve internada y bueno,
pasa para ver cómo ando.–mentí, y pareció creerse todo.
-Ah, bueno…Y otra
cosa…No es por meterme pero las cosas con Ringo están muy podridas, ¿no? Ustedes
son gente complicada.
Sonreí y asentí. Tenía
razón, éramos gente complicada.
-Tengo cosas que hacer,
te veo el sábado, pequeño chusmo. Y decile a Juliet que quiero ir a esas
fiestas de tortas que organiza.
Ese sábado fue la
última vez que pisaron The Cavern. Algunos lo sabían, otros lo intuían, el resto
lo ignoraba. De más está decir que fue un descontrol, eran demasiado conocidos
y en el rostro de la mayoría de los presentes se notaba que eran capaces de
matar con tal de verlos.
-Esta gente está loca.
–dije, horrorizada, en el oído de Juliet, tratando de hacerme escuchar.
-Me encanta, la fama está
genial.
-Es verdad, pese a que
estén locos, está bueno que te sigan tanto, es divertido. –intervino Cris.
Por ser conocidas
teníamos lugar prioritario para entrar y para ponernos frente al escenario,
aunque esto traía consecuencias, como las que estaba sufriendo por parte de varias
insoportables que lo único que hacían era empujar y pisarme los pies.
-¡Pero pará, la puta
que te parió! –le grité a una, ya sabiendo que diciendo eso me estaba metiendo
en una buena.
-¡Quiero ver a George!
–me gritó, y vi que tenía los dientes torcidos.
-Ay quiero ve r a
George –reí burlándome–Lamento decirte que George no te va a ver. Yo soy…soy…¡la
hermana! Y nunca dejaría que una mocosa como vos se le acerque.
-¡Y además tiene novia!
–Juliet ya no pudo aguantarse. La chica la miró, sospechando que la novia era
ella.
-¿Y a mi qué me importa
que tenga novia?
-¿Saben que Ringo ya no
tiene novia? –dijo otra, una colorada llena
de pecas, que parecía amiga de la de los dientes.
-A vos tampoco te
van a mirar, fea.
-¡George va a ser mío!
–volvió a gritar la “dientes”.
-Ah no, yo a esta la
envuelvo. –Juliet ya estaba furiosa y se le notaba en la cara.
-Y dale, pegale, si son
dos pendej…-no pude terminar porque Cris ya me había agarrado de un hombro.
-¿Vos querés pasar otra
noche en la comisaría? Dejate de joder,Wells, ¿qué querés? ¿Que te maten a palos?
-¿A mí? Perdón pero, ¿me
estás hablando a mí? ¿Todavía no te enteraste de cómo pegan estas manos?
-Por suerte no tuve el
gusto de enterarme. Estás embarazada, cuidate un poco.
-Vos tampoco tendrías
que estar acá.
-Pero yo no me peleo
con nadie.
-La rubia de allá dijo
que se quiere casar con John.
-¿Quién? ¿Quién? Decime
que la mato.
Largué una carcajada al
ver su cara de asesina en potencia.
-Wells, la que nos
espera…imaginate a estas multiplicadas por miles. Viviré con una ametralladora
colgada al hombro. Ay, voy a sacar a Juliet de ahí, la van a matar.
Pero apareció el presentador
y la rencilla de Juliet con ya cuatro chicas más, quedó olvidada porque había
cosas más importantes para hacer: para mí,verlos y escucharlos, para todas
esas, gritar hasta hacer explotar los tímpanos de alguien.
Y ellos lo volvieron a
hacer. Hacía bastante que no los veía, así que los noté muchísimo mejores y
además, conservaban intacta esa naturalidad con la que tocaban y hacían magia.
Más allá de que eran mis amigos y de todas las historias entretejidas, podía
ser lo suficientemente objetiva para afirmar que eran geniales. Se tenían bien merecidos
esos gritos y ese disco que no paraban de pedir en la librería, y ese futuro
que mal que me pesara, Londres les tenía preparado. Porque Liverpool ya les quedaba
demasiado pequeño y era sabido que pronto el país también. Y porqué no, el
mundo.
En todo eso pensé en
los primeros minutos y después, por más que me había esforzado, ya no pude más
que fijarme en él. Se le notaba, sonreía por obligación y no despegaba sus ojos
de mí, que los sentía como balas. Deseé poder leer su mente, saber qué estaría
pensando de mí, en qué cosas acertaba y en qué otras se equivocaba. Como si de
ciencia ficción se tratara, intenté conectar con él, pedirle perdón y explicarle
que era parte del infierno que yo misma me había creado y que era el único que
podía sacarme de ahí. Lo extrañaba tanto que ya era un dolor físico y tenerlo
tan cerca no hacía más que producirme un ataque de ansiedad por tocarlo, abrazarlo,
acariciarlo y decirle que lo necesitaba. Lo peor era que eso ya no volvería a
producirse, así como tenía las semanas contadas, no contaba con su perdón.
Rompimos ese contacto
visual que tanto dolía cuando todo terminó, tan rápido. Volví a la realidad
cuando Shotton se cruzó delante de mí para saludarme y decirme que hacía mucho
que no me veía y para arrastrarme hacia la trastienda, donde sus manos crueles
me empujaron a los chicos.
-Fue genial. –dije
tímidamente, algo que jamás me había ocurrido delante de ellos.
-Ya lo sé hermanita,
¿podrías llamar a mi novia? –John me guiñó un ojo y huí gracias a la
oportunidad que me había dado.
Sin despedirme de nadie
salí a la calle y recibí el aire frío de la calle con alivio. Ni bien llegué a casa,
caminando lo más rápido que pude, cerré la puerta y sentí esa tristeza gris que
tantas veces había sentido cada vez que escapaba y cerraba esa puerta. ¿Sería
posible que siempre terminara en el mismo sitio, como si fuera un círculo
vicioso?
Sin darme cuenta, mi
mano se apoyó en mi vientre. Sentí miedo, aquello era de lo único que no podía
escapar. Me paré frente al espejo de la
sala y levanté mi suéter, dispuesta a enfrentar a ese y todos mis miedos, que
me habían paralizado toda la vida. Se me cayó una lágrima y sonreí, cuando
creía que por lo menos en esa noche, no podría hacerlo.
Sabía que estaba ahí.
Por primera vez, tenía la certeza de que no estaba sola.
*************
¡¡¡Hola hola hola!!! ¿Cómo están? Hoy les dejo el primer capitulo del año y desde ya les informo que falta muy poco para que el fic termine. Probablemente lleguemos al capitulo 100, o 101, más no. Y seguro que me van a querer matar, pero ya les he dicho que el fic tendría que haber terminado en el 80, así que miren, 20 capis más van a tener. Por mí, lo seguiría por siempre pero no es mi intención agobiar a la gente con algo tan largo, que además va a cumplir tres años.
Así que informadas quedan (Uff...lo dije, no saben lo que me costó escribir todo esto).
Bueno, ahora las dejo, espero que hayan comenzado muy bien este año.
Saludos!
Noooo!!!!!!! Locura, que te dio!!!!! Por DIos, no puedo creer que el fic se vaya a acabar. Mira que todo ese tiempo pegada a la pantalla para que eso termine luego.
ResponderEliminarSabes? No estoy muy bien. son las 2 de la mañana y tengo sueño. Bye que vuelvo pronto. chauu
Jajaja Volví! Yay! jajaja bueno, Primero que el cruce de miradas de Mercy y Rich, fue muy duro, NO SEAS PEDAZO DE PATÁN RINGUIS! VÉ Y RECONCILIATE CON ELLA! NO VEZ QUE ESTÁ EMBARAZADA?!
EliminarOk, recuperando la compostura, acabo de recordar algo...Ah si! Cyril. Qué carajos haces ahí? No seas patán, todos sabemos tus verdaderas intenciones, quieres quearte con Mercy y provocarle celos al Rings y hacerle creer a todo liverpool que Mercy es tu novia MUAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA! Ok, creo que una vez más estoy exagerando. Tal vez solo fue a que saliera de su pocilga.
Ok, estoy muy feliz por Cris y John. Que sean felices por siempre "Amen" Ah re, ya estoy drogada.
Byeeeeeeeeeeeeeeee
"Aún recuerdo muy bien cuando mi abuelo me dio mi primer caramelo. Era un Werther's Original y yo tenía cuatro años. Recuerdo aquel sabor, dulce y cremoso; me hizo sentir alguien muy especial..." Ahora, ya he crecido y puedo afirmar a ciencia cierta que aquellos caramelos eran una soberana mierda pinchada con un palo y secada al sol comparados con el capi que me acabo de leer. Ey, que sí, que es verdad. Que ni exagerada ni nada, que me lo he saboreado más que el mejor de los caramelos desde la primera palabra hasta el punto final... Que sigues sin creerme? Pues bueno, nada, dejemos que el pueblo hable, a ver si así te convences. Mira, mira las reacciones del personal que he ido grabando conforme han ido acabando de leer el capi...
ResponderEliminarhttp://youtu.be/_gjdCSVvqk0 (reacción de estas dos mujeres de etnia gitana que han visto el capi)
http://youtu.be/u9ibNxlHnHU (sin palabras, le encanta)
http://youtu.be/G9yWqgP-chc (esta señora habla sobre la autora capaz de escribir este capi)
Y podría poner muchas más, pero las reacciones siempre son las mismas, vamos, que les ha gustado mucho, para que después no me creas. Si estamos todos enamorados de tu capi!!! Pero mi tarea de ir grabando reacciones no ha acabado aquí, ay, no. Mi tarea ha seguido. Y es que, si éstas eran las reacciones de la gente cuando ha acabado de leer el capi propiamente dicho, éstas otras han sido las que han tenido cuando han leído la nota tuya al final, esa en la que tristemente nos anuncias que... que... joder, lo que me va a costar decir esto... que... que... Esto se acaba. Sí, lo he dicho. Me ha costado una enfermedad de hígado, pero lo he dicho al final. Oh, vida, pero como puedes ser tan injusta con nosotros los mortales, eh??? Por qué te cebas de esa manera con nosotros??? Por quéeeeee??? Bueno, sí, que las reacciones, espera a que me seque un poco las lágrimas, leñe, que no puedo buscar los vídeos así... Ay, la pena negraaaaa!!!! Bueno, en fin, mientras lloro mis desventuras, dentro vídeos:
http://youtu.be/8Lp8sQg7fSU
http://youtu.be/p2GiQVBU9MA
http://youtu.be/fWr7g5YYj8A
http://youtu.be/Ug9gukHIuY0
http://youtu.be/pGPGexnanRQ
Reacciones como éstas se suceden a lo largo de los cinco continentes, y, ante esto, esta amable señora nos da un afable consejo sobre como sobrellevar el asunto:
http://youtu.be/tiTbI1kWukk
Y sí, yo le pienso hacer caso y me voy a echar al trago cuando cuelgues el cartelito de FIN :,( Dime qué haremos sin Mercy y compañía, eh? Me lo explicas? Sí, lloraremos, lloraremos y beberemos. Y así al menos las licoreras saldrán de la crisis... Jajajajaja. Ahora en serio, tampoco te quiero echar las culpas de un posible y futuro alcoholismo mío y quizá también del resto de tus lectoras, pero ya sabes que dolerá ver esto acabado porque todos nos hemos metido tanto en esto que lo hemos hecho un poco nuestro a fin de cuentas. Y fíjate, si ahora a todos nos duele en el alma el saber esto, a ti, que eres la "madre", no me quiero ni imaginar. Bueno, me lo puedo figurar, pero en fin, todo lo que empieza tiene un final aunque nos duela... Aunque... No has pensado en emular a los grandes escritores de literatura fantástica que hacen unas sagas enormes? O a George Lucas que no sé cuántos episodios lleva ya? Jajajajaja. Vale, que sí, que sí, que yo me callo y no digo nada más que aún me vas a dar con un cazo en la cabeza para que me calle. Así que nada, no me voy a poner yo en plan melodramático antes de tiempo, no me voy a adelantar por una vez a los acontecimientos, y voy a centrarme en hab,arte de este capi, que créeme, merece que hable de él porque es una pasada, a mí me ha encantado, oye.
Bueno, lo primero es que me muero de amor. Sí? Permiso para morir y resucitar de amor por unos instantes? Jajaja. Y es que... Cómo no me voy a emocionar si por fin el Xic y yo nos vamos juntos a una casa "to' bonica y to' tierna", eh? La verdad es que las cosas en ese sentido funcionan a pedir de boca, incluso mejor aún de lo que se podría desear. Digo que mejor aún porque lo de Mimi es alucinante: ella, que aparentemente es tan seca (y digo aparentemente porque creo que sinceramente que a esa mujer lo único que haría falta era rascar un poco bajo esa capa de frialdad british y conocerla un pelín) y parece de lo más satisfecha con ver al sobrino ya sentando la cabeza. Supongo que será también por eso... La ha llevado tan de cabeza a la mujer con sus cosas que ahora verlo más centrado la pone de lo más contenta, jejeje. Ah, y otra cosa que quería decir... Qué tienes tú que decir de Please please me, eh? A ver! Bueno, mejor no contestes que ya sé lo que tienes que decir al respecto. Sólo me limitaré a exclamar un "Protesto, señoría!" como en las pelis de juicios y a retirarme de nuevo a mis aposentos, jajajaja. Bien, dejando de lado discrepancias cancioneras, te voy a decir que la escenita en sí me ha encantado. En serio, me ha gustado en especial por el hecho de ver a una Mercy que vale, está hecha aún un mar de líos y muy chafada anímicamente, pero ya no parece tan hundida en la miseria como cuando se enteró de la noticia. Y lo que me ha gustado especialmente es ver como está rspaldada por gente que la quiere (Ie, que la Cris y el bro John la quieren mucho, que es la sister, leñe!) y como quizá eso la serena un poquito aunque sea. La conversación en la vereda también me ha llegado, la verdad. No he sido nunca madre y no conozco el sentimiento ese, pero supongo que es verdad lo que dice Cris, que un día, de pronto y sin saber como, sentirá que hay alguien dentro de ella, que está ahí. Y entonces seguro que lo ve todo con más claridad.
ResponderEliminarEl que se ha quedado flipando en colores fluorescentes es el Jonathan cuando Mercy le ha contado la verdad. Pero bueno, pese a que el chico se ha quedado muerto y sin saber muy bien qué decir ni qué hacer, Mercy ya cuenta con otro apoyo para este período tam complicado que ha empezado en su vida. Me ha abrumado la sinceridad de Mercy en esta parte cuando le ha confesado a Jonatan que no quiere al niño, de una manera tan tajante. Y yo hubiera hecho exactamente la misma pregunta que Jonathan, la verdad, ese "y por qué lo tienes entonces?". Y ahí, con la respuesta de Mercy ha sido cuando lo he visto claro: sí que lo quiere, aunque ella quizá aún no sea consciente de ello, aunque se empeñe en dar argumentos quizá algo vacíos de por qué va a llevarlo todo adelante. Por eso es por lo que va adelante, porque aunque ahora esté todo confuso hay algo dentro de ella que le anima a seguir. Llámalo amor, llámalo lo que sea. La verdad, no sé si cuando lo has escrito querías plasmar eso, pero a mí la verdad es que me ha hecho reflexionar y llegar a esta conclusión personal, acertada o no, pero conclusión mía a finde cuentas...
Y bueno, me dejo de conclusiones y me voy a hablar de cierto doctor. Ay, Cyril, no te esperaba en casa de Mercy! Bueno, al menos ella le reafirma, y me parece lo mejor para los dos, que no siente nada por él y que no tiene nada qué hacer con ella. No sé si el doc iba con segundas intenciones versión "a ver si haciéndole visitillas se replantea lo que me dijo" o simplemente iba por el placer de visitar Liverpool y ver qué tal todo (yo al tipo lo veo tan buena gente y tan colgado por Mercy que me inclino más por la segunda opción, pero nunca se sabe), pero la verdad es que creo que esa visitilla no ha ido mal del todo: al menos ha sacado a Mercy de casa y la ha hecho pasear. Sí que ha tenido, no obstante, un punto amargo, que ha sido el encuentro con Richard. Joder, y tan amargo... Mierda, te juro que ese pasar de largo de Mercy sin ni siquiera decir ni una palabra, ignorándola a tope, me ha dolido en el alma, ha sido como una bofetada. Y si a mí me ha sentado así, pues imagínate a Mercy. Vale, está muy dolido por haberlo dejado sin razón alguna (la verdad es que tiene motivos aunque me duela reconocerlo), pero pese a saber eso, duele que la ignore, más teniendo en cuenta lo mucho que se han querido y lo mucho que se quieren, pese a que estos dos estén empecinados en lo contrario. Joder, a ver, ha de haber una reconciliación. Mercy debe contárselo todo! Seguro que no es fácil, pero él tiene el derecho a saberlo y seguro que los dos juntos se las apañan para salir adelante. Si es que están hechos el uno para el otro! Además, que el Richard se convertiría en un apoyo esencial para Mercy en estos meses complicados que se le avecinan. Así que Mercy, hija, déjate de gaitas y habla con él, que es lo mejor que puedes hacer, aunque ahora veas eso como casi una misión imposible. Es lo mejor para tu felicidad y, además, piensa en el niño. Es que nadie piensa nunca en los niños? (te había dicho alguna vez que adoro esta frase? Jajaja). Y ahora, volvamos a dejar hablar al pueblo... http://youtu.be/B4gNUzF9Hrw xDDD Lo siento, pero es que no he podido resistirme a ponerte este vídeo, jajaja.
ResponderEliminarBueno, el que no da más de sí de tierno es el Georgie. Mira lo que ha conseguido este crack de personita! Ha convencido a Mercy para que vaya a verlos tocar a The Cavern! Y es que ese último concierto allí no se lo podía perder por nada del mundo! Y qué concierto, leñe! Todo lleno de gente, con los chicos en su mejor versión y dándolo todo, sabiendo que de allí van a dar el paso a algo grande, muy grande. Como dice Mercy, a estos 4 el mundo pronto se les quedará pequeño, van a conquistar todos los éxitos que hay por conquistar.
Las que parece que van a conquistar alguna que otra leche son las fans. Una leche, obviamente, propinada por novias celosas. Ay, si supieras lo que me he reído yo con esa escena... Jajaja. Me reía y a la vez pensaba en lo real que era la situación y me imaginaba a mí misma con la misma cara que el doctor Hannibal Lecter pone antes de darse un festín con una de sus víctimas, con una metralleta en el hombro y un doberman al lado. Decir que digan porque eso no lo puedo evitar y no es plan de ponerme a cortar lenguas (aunque pensándolo bien no es tan mala idea... Muejejeje), pero el Johnny se mira y no se toca. Oigan, que quien me toque al Xic acaba en una fosa en el bosque a pedacitos! Jum! Y parece que la Juliet va igual de fiera defendiendo a su George... No es para menos! Defendamos nuestra propiedad! XDD
Ah, y el final... El final la verdad es que me ha hecho arrancar una sonrisa. Y es que sí, se ha cumplido el vaticinio. Mercy se ha dado cuenta de que no está sola. De repente, sin esperarlo, simplemente mirándose al espejo. Y seguro que ahora, después de sentir eso, las cosas se simplifican más. Porque sintiendo eso que seguro que es amor, todo es más fácil.
Gran final para un capítulo fabuloso, genia, más que genia! Y yo, por el momento, me voy yendo ya para mis aposentos, que ya me lo he pasado fabulosamente releyendo y comentando el capi,
A pasarlo genial y hasta el próximo, bonita!!! Muaaaaaaaaa!!!!
No sé, no sé que querés que te diga. Estuvo de 10! Estás publicando seguido y eso para mí no tiene precio jajjajaj
ResponderEliminarJoder, ojalá se arreglen las cosas entre Mercy y Rings, lo necesito para que continúe mi ciclo vital, eh, EH! De todos modos, por otra parte, no quiero que termine nunca.
Simplemente estoy shockeada, con todo el capítulo, desde la primera palabra hasta la última. Leer a Mercy y Rich conectando miradas es demasiado, leer que Mercy no sentía al bebé, ufffffffffffffffffffff, y leer el final, fue éxtasis (?
Bueno, la densa Lucía se va *reverencia*. Un beeeeeeeso! :*
Aaaaay yo ya no se como decirte que sos una genia, mira la novela que te estás mandando! Y tambien te quiero pedir perdon por no comentar hace mucho, pero siempre leo, de eso quedate tranquila! Como no voy a seguir leyendo si este fic es mi preferido de todos? Hace 3 añooos, me acuerdl la epoca que eran muy chicos, que a ringo le decian arbusto. Aaaaaa me pone feliz que mercy esté embarazada porque como ella dijo ya mo va a estar mas sola. Un abrazo querida! Te felicito por tu excelentisisisimo fic
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