27 diciembre 2014

Capitulo 92 Lágrimas Negras




Teléfono. Uno, dos, tres rings. Abrí los ojos preguntándome dónde estaba, hice una mueca al sentir la boca pastosa. Me incorporé junto con una fuerte puntada en la cintura, el teléfono seguía con su empeño en taladrarme los oídos. Miré la mesita y recordé todo: dos botellas que había vaciado la noche anterior. Mal Mercy, muy mal, antes aguantabas cuatro, cinco, y ahora con dos ya te dormís como una mona.
Desconociendo cómo, llegué al aparato y respondí con un inquietante hola. Inquietante por lo patético.
-Veo que no es una buena mañana. –oí al otro lado.
-¿Cyril?
-Excelente, reconocés mi voz. ¿Cómo estás?
-Bueno…no sé…
-Un momento –me interrumpió– ¿estuviste tomando?
-Digamos que sí…
-¡Mercy no podés!
-Ay dejame de jodeeerr…¿Para qué llamás? Es temprano, apenas las…¡¿las doce?! Yo tenía que trabajar. Ah cierto, pedí vacaciones.
-¿Acaso no sos tu propia jefa?
-Tengo un empleado al que rendirle cuentas. Piensa que estoy con gripe. ¿Qué querés?
-Tengo tus estudios, será mejor que vengas.
-¿Por qué? No tengo ganas de viajar, ¿Por qué  no venís vos? Así conocés Liverpool.
-Ay Mercy…Estuve trabajando en Liverpool, ¿no te acordás?
-Cierto, perdón, no lo recordaba, es que no estoy teniendo una buena mañana y…
-Mercy tenés que venir. Por favor.
Suspiré, ya dejando mi papel de borracha resacosa y entendiendo que seguramente su apuro tenía una razón seria.






Otra vez la estación, otra vez un viaje en tren y otra vez Londres. Cuando llegué, el horario de hospitales había finalizado hacía rato y seguramente Cyril ya no estaría allí. Pensé un rato qué haría hasta que me decidí y caminé hasta la dirección que Paul me había dado alguna vez. Llegué al edificio de Grace, que no estaba muy lejos, subí hasta el tercer piso y esperé en la puerta “A”.
Cuando abrió lo primero que vi fue su desconfianza hasta que me reconoció en el corredor un poco oscuro. Al fin vi su sonrisa y su sorpresa.
-¡Mercy! ¿Qué hacés acá? ¿Paul está con vos?
Reí ante su rápida pregunta sobre Paul.
-No, vine sola. Tenía una consulta con un médico pero llegué tarde, y aún es demasiado temprano como para meterme en un hotel, así que pensé en hacerte una visita, si es que no estás ocupada…
-¿Ocupada? ¡Para nada! Cuando salgo del trabajo no tengo nada para hacer. Y una cosa: nada de hoteles, te quedás acá.
-Pero mañana ya me voy y…
-¿Y con eso qué? Te quedás acá y punto. ¡Y pasá!
El departamento de Grace era amplio y moderno, en la sala tenía dos ventanales que daban a la calle y unos sillones que serían la envidia del Príncipe de Gales si un día paseaba por ese edificio. Pareció notar mi sorpresa al ver tal despliegue.
-No te asustes, no es mío. ¿Viste las novelas de la hermana rica y la hermana pobre? Yo vendría a ser la pobre, aunque por suerte para mí, la rica no me ha olvidado. Me presta este departamento y trato de mantenerlo, aunque no sabés lo caro que cuesta.
-Me imagino, es muy sofisticado.
Agarró mi bolso y me hizo acompañarla hasta la habitación en la que dormiría, que para no desentonar, era también muy amplia.
-Si querés más mantas me decís, hay miles –rió y se sentó en el borde de la cama, la imité.
-¿Hace mucho que vivís acá?
-Casi un año, cuando me ascendieron en el trabajo mi hermana me premió con esto.
- ¿Quién es tu hermana?
-No la conocés, porque no la conoce nadie, el marido es empresario o algo de eso, pero no es famoso. Yo tampoco averiguo mucho, mirá si me entero que están en la mafia.
-Qué malpensada. –reí.
-Ey Mercy, ¿por qué vas al médico? ¿Estás enferma?
-No, bah, no sé. Es el médico que me atiende siempre, me pidió que viniera a buscar unos estudios que me hizo hace más de una semana. Ya veré qué me dice.
-¿Pero qué pensás que será? ¿Algo bueno o…? Vos me entendés.
-No sé, ya veo que es una pavada, los médicos exageran todo.
-¿Querés que te acompañe?
-Naaa, quedate tranquila. En cuanto sepa te aviso, pero no te preocupes. Ey, no es por pedir, pero tengo hambre.
-Qué directa. –rió y me hizo señas de que la siguiera hasta la cocina, allí preparó una merienda y nos sentamos a mirar televisión. Estaba pasando los canales cuando le grité que se detuviera en uno, de noticias.
-Esperá ahí. –pedí nuevamente–Joder…
-¿Qué pasa? ¿Te afecta en algo que la autopista del oeste esté cortada?
-No…esa voz, la de la presentadora…la conozco.
Me miró como si hubiera enloquecido, hasta que al fin enfocaron a quien hablaba.
-Sí, es Abby. –dije al fin.
-¿Qué? ¿Esta Abby es la Abby que…?
-Sí, la ex de Paul. Mirala, presentadora de noticias.
-No puedo creer que sea ella, siempre miro este programa y hace un tiempo que apareció.
-Jamás miro noticias, así que no sabía que estaba ahí.
-Y yo siempre diciéndole que es una inculta, que más tonta y nace acelga…Bueno, se lo seguiré diciendo, porque me parece eso. Uy perdón, es tu amiga.
-Ya no. Y viéndola ahí…bueno, creo que a mí me parece lo mismo. Qué fuerte.
-Ey Mercy…-dijo poniéndose seria–Me enteré de lo que pasó con Ringo.
-Genial, no me equivoqué cuando supuse que todo el mundo lo sabría.
-No sé si todo el mundo, me lo comentó Paul, creo que lo sabrán ellos solos nada más. ¿Fue algo de él? Juro que no te pregunto más nada, sólo decime eso, porque ahora Paul está rodeado de chicas que lo buscan, y no sé qué pensar…Soy muy celosa, ¿no?
-No, creo que lo justo. Y no, no fue ni infidelidad de él, ni mía. Fue por…por otra cosa.
-Entiendo, no te molestaré más con eso. ¿Segura que no querés que te acompañe?
-Que no, estoy bien. Y dame más galletas, te dije que tengo hambre.






Pisé la colilla del cigarrillo y entré al hospital. Una enfermera apurada me llevó por delante y ni me miró. Amabilidad ante todo.
Sin esperar a que la recepcionista me dijera algo por dirigirme directamente adentro, fui hasta la oficina de Cyril y golpeé. Esperé cerca de quince minutos hasta que lo vi acercarse por el pasillo, con un guardapolvo ensangrentado que se sacó y lo arrojó a un cesto que decía “Lavandería”.
-Perdón, hubo una emergencia, un apuñalado.
-Qué horror. No sabía que hacías urgencias.
-Acá hay que hacer de todo. Pasá.
Entró a la oficina, se puso otro guardapolvo que tenía en un perchero. Pensé que los médicos parece que no pueden estar sin su guardapolvo, como los superhéroes no pueden andar sin su capa.
-Sentate, voy a tomarte la presión.
-¿No ibas a darme los estudios?
-Sí, después. –lo vi apurado y hasta podría decirse que incómodo. Con rapidez me tomó la presión y guardó el aparato en una caja. Suspiró y se pasó la mano por el cuello.
-Pasa algo malo, ¿no?
-Sí.
-Decime, ya no me asusta nada, mirá, ni nerviosa estoy.
-Ehh Mercy…-otra vez suspiró–Acá están los resultados. Estás embarazada.
Sentí un frío que me corría por la columna y que me helaba la sangre. Lo miré buscando que aquello fuera una pésima broma, pero muy dentro mío sabía que era verdad. En aquel sobrecito maldito que él tenía en sus manos y que estaba mirando, tenía esa noticia. Deseé con todas mis fuerzas que la tierra me tragara.
-No Cyril, no…
-Lo siento.
-No puede ser, no…No puede ser….-quise gritar pero apenas me salía la voz.
-Tranquila, respirá hondo. –se puso en cuclillas frente a mí.
-¿Por qué? ¿Por qué ahora? –traté de respirar como él me decía, pero ya estaba ahogada en desesperación–Me voy a morir…
Me abracé a él con toda la fuerza de la que era capaz. Si me había salvado una vez, podía hacerlo nuevamente, ése era mi intento de ver una luz de esperanza.
Me separó con suavidad, sacó un pañuelo, secó mis lágrimas.
-Vas a estar bien.
-Dijiste que no, lo dijiste hace días. Dijiste que todo era letal. No me quiero morir, por favor Cyril.
-Hablé con un par de especialistas, dieron su opinión. ¿Lo querés tener?
-Sí…No…No sé. Pará, no sé qué pensar, no sé qué me decís.
-Podrías abortar, es muy riesgoso pero podría ahorrarte las demás complicaciones. Habría que hacerlo cuanto antes, pero hay que pedir permisos…
-Dejé a Richard. –dije al cabo de un minuto en el que él no dejó de mirarme y yo trataba de asimilar todo eso–Pero…no sé, supongo que podría tenerlo sola. Pero, ¿se puede?
-Con un seguimiento, estudios constantes, y reposo, mucho reposo, podés. Será prematuro, hay que sacarlo ni bien sepamos que no corre tanto peligro y antes de que te ponga en más peligros a vos.
-Y eso le puede hacer mal, ¿no?
-Sí.
Me mordí el labio, era la primera vez que tenía que tomar una decisión tan rápida y tan importante.
-Está bien, seguiré con esto. Bueno, no sé, pero ponele que sí.
-Mirá que los próximos meses serán duros.
-¿Qué remedio me queda? De todos modos lo serán.
-Tranquila, estarás controlada por mí y por un obstetra para que estés bien vos y el bebé. Todo va a salir bien.
-Seré un gran desafío para la medicina. –reí apenas.
-Siempre estás dando un caso para las revistas médicas. –él también rió.
-Gracias Cyril. –puse una mano sobre su hombro–De verdad, muchas gracias.
Sonrió, me acarició una mejilla y se acercó. Sabía muy bien lo que iba a hacer, pero lo dejé. Me besó. Fue un beso suave, dulce, que increíblemente me calmó. Se separó con lentitud.
-Perdón.
-No pidas perdón por eso. Creo que la que tiene que pedir perdón soy yo por no quererte como te merecés. No sé querer a la gente…
-¿Por qué lo dejaste?
-No sé. –me encogí de hombros–Fue el peor error. Ya sabés que no estoy muy bien de la cabeza. Bueno, me voy, decime cuándo vuelvo o como sigo con esto. –me puse de pie, él me imitó.
-Mercy yo puedo…Puedo acompañarte de otra forma. No es necesario que lo tengas sola.
Achiqué los ojos, negándome internamente que lo que estaba escuchando no era lo que entendía.
-Me refiero a…-continuó, dudando.
-No Cyril, no me digas esto por favor.
-Puedo casarme con vos. Te daría todo, no te faltaría nada.
-No puedo, en serio, no puedo hacerte daño aceptando algo que no siento y encima tener un hijo que no es tuyo. Perdoname.
-Tenés razón, fue un impulso, ni siquiera lo pensé. –bajó la mirada–Ya no te molestaré más con esto, no te preocupes.
Le sonreí y le acaricié una mejilla. En ese momento me odiaba por no poder corresponderle a alguien que era tan buena persona y a quien admiraba. No podía hacer nada para que no estuviera así de triste.
-En un par de días te llamo y comenzamos con los tratamientos. Por ahora dejá la medicación, le haría daño al bebé.
-De acuerdo. Prometo hacer todo al pie de la letra.



Cuando el viento y el bullicio de la calle me dio de lleno en la cara, reaccioné. En un cuarto de hora habían pasado demasiadas cosas que necesitaría días y días en asimilarlas.
El viaje de regreso fue quizás el más triste de todos los viajes. No podía frenar las lágrimas que me brotaban de tan hondo. No sabia ni qué pensar, todo era una vorágine de cosas en mi cabeza que no lograba entender ni ordenar. Mi vida dejaría de ser la que era para ser quizás peor y no sabía cómo proceder ante eso. Hasta hacía una semana lloraba por no poder tener hijos y ahora lloraba porque estaba embarazada. Jamás me entendería, pero lo que sí sabía era que no quería morirme. Mi vida sería una porquería y deseaba muchas veces desaparecer del mundo, pero ante la perspectiva de la muerte, me acobardaba. Me negaba a aceptar que podía morirme por estar embarazada, me negaba a darme cuenta que lo estaba. Ya me arrepentía de haberle dicho a Cyril que continuaría, cuando podía ahorrarme muchas cosas. Podía abortarlo, Richard jamás lo sabría, y volvería a mi vida de siempre. Pero qué vida de mierda.
Me abracé a mis rodillas, tiritando de puro nervio y rabia, deseando con todas mis fuerzas que aquello sólo fuera un mal sueño de resaca.







La lluvia era torrencial, y no podía entender cómo cuando había salido de mi casa el cielo estaba simplemente nublado, y en dos calles más una cortina de agua se descolgó sobre mi cabeza, empapándome hasta el apellido.
Toqué timbre, temblando de frío, viendo cómo me chorreaba agua del cabello.
-Hola. –dije cuando Cris abrió.
-Hola. Pasá, estás empapada.
-No, primero te quería pedir perdón, no estuve bien.
-Decilo sin mojarte, vení.
Entré, vi que por todos lados se amontonaban cajas. Desapareció y reapareció con una toalla. Me la dio y me sequé la cabeza.
-Lo siento. No quise decir lo que dije.
-Pero lo dijiste.
-Sí, pero…perdón. No estaba bien, odiaba a todos y ahora creo que también pero no vine a pelear.
-Está bien, te perdono. Ey, vos no estás bien…
-No. Necesito ayuda, o alguien que me escuche o me diga algo, por favor…-me abracé a ella llorando sin importarme si no entendía nada.
-Mercy…-me separó, me acomodó el cabello–¿Qué pasa, estás así por lo de Richard?
-Sí, pero hay algo más. Estoy embarazada. ¡Y no quiero! ¡Me voy a morir!
-Ay no, no Mercy, no son buenas esas bromas…
-Ojalá lo fuera –me soné la nariz con la misma remera que tenía puesta –Ay, qué asco.
-Esto no puede estar pasando.
-Acabo de llegar de Londres, Cyril me lo dijo. Salió en los estudios nuevos que me hizo, yo ni me di cuenta. ¿Ahora qué hago? Me dijo que haciendo tratamientos todo puede salir bien pero ¿y si no? No lo quiero tener y le dije que sí, y no sé porqué. Pero es mío y de Richard, no quiero…Y a la vez no lo asumo y…¡Ay, me quiero morir! ¡No, no quiero morirme!
-A ver, calmate, ¿si? Vení, recostate y hablamos.
-¿Por qué hay cajas por todos lados? –dije siguiéndola hasta su habitación.
-Mañana me mudo con John.
-¡John! ¡Por favor, no se lo digas!
-Pero Mercy, es John…
-¡No, no, te lo suplico por todos los santos! Puede pasar cualquier cosa si él lo sabe, nadie tiene que enterarse de nada.
-¿Y Richard?
-Menos. No quiero que lo sepa nunca.
-Mercy, es el padre.
-No me creerá, pensará que es de otro. Oh, podría decirle eso y listo.
-¡No! No compliques más las cosas. Decile la verdad, te tiene que creer, y si no te cree que se vaya a la mierda.
-Qué drástica. De todos modos, ¿para qué decirle? Si seguro que lo pierdo en dos o tres meses y yo me muero desangrada. Que crea que me morí por otra cosa.
-Dejá de pensar eso, la puta madre. Vos no te vas a morir. –se sentó en la cama y me tapó.
-Sí, me voy a morir, me lo dijo la semana pasada, la ciencia no puede avanzar tanto en una semana.
-¡Basta Mercy! ¡No te vas a morir! Eso es…¡inaceptable! ¿Cómo te vas a morir vos, carajo? No, no. Si lo decís de vuelta, te mato yo.
Me tapé hasta la cabeza, tratando de hacerme a la idea de que no, de que eso no iba a ocurrir. Me destapé.
-Cyril me dijo que quiere casarse conmigo.
-¿Qué? –abrió grande sus ojos–Ay, me descompongo, ¿eso te dijo? Te veo pensativa, ¡no me digas que lo estás considerando!
-No, para nada, no puedo aceptar eso. Bueno, también me besó.
Tosió varias veces, se echó aire con una mano.
-Creo que tengo una contracción.–dijo aún tosiendo– ¿Te besó? ¡¿Y no hiciste nada para pararlo?!
-Me daba pena…
-Ay no, creo que voy a parir acá…Mirá las cosas que me decís.
-Y es tan lindo…Está más guapo que antes.
-Basta Mercy, de verdad que lo voy a tener acá si seguís contándome esto. ¿Te gusta?
-No, bueno un poco pero nada más. Con Rich no hay ni punto de comparación, encima lo extraño horrores. ¿Qué voy a hacer con todo esto?
-Primero, dejar de darme este tipo de noticias. Segundo, descansá y cuando estés bien despejada, te ponés a pensar.




Desperté con una puntada en la cabeza y no sabiendo muy bien dónde estaba y qué había pasado. Parecía que había dormido diez hora seguidas, y probablemente había pasado eso.
-¡Ay la puta madre! –grité cuando logré incorporarme y me vi sentado, junto a mí, a John. Pareció no inmutarse, como hacen los fantasmas que se suelen aparecer así.–¿Qué hacés acá?
-Es la casa de mi novia. Y esta es su cama.
-Ah, cierto que estaba acá…Perdón si esperabas encontrarla a ella y no a mí.
-La verdad es que fue una impresión horrorosa. –sonrió–Vení.
Me extrañó que me tomara de una mano y se acercara. Enseguida supe porqué estaba haciendo eso y lo solté espantada.
-Supe lo que está pasando. –dijo confirmando mis sospecha.
-Traidora…Y eso que le supliqué que no hablara.
-Hizo bien en decirme.
-¿Ah, sí? ¿Por qué? Porque ahora vas a incendiar toda la ciudad, ¿no Nerón?
-Me da ganas, pero sé que con eso no voy a solucionar nada. Mercy, no parás de mandarte cagadas, lo tuyo ya es un doctorado.
-Jé, no lo había pensado así. Cada vez me supero más.
Sonrió otra vez, como lo hacía yo, y volvió a tomarme la mano.
-Te felicito y a la vez lo siento. No sé cómo vas a hacer.
-Eso me pregunto. Ni siquiera puedo aceptarlo, no me hago a la idea.
-¿Querés que hable con él?
-No, ¿para qué? Dejá, no hablemos más de esto, ya veré qué hago.
-Creo que lo que más hay que hacer es hablar. A ver, supongamos que lo tenés, que todo te sale bien. ¿Nunca le vas a decir?
-Yo lo dejé, no puedo ir ahora y decirle que se me pasó decirle que estoy embarazada. Pensará que quiero que vuelva y se me ocurrió inventarle eso, o que le quiero encajar el hijo de otro. ¿Vos cómo reaccionarías? Yo, si fuera él, reaccionaría muy mal.
-Estás en una situación complicada, pero a ver, olvidémonos de Richard, pensemos en el chico. ¿Nunca le vas a decir quién es el padre?
-Ay qué se yo, todavía no sé si va a nacer y ya me decís que le hable de  cosas que entenderá recién cuando tenga un buen uso de razón.
-Mercy, vos y yo sabemos muy bien lo que es no tener padre. Algún día se lo dirás.
-Bueno sí, algún día. No quiero saber qué haré en el futuro, dentro de nueve o diez años, quiero saber qué haré ahora.
-Ya fue, yo le cuento todo, de paso le rompo la cara.
-¡No John, no! ¿Ves que con vos no se puede hablar? No hagas animaladas, en todo caso pegame a mí. Me voy a arreglar sola, ya pensaré bien y decidiré.
-Está bien, no me meto más en tus asuntos. Pero acordate que siempre podés recurrir a mí. Ya me estoy haciendo super famoso, así que puedo mantener a dos mujeres con sus hijos.
-Uy, se agrandó el señor famoso…Dígame señor, ¿qué se siente clavar un número uno?
-Se siente de puta madre –rió–Y ahora levantate, que aunque no lo creas, acá hay mucho para festejar.  



***********
Y aquí llega María a arruinarles la Navidad y el Año Nuevo! Bueno, no se quejen, esta vez no les traje un capitulo enredado como el anterior, aunque no creo que sea muy de espíritu navideño jajaja.
Bien, ¿cómo están? Espero que hayan pasado bien la Navidad, yo no hago ningún especial ni saludo antes porque odio las fiestas, pero espero que la hayan pasado lindo. Como ven, se temina el 2014, empieza el 2015, y acá seguimos con este fic. Como no creo que suba otro capitulo antes del 31, ya les deseo un buen comienzo de año y les agradezco por acompañarme en este, siempre fieles. 
Otra cosa, no se asusten por los cambios de look del blog, es que no me gusta nada y es todo muy mehh, así que voy probando y dejo un tiempo lo que más o menos me convence y después lo cambio porque me aburro. 
En fin, ya me despido, gracias por estar ahí!



5 comentarios:

  1. La estancia estaba escasamente iluminada. Sólo una vela titilante proyectaba su luz sobre las paredes. Y allí, entre las sombras, estaba ella, frente a la ventana y con la mirada perdida, pensativa.
    -Esto no puede ser...-murmuró de pronto. Fue casi un susurro inaudible, pero sólo eso sirvió para quebrantar el profundo silencio que hasta hacía pocos segundos había reinado en la habitación.-Esto no puede ser...
    Se volvió de repente y miró la vela. Si alguien hubiera podido observarla tal vez hubiera notado algo inquietante en su mirada, un destello de ira contenida quizás.
    Con un movimiento brusco, apoyó la espalda sobre la pared y se dejó caer al suelo. Unos sollozos quedos resonaron de pronto en la estancia.
    -Esto no puede ser...-repitió.-No puede ocurrirle nada malo a Mercy, no por favor. Y encima... Encima se me ha ido la puta luz por culpa de la tormenta esta y tengo que estar aquí a la luz de la vela como si estuviera en la Edad Media ¡Me cago en la puta madre que lo parió todo!
    Volvió a soltar un enorme sollozo y se echó mano al bolsillo buscando en vano un pañuelo. Miró a su alrededor y no encontró nada excepto la vela.
    -¡Oh, joder!-gritó con rabia.-¡Y ahora resulta que ya lo he trasladado todo a la nueva casa y no me quedan aquí ni pañuelos!
    Apenas pronunció la última palabra, un ataque de tos provocado por la congestión nasal se apoderó de ella. Consiguió sonarse con la manga justo en el último momento antes de morir ahogada y, de pronto, sintió un dolor agudo en el vientre. Aquello le hizo parar de llorar y de toser de repente. Miró hacia abajo, con expresión aterrorizada, para comprobar que efectivamente lo que temía era verdad: estaba de parto. Seguro que el aluvión de noticias que le había dado a Mercy le había provocado aquello prematuramente.
    Los dolores se apoderaron de ella, lentos pero inexorables, y así, en medio de la oscuridad y entre gritos desgarradores, Cris dio a luz a un repollo hijo de las sombras, Lennobscuro, hijo de Lennon, heredero de la cafetería y señor de los Matones de Patio de Escuela.
    Un Repollo para gobernarlos a todos. Un Repollo para encontrarlos, un Repollo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.
    TO BE CONTINUED…

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  2. Y sí, y ahora, doctor, sí Cyril, tú mismo, hijo, dame las pastillitas esas que me das para las alucinaciones, que hoy aún no me las he tomado y estoy... Ay, gracias, gracias, tú siempre tan amable... (de repente Cris cambia su expresión afable y pone cara de loca con los ojos desorbitados mientras agarra a Cyril de la manga) ¡Oye, doctorcito! ¡¿Qué es eso de pedir en matrimonio a Mercy, eh?! Pero.. Pero... ¿SIN ANILLOS DE DIAMANTES NI NADA? ¡TACAÑOOOO! Ya te vale, ya... Menos mal que ella sabe que su homo sapiens sapiens predestinado es el Ríchar, hijo de la Elsie, heredero de... Ah, vale, que sí, que sí, que ya paro con eso. Pero a ver, que sea la última vez, pero la última que le pides matrimonio a la nena sin darle nada. Eso se le regala un anillo con un diamante así de gordo y ella se va a casa y se lo piensa. Y si eso ya te dirá que no por teléfono y revenderá el diamante por un dineral, que tiene familia que mantener, ¿me entiendes, doc? Ehhhh!!! Pero dónde vaaaas??? Vuelve aquí de nuevo, cobardeeee!!!!!
    Ah, hola! Qué estás ahí, María! Ay, hija, es que me habías pillado teniendo una conversación seria con tu Doc, pero que yo en realidad venía a comentarte el capi, aunque no lo parezca después de todo lo de antes, jajajajaja.
    A ver, y yo ahora por dónde empiezo? Porque la verdad es que tengo bastantes cosas que decir, ojo... Mmmm... Mira, empezaré haciendo un balance global de los sentimientos que me ha provocado leer este capi, sí, por ahí va bien empezar. Sabes? Yo me quedé flipando con el capi, de verdad (y como muestra de los efectos alucinógenos que ha dejado en mí el capi, me remito a mi comentario anterior, jajajaja). Y fíjate que yo ya contaba con cierta ventajilla, pero aún así… No sé cómo te las apañas que siempre tienes la capacidad de sorprenderme, nena! Y eso, sin duda es muy, muy bueno, señal de que tu trama está genial. Así que nada, sólo que puedo, como siempre, que felicitarte por esta maravilla que te acabas de marcar. Por otra parte, es un capi triste, muy triste a la vez, y que te genera un montón de incertidumbre… ¿Qué va a pasar en el futuro con todo el marrón que se ha montado? Joder, la verdad es que si te paras a pensar en todo esto, te da cierta angustia, pero mejor te hablo de todo esto más adelante, mientras te comento el capi por partes.

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  3. Londres de nuevo. En pocos días la Mercy se ha marcado dos viajes a la city y la verdad es que ninguno le ha dado alegrías, precisamente… Joder, me imagino el golpe emocional que habrá sufrido. A ver: hace unos días te dicen que no puedes quedarte embarazada, que eso podría ser fatal (y fatal en el sentido literal de la palabra) para ti, y ahora van y te dicen que… sorpresa!!! Estás embarazada. A ver, eso es normal que se interprete de la manera en que lo ha hecho Mercy: es lógica elemental a fin de cuentas. Por más que Cyril insista en decirte que si te controlas todo saldrá bien y blablablá, es lógico ese miedo. Yo estaría muerta de miedo y entiendo a la perfección sus lágrimas, la verdad. Aunque quizá debería verlo con otros ojos y creerse un poco más a Cyril: la verdad es que si se controla la cosa no tiene por qué pasar nada malo, o eso quiero creer yo, no? Y hablando de Cyril… Cyril, Cyril… Ainsh. Este chico parece que sigue colgado hasta los huesos por Mercy. La verdad es que esa paciente respondona y con carácter le tocó muy, muy hondo… Porque fíjate la propuesta que le ha hecho!!! La verdad es que cuando le ha pedido que se casara con él, he contenido el aire, te lo prometo. Y es que por un momento he creído que le iba a decir que sí y que ahí ya sí que teníamos montado un lío gordo, gordo… Pero no. Uffff, respiro aliviada. Mercy ha sido coherente con sus sentimientos y por el bien de los dos le ha dicho que no. Es lo mejor, de verdad. Los dos son muy buenos tipos y no se merecen vivir infelices, porque una cosa es segura: esa relación no hubiera podido tener jamás de los jamases un final feliz y sólo les hubiera proporcionado sufrimiento a los dos.
    Y después de esto qué? Pues lágrimas, lágrimas y más lágrimas… Ya te he dicho que las entiendo y que entiendo que esté asustadísima, pero bueno, si esos malos rollos se llevan entre amigos, como que mejor, no? ;) Bueno, parece que tenemos reconciliación con Cris. Qué te voy a decir yo? Eso me gusta, y mucho. Lo que no me gusta nada es la situación de la pobre Mercy, pobreta. Pero bueno, ella que no diga esas cosas, que si se va a morir y todo eso, porque no es verdad, no puede serlo! A ver, que no! Que entonces sí que romperé todo!!!! Hasta las aguas romperé y me pondré de parto! Jajajajajajaja. Naaaa, ahora fuera bromas, positividad y confianza, ante todo eso. Y sinceridad para con quien se tiene que ser sincera, eh, Mercy? Richard debería saberlo, la verdad, que le explique todo con calma, el porqué lo dejó, el porqué ahora esta situación… todo! Y a partir de ahí él que actúe en consecuencia. Pero claro, eso está ahora en manos de Mercy y ella decide lo que hace con su vida…
    Ah, y otra cosa… Por favor, Mercy! Cómo no se lo voy a decir a John? A ver, es John. Y aparte de ser de Cris lo que es, es el “hermano” de Mercy! Los dos han estado ahí, uno para el otro, en los momentos más duros, y es justo que así sea ahora. Y ves? No ha sido mala idea decírselo. De hecho creo que a Mercy le ha venido muy muy bien esa conversación con John, el ver que él está ahí para lo que quiera, apoyándola... Supongo que después de eso Mercy está un poco mejor. Ahí tiene a sus colegas para llevar todo el marrón, apoyándole. Eso es lo más grande que hay! En fin… Y ese final. Esa frase final me ha hecho arrancar una sonrisa en medio de todo: levanta porque hay cosas que festejar. Y sí. Hay cosas que celebrar: cambios de domicilio, números uno y,¿ por qué no?, también el hecho de que haya una muy bonita amistad. No todo es negro. Y eso, a fin de cuentas, es bonito pese a que la situación por la que está pasando no sea la mejor de todas.
    Y bueno, sin más y esperando tu siguiente capi con muchas, muchas ganas, me despido. FELIZ AÑO NUEVO, GENIA! Saludos de loquilla a loquilla ;)

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  4. Feliz año Malúúúúú! Eso, antes que nada. Luego, ehh, ejem... *se aclara la garganta* *se acomoda el cuello de la camisa* *respira hondo* *toma aire* QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE MERCY ESTÁ EMBARAZADAAAAA????????????? Esperen. *toma aire* *se oprime el pecho* QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE????????

    Hezpera, pero ke meh hestäs kontando???? ME BOI A MORIRH!!! Bueno, ya paro jajajajajaj, la emoción. Es que... eso, si antes le dijeron que si quedaba embarazada podría tener dificultades, y ahora le dicen que está embarazada... Pues, yo en su lugar, optaría por el suicidio (?) Jajjajaja, hablando en serio, qué horror que te digan eso. Y más si luego te piden matrimonio, estamos todos locos.

    Bueno María, siempre, pero siempre, me sorprendés. Espero con ansias el primer cap del 2015, y por cierto, antes no lo pude escribir bien; FELIZ AÑO. Muchos, muchos besos para vos, que tengas un bellísimo 2015. :*

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  5. Holaaaaaa!!!!!!! Hey chica' QUE QUE???????????

    Momento, me estás jodiendo???? No puede ser. Vas a ver que pronto te castigaré! (neh es mentira... o tal vez no MUAHAHAHAHAHA) No en serio???? me muero.

    OOOKKKK TENGO QUE DECIR QUE CUANDO MIS SENTIMIENTOS ESTÁN ASÍ DE ALBOROTADOS NO ORGANIZO BIEN LAS IDEAS OK? OK???
    HAHAHAHAHAHAH NO EJEM, JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, SI, ASI MEJOR.

    Vale. creo que es suficinte 4 me.

    Bye y Feliz año. CHau.

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