Una cosa mas que el fin de la escuela significaba era el verano.
Ese año, la estación del sol sería corta para mí, ya que los talleres de
ingreso a la uni comenzaban justo a la mitad del verano. Por eso había decidido
disfrutar ese verano a fondo.
Lo primero fue aprender
a coser. Quería que mi madre me enseñara antes de que se mudara a
Londres. Me costaba entender, y mucho menos utilizar las máquina. Pero logré
hacerme un vestido sencillo y liviano, con botones y florcitas.
Lo segundo fue leer todo lo que quería. Logré que mi padre
se hiciera socio de la biblioteca pública, para así llevarme los libros a casa
y leerlos tranquila.
Y lo tercero.....lo tercero era “espiar” a la banda de John.
Ya no quería entrar a tocar en ese “grupo de ratas”, como a veces los llamaba
con la intención de hacerlos enojar. Sólo quería ver qué tanto hacían.
Un día, gracias a Abby, me enteré que estaban ensayando en
la casa de George, aprovechando que su padre –que no estaba muy de acuerdo con
que su hijo fuera músico- estaba trabajando.
-Mmm....no creo que sea buena idea que los veamos ensayar
–dijo Abby, mirando hacia arriba.
Ambas estábamos en la vereda, escuchando el despelote que
provenía desde el altillo de los Harrison.
-No me importa –toqué timbre, decidida, y uno de los hermanos
de George abrió la puerta, con cara de dormido –¿Está George?
No respondió, sólo nos dió paso y Abby, que conocía bien la
casa, me guió hasta las escaleras.
-¡HOLA! –grité, y todos se giraron, asustados.
-WTF? ¿Qué hace ésta acá?
-Mas respeto McCartney.
-Wells, te vas ya mismo de acá –John señaló la puerta,
enojado.
-No quiero.
-No vas a estar en la banda. No insistas.
-No quiero estar con ustedes. Sólo quiero verlos.
-¡Nos verás pronto! –George no parecía enojado –Pequeña
bestia, tenemos una noticia.
-Ya sé. Van a ir presos. ¡Gracias Dios por escuchar mis
oraciones!
-Naaaa –rió John –No es eso. Vamos a empezar a tocar en un
club.
-¿De verdad? –quise parecer indiferente, pero estaba muy contenta
por ellos y lo notaron.
-Si, en el Casbah Club.
-¡Y eso quién lo conoce? –dije solo para molestarlos.
-Es el club de la madre de Pete....-respondió George,
temeroso.
Miré a Pete. Había metido la pata.
-Ahh....no sabía –fue todo lo que dije, hasta que reaccioné
-¡Un momento! ¿Cómo dijeron que se llama?
-Casbah –respondió Pete, de mala gana.
-¡Ahí toqué yo!
Todos me miraron como si me hubiera vuelto loca, hasta que
me expliqué mejor.
-Un día me sacaron de la escuela por esto –mostré
triunfalmente mi trenza. Aún la tenía.
-Ah si, me acuerdo –dijeron John y Abby, juntos.
-Me fui por ahí, y me terminé metiendo en un club y....
-¡Y ganaste 30 pesos! –completó Stu, al que ni siquiera
había visto.
-¡Si! ¿Cómo te acordás?
-Fue el día que te regalé mi dibujo.
John lo miró, serio, y se volvió a mirarme a mi.
-Ah. El día que te quisiste escapar, ¿no?
-Si...-respondí avergonzada. –La cuestión es que el club donde gané ese dinero
¡era el Casbah!
-Oh que bien –dijo Pete, escéptico.
-Perdón Pete, sólo lo dije para molestarlos a ellos, yo no
sabía que...
-Está todo bien –me interrumpió, pero sonaba ofendido.
Miré a los otros, sólo se encogieron de hombros.
-Chicos me voy, sólo pasaba a....saludarlos –di media vuelta
y salí casi huyendo.
-Te lo dije –Abby me miraba enojada.
-Vos me dijiste que no les gustaría que los viéramos
ensayando ¡no que iba a meter la pata como la metí!
-Eso te pasa por hablar de mas. Al final, no los
felicitamos....
-Tenés razón. –bajé la cabeza –Bueno, vos tendrás la
oportunidad de felicitarlo a tu Macca jeje
-¡Mercy! –gritó escandalizada.
-Yo no dije nada, son tus imaginaciones...
-Si, si, mis imaginaciones.....¡Uy mirá la hora que es!
–mostró su reloj pulsera –Tengo que ayudar a mi madre con su “té de amigas”.
Será mejor que vaya, o me recibirá con sus sermones.
-Está bien, tendré que q volver sola....Suerte con el té.
Abby se fue corriendo, y yo miré a todos lados. Hacía calor,
y no tenía ganas de caminar hasta mi casa, estaba lejos. Bufé, cansada, y
comenzé a caminar, arrastrando los pies.
-¡Morocha!
Algo en mí se dio vuelta. Esa voz, y ese apodo, sólo provenían
de alguien. Me giré, buscándolo. Mi cara sería la de una completa idiota.
-¡Rich! –grité cuando lo vi, en bicicleta. Estaba
despeinado, con una remera blanca, unos pantalones gastados, y alpargatas. Aún
así era un churro, por no decir un monumento. ¡Qué calidad!
-Eyy....-dijo frenando, casi al lado mío.
-¿Cómo estas, tanto tiempo?
-Bueno, tampoco tanto......Apenas pasaron 20 días desde que
terminó la escuela.
-Pero yo estaba acostumbrada a verte todos los días, y ahora
no.
-¿Qué? ¿Me extrañaste?
Sentí como me ponía colorada, y bajé la vista.
-Algo así....
-Subí, te llevo ¿Adónde vas? -¿Por qué me cambiás la conversación,
Starkey?
-A mi casa
-Dale, subí que te llevo.
-¿Yo, en bici, con vos? Ni loca. Me voy a matar y no quiero
morir tan joven.
-Te he visto con John, que no ve ni una vaca adentro de un baño,
y que yo sepa no te pasó nada. Yo veo bien.
-Está bien....-suspiré, y me subí.
-Agarrate porque voy rápido.
-Uy si, me imagino la velocidad que tomarás –me reí, pero el
desgraciado iba rápido, y a propósito, comenzó a hacer “firuletes”. Creo que su
objetivo era que yo me cayera.
No tuve mas remedio que agarrarme de él. Mala idea Wells.
Después, no quería soltarme por nada del mundo. Me grabé en la memoria y en la
nariz el olor de su perfume.
-¡Llegaaamoooos! –anunció, como si se tratara de un chofer
de bondi.
Me bajé y me planché el vestido con mis sudorosas manos. Levanté
la cabeza y me encontré con su mirada. Sentí un impulso, algo que me empujaba.
Sólo me acerqué, lentamente, aunque habrán sido milésimas de segundos. Pero
reaccioné, y antes de meter la pata por segunda vez en el día, me desvié y le
di un beso en la mejilla.
-Gra...gracias por traerme –fue todo lo que dije, antes de
entrar corriendo a mi casa, agradeciendo y a la vez maldiciendo el hecho de
haber tomado conciencia en el momento justo. Y es que Richard era, para mí, una
tentación y a la vez una barrera infranqueable.
Sin dudas, trabajar en la cafetería en verano, era lo mejor.
Todo el mundo venía por refrescos, licuados y....helados. Si, vendíamos
helados. Y yo aprovechaba para comerme y tomarme todo.
-Sacá tus sucias manos de ahí
-Ehh.....Cris.....yo...yo iba....
-Ibas a comerte el séptimo helado de la tarde.
-No, ¿yo hacer eso? No, no, sólo iba a....
-Mercy Wells –me miró seria, y tragué saliva.
-¡Prometo que no comeré mas! Por hoy.
-¡Por el resto del verano!
-¿Qué? ¿Cómo voy a sobrevivir todo el verano sin un helado?
-Comprate.
-¡Pero si trabajo acá! ¿Para qué voy a comprar?
-Hay que ver la caradurez que tenés....
-Pero...
-No. Ni un helado mas.
La miré, con cara de angustia, aunque no tenía la facultad
que tienen muchos de lograr conmover.
Por lo tanto, no resultó. Entonces, apelé a otro argumento.
-Ehh....Cris....-dije haciéndome la interesante -¿No viste a
John?
-No.
-Mirá que ya cumplió 18, ya terminó la escuela y....
-No vino mas.
Mierda. O estaba con Marcia o de verdad se había dejado de
joder con las mujeres.
Caminaba hacia mi casa, aún apesadumbrada porque se me había
acabado la joda, o sea, no habría mas helados gratis. Eso era una desgracia.
Pateaba piedritas en la vereda, ya era de noche, bastante tarde, pero aún así
las calles tenían gente, era como un pecado irse a dormir, con la preciosa
noche veraniega que hacía.
Levanté la vista y me di cuenta que era una tarada. Bueno,
eso ya lo sabía, pero lo confirmé aún mas. Me había equivocado de calle. Por
suerte, no estaba lejos de la mía, y faltaban pocas cuadras.
Vi una casa conocida, y de inmediato la reconocí, era la
casa de Isabella. La hora me impedía ir y tocarle el timbre, pero vi como la puerta
se abría y un par de hombres sacaban un armario, para luego cargarlo en un
camión estacionado enfrente. Otro hombre empujaba un sillón, y por detrás,
Isabella, con una enorme caja entre las manos.
-Me acerqué, con curiosidad, y ella me vio.
-Mercy....-dijo en un tono apenado.
-Ey Isa ¿te cambiás de casa?
-Algo así. Justamente mañana iba a visitarte y decirte
que.....
-¿Qué? –pregunté ansiosa por su suspenso, algo triste.
-Que me voy de Liverpool.
Me quedé estupefacta, mirándola.
-Pará, pará, ¿me hablás en serio?
-Si....Trasladan a mi
padre. Ya sabés, el trabajo y esas cosas.
-Si lo sé...-recordé cuando, por trabajo, a mi padre lo
habían mandado a Liverpool.
-Pero no te irás muy lejos, ¿no?
-Ehh.....Me voy a Escocia.
-¿QUÉ?
-Si....-pasó sus dedos por sus ojos, ya que los tenía húmedos.
-Pero....pero....¿y la escuela?
-Ya me anotaron en otra, allá.
-¿Y...nosotros?
-No sé.....No sé cuando podré volver.
-¡No Isa, no! ¡No podés irte!
-Ojalá tuviera tu edad Mercy.....pero sólo tengo 15. Debo ir
con mis padres, no me queda otra.
-No, no. Pensá en nosotros, pensá en John.
-Oh vamos Mercy, John seguirá viviendo feliz sin mi, es mas,
ni siquiera se dará cuenta que me fui.
-Pero....
-Lo lamento Mecy. Lo lamento.
-Isa....
-¡Isabella ayudame con esto! –se escuchó una voz femenina
desde adentro de la casa
-Me tengo que ir....
-Está bien. Nos vemos mañana, u otro día.
Era viernes por la mañana y ordenaba mis libros, pensando en
lo de Isabella. A veces, me parecía que Liverpool era un lugar de paso para muchas
personas. Llegaban, conocían gente, se hacían amigos, y después, las
circunstancias de la vida hacían que se alejaran. Bueno, si no fuera porque me
mantuve firme, yo me habría convertido en una de esas personas.
Dejé mis pensamientos cuando, contando mis libros (era muy
obsesiva con eso) me percaté de que faltaba uno. Pero, ¿cuál? Haciendo memoria,
lo recordé. Wordsworth. Lo tenía Lennon, me lo había prácticamente robado en la
escuela y, obviamente, no me lo había devuelto.
Bajé rápido las escaleras y me encontré con mi padre.
-¿Adónde vas?
-A la casa de John, tengo que pedirle algo. ¿Y eso?
–pregunté cuando noté que algo llevaba en su mano derecha.
-¿Esto? –mostró una botellita de vidrio blanco y tapa
dorada, con un líquido trasparente dentro. –Esto es anís.
-¡Anís?
-Si, probalo si querés. –me dio la botellita, la abrí y
olfateé.
-Parece fuerte –después, le di un sorbo -¡Es horrible!
-Deja de serlo cuando te acostumbrás –dijo cuando paró de
reírse de mi expresión.
-A ver, tomaré otro poco –le di otro sorbo y me di cuenta de
que tenía razón, ya no parecía tan fuerte.
Entró mi madre desde la calle, y me vio con la botellita.
-¿Qué estás tomando? –preguntó con tono de regaño.
-Es....¿qué era? –miré a mi padre.
-Anís.
-Eso, es anís.
-Que cosa mas fea. No vayas a volver a tomar –entró a la cocina
y mi papá y yo nos miramos con complicidad, antes de que yo tomara otro sorbo.
-Quiero armar como una pequeña bodega –dijo –Tener
botellitas de diversos colores y formas, aunque sea sólo para mirarlas.
-Me parece bien, aunque me tomaré todo.
-Ni se te ocurra –rió.
-Hola Mimi –saludé en cuanto me abrieron la puerta.
-Mercy ¿cómo estás? Si buscás a John te digo que, como
siempre, no está.
-Ohhh....Bueno, vengo en otro momento.
-¿Para qué lo necesitabas?
-Él tiene un libro que le presté yo y...
-Y no te lo devolvió
–completó -Pasá, subí a su habitación y
buscalo.
-Pero....se enojará.
-Da igual que se enoje, demasiado me hace rabiar a mí.
Reí y entré a la casa. Mimi me señaló las escaleras, que
subí rápidamente. No me costó nada encontrar la habitación de mi vecino, tenía
la puerta abierta y se veía un completo desorden. Entré y enseguida vi una
biblioteca abarrotada de libros. Supuse que el mío estaría ahí, así que comenzé
a buscarlo. Justo escuché que la puerta de calle se cerraba, y la voz de John
hablando con su tía. Después, pasos en la escalera. Con la sola intención de
enojarlo, tomé su guitarra, que descansaba en su cama. Cuando John entró a la
habitación, me encontró tocando y cantando.
-Go, go,
gooo Johnny go, go!
-¿Qué hacés con mi guitarra? –preguntó algo enojado pero también
sorprendido.
Pero no le contesté, sólo seguí tocando hasta que a mí se me
dio la gana parar.
-Hola Johnny –lo saludé como si no hubiera pasado nada.
-Hola cosa extraña. No puedo creer que una fea como vos
pueda tocar tan bien.
-¿Entonces...?
-No, no estarás en la banda.
-Para que veas que ni me importa estar con ustedes, ratones.
Se rió y me sacó la guitarra.
-Andá a buscar a tu Violeta.
-¿Eh?
-Que vayas a buscar tu guitarra. Toquemos juntos, estoy
aburrido.
Lo miré, incrédula. Cuando reaccioné, salí disparada,
bajando las escaleras como un rayo, cruzando la calle sin mirar, entrando a mi
casa llevándome todo por delante, subiendo las escaleras, y otra vez todo lo mismo,
salvo que con Violeta en la mano.
Irrumpí en la habitación, John tocaba cualquier cosa.
-Qué rapidez, deberías ser bombero.
No hice caso, sólo me colgué la guitarra, emocionadísima. Y
con la misma emoción, lo miré, expectante, esperando que me dijera qué tocar.
Se puso de pie, con una cara de picardía digna de un monumento.
-A ver si te sabés ésta –dijo desafiante.
-Me sé todas, queridito –le contesté sacándole la lengua.
-Que mal educada la señorita...
-Dale,
decime qué hago.
-Runnin’
to-and-fro-hard workin’ at the mill
never fail
in the mail-yeah, come a rotten bill!
Tardé medio segundo en reconocer “Too much monkey business”,
así que lo seguí, cantando a voz en cuello, como él. Por la mitad de la segunda
estrofa ya nos sentíamos unas estrellas de la música, y mas si nos poníamos
espalda contra espalda, sacudiendo los pelos, haciendo gestos a lo Elvis y
bailes extraños, mirándonos en un espejo que tenía. Si, mirarnos ahí era como
imaginarnos que estábamos en televisión. Llegó el momento del solo, y en dos
furtivas miradas no logramos ponernos de acuerdo en quién lo haría. Y parar
semejante actuación....no daba. Así que salió un contrapunto: matarnos para ver
quién hacía mas mamarrachos con la guitarra. Porque eran eso, mamarrachos. Terminamos
la canción con el puño en alto, y ya imaginándonos un público delirando por el
gran dúo.
Pero la realidad abrió la puerta.
-¿Qué es todo este barullo?
-Barullo –contestó John con sarcasmo.
-No entiendo como pueden llamarle música a eso –Mimi negó con
la cabeza –El almuerzo ya está casi listo –se fue, dejando la puerta abierta.
-Vaya, eso fue genial –John dejó guitarra sobre la cama.
-Lo mismo digo. No esperaba tocar con vos algún día. Como
siempre me estás subestimando.....
-Vas a tener que acostumbrarte, cuando esté sin hacer nada,
te voy a molestar.
-Eso lo hacés siempre.
-Che, tocás bien.
-Eso es porque tengo un buen profesor.
-Bahh.....no sé qué te puede enseñar ese chiquito....
-Sabe mas que vos.
-Si, si, como digas. A todo esto ¿qué hacías en mi habitación?
-Vine a....a....¿a qué vine? ¡Ah si! A que me devuelvas el
libro que jamás te presté.
-Ahh....si....-se agachó, y prácticamente se metió bajo su
cama.
-¿Qué hacés?
-Creo que estaba por acá....
-¿Qué?
-Acá está –asomó una mano, que agarraba mi libro.
-¡John te dije que lo cuidaras y lo tenías tirado ahí!
-Los libros que me gustan los pongo acá. Y ese me gustó
mucho. Mirá éste. –salió de debajo de la cama, con un libro de tapas negras. Lo
tomé y leí su nombre.
-¿”Cuentos de humor y horror”? ¡Debe ser horrible! Por algo
lo leés.
-No digas que es horrible si nunca lo leíste. Y mucho menos
si el autor es Saki.
-¿Quién?
-Saki. Literatura inglesa, pedazo de papanatas.
-La vieja de literatura jamás lo nombró.
-Porque es una anticuada. –abrió el libro en una página
marcada, y ante mi vi un título: “El ratón”.
Tomé el libro, porque él me obligó. Comenzé a leer, sin ahorrarme
todo tipo de gestos de fastidio, no quería leer las mismas locuras que a él le
gustaban, seguramente era algo lleno de
sangre o cosas chabacanas. Sin embargo, el texto me atrapó, y empezé a leerlo
con gusto. Me senté en la cama, al lado de él, que improvisaba con la guitarra.
De vez en cuando me miraba de reojo, podía sentirlo, ante alguna risita que se
me escapaba, aunque quería seguir pareciendo enojada por tener que leer eso.
Pero la risa me ganó, y terminé casi tirada en la cama, riéndome como loca.
-¡John esto está buenísimo! ¡Quiero leer otro! –hojeé el libro,
buscando un título que me llamara la atención -¡Éste! ¡”El buey cebado”! Ja,
como yo cuando estoy CEBADÍSIMA.
-No se refiere a eso, cuadrada. Y ahora dame eso –intentó
arrebatarme el libro
-Ah no, olvidá que te devuelva este libro –me puse de pie,
agarré mi libro de Wordsworth y a Violeta. -¡Chau!
-¿Eh? ¡Devolveme eso!
-Ni sueñes
-¡Vení para acá, ladrona!
Salí corriendo, casi saltando los escalones de tres en tres,
para llegar rápido a la puerta y huír para siempre con ese libro. Ya estaba a
punto de poner mi mano sobre el picaporte de la puerta, cuando...
-Mercy
Mimi me había hablando y yo no podía ser tan maleducada en
salir corriendo. Así que paré mi carrera y John, por supuesto, me alcanzó.
-¿Si? –dije tratando se parecer una chica buena.
-¿Querés quedarte a almorzar?
La propuesta me había tomado por sorpresa, así que sólo la miré,
casi desconcertada, y luego miré a John, que parecía estar igual que yo, sólo
que lucía una sonrisita.
-Ehh...eh....yo.....no sé.....Mi madre ya debe haber preparado
la comida, y si le digo que no voy....
-No te preocupes, acabo de verla y le pedí permiso para
invitarte. Dijo que no tiene problema.
-Bueno....-miré a John, buscando su aprobación o no, pero
parecía contento -...si es así....entonces ¡SI!
-Perfecto, vengan –Mimi entró al comedor y John y yo nos
miramos.
-Lo hace porque piensa que sos un buen partido para que seas
mi novia.
-¿QUÉ? –no quise gritar, me así me salió. John largó una
carcajada, y Mimi también, ya que al parecer, había escuchado.
-No hagas caso a las cosas de este salvaje. Sé que te quiere
como si fueras su hermana, auque las tiene....
-Mimi, no las veo nunca –dijo él, fastidiado.
-Es verdad. Por eso, creo que sería lindo que almuercen juntos,
¿no?
-Mientras John no me robe la comida, estará todo bien –bromeé.
-No te preocupes, me aseguraré de que se comporte como un
caballero.
La “caballerosidad” de John duró apenas quince minutos, porque
al rato, ya estaba molestándome, y buscando mil formas de hacerme reír para que
escupa la comida. Mimi sólo se la pasó retándolo, aunque la mayoría de las
veces fue en vano. Aún así, me divertí mucho con ellos.
-Gracias por quedarte, fea –dijo John, cuando me acompañó
hasta la puerta (porque Mimi lo obligó)
-De nada
-La hiciste poner contenta.
-Por eso lo hice, no creas que fue por vos –reí.-Ah, me
llevo tu libro.
-Uff...está bien –contestó resignado.
-Ehh....John, tengo una noticia. Isabella se va de la ciudad.
-¿Por?
-Trasladaron a su padre a Escocia.
-Ohh....que lástima. Supongo que no la volveremos a ver.
-Y...no sé.
-Es una buena chica.
-John, está enamorada de vos.
Me miró como si hubiera dicho un disparate, y yo lo reafirmé
asintiendo con mi cabeza.
-Nunca...nunca me dijo nada.
-Es obvio, es tímida. Yo lo sé desde hace un tiempo.
-Me hubieras dicho...
-¿Para qué? ¿Acaso alguna vez te gustó o algo?
-No, no....Quizás hubiera hablando con ella o...no, no
hubiera dicho nada, soy cobarde para esas cosas. Aparte, ¿qué le diría? “Hola, mirá, no estés enamorada
de mi, porque solo te veo como una niñita de 1º año”. No, soy cruel, pero no
tanto. Quizás le haga bien irse, por ahí se encuentra un chico como la gente, y
no un zabandija como yo.
-Lo mismo digo....
-Ey, arbusto
-Y dale con lo de arbusto ¡Superalo!
-No quiero. Te iba a preguntar algo: ¿Qué harás para la
semana que viene?
-¿Qué pasa la semana que viene?
-¿Como que qué pasa? ¡Es tu cumpleaños!
-Oh....me había olvidado. ¡John cumplo 18! ¡No quiero!
-No seas tonta, al fin serás mayor de edad. No te preocupes, yo te organizaré todo.
-Uy no....
-¡No te quejes!
-Como digas....John, será mejor que me vaya. Quiero leer tu
maldito libro.
Cruzé la calle, como siempre sin mirar, y al llegar
a mi casa vi a mi padre tomando medidas para poner un mueble que usaría
como bodega, o algo así me dijo. Subí a mi habitación y me tiré en la cama, a
olvidar que me había olvidado que estaba próxima a cumplir 18 y a deleitarme
leyendo.
Les dejo una especie de acertijo: en este capitulo pasa algo que a Mercy la afectará después. A ver quién se da cuenta de lo que es muejejjee
Y ahora sí, una mega recomendación. Les digo, las obligo a leer a Wordsworth y a Saki. Miren, hasta les dejo los links con varias cosas de ellos:
Wordsworth:
Saki:
Ahora si, este café literario ha finalizado XD
Saludos a todas!
TÚ! Si, tú! Te hablo a ti! A ti! Cómo... Cómo...? Joer, me dedicas esto... Mira que pese a que parezca muy burra en el fondo soy muy sensible... Y mira, leñe, ya me has puesto tonta... Ahora voy a estar medio emocionada toda la noche. Yo ya sé por qué razón me dedicas hoy el capi y tú ya sabes por qué lo hice (adivinaste: sí, porque soy divina :P )... Ahora en serio, no hay de qué. :)
ResponderEliminarSiguiente... Te pillo la recomendación. A Saki lo medio conozco de oídas por la parodia de Alicia (puede que sea este?) pero jamás leí nada suyo... A Wordsworth no he tenido el placer, así que te pillo las recomendaciones y me voy a empapar de la obra de estos dos que tan emocionados tienen a John y a Mercy, jeje.
El capi mola. Sí. Lo afirmo y lo reafirmo, aunque venga un tribunal inquisitorial y me torture para que diga lo contrario (sí, hija, estoy mirando en la estantería el libro de El queso y los gusanos y me está afectando más de la cuenta, jajajaja), mantendré firme mi postura :P Me gustan estos capis "cotidianos", me gustan mucho. Por qué? Porque, lo confieso, yo con las escenas cotidianas, imaginándome a los personajes con las pequeñas cosas, es con lo que más disfruto. No sé, los hace más humanos y menos personajes de ficción, no crees?
Ainsh... Verano, veranete... Por lo menos Mercy aprovecha las vacaciones para leer y hacer algo, no como otros (y no quiero señalarme, jejeje) que lo usan para la noble tarea de no hacer NADA. Bueno, ella aprendió a coser, lee libros y libros... Y bueno, se cuela en ensayos de grupos ajenos... XDDD Gran noticia que toquen en el Casbah. Vale, un poco de enchufe porque es de la madre de Pete sí que tienen, pero más vale eso que nada, no? jajajaja. Y cómo se han quedado todos cuando se han enterado de que Mercy YA ha tocado allí! jajaja. Ale, machotes, se siente, pero una chica os ha pasado delante... :P
El viaje con bici con Ringo me mató. Estos dos están destinados a entenderse (por lo menos, eso es lo que yo quiero, jajajaja). Y Mercy... Ainsh! Por qué en la mejilla? POR QUÉ?????? Porca miseria! XD
Vamos a ver una cosa... Vamos a ver... Tú, pequeña Wells, vas a arruinarme. Primero me arruinarás y después te vas a morir de un dolor de estómago, máquina inhumana de devorar helado! XDDD Uno vale, dos también... Pero 7? 7? Te va a salir cara de mantecado, amor mío! Para ya, bestia! Ya te veo protagonizando el próximo anuncio del Danacol (como buena historiadora me he documentado y sé que allí es Vidacol, jajaja) diciendo "Yo?... Yo no sé por qué me salió el colesterol alto, de repente me salió, sin motivo..." mientras comes helados con millones de grasas saturadas sin parar... jajajajaja. Buenooooo...Yo sé de un truco para que la jefa te deje a volver a atiborrarte de helado pese a riesgo a que acabes ingresada para que te pongan una lavativa en el estómago... Ven, ven, acércate que te lo diga a la oreja, que es un secreto... Sí, hija, el truco está en tenerla contenta, alegrarle el día... O los días. Que esa, muy dura, pero si la tienen happy es más blanda que un osito de peluche... :P
Y otra que se va... Esta vez, Isabella. Como dice Mercy, aquello parece un lugar de paso, pero en fin... Espero que le vaya todo muy muy bien y que sea feliz por Escocia...
Y la parte final... Como siempre me gustó tanto que me emocionó y me robó muchísimas, no te puedes imaginar cuantas, sonrisas. Adoro el tándem Mercy-John. Son tan... hermanos. Tocando la guitarra juntos, con sus números dignos de la TV... Y después, ella leyendo uno de sus libros sagrados de debajo de la cama mientras el toca la guitarra... Una escena que de tan sencilla es preciosa. Y bueno, para qué... La comida con Mimi, genialosa, aunque ya me imagino que intentar comer civilizadamente (sin escupir la sopa de la risa ni cosas de esas) con Lennon debe de ser una misión imposible, jajaja.
Y... fiesta! Tenemos cumple a la vista! Sí, sí, sííííííí!!!!! Ya tengo ganas de leer cómo será eso, aunque supongo que estando organizado por Lennon... XDDD
En fin, sigue pronto, reina mora! Un besazo desde España, y olé! :P jajajaja.
Ayy que lindo el verano! Me encanta! Ese Richard siempre aparece en el momento justo. Y la parte de los libros me encantó. Para mis vacaciones yo tenía planeado algo parecido a lo de Mercy, leer y esas cosas, aunque desde ya que es obvio que lo único que voy a hacer es estar en la computadora jaja. Voy a tener en cuenta esas recomendaciones para leer!
ResponderEliminarEs tan genial saber que estás viva, no habías subido un capítulo como hace 2 semanas (léase con la voz de ''No ordenaste tu papelero anoche'') Naa, vos subí cuando tengas ganas porque sino no sirve xD
Uhh quería contarte que yo tengo una especie de amor platónico cual Mercy con Ringo, y el otro día nos peleamos por razones que ahora no importan jaj y acordándome ese capítulo, le dije algo parecido como lo que le dijo Mercy, eso de '' No sé como me pudiste gustan tanto'' o algo así, sinceramente ahora no me acuerdo jajaj Me influencia mucho tu historia en mi vida cotidiana (?)
KJSHGS Me encantó
aaaaaaaaaaaaaaaaah quisiera comentarte como siempre te comento pero ando atareada demasiado! perdon, lei a lo rapido en un espacio que tuve pero ya tengo que volver, odio la escuela:c
ResponderEliminardebo decir que adore este capitulo, lo que le dolera a Mercy despues yo digo que sera lo de Pete, me suena no se:p
jajajajac:
amo el capitulo se mostro un Lennon intelectual y muy lector lo ame! LENNON <3 , <3
Isabella:c pobre no queria que se fuera u,u en fin me tengo que ir GRANDIOSO CAPITULO! espero el siguiente pronto adios cuidate!