29 septiembre 2012

Capitulo 42 Primer Día


Pánico. Eso sentía cuando abrí los ojos y tomé conciencia del día que era. Me levanté lentamente, sintiendo como el estómago se me enroscaba como una víbora y se hacía un nudo. Cuando abrí el armario, me temblaban las piernas. Pensé que así, quizás, se sentirían los condenados a muerte al llegar la mañana del día de la ejecución. Mi ejecución había llegado, y lo peor era que después tenía que seguir viviendo.
Comenzaría la universidad y, según mi manera de ver, comenzaría también una larga cadena de sufrimientos.
Por décima vez en lo que iba de la semana miré el interior del armario. No sabía como se debía vestir una universitaria, y mas una universitaria de una carrera de humanidades, “los raritos”, como había escuchado que los llamaban. No quería ir demasiado elegante ni tampoco hecha una crota.
Tenía claro que la primera impresión era la importante, y si había algo que quería hacer, era impresionar. Vamos chicas, todas cuando entramos a la universidad, ¿qué queremos? ¿Estudiar? No. La respuesta es: chicos lindos. Porque habría chicos de otras ciudades, chicos mayores y por lo tanto, chicos lindos. Y para eso era necesario causar un shock. O sea, dejar de ser lo que era en el secundario, porque allí era una niña, y en la universidad era una mujer. O por lo menos eso debía intentar.
Terminé decidiéndome por una falda, una blusa y zapatos. Podría ser serio, pero no tenía que perder de vista que era una mujer. De pronto pensé que si cada vez que iba a clase tendría que estar tan pendiente de la ropa, no había dudas de que el uniforme del que tanto me había quejado en el colegio, era mejor.
Me peiné bien y me maquillé, era la primera vez que me pintaba los labios para ir  a clase, y eso me pareció divertido hasta que reparé en la palabra “clase”. Iba a clases, a la universidad. Recordar eso reavivó mi pánico.
Cuando bajé, mis padres me esperaban con el desayuno.
-¿Lista para el primer día? –preguntó mi madre con una sonrisa.
-La verdad, no.
Sonrió y me sirvió unas tostadas con mermelada.
-Comé, quién sabe si tengas recreos para poder comprarte algo.
-Ay mamá ¿cómo no vamos a tener recreos?
-Quien sabe, allí las cosas parecen distintas –dijo mi padre cerrando el periódico –Bien....son las 8.15, tenemos tiempo....
Escucharlo decir eso me llenó aún mas de miedo. Apenas 45 minutos....
Terminé de desayunar y caminé hacia la escalera, para ir al baño a lavarme los dientes. Mi padre estaba afuera, y mi madre lavaba las tazas. Me acerqué con sigilo hacia el mueble de mi padre y saqué de allí una petaca de whiskey. Subí rápido y me metí en el baño. Sí, estaba mal lo que iba a hacer, pero necesitaba coraje y el alcohol me daría ese empujón. Tomé un poco y luego me lavé los dientes, para que nadie notara nada raro en mi aliento.
Bajé con mi portafolios de cuero, nuevo, y al ver que no había monos en la costa, guardé la petaca en su lugar. Me acomodé la ropa y respiré hondo. Mi madre se acercó secándose las manos y me dio un beso.
-Tranquila. Vas a tener suerte, hija.
Le sonreí, agradecida, y salí a la calle. Mi padre me esperaba acomodando cosas dentro del auto, se había ofrecido para llevarme y traerme el primer día, para que no estuviera tan nerviosa, y para que no fuera un cambio tan drástico. Los demás días iría y volvería en bondi, como siempre.
¿Ya estás lista?
-Si papi –subí al auto y tragué saliva. Miré hacia la casa de John, pero el muy cochino seguramente estaría durmiendo.
Llegamos a la universidad demasiado rápido para mi gusto. Desde el auto vi como muchos entraban en grupos, charlando....Yo no conocía a nadie, y todos parecían estar tranquilos y contentos, eso hacía que me sintiera aún mas sola y también, rara.
-Pa....no quiero entrar –dije inaudiblemente,
-Seguro encontrarás a alguien conocido, y si no harás amigos enseguida, sos simpática.
-¿De verdad?
-Claro. Vamos, bajemos.
Bajamos y caminamos hasta la entrada. Ver que todos entraban tan seguros me hizo sentir peor, porque yo estaba parada en la entrada con mi papá. Parecía que en vez de entrar a la universidad, entraba al jardín de infantes. Le supliqué a mi padre con la mirada que no me dejara sola ahí, que prefería vivir para siempre barriendo calles antes de entrar. Sonrió y me hizo un gesto con la cabeza para que entrara. Se notaba que me tenía confianza. Suspiré, di media vuelta, y eché a andar, apretando mi cadena con mis iniciales, como para darme la seguridad que me faltaba. De reojo vi mi propia sombra proyectada en el piso, producto del sol de la mañana.
En el hall de entrada, unos papeles colgaban de verdes pizarrones. Allí estaban los nombres de los aspirantes y el aula correspondiente. “Talleres de ingreso”, rezaba el título. Entre los últimos del listado, busqué mi apellido. “Wells, Mercy. Aula 305”. Ahora la pregunta era ¿dónde carajo quedaba el aula 305?. Observé los otros nombres, todos tenían asignadas aulas que iban desde la 300 a la 310. Lo correcto sería seguir a quienes caminaban luego de buscarse en el listado.
Comenzé a seguir a un grupo, hasta que unos chicos se separaron y doblaron, tomando otro camino. No supe a quiénes seguir, pero opté por seguirlos a ellos. ¿Por qué? Porque eran lindos. Y yo venía a buscar chicos lindos. Sonreí, pensar eso hacía que olvidara mi miedo. Pero por seguirlos me encontré en un pabellón que tenía aulas desde la 200 a la 207. Genial, me había perdido. Rápidamente busqué al otro grupo, que caminaba por una vereda arbolada hacia otro edificio, casi corrí hacia ellos. No sé porqué se me cruzó la imagen de Richard. Volvería a clases, pero él ya no estaría mas. Sacudí la cabeza. Me había autoconvencido de que Richard era sólo un capricho de secundaria. Ahora yo estaba en la universidad, y debía buscar cosas mejores, aunque terminara en las aulas equivocadas.
Volví  a la realidad cuando me encontré en un pabellón lleno de aulas “300”. No me costó nada encontrar la dichosa aula 305.
Entré, era un aula grande, llena de bancos. Ya había algunos chicos sentados, serios, callados. Era evidente que nadie conocía a nadie. Me miraron algo raro, pero después comprobé que a todos los miraban así. Me acerqué a una fila de bancos cercana a las ventanas y me senté en el quinto banco. Abrí mi portafolios, saqué un bolígrafo, un cuaderno y me puse los anteojos. Dejé el portafolios en el suelo, junto a mi banco.
Escuchaba el castañeteo de mis propios dientes, estaba temblando. Quería salir de allí corriendo, huír de ese lugar extraño y lleno de extraños. También tenía ganas de largarme  a llorar. Tomé el bolígrafo y comenzé a hacer dibujitos al costado de las hojas, para entretenerme y para que se me pasara el susto. Escuché que entraban mas chicos, que se fueron ubicando en silencio, y luego un grupo de unos seis o siente chicos y chicas entraron riendo y charlando. Los que estábamos sentados los miramos, creo que todos les envidiábamos el hecho de que entraran tan contentos y junto a sus amigos.
Me concentré otra vez en seguir garabateando las hojas, hasta que un pequeño pero seco golpe junto a mi portafolios me sobresaltó, y mas un grito, de una voz, que para mi desgracia, conocía bien.
-¡Ay! ¿Quién fue el imbécil que puso esto acá?
Levanté la vista y me encontré nada menos que con Marcia. Sí, la rubia tarada sería mi compañera TAMBIÉN en la universidad.
-Perdón, no me di cuenta que acá molestaría –levanté el portafolios y la miré -¿Cómo estás? –hize una sonrisita falsa.
-Ah, eras vos Wells. Estoy bien. La próxima vez no dejes tus cosas tiradas por ahí.
Siguió caminando y se sentó al fondo, junto con el grupo que antes había entrado. Miré al resto: todos, pero todos, no le sacaban los ojos de encima. Me giré para ver qué tanto miraban, y enseguida me di cuenta de la razón. Al no tener que llevar uniforme, Marcia había aprovechado: se había puesto el vestido mas provocador de todo Liverpool. Al parecer, ella también estaba convencida de que entrar a la universidad era mostrarles a ese montón de desconocidos que ya no se era una niñita del colegio.
Volví a mis dibujitos, y alcanzé a escuchar lo que cuchicheaba con sus amigos.
-Sí, le dije que sacara eso de ahí, casi me hace caer, hay que ser tonto para no darse cuenta....
Ya no escuché mas, sólo bufé. El primer día ya me había traído un inconveniente.
Entró una mujer delgada y alta, de cabello castaño bastante voluminoso, seguida de otra de estatura mas baja, algo gorda y de cabello corto y teñido de rubio.
-Buenos días, bienvenidos a la universidad –saludó la mujer rubia –Es un honor para mí recibir a los aspirantes, les agradezco que hayan elegido esta casa de estudios. Ya se lo habrán dicho muchas veces, pero la universidad no tiene nada que ver con el colegio, es mas complicada, y tendrán que acostumbrarse. Para estudiar aquí, recuerden las “3 c”: Cabeza, Codo....y la otra dedúzcanla ustedes.
Reímos por el chiste y la mujer continuó.
-Disculpen por no haberme presentado, soy la decana de la carrera de historia. ¿Quiénes de los que están aquí son aspirantes a esa carrera?
Levanté la mano y vi con alivio que Marcia no lo hacía.
-Bien, son unos diez u once....-dijo la mujer luego de contar las manos levantadas –Ahora pasaré a informales las reglas inviolables de esta institución: siempre deben presentarse correctamente vestidos, peinados y aseados. Esa chica de allí.....-miró y señaló a Marcia, que trataba de taparse el escote con el cuaderno. La otra mujer le dijo algo al oído y la decana cambió su expresión –Oh.....¿Usted es la señorita Cleave? ¿La hija del juez?
-Y nieta de jueces también –respondió Marcia. La cara se le infló de vanidad.
-Muy bien, es un honor que usted también haya elegido esta universidad para estudiar Derecho. Aspirantes, la señorita Cleave es la cuarta generación que estudia derecho aquí, y su familia de juristas es de las mas reconocidas del país.
Levanté una ceja. Recién me enteraba de eso, era raro que no lo haya dicho en la escuela. También me parecía raro que no le hayan dicho nada de su vestimenta cuando supieron quién era. Acomodo, siempre hay acomodo en todas partes.
-Continúo. No se puede comer en clase. Si tienen menos del 75% de asistencia pierden la regularidad en la materia que estén cursando. No se pueden traer objetos de valor, medicamentos, y sobre todo ningún tipo de arma, ni siquiera un cortaplumas, y nada de alcohol. Quien traiga eso será expulsado, además de hacérsele un sumario policial. Eso es todo, los dejo con su profesora.
La mujer se fue y alcanzé a escuchar  a Marcia.
-Vieja idiota, estoy acá porque no tuve opción, yo quería ir a Londres, no esta mugrosa universidad.
Buenos días aspirantes –dijo la otra mujer. Entendí que de ahí a que diéramos el examen de ingreso, vivirían llamándonos “aspirantes”, la categoría mas baja de la universidad, la que no nos daba derecho a nada.
La profesora continuó hablando.
-Soy Rotswood, profesora de lengua y literatura, y les daré clases de este taller. Como ven, hay aspirantes de diferentes carreras, luego del examen, que deberán aprobar con una nota de 7 o mas, cada uno continuará las clases en la cátedra que le corresponda. Ahora sí,  comenzemos.
Rotswood empezó a hablar, hablar y hablar. Era simpática, parecía una maestra de primaria, pero usaba términos específicos que no entendía. Digamos que Rostwood encarnaba perfectamente la transición entre la escuela y la universidad.
Al fin llegó el recreo, sólo uno en tres horas de clase. Mis padres tenían razón. En sus diez minutos de duración, recorrí el pabellón, miré los baños  y salí hacia una calle interna, donde unos chicos fumaban sentados en el césped. Revolví el interior de mi portafolios y me puteé por haber olvidado mis cigarrillos, realmente los necesitaba, pero me daba mucha vergüenza pedirle a alguno de esos chicos. Vi que todos entraban a las aulas, ni siquiera usaban un timbre para avisar que el recreo habia terminado.
La clase siguió, el tema era pesado, ya que el taller versaba sobre producción y comprensión de textos y psicología. En toda la case, Marcia no dejó de parlotear, lo cual me molestaba.
Al fin llegó el mediodía y salí casi corriendo de alli. En la puerta del hall, mi padre me esperaba con una sonrisa de orgullo.
-¿Y? ¿Qué tal fue todo?
-Digamos que...aburrido.
-¿Primer día aburrido? Como será el resto.....¿No encontraste a nadie conocido?
-Ehh....no, no –lo mejor sería omitir a Marcia, no quería recordar que era mi compañera, aunque solo fuera por un mes.
Cuando llegué a casa, mi madre me había preparado un almuerzo especial y allí terminé de contarles todo lo del día.
Por la tarde, estaba resolviendo el primer trabajo práctico cuando John se apareció.
-¿Qué tal? Debo decir que las universitarias son mi debilidad.
-Idiota –reí -¿Qué hacés en mi cocina?
-Tu mamá está afuera y me permitió entrar. Que raro que no te asustaste.
-Con vos ya estoy curada de espanto. Sentate. –le indiqué una silla y ahí se sentó, mientras me sacaba el cuaderno y leía.
-Que aburrido
-Así fue mi día. Marcia  es mi compañera.
Comenzó a reírse, burlándose de mí.
-Por eso dije que las universitarias son mi debilidad.
-John ¿todavía seguís atrás de ésa?
-Todo el mundo lo hace. Cambiemos de tema. Quiero alegrar tu aburrido día con una invitación.
-¿Invitación?
-Si. Sábado. Noche. Quarrymen. Casbah. ¿Te cabe?
-Sí, me re cabe. Espero que me dejen ir
-Obvio, sos mayor de edad y vas conmigo.
-Perfecto, me encantaría verlos actuar ahí.



El sábado llegó. Mis padres no habían puesto ninguna objeción en que fuera a ese lugar desconocido para ellos. Llegué temprano con John, que me usó para cargar algunas porquerías de su banda.
-Lennon no soy tu mula –tiré las cajas en el suelo, al costado del pequeño escenario.
-Ey, tratá con mas cuidado mis cosas.  Mula es un apodo que te quedaría bien.
-¡Bestia! –gritó George.
-Ay no. ¿Que no tengo nombre que siempre me llaman por cualquier cosa?
-Es que sos cualquier cosa.
-McCartney no me busques.
-¡Hola linda!
-¡Ay Stu! –lo abrazé y le di un beso en la mejilla -¡Al fin alguien que me trata bien!
-Ése es mi secreto –me guiñó un ojo y me reí.
Acomodaron sus cachivaches. Para cuando terminaron el local ya estaba lleno de gente. Algunos parecían interesados en verlos, otros sólo miraban sus cervezas.
Comenzaron  a tocar, lo hacían bien, y sin querer sonreí. Tenía el presentimiento de que esa locura de la banda no quedaría ahí, sino que llegarían mas lejos.
De pronto, Pete Shotton me asustó con un grito detrás de mi, y ahí me di cuenta de todos los conocidos que tenía a mi alrededor. Y entre ellos, Richard. Mierda, el lunes me había dicho a mí misma que él sólo era un capricho, y ahora se me aparecía.
-¿Cómo le va a la morocha universitaria? –dijo acerándose  a mi, con una de esas sonrisas que me derretían como una vela.
-Ja, acá estoy, sacándome el aburrimiento.
-Ey ¿tan mal está la uni?
-No, no. Sólo aburrida. Pero sé que cuando empieze la carrera, si  es que antes apruebo el ingreso, se pondrá mas entretenido. Eso espero jaja.
-¿Extrañás la escuela?
-Pfff, obvio, en realidad los extraño a todos ustedes.
-¿No hay nadie que conozcas?
-Si. Está Marcia.
-Nooooo ¡te querés matar!
-Sólo será por  un mes, espero que después no la vea nunca mas.
Nos callamos porque John estaba hablando. Mejor dicho dedicando un canción “para alguien especial”. Miré a mi alrededor y me topé con Cris ¡y con Marcia! ¿A cuál de las dos se la dedicaría?
-Está tu dulce compañera –dijo Richard riéndose.
-Ya la vi, mirá la cara de asco que pone, no sé que hace acá si es una cogotuda.
-Mejor vamos a tomar una cerveza. Bueno, vos seguro que querés fernet.
Asentí riéndome y lo segué hasta la barra. Era raro, no estaba toda estúpida como solía ponerme antes, cada vez que lo veía. Ahora era como que no me pasaba nada. Bueno sí pero.....no sé, era muy raro todo.
-¿Vos por acá? –miré a quien me hablaba, era la mujer que atendía la barra, la madre de Pete Best.
-Si.....-dije dudando, hasta que me di cuenta de que me había reconocido.
-¿No vas a tocar el piano? –dijo con una media sonrisa
-No, mejor que sigan tocando mis amigos.
-¿Esos chicos son tus amigos? Mi hijo no me había dicho nada.....-colocó ante mí un vaso de espumante fernet.
-Así es.
-Dale saludos a tu padre, hace mucho que no sé nada de él. ¿No toca mas?
-Estuvo en dos o tres fiestas mas, pero ahora tiene mucho trabajo.
Sonrió y siguió atendiendo.
-¿De dónde te conoce? –me preguntó Richard muerto de curiosidad.
-Sos un chusmo –reí –Un día vine acá y toqué el piano. Y los que estaban me dieron plata. Fue ese día que me hecharon de la escuela ¿te acordás?
-Ahhh si, si. Mirá ahí vienen los chicos.
Efectivamente, los cinco se acercaban a nosotros, con cara de cansancio.
-¿Qué hacen acá? –preguntó John y enseguida pidió una cerveza.
Paul se fue con Abby a un rincón, Stu con Pete Shotton e Ivan, George se puso a charlar con Richard y Pete se nos quedó mirando con cara de nada.
-¡Bestia, bestia! –George comenzó a sacudirme de la manga de la camisa, como hacen los niños con su madre.
-Ay ¿qué querés? –dije fastidiada –Dejame disfrutar de mi fernet.
-¿Bestia? ¿Por qué la llamás así? –preguntó Richard.
-¿Y por qué a vos te llaman Ringo? –George lo miró mal, para que Richard sólo se sorprendiera. Después se echó a reír –Le digo “bestia” porque es eso. No, mentira, un día la llamé así y así quedó el apodo.
-Y como sabés que no me gusta, seguís.
-Claro.
-¿Y qué era lo que querías?
-Ah si ¡llega una chica nueva  a la ciudad!
-¿De verdad? –Pete se acercó y comenzaron a hablar.
Sonreí. Los chicos de Liverpool eran todos iguales. Cada vez que se enteraban que había una chica nueva se desesperaban. Supongo que lo hacían porque ya estaban podridos de ver siempre a las mismas. Me pregunto si cuando supieron que yo me mudaría habrán reaccionado así......Pobres, qué desilusión se habrán llevado cuando me vieron.
-Al fin te veo haciendo algo que no sea comerte mis helados.
-¡Criiiiis! –grité,  los otros me miraron raro.
-Ay chica, dejá de hacer escándalo. El lunes empezás de vuelta.
-Genial, extraño trabajar, las vacaciones  se me hicieron largas.
-No mientas, extrañás los helados.
-Bueno...también –reí –Ey Cris ¿me llevás a  mi casa? John ya está borracho...
Se giró y vio a mi querido hermano todo ebrio.
-No.
-¿Qué?
-Que no. No te llevo porque lo voy a llevar a él.
Abrí mis ojos como platos.
-¿Vas a aprovecharte de su estado?
-No seas idiota, Wells. Aparte.....-se acercó a mi oído -¿Por qué no le decís a otro que te acompañe?
Miré hacia donde  ella miraba.
-No, con Richard no.
-¡No seas tonta, es tu oportunidad!
-No, no, eso ya fue.
-A ver....-se puso seria -¿Vos tenés novio? No. ¿Él tiene novia? No.
-No sé....
-Mujer ¡nada te lo impide! Andá, decile.
-No, no me animo. ¡Me muero de vergüenza! Esperá que tome impulso –le pedí a la madre de Pete que me diera otro fernet y cuando me lo dio, empezé a tomarlo de un trago. Estaba terminando cuando Richard se me acercó. Digamos que ya me sentía mas segura, y estaba a punto de decirle.
-Mercy, me voy.
-¿Eh? ¿Te....te vas?
-Si, me voy con George –me dio un beso en la mejilla –Nos vemos, chau.
-¡Tonta! –gritó Cris en mi oído izquierdo, casi matándolo.
-Cris...se fue.
-¡Y claro que se fue! Tenés que actuar mas rápido. Y dejá eso –me sacó el vaso –Ahora te vas a tener que ir sola.
-Pues para que veas que ni me importa –dije sacándole la lengua.


Salí mas o menos una media hora después, luego de tomarme otro fernet “para ahogar las penas”. Estaba bien, se podría decir que estaba acostumbrándome a tomar sin marearme ni tener ninguna otra consecuencia. A veces pensaba que me estaba pasando de la raya, pero John tomaba diez veces mas y nadie le decía nada, y parecía estar  sano.
Sin embargo, también me sentía mal, porque era una estúpida. Una pelotuda. Seguía siendo la reina en perder oportunidades. ¿De qué me servía aparentar se una mujer en la universidad si en realidad seguía siendo una nenita tonta? Negué con la cabeza. Ya era un caso perdido. Un tonto caso perdido.





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Antes que nada, pido perdón por la tardanza. Ya saben, estaba preparando un examen en el que me fue mal ¬¬ Pero bueno, creo que eso me sirvió para inspirarme mas y poder escribir este capitulo, para que fuera mas crudo. En realidad, a partir de este capitulo tendría que empezar una segunda temporada, porque ahora van a empezar a cambiar muchas cosas, de a poquito, pero cambiarán. Pero no tenía ganas de dividir el fic en temporadas, así que ahí está. 
Espero que todas anden bien, gracias a las que siempre comentan esta locura :) Les dejo mi Twitter, síganme fans (? ajajja es este @PrincesaBeatle


Amo a mi hija Mercy (?

4 comentarios:

  1. Yo también amo a tu hija, aunque sea una idiota y desaprovecha todas las oportunidades!
    Me imagino cómo se irá a poner la cosa :D ahora que empieza una nueva etapa y todo eso... Ojalá se den más oportunidades con Richard y que esta vez no sea tan lenta.
    Un saludo!

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  2. Pobre Mercy soportar a Marcia de nuevo T_T me mato si me mato!
    No la dividas! sentiria raro XD
    mejor sigue asic':
    solo no nos dejes tanto colgadas por mucho tiempo:c
    John y Cris a mi no me engañan Cris se aprovechara de Johnny ebrio cx
    jajajaja Richard:c y Mercy deben estar juntos empiezo a desesperarme XD
    BESTIA!!XDD
    Adore esta historia siguela no nos dejes! <3

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  3. Aaaaaay te adoro! Jajaja es tan genial esta historia, enserio, sos una fucking genia. Y esa parte de ir a la universidad por los chicos lindos jajaj Mercy siempre dice la posta. Y, aunque yo todavía sigo en el colegio, hago lo mismo y encima hay un programa de intercambio que vienen chicos de otros lados, y hay un noruego que ni te cuento (? Ah, la más babosa era jajaja
    Y Stu siempre diciendo esas cosas akjfga y la bestia de George jajaj son tan geniales

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  4. Bueno, bueno,bueno... Ahora ya sé por qué razón necesitabas esa inspiración para escribir esto! Lo adoré! Me encantó esa forma de describir la marabunta de sentimientos y sensaciones incómodas que tiene Mercy a la hora de entrar en la Universidad. LA verdad es que todos nos sentimos así de pardillos el primer día de clase... No sé, dejas atrás a tus amigos, tu ambiente... Y después está ese rollo que te venden de que todo es tan complicado, cuando más que nada es que es diferente. La verdad es que yo también me sentí así mi primer día... Pero esta Mercy... Uinsh... Qué mal con lo de la petaca... La pobre lo ha tomado como "medicina" ya y eso no es bueno en absoluto... Sabes? Hablando de eso, cuando dijeron eso de las normas de la universidad en las que no se podía llevar alcohol casi bajo pena de muerte, me puse a temblar como una hoja. Espero que la señorita Wells pille un poco de miedo y se olvide su petaca en casa en los días siguientes... :S
    Otra cosa... Marcia. Sólo de decir su nombre me entra el asquito. Joder... Menos mal que la muy jodida va a estudiar derecho. Claro, no podía estudiar otra cosa con lo estirada que es ella y siendo hija de jueces y de cosas de esas... Joder, que yo soy su padre y siendo juez la encarcelo. Por qué no lo hace, eh? :P Y por cierto... Qué mal que a punto de llamarle la atención por lo del vestido no lo hagan por ser hija de quién es. Me parece indignante. Voy a romper todo y a poner una reclamación formal contra la ilustre University of Liverpool. XDDD
    La fiesta... Qué puedo decir de ella? Pues que me encantó! (cómo par ano hacerlo, eh? jejejeje). Me gusta que Mercy haya tenido ese presentimiento de que ese grupo va a llegar mucho más lejos de lo que parece, porque es cierto. Y me gustó que de nuevo apareciera el Richard por ahí, aunque Mercy se hubiera encabezonado con olvidarlo y hacerlo pasar como un capricho de la secundaria... Y John dedicando canciones a personas especiales. Intuyo que la canción obviamente va dedicada a Cris porque Marcia no entra dentro de la categoría de personas. Ella estaría en la categoría de fauna, grupo canino, especie zorra... Aunque bueno, creo que John aún no la ve así y continúa considerandola del género humano... XDDD Naaaaa, en serio, da igual para quién fuera porque aquí quien acompaña al artista borracho a su casita es la señorita Cris! XDDD No me quiero aprovechar de un pobre chico alcoholizado, pero que no se me provoque, por favor, que no respondo, jajajaja. :P
    Y otra vez, gritar a Mercy... Y ya que estoy a Ringo. NO PUEDE SER! NOOO! Vamos a ver, como vuelva a desaprovechar otra oportunidad... Ainsh! La mato! La mato! La mato! Y digo yo... Que el bestia de George también se podría ir solito, no? jejeje. Bueno... Espero que a la próxima actúe más rápido o su amada jefa le obligará a limpiar baños por el resto de sus días como castigo eterno... :P
    Muy bueno esto! E intuyo que esta especie de nueva temporada me va a molar mucho por todos esos cambios... Sigue pronto!

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