Abrí la puerta, extrañada de que alguien tocara el timbre tan
temprano un sábado a la mañana. Me encontré con Abby, sonriendo tímidamente con
un bolsito verde en la mano.
-¡Hola! Soy tu dama de compañía.
-Ehh....hola....pero...¿qué dijiste?
Dudó unos instantes, miró al suelo y volvió a verme con la
misma sonrisa tímida.
-Me enteré que Mimi ya no vendrá a hacerte compañía en la
noche y...¡acá estoy yo!
La miré, interrogante. No sabía cómo se había enterado tan
rápido, ni si fue Mimi quien la mandó. De algo no estaba enterada, por eso no
entendía.
-Mmm...será mejor que me vaya, no fue buena idea venir –dijo
borrando su sonrisa.
-Ey, no, no, no te vayas. Solo explicate mejor. ¿Mimi te
dijo que vinieras?
-No, ella le dijo a John. John le contó a Paul. Y Paul me
dijo a mí.
-Vaya cadena de noticias....
-Y yo vine por mi cuenta, sabía que no tendrías con quién estar
y además....-su semblante cambió por completo, tornándose mas triste –Hay problemas
en casa y no quiero estar ahí, por lo menos por unos días.....Pero mejor me
voy, fui una impertinente y una desubicada y una....
-¡No, no! Abby, somos amigas, ¿qué es eso de impertinencia,
de desubicación? ¡Eso es casi una regla en una amistad! –reí –Hubieras empezado
por contarme que tenías problemas. Dale, entrá y quedate todo el tiempo que
quieras, mi casa es tu casa.
Abby entró con una sonrisa pintada en los labios, y comenzó
a desarmar su bolso en el cuarto de huéspedes. Me aseguró que pagaría los
gastos que ocasionara y juró que no sería una molestia, aunque eso era
prácticamente imposible. Su compañía me haría muy bien.
Hablando de eso, me sentía mejor. Ya no estaba tan encabronada
y había vuelto al trabajo, lo cual me distraía de mis pensamientos. Con mi madre
las cosas estaban mejor, nuevamente llamaba todos los días y controlaba que
estuviera bien y que me llegara el dinero para los gastos básicos de la casa,
aunque se estuviera haciendo cargo de las supuestas deudas que mi padre había
dejado.
-Mercy, ¿no tenés nada para almorzar? –preguntó Abby mirando
la heladera casi vacía.
-Solo queda un limón sin exprimir –reí –Mimi siempre me traía
la cena, y al mediodía almuerzo cualquier cosita.
Sonrió, y cerró la heladera.
-Iré a comprar algo, sé cocinar un poco mas que vos.
-¡Qué suerte tengo!
Cuando Abby se fue, busqué unas bolsas plásticas bien grandes
y subí a la habitación de mi padre. Abrí su armario y comenzé a sacar su ropa,
que doblé cuidadosamente, para luego meterla dentro de las bolsas. La donaría a
un asilo de ancianitos, ellos la necesitaban mas, y según mi madre, si no me
deshacía de esas cosas pronto, nunca mas lo haría. Con un nudo en la garganta y
un vacío en el alma junté todo y cerré las bolsas, quedándome únicamente con su
bufanda a cuadros, que yo pasaría a usar siempre.
El lunes volví a clase. Como siempre, iba sin ganas, pero
algo de entusiasmo había en mí. Vería a Friedrich, y eso me animaba, aunque no
sabía bien porqué.
Entré al aula y él ya estaba sentado, charlando con George,
el pelirrojo. Me acerqué a ellos con una sonrisa, hasta que se percataron de mi
presencia.
-¡Hola! –saludó George.
-Mercy, ¿cómo estás? –saludó Friedrich con su sonrisa perfecta
–Sentate acá.
Me senté en el banco que estaba junto a él, y comenzé a sacar
mis cosas.
-¿Cómo están?
-Bien igual que siempre, ¿Por qué faltaste tantos días?
Pensábamos que habías dejado la carrera.....
-Ehh...fue por....problemas. Problemas personales.
-Ah –sólo dijo eso, extrañado por mi repentina seriedad. Por
un lado quería contarle lo que había pasado, pero por otro no, quería
guardármelo.
Volví a casa caminando, luego de haber charlado y reído
mucho con Friedrich. Era increíble, me había olvidado de todo en esas cuatro
horas compartidas con él. Mi cabeza volvía a ser un mambo: ¿me gustaba o no?
Sí, a esas alturas podía afirmar que sí, y que también estaba enamorándome. Fue
extraño, pero en ese momento no recordé a Richard.
Entré a casa y me encontré a Abby comenzando a cocinar, y a
Paul, sentado frente al televisor.
-¿Perdón? ¿Qué hace este señorito acá, muy cómodo, en mi
casa?
-Hola Wells –rió –Vine a visitar a mi novia.
-Espero que sólo haya sido una visita y no otra cosa. Esto
no es un hotel alojamiento.
-Tranquila, no pasó nada.
-Abby –dije asomándome a la cocina -¿Mientras estés acá voy
a tener que ver todos los días a este pescado?
-¡Ey, no me llames así! –protestó Paul mientras Abby se reía
pelando una papa.
-Me temo que sí, Mercy.
-Está bien, lo aguantaré –dije haciéndome la cansada.
Subí las escaleras, criticando el programa que Paul miraba.
-¿Y como te fue hoy en la universidad?
-No me cambies de tema McCartney, admití que ese programa es
lo más trucho de toda la televisión inglesa.
Se me quedó mirando, y con sus ojitos verdes me volvió a formular
la misma pregunta.
-Me fue bien –respondí –Me fue muy, muy bien.
Hacía unos minutos desde que Paul se había ido cuando el timbre
sonó.
-¡Yo voy! –grité mientras bajaba corriendo las escaleras –Seguro
que es tu Paul que se olvidó de algo.
Abrí, pero era John.
-Oh, hermano. ¿Todavía no fue a buscarte la policía?
-No sé porqué tendría que buscarme –contestó mirándose una
uña.
-Intento de homicidio agravado por el vínculo.
-No me hagas acordar si no querés que esta vez te meta la
cabeza adentro del inodoro. Sigo sin entender porqué hiciste eso.
-Ya te dije, me sentía mal. ¿Pasás?
-No, me quedo acá. Me enteré que rompiste con Mimi ¡hacían
tan linda pareja! ¿A qué se debió que terminaran?
-Mmm...digamos que no nos complementábamos. –reí.
-Claro, con Paul si, ¿no? Lo vi salir y es muy de noche para
que estuviera acá. ¡Ya reemplazaste el amor de mi tía por él! ¿Cómo pudiste
hacerle esto? ¡La engañabas desde antes! -comenzó con su llanto simulado, y su
vocecita de tragedia, hasta que Abby se asomó, muerta de risa.
-Hola Johnny.
-¿Qué hace ésta chica acá? –preguntó cortando toda su
escena.
-Estaba cocinando.
-Me parecía que algo olía muy rico y eso es imposible en una
comida preparada por la Wells.
-Abby está viviendo conmigo.
-Ah, quiere decir que no solo engañaste a Mimi con Paul,
sino también con ella. ¿Qué tiene Abby que no tenga mi tía? –retomó su llanto,
apoyándose en el marco de la puerta, y agregando lamentos.
-¿Querés quedarte a cenar?
-Esa oferta es tentadora hermanita –interrumpió su llanto, que
ya se habia convertido en risa –Es una lástima que la tenga que rechazar, Stu
me espera.
-Está bien, andá con tu noviecita.
-Lo mismo puedo decir de vos. Chau hermana. ¿Sabés qué? Es
un gusto verte reír otra vez.
Me guiñó un ojo y se fue.
Una tarde de miércoles, me quedé sola en casa. No tenía
clases, pero Abby sí, de deportes. Así que se fue y yo me quedé leyendo un
viejo libro de prehistoria, totalmente desactualizado de los últimos descubrimientos.
Golpearon la puerta, y pensé que sería Paul. Se me dibujó una
sonrisa sádica, era mi oportunidad para joderlo de mil maneras distintas hasta
que volviera Abby. Pero cuando abrí, me encontré a George, al pequeño George,
con una amplia sonrisa y su guitarra colgada al hombro.
-No hay comida. –dije simulando cerrarle la puerta en la
cara.
-No vine a eso, bestia –rió –Aunque si tenés algo no lo voy a
despreciar.
-Hay unas galletitas que hizo mi made hace como un mes.
Están viejas y húmedas, pero en su momento eran ricas. Por cierto, hola.
-Hola –volvió a reír -¿Puedo pasar?
-Claro, sentate donde quieras.
Entró, se quitó la guitarra, se sentó, y me miró.
-¿Y? Estoy esperado las galletitas.
-¿De verdad las vas a comer? –pregunté sorprendida.
-Yo no me niego a nada que sea masticable.
-Hijo, un día reventarás –busqué en la cocina un tacho donde
guardaba galletitas y se lo di. Sacó una, la olfateó, y se la comió.
-Están buenas, eh –creo que dijo eso, tenía la boca llena
–Ah! ¿Te enteraste que dejé la escuela? Paul también.
-¿EL QUÉ? ¿Ustedes están tarados o qué?
-Es un aburrimiento total, no aprendo nada y no me interesa.
Mi mamá me apoya, dice que tengo dotes musicales. Mi papá casi nos mata a los
dos, pero ahora se calmó, quiere que trabaje. Yo quiero tener dinero sin trabajar.
-Sos un vivo.
-Quiere que sea electricista, y lo único eléctrico que quiero
tocar es la guitarra.
-Harrison te vas a arrepentir.
-Te aseguro que no.
-Que raro, Paul estuvo acá ayer y no dijo nada....
-Es que su papá aceptó su decisión anoche, y hoy ya no fue a
la escuela.
-Pero él sacaba buenas notas...
-Porque vivía copiándose.
-En fin Harrison, ¿a qué debo el honor d tu visita? ¿O viniste
a contarme eso?
-De verdad, estas galletitas están muy buenas –tragó y se aclaró
la garganta.-Ehh.....vine a....¿podrías sentarte?
-Si...-lo miré, se había puesto repentinamente serio.
-Vine a preguntarte
algo. Ehh....
-¿Qué pasa Georgie? ¿Necesitás consejos para conquistar a una
chica?
-Np, no es eso...-sonrió un poco, pero volvió a su seriedad
–Quería saber si vas a seguir con las clases de guitarra.
Abrí los ojos como platos. El lío que era mi vida me había
hecho olvidar que iba a clases de
guitarra. Ni siquiera cuando vi a George lo recordé. Definitivamente, estaba
muy mal. O muy vieja. Esas dos cosas podían explicar semejante olvido.
-George....me olvidé. -dije apenada –De verdad, no sé cómo
pudo pasar.
-Ey, no te hagas problema. De algún modo supe que te habías
olvidado, y no quise venir antes porque no sabía cómo estabas y capaz que me
echabas a la mierda.
-Oh Georgie, nunca te haría eso –le apreté los cachetes, y
empezó a reírse –Mirá, el martes que viene voy sin falta.
-¿Y porqué recién el martes? Vengo de practicar con Paul,
tengo mi guitarra acá....podríamos tocar un poco. Claro, si no estás ocupada.
-Estaba leyendo pero....¡dale! ¡Vamos a tocar!
Pasó un mes. La convivencia con Abby no podía ser mejor. Las
dos nos levantábamos a la misma hora, desayunábamos en la cafetería y cuando
ella regresaba de la escuela yo ya tenía algo preparado para almorzar. Después
limpiábamos y me iba a la uni, mientras ella se quedaba estudiando, o iba a
deportes, o a la casa de Paul. En ese mes también conocí un poco mas a Juliet,
la “pretendida” de George. El chiquitín había hecho avances pese a que no iba
mas a la escuela, pero siempre se las arreglaba para verla. Juliet se animó a
tocar el saxo para nosotros, que quedamos tarados de tanto talento. Incluso,
para su conquista, el pequeño Harrison contaba con la ayuda de su propia madre,
encantada de tener una futura nuera que hiciera música.
Una tarde ideal para dormir siesta, estaba en la uni, en
clase de idiomas. Eramos unos pocos gatos locos, debido a que habia llovido
todo el día y muchos habían faltado. La profesora nos dio un trabajo para hacer
por parejas, así que Tamar se sentó junto a mí, ya que Evelyn estaba ausente. Juntas
resolvimos todas las consignas y en el receso corrimos al buffet.
Nos sentamos a tomar café caliente, para quitarnos el frío.
Charlábamos de cualquier cosa cuando un grupo de chicos muy lindos que antes no habíamos visto, pasó junto
a nosotras.
-Ey Mercy, mirá a esos chicos –dijo Tamar en voz baja.
-Si, ya lo vi, son lindos.
-Me gusta el rubio, el alto. ¿Lo ves?
-Si, si, tenés razón, es el mas lindo –dije mirando disimuladamente
hacia el lugar donde los chicos pagaban lo que habían comprado.
-Igual ninguno se compara con mi Anthony.
-¿Tenés novio? –pregunté sorprendida.
-No, es un chico que me gusta, y yo sé que le gusto. Viene
acá, también estudia historia, pero lo conozco desde el secundario. ¿Y a vos no
te gusta nadie de la uni?
-Bueno....-sonreí un poco tímida –Digamos que sí.
-¿Quién es? –preguntó interesada.
-Se llama Friedrich, no sé si lo conocés, es de 2º año....
-Mmm....me suena....¿es alto?
-Si, con cabello negro con rulitos.
-¡Ah, si, si! Es compañero de Anthony. Vaya Mercy debo decir
que tenés buen gusto, ese chico es encantador....
Sonreí. Era la primera vez que reconocía que Friedrich me gustaba
y lo hacia frente a una casi desconocida. Pero Tamar me daba confianza.
Me había enterado que las cosas en la casa de Abby habían
mejorado. Y también me habia enterado de que tenía ganas de irse. Pero no lo
hacía. La razón que se me ocurría para que no lo hiciera era que no quería
dejarme sola. Pero me había decidido a afrontar mi responsabilidad. Algún día
tenía que aprender a estar sola. Quizás me acostumbraría rápido, quizás no.
Pero debía intentarlo. Necesitaba crecer.
-Abby....-me apoyé en el respaldo del sillón donde ella
estaba sentada, mirando televisión.
-¿Si? ¿Qué pasa?
-Mmm...¿Puedo hablar con vos?
-Ay, obvio Mercy –se puso de pie y apagó el televisor -¿Pasó
algo?
-No, nada –me senté junto a ella, y agarré una de las
tostadas que estaba comiendo
-¿Y entonces?
-Me enteré que las cosas en tu casa están mejor.
-¡Ay si! Es una alegría, mis padres se reconciliaron.
-Y entonces...¿por qué no volvés? O sea, no te estoy
echando, sólo te pregunto. Veo que estás contenta por eso.
-Mmm...bueno.....es que....me da no sé qué volver....
-¿Cómo es eso?
-Quiero volver pero...¿qué vas a hacer?
-Abby, ¿no volvés a tu casa por no dejarme sola a mi?
-Eh.....digamos que sí, vas a tener miedo, no tendrás para
comer.....Estarás muy sola, y eso es feo.
-Algún día debo aprender a no tener miedo, a cocinar, y a
estar sola. Me siento egoísta, porque estás acá cuando tenés ganas de estar con
tu familia.
-Pero....¿vas a poder?
-Te aseguro que si –le agarré las manos –Vos quedate
tranquila.
Paul esperaba en la sala a que Abby terminara de juntar sus
cosas. La acompañaría hasta su casa. Probaría quedarse allí el fin de semana
largo, ya que tenía un feriado incluido. Si las cosas no estaban tan bien como
parecían, volvería a vivir conmigo.
-Gracias por todo Abby -dije dándole un abrazo –Ya sabés,
cuando quieras, acá tenés lugar.
-Gracias a vos Mercy –sonrió.
-¿Tantas cosas –preguntó Paul, tomando dos cajas.
-Estuve mas de un mes.
-Cuando se case con vos tendrás que llevar mas cosas,
McCartney –le guiñé un ojo, esperando que captara lo que quería decirle, y él
sonrió.
-Cuando eso suceda las llevaré encantado –miró a Abby.
Ela se quedó mirándolo extrañada, hasta que me despedí de
ellos.
-¿Paul escuché bien? Mercy habló de cuando nos casáramos y
no le llevaste la contraria, dijiste que
estabas encantado....-fue lo último que le escuché decir antes de cerrar la puerta,
con una enorme sonrisa. Ojalá algún día esos dos formaran su familia. Se lo
tenían bien merecido.
Anochecía. La casa siempre había tenido dimensiones normales
para mi, pero ahora estaba sola, y la veía enorme, llena de rincones oscuros y
silenciosos.
Sacudí la cabeza, no quería sugestionarme y ver u oír cosas
extrañas. No debía tener miedo.
Puse el tocadiscos, y Ray Charles llenó el vacío con su voz
rugosa. Medio bailando, me puse un delantal y entré a la cocina, a ese territorio
que todavía parecía tan ajeno a mi. Abrí la heladera, y miré lo que me ofrecía,
esperaba hacerme una cena consistente, no quería seguir tan flacucha. Pero me
“colgué” cantando y bailando por unos instantes, sin ponerle atención a la
heladera. La cena no era algo importante cuando en mi ensoñación, yo era parte
del coro de Ray.
Mi canto, digo, mis aullidos, se vieron interrumpidos por el
insistente timbre. Miré la hora en el reloj de pared: eran casi las 9 de la
noche. ¿Quién podría ser? Con algo de miedo, bajé el volumen de la música y me
asomé a la mirilla de la puerta. Sonreí cuando vi a John, y abrí.
-¡John!
-¡Hermanita! –me abrazó, eso me pareció raro. O me venía a pedir
algo, o se había mandado una “macana”.
Cuando se soltó y miró atrás, me di cuenta de lo que pasaba:
con una enorme sonrisa, digna de él, estaba Richard. Le sonreí yo también,
atontada. Hacía tiempo que ya no lo tenía tan presente, y ahora volvía a caer.
Era el “efecto Starkey”.
Miré a John, quise parecer enojada, pero me fue imposible.
Él sonrió con inocencia, encogiéndose de hombros.
-¿C...cómo estás Rich? –pude, al fin, articular.
-Bien....
-Me lo encontrè en la calle. –interrumpió John –Yo venía
para acá, y bueno, como es una garrapata se me prendió
-¡Ey! –Richard le dio un golpe en el hombro, riéndose.
-Sos petiso, sos una garrapata –siguió John
-No se peleen y pasen.
Los dos entraron y Richard se puso serio, y algo nervioso.
-Emmm...Mercy.....perdón por venir a esta hora.
-¿Eh? ¿Me estás jodiendo? ¡No hay problema! –lo interrumpí.
Estaba demasiado eufórica y nerviosa, y cuando me pongo así no dejo hablar a la
gente.
-Es que....-él siguió serio, y John también –Yo,....yo quise
venir varias veces, a visitarte, para
saber como estabas y eso, pero....no me animaba.
-¿Por qué? –al escuchar eso, mi estado de exaltación cesó.
-Porque no sabía como estabas, como ibas a reaccionar, y....no
sé, soy un tonto. Y ahora lo vi a John, y me dijo si quería venir, y bueno, acá
estoy, pero es tarde y quizás sea mala idea.....
-Rich, por favor, dejá de disculparte. No pasa nada. Y
además, es mejor que no vinieras antes, la casa estaba llena de parientes
molestos. Y si no, que te lo diga John.
-Si......Yo vine una vez y me hartaron.
-¿Ves? No tengo problema. Y ahora, siéntense. ¿Quieren quedarse
a cenar? No sé muy bien qué preparar, pero algo se me ocurrirá.
-¡Momento! –gritó John –Hoy es tu primer noche sola, ¿no?
-Así es.
-Festejemos entonces. Vamos a comprar pizzas.
-¡Siii, pizza! –Rich y yo gritamos como niños.
-Ay, mis hijitos se ponen contentos –John nos acarició las
cabezas
-No jodas Lennon –rió Rich -¿Vamos a comprarlas?
-¡Vamos! Y también unas cervezas para nosotros. Vos Wells,
ni se te ocurra, tomarás agua de la canilla.
-Johnny, por una vez no pasará nada. Es mas, no compren. Yo
los invito con vino que hay acá –señalé el mueble de mi padre, y los dos se
miraron, pícaros.
-Uy, tomaremos vino bueno, como los ricos. Vamos –Richard y
John salieron precipitándose a la calle.
Cuando me quedé sola, Comenzé a caminar por todos lados, estrujándome las
manos, y sonriendo a mas no poder. Había vuelto Richard a mi vida, y cenaría
conmigo. Me senté en el sofá a esperarlos, y sentí una cosa extraña en el
estómago. O era hambre o eran las famosas mariposas. Sonreí aún mas de pensar
que fuera la segunda opción.
De un salto me puse de pie, me quité el delantal y corrí a
mi habitación. Me arreglé un poco el cabello, no mucho para que no se notara,
me puse perfume, y unos aritos pequeños. Bajé corriendo y busqué la botella de vino.
En vano intenté abrirla, tendría que esperar a que regresaran.
-¡LLEGAMOOOOOS! –gritó John desaforadamente, al abrir la puerta.
-Perdón por la tardanza, la pizzería estaba llena –se
disculpó Richard, dándome, dos cajas, y John puso otra en mis manos.
-¿Tres?
-Una para cada uno –dijo Rich, como si se tratara de algo
lógico.
-Ok. Rich, encendé el televisor. Sé que los viernes dan
buenas películas, podríamos mirar una mientras cenamos.
-Buenísimo.
-John, ¿podés destaparla? –le di la botella –Yo iré a cortar
las pizzas en porciones.
-Dame un sacacorchos.
Me siguió a la cocina, y le di un sacacorchos. Mientras, se
me puso al lado.
-¿Viste el regalo que te traje? –trató de disimular su risa.
-Si, gracias –traté de no reírme yo también.
-Ponele algo en el vino para que se duerma y después le
hacés cualquier cosa.
-¡John! –exclamé escandalizada, él sólo rió.
Volvimos a la sala, y Richard buscaba algo para ver.
-Hay una pelicula de drama.
-No, para llorar ya tengo mi vida –dije riendo.
-Otra de comedia, parece que también es romántica.
-No, son algo tontas –reí mas al ver la cara de repugnancia
de John
-Y hay una de acción.
-¡La de acción!–gritamos John y yo.
-Je, estaba deseando que eligieran esa.
Nos sentamos, yo en medio de ellos dos, en el sofá, y en la
mesa ratona pusimos la pizza y el vino. Comenzamos a comer y esperamos a que
empezara la anunciada película.
-Mmm....es de la Segunda
Guerra Mundial –dijo John, masticando.
-Buenísimo, se van a cagar a tiros –agregó Richard
-¡Y hay aviones! –exclamé yo.
La pelicula avanzó, era muy interesante y los tres comíamos
embobamos por lo que veíamos.
-¡No! ¡No vayas ahí!
-John, no grites....
-¡Es un tarado, lo van a matar! ¡No entres, pelotudo!
Con Richard nos miramos, y negamos con la cabeza.
-¡Nooooo! ¿No ves que lo mataron? ¡Te dije, te dije que te
iban a matar! ¡Jodete!
-Es una película John, no te escucha –reí.
-Grita como si fuera un partido de fútbol.
-Cállense ustedes. Ya me enojé, este tipo es un tarado, se podría
haber dado cuenta de que lo iban a matar si entraba ahí –bufó y agarró otra porción
de pizza, que prácticamente hizo desaparecer al instante, mientras seguía
diciendo cosas ininteligibles, probablemente puteadas.
-Me hubiera gustado ser piloto de aviones. Sobre todo de
aviones alemanes –dije mirándolos a los dos con sorna.
-Claro, para reventar a bombazos a ciudades como Liverpool
–dijo Richard sin mirarme
-Exacto.
-¡Maldita nazi! –John se me tiró encima y empezó a...hacerme
cosquillas. Una tortura horrible. Lo peor, es que Richard se unió.
-¡Lo dije en broma, no soy así! ¡Déjenme!
-Vamos ingleses, acabemos con esta alemana! ¡Wells traidora!
-¡Noooo!
Al fin, después de muchos pedidos de piedad, me dejaron
tranquila, y volvieron a comer como si
nada hubiera pasado.
-Voy a denunciarlos, intentaron abusar de mí.
-¡Puuuuffffff! –los dos largaron una carcajada.
-No te tocamos ni con una escoba –dijo John, mirándome y
haciéndome guiños hacia el lado de Richard, que no dijo nada, porque miraba la
película con concentración.
-Ay, me despeinaron toda.
-Eso te pasa por alemana.
-Te voy a meter un tiro, maldito Starkey inglés.
-¿Saben que yo nací en pleno bombardeo? –dijo John, de repente.
-Con razón quedaste así –reí.
-Y yo casi me muero en uno, volaron la casa de al lado -dijo
Richard –Mi mamá me contó que no sabía porqué yo lloraba tanto, hasta que se dio
cuanta de que me llevaba cabeza abajo.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA –John y yo explotamos en risas, y Richard
también.
-Ay por Dios, que primera infancia tan horrible tuvieron...
-Bueno niña fina, vos porque sos una londinense, nosotros
nacimos tirados acá, no tenemos la culpa. En Londres no pasaba nada, qué sabés
vos.
-Sí que pasaba, mi papá me contó.
De pronto, los dos se callaron, se miraron, y bajaron la vista.
-¿Qué pasó? –pregunté extrañada, mirándolos a los dos.
-Ehh...nombraste a tu papá. Perdón. –Richard se veía
apenado.
-Pero...¿y eso qué tiene que ver? –estaba sorprendida, no entendía
qué les pasaba.
-Te lo hicimos recordar, capaz que no querías –dijo John,
igual de apenado.
-Chicos, no me hace mal. Ya está, es algo que pasó, no hay problema
si lo recuerdo, al contrario. No se pongan así –les sonreí, aunque seguía sorprendida.
Losa dos también sonrieron, pero no dijeron nada, se
limitaron a tomar vino y seguir con la pelicula.
-¿Se dieron cuenta que ninguno de los tres tiene padre?
-John....-Richard miró significativamente a John, que sólo
se encogió de hombros.
-Es verdad. No tenemos. –miré a Rich, señalándole que el
comentario de John no me afectaba.
-Entonces, ¿vos, Ringo, naciste justo en un bombardeo? –siguió John.
-No se llama Ringo.
-¡Sí que se llama así!
-¡Que no!
-Paren, paren –Richard reía –Llámeme como quieran. Y no, no
nací en un bombardeo, no soy tan arriesgado como vos. Pero sé que no quería
nacer.
-¿Cómo es eso? –pregunté.
-Según mi mamá, tenía que nacer en determinada fecha, y no
nacía.
-Ay, que tierno.
-Según un estudio científico, los bebés que tardan en nacer
no serán inteligentes. Ahora entiendo todo.
-Andate a la mierda,
Lennon –rió Rich –Me tuvieron que sacar con fórceps.
-¿Y eso qué es?
Richard y yo nos miramos. John insistía en saber qué era, y
Rich empezó a reírse.
-Decile vos, sos mujer.
-¡Ufa! Bueno...es una cosa.
-¿Qué cosa?
-Una cosa John, ya está, fin de tu duda.
-¡Pero quiero saber!
-Es una cosa.....que....que tiene así como.....Es como una
tijera, pero no es tijera, no tiene filo ni nada. Es una cosa así.
-Como una tenaza –agregó Richard, que seguía riéndose, mas
que nada de mi vaga explicación.
-¡Exacto! Una tenaza, pero no tan así.
-¿Y? –John seguía inmutable, esperando mas detalles y sin entender porqué nosotros dos nos reíamos.
-Y bueno...esa cosa....la meten....ya sabés dónde.
-¿Adónde?
-¡Ay John! ¿Todo hay que explicarte a vos? La meten....¿no
te das cuenta?
-Aaaaaahhhhh ya entendí.
-Que alivio.....
-Pero, ¿y qué? Meten eso ¿y qué pasa?
-Uy no, sigue peguntando –Richard se agarró la cabeza.
-Con eso agarran al bebé de donde puedan para poder sacarlo.
-¡Entonces a Richard lo agarraron de la nariz!
No pude tragarme la carcajada, así que exploté, y además se me
caían las lágrimas de la risa, igual que a John. Richard pareció serio y
ofendido, pero tampoco pudo aguantarse
mucho, así que otra vez volvimos a reirnos.
Cuando nos calmamos, tratamos de respirar.
-Todo esto es muy loco –dijo Rich, tomando aire.
-Ahora todo cierra.
-Basta John, o me moriré ahogada. Fuera de joda Rich,
decile a tu mamá que la compadezco como
mujer. Sé que es horrible parir así, te sufrís la vida.
-Será por eso que no tuvo mas hijos.
-Con un botón de muestra alcanza. ¡Oigan! ¡Los tres somos
hijos únicos!
-Vos no contás Lennon, tenés hermanas –dijo Richard.
-Pero no se criaron conmigo, y nunca vivimos juntos. Por lo
tanto, los tres somos únicos.
-Estamos unidos por la desgracia –dije riéndome -¡Al final
terminó la pelicula y no pude verla!
Me desperté, pero no abrí los ojos, tenía intenciones de
seguir durmiendo. Estaba calentita y cómoda, además soñaba algo lindo, no recuerdo
qué, pero era lindo. Me abrazé mas a la almohada, sentía un perfume delicioso.
Seguramente Abby, antes de irse, había lavado las sábanas con alguno de esos
jabones nuevos que traen rico olor. Suspiré y me dispuse a seguir durmiendo, aunque
casi no había dejado de hacerlo. De pronto, noté algo. La mano que estaba apoyada
en la almohada estaba tocando algo raro, como.....¿botones? Y lo que era mas
extraño aún: la almohada subía y bajaba, como si...respirara. Abrí los ojos
asustada, y vi mi mano apoyada no sobre una almohada. Mi cabeza tampoco lo estaba.
Empezé a desesperarme en mi interior, pero mis mínimos movimientos eran lentos.
Seguí con la mirada a mi “almohada”. Reprimí un grito cuando me di cuenta:
había dormido toda la noche, o eso creía, sobre el pecho de Richard.
-¿Qué mierda pasó acá? –me pregunté una y otra vez.
Me incorporé con lentitud, mirando a todos lados, y me
tranquilicé. Estábamos en la sala, en el mismo sofá donde comimos y miramos
televisión. John estaba en el suelo, durmiendo sobre la alfombra, roncando como
un caballo, y su cabeza descansaba sobre un almohadón. En el televisor solo estaba
esa imagen llena de pintitas negras y blancas, (como en la película
“Poltergeist”), ya que la transmisión había finalizado. Y Richard dormía plácidamente.
No entendía porqué yo había terminado durmiendo sobre él, y
porqué John estaba en el piso. Miré bien a Richard, se veía adorable, era perfecto,
por lo menos perfecto para mí. Sin darme cuenta sonreí, a la vez que volvían
las dichosas mariposas a mi estómago. Me acerqué con lentitud, a la vez que el
corazón se me aceleraba al máximo, y la respiración también. Sentía que podía
morirme de amor ahí mismo, y después volver
a resucitar, podía pasarme eso mil veces. Me acerqué mas, hasta que casi
rozé mis labios con los suyos. Me derretía, quería probarlos, sentirlos. Sonreí,
y lo besé, en la mejilla, lo mas cerca posible de su boca.
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Ahora vienen un montón de puteadas hacia mi, porque Mercy no se animó. Tranquilas chicas, paciencia, tiempo al tiempo.....jajjajaja
Como les va muñecas? Yo tengo que estudiar pero 0 ganas, hace calor para eso XD
Ah, a ver, las que quieren ponerle music a sus blogs y no pueden, sale mi explicación super geek (?)
Háganle click al reproductor de acá abajo, en la parte donde dice "SCM Music Player". Eso las va a llevar a una pagina donde eligen el color del reproductor y donde copian y pegan los links de Youtube de las canciones que quieran poner. Después, eso les da el código, que lo pegan en el gadget de HTML del blog donde lo quieran poner. Y listo!
Dudas? Consejos? Llame al 0800-María Luján
Jajajaj Bueno, mucha suerte a todas, nos vemos!
Jajaja me encantó el capítulo! Te quedó re lindo. ''Yo no me niego a nada que sea masticable'' Genial frase, filosofía de vida jajaja Ayy más lindo Richard!
ResponderEliminarAquí yo! El capi bonito! Pues mira sí, es bonito, he de darte la razón. Me encantó de principio a fin porque... Me hizo morir de ternura! :)
ResponderEliminarPero vayamos por partes que como soy tan desastre persona, si no lo hago así me pierdo y acabo comentándote de todo menos lo que debo, jajaja.
Primero, me mola ver que Mercy ha ido superando todo. La verdad era que estaba fatal y es bueno ver que por lo menos se ha vuelto a centrar un poco y a asumir lo que ha pasado. Y Abby? Qué dulzura! Vale, le vino genial por el tema de sus padres el pasar una temporada en casa de Mercy, pero la verdad es que se nota que lo hizo por algo más, para que ella no estuviera sola en esos momentos tan difíciles. Bueno, que no estuviera sola y que comiera y se alimentara con cosas decentes... XD Sí, como bien dice Mercy, necesita aprender a cocinar. Yo hago una propuesta. Ahora que se acercan las Navidades, por qué no hacemos una colecta y le regalamos a Mercy la colección de libros de recetas de Karlos Arguiñano? Y si ponemos un euro (o peso, o dólar, o yen japonés, o lo que sea) más cada una, igual nos llega para comprarle la colección de DVDs de los programas que hizo el cocinero éste por la tv. El único inconveniente que yo le veo es que en los 60 no sé si Mercy tendrá reproductor de DVD. Sí, es una chica adelantada a su tiempo, pero no sé yo si llega a esos extremos... Jajaja. (ay, mira, ahora estoy yo cantando las canciones de los programas de Arguiñano: soy tan fan de sus sintonías como de la música de Lennon... XD https://www.youtube.com/watch?v=LLlfPd2mxd0 o https://www.youtube.com/watch?v=Q2-yNS33yPU ) JAJAJAJA
Vale, ya paro con el Karlos, que me emociono... Después de preparar estas ricas recetas, continuamos con el comentario... XD Ay, morí de risa con las visitas de Paul a casa de Mercy. El tío llega allí, se sienta en el sofá y a ver la tele. Chico, siéntete como en tu casa, eh? Sin problema...
Y otra cosa... Mercy creo yo que tiene un dilema de narices porque le gusta Friedrich. Sí, muy intelectual, muy buen chaval y encima guapo. Pero claro, no sé yo si él es capaz de hacerle sentir esas mariposas en el estómago que su Richard siempre le hace sentir... Lo malo de aquí es que el Ringo como no se espabile y se anime a lanzarse no sé yo si le levantarán a la chica... :S A mí no me gustaría la verdad porque me encanta la pareja que hacen estos dos! Pero bueno, las cosas a veces son así.
Y qué decirte. Morí de la risa con la cena con los chicos. A este John le voy a montar un club de fans por reclutar al Rich en plena calle y traérselo a Mercy a cenar. Noche de peli y pizza. Adoro esas noches! Y éstos se lo han pasado en grande! Viendo pelis de tiros (a esta Mercy le encantan), John gritándole a la tele (oye, es una sana costumbre, yo lo hago -e incluso a veces le grito al ordenador o a los libros cuando leo- jajaja) y hablando sobre las cosas que estos 3 tienen en común. La verdad es que jamás me había parado a planteármelo, pero sí! Tienen muchísimas cosas en común y la verdad es que estoy segura que esto, de una manera u otra, les une. Y me encantaron las anécdotas sobre su nacimiento: el loco de Lennon naciendo con las bombas (así salió él de acelerado, el nene, XD), Ringo en plena carrera cabeza abajo en un bombardeo y naciendo con fórceps (morí con John preguntando y las explicaciones de Mercy: yo soy Ringo y me da un ataque de risa allí mismo tan fuerte que me quedo sin respiración, jajaja) y todo lo que se han contado.
Y el final... AINSH! Mercy durmiendo sobre el pecho de Richard! Me encantó eso! Qué tierno, por favor, qué tiernooooo! Y vale, te reñiría porque no se atrevió a darle el beso en los labios pero... Yo también hubiera hecho los mismo... Jajajaja. Los labios son más sensibles que la mejilla e imagina que él se despierta... XD Mejor que cuando lo haga estén los dos bien despiertos. Además, que los besos ahí tan cerca de la comisura de los labios son extremadamente dulces y seductores... ;)
En fin, jefa, sigue pronto!
Besotes! (yo en la mejilla, eh? En los labios que te los dé tu Ringo, jajajaja) Muak!
Eres mi ídola! *_*
ResponderEliminarTe lo juro. Me encuentro con una gripe de mierda, tirada en la cama y haciendo mi testamento, y llegas tú con esta maravilla de capítulos, como siempre, a sacarme varias risas. Creo que te haré un altar en mi habitación :D
Buueeno, ahora sí, a lo que vine.
Empiezo por el hecho de la llegada de Abby a casa de Mercy, que cayó como anillo al dedo. Yo necesito una de esas en mi casa, porque por ahora estoy sola, con la única compañía de mis gatos y mis perros, enferma y viviendo a través de los domicilios de pizza porque soy un completo desastre en la cocina.
Me encantó la parte en la que Ringo, Mercy y John vieron películas juntos, en serio me partí de risa. Eso de ponerle vino a Richard no suena tan malo e__e Mercy es una nazi! Bien merecidas tuvo esas cosquillas, aunque... un ataque de cosquillas en manos de Lennon y Starkey tampoco se oye mal e__e Bueno, ya.
Jajaja y eso de que a Ringo lo tenían de cabeza XD jajaja pobre! Y luego lo de que lo sacaron con tenazas por la nariz Jajajajaja en serio, casi exploto de la risa!
Pero Mercy es una tonta, tarada, imbécil!!! Ahahah cómo desaprovecha esa mega oportunidad!?!? Yo le habría estampado tremendo beso y mucho más *_*
Y bueno, de nuevo, gracias por tus capítulos tan jodidamente buenos :D
Un saludo!!
(mil años después pero aca va) NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO PODEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS! me morí morí morí de amor con este capi todo asi ninu lequete chuchi, si ya me agarro toda la ternura junta, haber... te tenia abandonada en estos pagos pero vos sabes que amo esta nove, la amo y bue... voy a tener que esperar que esta chica se nos decida a chantarle un besazo (como dice Cris) al Ringoooo... che! lei tomo musicalizao jajajaj me encanto, gracias por la explicacion eh! veo si me sale, ah Y POR TU CULPA! no escribi jajajajja me re enganche a leerlo todo asi re lindo y con la re pasiencia de todos los santos y mucho más... bue. Me encanto pedazo, futura esposa mia, che... suerte en el examen, suena con presión eso... mejor digamos... en la pruebita jodida jajajjaja (yo me río solari nomas) pero bue... visto y considerando que te voy aburriendo... na mentira, si se que me amas (quien era? Ringo!) ajajajja me voy llendo, si, a escribir con Elio roca de fondo, ¿que carajos tiene que ver? perdon... ¿que tiene que ver? (me sale la Mercy de adentro) no lo sé io'. pero bueno, gallo gallitu, Starrl de mi vida, os vemos. SUBI PRONTITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
ResponderEliminar(AH! amé Just Like Starting Over, oficialmente casate conmigo.)
Me fui, ya estoy peor que los borrachos.
Saludos, atte.
Ayelén Lourdes. XD