23 noviembre 2012

Capitulo 48 Camino sinuoso


De un golpe cerré la puerta de mi habitación y me senté en la cama, cruzada de brazos, y con el ceño fruncido, mirando fijamente a la pared. Estaba enojada, furiosa, indignada. Había pasado sólo una semana desde que mi mundo se dio vuelta, pero tampoco se estabilizó allí. Mi pequeño mundo seguía dando tumbos y no había miras de que dejara de hacerlo. En esa semana había perdido a mi padre, volví a vivir con mi madre que no dejaba de ordenarme que volviera a Londres con ella y lo peor....tenía la casa llena de gente. Mi tío, el hermano de mi padre, junto con su mujer y mis dos primas. Estaban allí por trámites de la herencia, pero en realidad creo que habían ido sólo a sembrar discordia: según ellos, mi padre era un mujeriego que se había gastado no solo su propio dinero sino el de toda la familia. Y además, había dejado una pila de deudas.
Por lo tanto, en dos días había pasado de llorar a odiar a mi padre, y en dos días mas a perdonarlo y a despreciar aquellos que supuestamente eran mi familia. Eran unos avivados que no habían hablado en el momento justo y ahora venían a reclamar cosas y encima a meter cuentos.

Cris me había dado diez días de licencia, y si quería podía tomarme mas. Con las chicas habia hablado algunas veces por teléfono pero con la gente que andaba alrededor mío era imposible, y John se apareció un día y no volvió mas. La razón era obvia: mis tíos o “esa gente” como ya los llamaba, no habían dejado de molestarlo diciéndole que era mi novio. Tarados.
Y de la universidad, mejor no hablar. No habia vuelto a pisarla, ni tampoco había tocado un libro.
Así que me la pasaba encerrada en mi habitación, con la excusa de que tenía que “estudiar”, saliendo únicamente para ir al baño o a comer, algo que hacía a las apuradas para no escuchar las gansadas que “esa gente” decía.

Pero llegó un jueves, un día en el que tenía que ir si o si a la universidad,  a buscar la nota de un trabajo que hacía como un mes que habia entregado. De mas está decir que no tenía ni la mas mínima gana de ir, pero mi madre un poco mas me dió una patada para que saliera de casa.
Caminé arrastrando los pies, sin importarme la hora en la que llegaría. Obviamente llegué tardísimo, pero lo suficientemente temprano como para escuchar el profesor y a su impasable ayudante de cátedra decir los nombres de los desaprobados.
-Los que no hayan aprobado me acompañarán al aula de al lado. Les puntuaré las cosas que son incorrectas y las explicaré para que se preparen mejor para el examen final.
Con voz pastosa, el ayudante nombró a los desaprobados, entre los que estaba....yo. Sin inmutarme, esperé a que salieran todos al pasillo y luego lo hice yo. El ayudante entró al aula contigua con uno de los desaprobados, que salió luego de un rato con mala cara. Así fueron pasando unos cuantos, hasta que al fin el tipo se asomó al pasillo y nombró mi apellido.
Lo seguí adentro y me senté en un banco frente a él, sin siquiera saludarlo. En realidad, en esos momentos no me importaba lo que tuviera para decirme el pesado ese.
-Bien Wells, éste es tu trabajo –me entregó el trabajo que había hecho no con mucho esmero. En la parte superior de la primer hoja, estaba escrito un enrojecido 2. Levanté la vista, mirándolo con rencor. –Te equivocaste en esto y también en esto.....y bueno, aquí no sé qué quisiste decir...Bien, te explicaré ésta teoría.....
Siguió parloteando, mientras yo no le quitaba mi mirada de rencor y frialdad de encima. Dijo una maraña de cosas que no entendí ni pretendía entender porque ni me esforcé en ponerle atención.
-Y...eso. ¿Entendiste?
No contesté, sólo pestañeé creo que por primera vez en todo el tiempo que lo estuve mirando. Al parecer, interpretó ese gesto como un sí.
-Podés llevártelo, para estudiar desde allí y ver lo errores que tuviste.
Reprimí un “Andate a la puta que te parió”, me puse de pie, agarré el trabajo y me fui de allí sin decirle “Gracias”, o “Buenas tardes”, o “Reventá”. Cerré la puerta con un golpe que resonó en todo el pabellón y arrojé el trabajo en el cesto de basura mas cercano.

Cuando entré a casa escuché la voz finita de mi prima menor, Sandy, de 14 años, una niña malcriada que de lo único que sabía hablar era de su ya próxima fiesta de 15. La mayor, Laura, de 17, era la deportista estrella de no sé qué equipo de su colegio, pero yo sabía que lo que tenía de deportista lo tenía de puta, aunque sus padres pensaran que fuera el ejemplo de la vida sana.
-¿Qué te sacaste? –preguntó Sandy.
-Un 2 –respondí con sequedad mientras subía la escalera a toda velocidad.
-¿Un 2? ¡Qué horror!
-¿Dónde está la Mercy inteligente que conocí? –preguntó Laura sarcásticamente
-¿Y dónde está la Laura virgen que conocí?
Todos los que estaban en la casa se quedaron mudos al escucharme decir eso, y volví a hacer temblar las paredes con un portazo.
Arrojé mi portafolios sobre la cama y me cambié la ropa, poniéndome algo mas cómodo. Agarré dinero y salí corriendo, bajando las escaleras como un rayo.
-¡Mercy ¿qué forma es ésa de hablarle a tu prima?! –alcanzé a escuchar de mi madre cuando ya estaba en la calle.
Caminé golpeando los pies contra el suelo, como si fuera un soldadito. Estaba llena de odio y dolor, ya no contra mi familia, sino contra el mundo y contra mí. Sin darme cuenta llegué a la playa, mejor dicho, a la costanera. Era un día demasiado gris y ventoso, por lo tanto el lugar estaba desierto. Me senté en un banco apenas un instante, y me puse de pie, para mirar apoyada en la baranda, al mar que chocaba contra los paredones de contención. Parecía tan furioso como yo. Lo miré, siempre le había tenido mucho respeto y algo de miedo, pero en ese momento lo veía igual a mí. Creo que tirarme y morirme ahogada allí, como tantos lo habían hecho, me pareció una idea atractiva. Hice una mueca de espanto por lo que acababa de pensar y me di vuelta.
Mi mirada chocó con una pequeña cantina cercana. Quería tomar algo, tenía sed, así que fui hasta allí. Cuando entré me encontré con un tugurio roñoso que apestaba a alcohol, pescado podrido y sudor de marinero.
-Deme una cerveza –no me quedaba otra que pedir eso en ese lugar, si pedía agua me mandarían a tomar agua del mar –Que sea en botella chiquita.
El tipo que estaba detrás de la barra levantó una ceja.
-¿Sos menor? –preguntó con indiferencia.
-Tengo 18
-Mas vale que sea verdad, no quiero problemas con la policía si te agarran –puso una botella sobre la barra y la abrió. Dejé el dinero y salí de allí dándole un sorbo.
Volví al lugar donde estaba antes, a seguir contemplando a mi amigo mar, mientras me tomaba la cerveza ordinaria que el tipo me había cobrado como buena.
Claro que...la botellita fue una, y luego dos, tres, y cuatro. Cuando me di cuenta, tenía una borrachera de padre y señor nuestro. Mirar el agua me mareaba mas de lo que estaba, así que sólo miraba a los barcos que se recortaban en el horizonte, y pensaba en lo lindo que sería ser marino, ir de un lugar a otro.
Pero también sentí esa cosa loca que al parecer sienten todos los borrachos: ganas de pelearse con alguien. Estaba sola, no tenía con quién, hasta que el cielo me mandó a alguien.
-¿Wells?
Sonreí con satisfacción cuando reconocí la voz. Me giré y me encontré con quien ya sabía que estaba allí: Marcia, del brazo de un tipo con anteojos y cara de tonto.
-Wells, no pensaba que fueras alcohólica –dijo con cara de asco.
-¿Y a vos qué te importa, rubia descascarada?
-Ojo con lo que me decís
-¿Qué? ¿Vas a pegarme? ¡Vení, vení, no te tengo miedo, mosca muerta! –comenzé a arremangarme.
-Vámonos Gerry, no le hagas caso –dijo mirando al cara de tonto –Es una pobre diabla.
-¡A mí no me decís eso, puta arrastrada!
-¿Qué? –preguntó al tal Gerry mirándome a mi y después a Marcia.
-¿Qué le pasa al coso ese que llevás del brazo? ¿No es de Liverpool? Con razón no sabe que te pasaste a todos los tipos de la ciudad.
-Vámonos –tironéo al Gerry -¡Ésta me la pagás, Wells!
-Uy si, ésta me la pagás....¡Andate a la mierda, cobarde! ¡Gallina!
Me reí como tonta mientras veía como los dos se alejaban con paso apurado. Metí una mano en un bolsillo del pantalón y me encontré con unas monedas. Las conté, me alcanzaban para pagarme la última cerveza. Ésta sería en honor a la cobardía de Marcia.


-Deme otra –dije poniendo con dificultad las monedas sobre la barra y evitando que cayeran.
-¿Otra? –preguntó el tipo.
-Si, otra.  ¿Por qué? ¿Tiene algún problema? –me costaba hablar, pero no por eso iba a callarme.
-Mientras me pagues, por mí morite de cirrosis.
-Usted es despreciable.
-Y vos también, chiquilla vagabunda –puso la botella sobre la barra y atendió a un tipo.
-Oiga, abra la jodida botella, no tengo un destapabotella o como se llame.
De mala gana la abrió y le di un sorbo.
-Ey, mirá a esa muñeca....
-Y está borracha, ni se dará cuenta si le hacemos algo....
Miré hacia donde provenían esas asquerosas voces. Dos tipos, probablemente mas borrachos que yo, hacían sonrisas y miradas perturbadoras.
-Viejos verdes, váyanse a la mierda.
-Mirá, es mala la nena....¿Por qué no venís con nosotros? Te vamos a cuidar, se ve que no tenés papito para que lo haga....
-¡Imbéciles! –les grité
-Vamos, vení....-vi que uno se acercaba y miré al tipo de la barra, que miraba todo como si no pasara nada.
-¡No me toques o te parto esta botella en el cráneo!
-Ey, no seas así, si yo no dije nada....
Di media vuelta y salí de allí. No volví al mismo lugar, caminé, como pude, alejándome lo mas posible para que esos tipos no me vieran, y comprobando varias veces que no me siguieran. Cuando estuve lo suficientemente lejos, me dispuse a tomar.
-¿Mercy? ¿Mercy Wells?
De un momento a otro parecí recuperar la compostura y me giré, con miedo.
-Ho....hola Johnny.....-dije tratando de hacer una sonrisa tonta.
Lo vi acercarse con los ojos grandes como platos y boquiabierto, hasta que me tomó de los hombros y empezó a sacudirme.
-¡Mirate como estás, joder! ¡Mirate!
-No tengo espejo –reí.
-¡No te hagas la tonta! ¡Mercy estás borracha!
-No me digas....¿cuánto estudiaste para saber eso?
-¡Y encima me tomás el pelo! ¡Mirá lo que estás hecha!
-Tu Marcia es una cobarde, no quiso pelear conmigo, con el gusto con el que le hubiera roto las mandíbulas.....
-¡No podés ni hablar! ¡Yo no puedo creerlo! ¿Por qué hiciste esto?
-Porque odio a todos. Ahora dejame tranquila. ¡Y pará de sacudirme!
-¿Cerveza? –levantó la botellita que estaba en el piso -¿Te emborrachaste con cerveza? ¿Cuántas te tomaste?
-No sé, como 4 o 5 o.....no sé, perdí la cuenta jajaja
Arrojó la botella al agua, con bronca.
-¡Ey estaba casi llena! –protesté -¡Me salió cara!
-No me importa Wells.
-Auque sea te la hubieras tomado vos. ¡Y la tiraste al agua! ¡Estás contaminando el ambiente!
-¡Me cago en vos, en el ambiente y en todos! No puedo creerlo, estás totalmente borracha! Vení, vamos.
-No, no por favor, a mi casa no –dije casi poniéndome a llorar –Si me llevás a mi casa mañana amanezco colgando de la horca.
-No, no te voy a llevar a tu casa. Te voy a llevar a que se te pase el pedo ese que tenés encima.
-¿Eh? No, no quiero. Hay.....hay unos tipos...que me dijeron cosas y....ay, no me acuerdo...
-¿Qué? ¿Te hicieron algo?
-No....
-¡Mirame! –me agarró la cara y me obligó a mirarlo
-¡Ay,  me hacés mal!
-Contestame, ¿te hicieron algo? –lo vi muy, pero muy enojado.
-No, te digo que no me hicieron nada.-me zafé, enojada yo también
-Bueno, vení –me tironéo hasta que bajamos a la playa. Hacía un frío terrible, y este chico me hacía ir ahí, donde podía mojarme los pies.
-Hay arena...y piedras.....¿Qué vas a hacer?
-Vení –me acercó mas al agua –Arrodillate.
-¿Eh? ¿Vamos a rezar?
-Que rezar ni rezar, ni los santos te salvan a vos. Mirá, yo también voy a hacer lo mismo –se arrodilló junto a mi, las olas que iban y venían nos estaban mojando mucho.
-No entiendo qué querés hacer, el agua está fría...
-Esa es la idea.
Me reí sin razón alguna, la actitud de John me daba gracia.
-John....-dije intentando que la lengua no se me trabara –Bus....buscá a Richard.
-Dejate de joder con Richard. Bajá la cabeza.
-¿Eh? ¿Para qué? Vos buscá a Richard, decile que si lo agarro lo parto como un queso.
-Me cago en la puta, Wells. Dejá de decir pelotudeces y bajá la cabeza.
-Pero ¿por qué? Me da miedo el agua, no sé nadar. Ah, ¿ves? Richard tanpoco sabe nadar, ¡hasta eso tenemos en común!
-¡Qué mierda me importa si sabe o no nadar! ¡Bajá la cabeza, carajo! –me agarró de la nuca e intentó meter mi cabeza en el agua, pero me resistí.
-¡Me querés matar! ¡Auxilio, mi hermano me quiere matar! ¡Hermanicidio!
-¡Dale, carajo!
De pronto, vi agua. Si, John me había metido la cabeza en el mar, y yo sentía que me iba a morir, mas cuando noté que una ola me tapaba la cabeza completamente. Estaría apenas cinco centímetros debajo del agua, pero tenía conciencia como para pensar que en ese poquito de agua una persona puede morir. Sentí que estuve como media hora, pero seguramente fueron dos segundos.
Después, me agarró casi de los pelos y me sacó. Tosí, media ahogada.
-Auch, creo que me tragué un pez –dije con un hilo de voz, mientras seguía tosiendo
-¿Y? ¿Cómo estás?
-Buscá a Richard.
-Decilo de vuelta –vi una sonrisa sádica en él.
-Buscá a Ri....-no terminé, porque volví a tragar agua  hasta que me sacó la cabeza de allí.
-¿Y?
-No lo busques nada –seguí tosiendo, a la vez que intentaba que no me diera un infarto por el susto que tenía.
Me quedé arrodillada, mientras John ponía sus manos como un cuenquito y me tiraba agua en la cabeza  y en la cara, y yo temblaba de frío y lloraba sin saber porqué, aunque creo que todo era por el susto que me había dado. Increíblemente, la borrachera se me había ido.
-J...J....John.....-los dientes me castañeteaban –Ya...ya estoy bien, gracias –con esfuerzo me puse de pie, y él también. Ambos estábamos mojados hasta la cintura. Sacó un pañuelo del interior de su chaqueta y con él me secó un poco el pelo.
-Esta no te la perdono, Wells.
-No estoy bien John –me abrazé a él, y tardó unos segundos en corresponderme, pero después, me separó.
-Estás temblando de frío –se quitó su chaqueta y me envolvió con ella –Vamos, te vas a enfermar si seguimos acá.

Pocas veces como esa un golpe en la cabeza con un trapo húmedo me había dolido tanto. Cris me miró, indignada.
-Te dije que no era buena idea venir –le dije a John, mientras me sobaba donde Cris me había pegado.
-No hables Wells, no tenés derecho a decir nada. ¿Cómo es que te encontraron borracha?
-No puedo responder, me dijiste que no puedo hablar.
-¡No te pases de lista conmigo!
-Está bien, está bien......me tomé unas cervezas de pésima calidad que se me subieron  a la cabeza, eso es todo.
-Pero no parabas de decir estupideces –agregó John.
George, que estaba sentando con nosotros en un rincón apartado de la cafetería, ahogó una risita.
-No es gracioso Harrison. –lo reprendió Cris –Mirá Mercy Wells. Que yo no me entere que andás borracha por ahí, porque te despido.
-¿Pero por qué? ¡Si yo no estoy borracha en horario de trabajo!
-¡Te echo igual y punto! Habrase visto, apenas una niña y ya anda por las cantinas.
-¡Ay vamos, Cris! ¡Todo el mundo toma, vos también! ¿Por qué tanto escándalo?
-Porque una cosa es tomar en una fiesta, y otra muy distinta ir por ahi sola y emborracharte adrede.
-No fue adrede, fue a propósito
-Es lo mismo, tarada –rió John
-Basta. Ni una palabra mas. Ahora te tomás ese café bien cargado que te hice, a ver si se te pasa esa borrachera que todavía tenés. Y te ponés perfume, porque apestás.

Llegué a casa, acompañada por John, me despedí ce él, que aún parecía algo enojado, y entré. Vi que todos estaban en la sala, mirando televisión.
-Uy, ahí volvió con el novio –alcanzé a escuchar la voz de mi tío.
-¿Qué les pasa? –les dije casi gritando. Ese comentario fue la mecha que encendió otra vez mi odio.
-¿Que te pasa a vos Mercy? –preguntó mi tía, que trataba de parecer cariñosa pero no le salía.
-¿Qué me pasa? Muy bien, les diré. ¡Me pasa que ustedes me tienen cansada! ¡Esta es MI casa porque la heredé, y no quiero que estén ustedes!
-¿Qué? –dijo mi madre, escandalizada -¡¿Qué estás diciendo?!
-¡Digo lo que siento y lo que pienso! ¡Son unos traidores, unas basuras! ¡Toda la vida fueron unos cómodos y ahora vienen acá, a calumniar! Pero claro, es muy fácil hablar mal de alguien que ni puede defenderse ¡porque está muerto!
Todos callaron, me miraban como si me hubiera vuelto loca. No era para menos, en ese momento no había ni rastros de la Mercy tranquila que habían visto toda la vida.
-¡No me importan sus cosas, ni sus problemas, ni sus fiestas de 15, ni sus deportes, ni nada! ¡Resuelvan todo en Londres, no sé qué hacen acá!
-¿Nos estás echando? –preguntó mi tío.
-¿Todavía no te diste cuenta? –pregunté con sorna, y subí las escaleras, seguida por mi madre.
-¡Mercy Wells! ¡Bajá ya mismo!
Di por respuesta, otro portazo. Me quedé encerrada en mi habitación, sentada en la cama, abrazada a un almohadón y tragándome las lágrimas de bronca.

Me desperté a la mañana siguiente, escuchando ruidos que provenían desde la calle. Salí de la cama y me asomé a la ventana. Vi que mis tíos cargaban sus valijas y mis primas subían al auto. Se despidieron de mi madre, y yo cerré las cortinas y me volví a meter en la cama, tapándome hasta la cabeza.
Unos pocos minutos después, mi madre golpeaba insistentemente la puerta. Me levanté, le quité la llave y ella abrió.
-Sentate. Vamos a hablar.
-No quiero.
-Sentate.
Bufé, fastidiada, y me senté en la cama.
-Lo que hiciste es grave.
No respondí.
-Vas a volver conmigo a Londres.
-No vas a alcanzar a llegar que no me vas a ver mas. Soy capaz de tirarme del tren.
-No digas estupideces, si te tirás, te matás.
-Prefiero estar muerta.
Al parecer, lo dije con demasiada gravedad, o crueldad. Mi madre sólo calló, y se puso de pie. Vi que tenía los ojos llorosos.
-Tener sólo una hija para que se niegue a acompañarme, una hija que prefiere estar muerta antes que estar conmigo. Que sola estoy.
Salió de la habitación, sin cerrar la puerta. De eso me encargué yo, y otra vez volvi a la cama, a esconderme del mundo.

Esa misma tarde, mi madre se fue. Apenas me saludó para despedirse.
Sin embargo, le había encargado mi cuidado a Mimi. En Liverpool no pasaba nada, pero igual quería estar segura de que por las noches estaría acompañada.
Acomodé con esmero el cuarto de huéspedes y esa misma noche Mimi vino a cenar  y luego a quedarse a dormir. En cierto modo nos hacíamos compañía, aunque a veces comprendía a John. Su tía era recta y exigente, y no concebía que “una señorita como yo” fuera tan desordenada e inútil en las labores de la casa. Me mandaba a dormir a horas inconcebiblemente tempranas para mi, y no me dejaba mirar mucha televisión. En fin, nuestra convivencia era un tanto dificil. Yo no me hallaba ente tanta rectitud, y ella no se hallaba entre tanto despelote. Por lo tanto, cada una era un problema para la otra.
Luego de diez días, las dos nos sentamos frente a frente.
-Mercy, tengo que decirte algo.
-Yo también Mimi.
-Hablaré con tu madre, no puedo venir mas.
-Lo sé...
-Demasiado luche con John y digamos que vos ya estás tan salvaje como él. Bueno, no tanto, eso ya sería demasiado.....Lo que te quiero decir es que ya estoy grande como para adaptarme a las costumbres que ya tiene una muchacha cono vos. Y vos sos demasiado joven como para adaptarte a las costumbres de un vieja como yo.
-Entiendo.....
-Me da miedo por vos, ¿qué harás?
-Ya me arreglaré, no se preocupe. Igual, extrañaré su comida, es muy rica.
-Supongo que eso será la único que extrañarás de mi....
-Oh vamos Mimi, no diga eso. Además sólo nos separa una calle. Recuerde que ante cualquier problema, sólo hay que cruzar.
Sonrió y le dio un sorbo a la sopa que estaba tomando.
-Creo que me equivoqué. No estás salvaje como John. Estás peor.
Ambas reímos y continuamos comiendo.

******************
Bueno, la Mercy se nos encabronó XD Tranquilas, ya se le va a pasar jaja
Como están? Bien? Yo....ahí. Quiero dedicarle esta capitulo a Grace, o a Vanessa, o a Oh Darling, como siempre la conocí jaja. Sé que ella me está leyendo y que debía dedicarle un capitulo por su cumpleaños que fue hace un montón de días, pero no iba a dedicarle justo el anterior a este.....No daba. Así que este va para ella!
Vieron que le puse música al blog? Si, seguro que se pegaron un susto bárbaro y saltó la música y habrán dicho "de dónde sale eso???" Bueno, sale de acá abajo jaja . Tiene la música que casi siempre escucho, de hecho es casi toda la que tengo en el mp3 del celular. Tendría que haber puesto mas de The Beatles, pero si fuera por mi ponía toda la discografía jajaja, igual que con las canciones de Serrat (ohhhhh Serraaatttt)Alguna capaz que me dice "Pusiste una canción de Axel?" Y sí, puse una pero también, si fuera por mi hubiera puesto todas porque Axel Fernando me encaaaantaaaa. Pero elegí la canción que esta acá porque me pareció la mas acorde para el fic ^^ Lo mismo con la de Julieta Venegas (no me gusta ella pero la canción si, es un himno para los que tenemos amores platónicos jaja) Y la de La Oreja también tiene que ver con el fic, me inspira jeje. Bue, si fuera por mí también lo hubiera llenado de tangos, pero como que ustedes me iban a sacar a patadas jajaja
Bueno, no las quiero ilusionar, pero creo (creo) que el siguiente capi les va a gustar :)
Besos! 

5 comentarios:

  1. Nos sacó garra la Mercy :O
    Pero bueno, todo con justa razón. Y es que si hay algo peor que la muerte de un ser querido, es tenerla que asimilar en medio de una familia que se la pase recriminando todo ¬_¬
    Me encanta ese lado malo de Mercy, que no se calle nada, porque bien merecido tenía su familia de ser tratada como lo que era. Me encantó cuando los echó a todos! :D :D
    Aunque, pobre, típico lo de ahogar las penas en licor, lo bueno es que Lennon apareció para acompañarla, porque bien que sabe lo que se siente.
    Sinceramente, no me imagino como sería una vida con Mimi O__O De sólo pensarlo, me da escalofríos!
    Pero bueno, ojalá sea algo temporal lo de su actitud, aunque no sería tan malo que conservara algo de su dureza :3 sería como una nueva Mercy.
    Un saludo! :)

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  2. Trololololo:'3
    Amo a la Mercy enojada XD saco a los tios :fuckyeah: Pobre de ella:/ la entiendo uno asi pasa por esas cosas-.- ademas con esa gente hipocrita:l
    -Mimi es genialXD jajajajajajajaja la amo:b
    John, porque se enojo-.-? Debio entender mas a Mercy-.- y Marcia:s tengo miedo de que haga esa puta:@
    Con la musica si me asuste dije: que coño?XD
    y ya:'3
    Espero el siguiente con ansias siempre me pones de buenas:D
    Chao cuidate:D

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  3. Ahora te admiro más por el simple hecho de que le hubieses podido poner música, yo intenté incontables veces pero el HTML y yo somos enemigos naturales. Me encantaron las canciones que pusiste (con excepciones como axel jajaj) Charly, Ciro, los redondos.. vamos argentina carajo! Jaja Si ponían tango iba a quedarme horas en tu blog escuchando, me encanta el tango! Te recomiendo una banda que se llama MGMT, tiene canciones muy geniales y Andrew, el que canta, está más bueno que dormir con la lluvia (?) Bueno ahora sí, a leer el capítulo.

    Ay, eso de los familiares es tan cierto. No todos, pero la mayoría son unos falsos. Me reí cuando Mercy se quería pelear con alguien y llegó Marcia jaja justo! Creo que ya te lo dije en alguna oportunidad pero Mercy borracha es lo más gracioso que hay. Me da pena que halla caído en una situación similar, pero la comprendo demasiado!
    Me encantó el capitulo :)

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  4. Sí, sí, se ha cabreado la Mercy! Pero se ha cabreado con más razón que un santo! Joder... Debe ser un palo muy muy muy muy fuerte que se te acabe de morir una persona tan importante para ti y que enseguida acudan como moscas a la miel (iba a decir otra cosa, pero vi el blog tan bonito y con esta música que suena ahí tan happy, que no oso ponerlo por no ensuciarlo -encima ahora me está sonando el Joanma y me estoy remuriendo-, jajaja) una manada de familiares oportunistas, porque no son más que eso, a reclamar cosas de la herencia y no sé que cosas de deudas. Pues oye, rey, lo has tenido vivo mucho tiempo, no se lo podías reclamar en vida, tío listo? Ahora mejor, claro, así nadie se defiende... Eso me encabrona y mucho, de verdad, porque me dan un coraje esas personas... Encima vienen acompañados de las primas súper guays y estupendas que ya les podrían enseñar un poquito de educación... Encima, puestos a joder porque ni John puede ir tranquilo sin que lo tilden entre risitas de novio. Anda, que encima que van, van a joder: como dicen en mi pueblo "de fuera vendrán, que de casa nos sacarán", jajaja.
    Y el que dijo eso de que las desgracias nunca vienen solas, pues que se lo digan a Mercy, pobre. Encima le faltaba el trabajito de las narices suspendido. Bueno, por lo menos no se hundió más en la miseria con eso porque se la trae floja, aunque no sé yo cómo se contuvo para decirle 4 cosas al señor catedrático... En fin, que vale, trabajo a la papelera, asignatura a la papelera también. Esperemos que las cosas se enderecen un poco, pero mucho me temo que... No sé, no sé. Mercy no tiene el chichi pa'farolillos, jajajajaja.
    Uuuuuhhhh... Lo de la borrachera, mal, mal, mal. Ahí sí que me dolió verla así. Vale que necesite reflexionar, estar sola para desintoxicarse de los tíos y las primas insoportables que ahora tiene pero... No sé, me dolió en el alma que se pillara ese pedo. Además, llegué hasta a temer por ella con esa cuadrilla de viejos verdes. Pfff, qué mal rato. Menos mal que vino a pasar John, que se la llevó de allí y le quitó media borrachera de repente sumergiéndola en el mar, jajajaja. Bueno, lo que dijo Mercy allí fue digno de reírse: por fin confesó sin tapujos lo del Ritchie y además, apuesto a que a John ganas no le faltaron de ahogar a su hermanita por haberla encontrado así... XDDD Y después, me la traen. Sí. Trapazo y mil trapazos que le meto y le meteré si se vuelve a pillar una mierda sin precedentes como esta sin ton ni son, sin estar de fiesta ni nada. Pffff, por ahí que no vaya, pobrecita, aunque motivos no le falten, pero que no vaya! :S
    Y por último, a la puta calle con la familia indeseable. Oye, qué bien hizo. Ésos ya se le habían subido a las barbas e hizo bien de echarlos poco menos que a patadas de su casa. Me sabe mal porque su madre lo tomó a las malas. Además, que insiste en que vaya a Londres con ella... Joder, Mercy está en Liverpool, no puede irse ahora: su vida está ahí y no en Londres. Y aunque le haya costado un enfado monumental de su madre, ha hecho bien en mantenerse firme en su determinación de quedarse ahí.
    Ufff, Mimi. Sí, yo también pensé que buena mujer y tal, pero demasiado estricta, de estas demasiado rectas. Y como Mercy tampoco está para historias y ella tampoco está en edades, pues mira, lo mejor que hayan podido hacer es eso, quedar a buenas antes de asesinarse mutuamente y ya está.
    Bueno, genia, espero que pronto nos cuelgues ese capi bonito que tienes que de seguro que gusta! Besazossss! :)

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  5. Hola Maria, me recuerdas?, soy "oh darling!", segui tu consejo y me cree un blog para terminar aquellos fanfics que publique en el foro y nunca concluí, y claro para comentar tus fics y sobretodo este que es mi favorito ;), continua pronto.

    Bye bye.

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