25 octubre 2013

Capitulo 71 La vida

La vida nos había dado vuelta como una media, y tal como una media, nos había dejado tirados en el piso. Así me sentía yo, y creo que los demás se sentían igual por lo que deducía en sus miradas. Lo cierto era que había pasado una semana, la más rara de todas, en la que no sabíamos qué decirnos ni cómo comportarnos.
John había aceptado, a regañadientes, quedarse en mi casa. No quería volver con Mimi y padecer si “dictadura” como le llamaba al convivir con ella, y no lo dejé volver al departamento. Pronto lo desocupó y regaló las poquísimas cosas que Stu había dejado. Prefirió quedarse sin nada. Eso iba relacionado a su actitud: simulaba que no pasaba nada, que estaba todo en orden, pero cuando se quedaba solo en casa, se desmoronaba.
-John....hora de levantarse –dije sacudiéndolo. Se incorporó rápidamente del sofá, que según él era “el mejor del mundo” y por eso no dormía en la habitación de huéspedes.
-¿Ya te vas? –preguntó restregándose los ojos.
-Sí, es más, estoy llegando tarde.
-Voy con vos, así desayuno allá.
Se vistió con rapidez y salió detrás de mí. Cuando llegamos, Cris me miró asustada. En toda esa semana, era la primera vez que lo veía.  John se sentó frente a la barra y cruzó los brazos para apoyar su cabeza, a la vez que bostezaba. Cris me apartó hasta la cocina.
-¿Qué le digo?
-¿De qué?
-No sé Mercy...lo veo mal. Aunque capaz que sea porque está dormido.
-Es por eso y porque sí, está mal. Pero no le digas nada.
-¿Nada? –se mordió el labio, nerviosa, mirándolo de reojo.
-Nada. Si llegás  a decirle algo, te mandará a la mierda, así de fácil. Hacé como si no hubiera pasado nada, es lo que él quiere.
-De acuerdo. ¿Y vos? ¿Cómo estás?
-¿Y cómo querés que esté? Ni ganas tengo de disimular....
-De eso ya me di cuenta, pero...
-Estoy bien, sí. Ya está, volvamos al trabajo.
-Después decís de John...¡si sos igual!
-No quiero hablar de lo que me pasa, eso es todo. Me siento mal, sí. Bien, tengo que hacer el desayuno de John.
-John ya debe estar comiendo todo lo que ha encontrado a su paso. Mercy, creo que no hace falta que te diga que podés confiar en mí y contarme. Ey, hablar hace bien, aunque lo niegues. Acordate de la vez que caíste en casa por lo de Richard.
-Es totalmente distinto. Esto es más triste y lo peor es que no tiene solución. Y además....está revolviendo todo lo que pasó con mi padre y....-se me llenaron los ojos de lágrimas y se me quebró la voz. Me odiaba cuando pasaba eso. Cris intentó abrazarme pero no la dejé –Estoy bien, ya pasó.
Sólo suspiró y negó con la cabeza, resignada. Pensaría que era inútil llevarle la contraria  a un bicho raro como yo. Tenía razón en eso, y en que era igual a John.
Me eché aire con la mano y respiré hondo. Después salí a la cafetería con una sonrisa forzada, dispuesta a encarar el nuevo día.





Tanta tristeza hacía que extrañara mucho y...volviera a tomar. Un sábado que John tenía ensayo y quedé sola en casa, me dediqué a darle atenciones  a una botella de ajenjo que guardaba con recelo, y después de decir unos cuantos delirios y llorar como estúpida, decidí volver a intentar algo que tenía postergado desde hacía mucho tiempo.


Entré al cementerio bajo una fina llovizna, que me había sacado la resaca que llevaba de un golpe. Apretando un ramo de violetas apuré el paso. Como siempre, estaba desierto y quizás fuera la única viva del lugar. Lejos de tener miedo, continué mi marcha, mentalizándome en que tenía que lograrlo.
Dejé las florcitas sobre la tumba de mi padre y me comporté “civilizadamente”, es decir, no salí corriendo ni me puse a llorar como desesperada. Ya era hora de admitirlo de una buena vez. Me quedé allí parada, contándole los últimos detalles de mi negocio, tratando de no recordar lo caradura que era por presentarme ante la tumba de mi padre con alcohol corriendo por mis venas. Consideraba que todo aquello era una pavada ¡si no me escuchaba! Pero me hacía bien. Cris tenía razón, hablar hacía bien.




Volví a casa y me encontré a John cambiándole las cuerdas a mi guitarra.
-Estaban feas –explicó ni bien me vio -¿Dónde fuiste?
-Al cementerio.
-¿A qué?
-A ver a mi viejo.
-Ah. –le estaba dando trabajo cambiar una cuerda y comenzó a maldecir.
-Ey, ey, ey, ¿qué te pasa? –pregunté para sosegarlo.
-¡Esta mierda que no sale! ¡No sé para qué me puse con esto, carajo! –se puso de pie de un salto, dejando caer la guitarra sobre el sofá.
-¡Idiota! ¡Mirá si me rompés la guitarra!
-¿Y a mí qué me importa?
-¡Me tenés cansada con tus “qué me importa”! ¡Comportate como un hombre, te recuerdo que estás en mi casa!
-¡Ah, me estás echando, perfecto, ya me voy!
-¡No tergiverses lo que te digo, mierda!
-¡No me grites!
-¡Vos empezaste!
No respondió, sólo le dio una patada a la biblioteca.
-Mirá John –dije tratando de calmarme y de controlar el temblor de mi voz –Yo sé que todo esto es muy duro para vos, pero tampoco tengo porqué aguantar que de la puerta para afuera simules que está todo bien y acá adentro te descargues conmigo. Yo no tengo la culpa.
-Ya sé que no tenés la culpa –se prendió un cigarrillo. Su voz parecía cargada de bronca.
-John...pasó esto pero tenemos que seguir. Mirá, no te digo que lo superes, a esta altura ya aprendí que algo así no se supera nunca. Vos mismo me lo dijiste una vez, es una herida que no se cierra. Pero hay que seguir con la vida, porque nosotros estamos vivos y ellos, lamentablemente, no. Y no podemos hacer nada para cambiarlo.
Asintió  con la mirada clavada en le suelo y se dejó caer en el sofá, agarrándose la cabeza.
-Perdón.
-Perdoname vos a mí. Y no quiero que te vayas.
-No mientas, ya no soportás mis ronquidos –no me quedó mas remedio que reír. Le di un empujón, que él me devolvió.
-¿Seguirás con la banda?
-Claro. Estaba pensando en dejar pero...Stu nos tenía fe. Por lo menos seguir intentado, si en dos años no pasa nada, largo todo.
-No seas tonto....
-Quizás cambie de opinión y lo siga intentando más tiempo. Igual dos años es una eternidad. Y ya que decís que tengo que seguir con mi vida....quiero hacerte una pregunta.
-Preguntá, es gratis.
-¿Cris podrá salir conmigo el viernes?
Me eché a reír con ganas, como hacía días no lo hacía.
-¿Qué es gracioso?
-¡Te has decidido, al fin! Y....no, no podrá. Los viernes sale con tipos.
-Yo soy un tipo.
-Vos sos un pendejo.
-¿Por qué me tirás todo a la mierda?
-Porque me hece reír.
-Basura.
-Ey, preguntale. A lo mejor se hace un espacio en su agenda para cambiar pañales.
-¿Qué pañales?
-¡Los tuyos! ¡Sos un bebé y además te harás encima cuando salgas con ella!





-¿Por qué no puedo ver lo que el letrista escribe? –Jonathan no podía más con su impaciencia y me seguía a cada rincón del local.
-Porque no. El nombre es sorpresa.
-Pero soy tu empleado, tengo que saber para qué negocio trabajo.
-Para una librería. Punto.
-Ufa..¿y cuándo lo sabré?
-En tres días.
-¿Recién el día de la inauguración?
-Exacto. Alcanzame ése póster de Elvis –estiré la mano, señalando una mesa. Caminó hasta esa mesa y me trajo el póster que yo, parada sobre una silla, colgué en la pared.
-Pero ahora el letrista la lo sabe.
-Y sí, ¿sino cómo va a pintarlo sobre la vidriera? Todavía no sé cómo logré convencerlo de que tapara todo para que nadie lo vea.
-Lo habrás logrado con tus encantos.
-No Jonathan. Por más que me digas halagos, no te diré el nombre.
Dió un respingo y palmeó la mesa.
-Puedo adivinar lo que escribe de acuerdo a los movimientos de su mano. Se llamará “Estrella”.
-Perdiste. Nada más lejos que eso.
-¡Mercy, por favor!
-Así tampoco se llama.
-No me tomes el pelo.
-Ése es un buen nombre.
Cansado de mis bromas, se fue al otro extremo del local, a acomodar los últimos discos que habían llegado. Desde arriba de la silla espié lo que hacía el letrista. Mi padre siempre los había admirado por su buen pulso a la hora de escribir con pincel.
Me bajé y me acerqué a él.
-Señorita, con ése cartón al otro lado para que nadie note lo que escribo, ¡no veo nada!
-Confío en que lo hará bien.
-Ay...usted es difícil, eh. Será una jefa brava cuando tenga muchos empleados.
-¡Ya lo es! –gritó Jonathan.
-Aprendí de mi jefa.
-Uy, la chica de la cafetería, parece una jefa brava también, pero es un bomboncito...
Negué suspirando. Los hombres siempre iguales. Siguió pintando hasta que levantó la vista, mirando hacia afuera.
-Señorita, hay alguien ahí.
-¿Qui...? –me incorporé, estaba muy concentrada viendo su trabajo. Tragué saliva, al otro lado del vidrio estaba Richard, muy sonriente, saludando con la mano.
Corrí a abrir y me apoyé en el marco de la puerta.
-¡Hola! –dijo con su sonrisa perfecta –Veo que ya está todo a punto...
-Sí, ya no falta casi nada.
-¿Me invitarás a la inauguración?
-¡Claro que sí! Ni siquiera te tengo que invitar, sólo vení.
-Será un placer. Estuve muy ocupado y no pude pasar antes para ayudarte.
-¿Qué decís? ¡Ya me ayudaste mucho!
-Es que a lo mejor necesitabas ayuda para...
-Mercy, ¿dónde pongo ésto? –Jonathan se asomó blandiendo una carpeta marrón.
-Ah, dejala en aquella caja –señalé con indiferencia. Volví a mirar a Richard y me extrañé: se veía raro, completamente distinto de como estaba hacía apenas cinco segundos atrás.
-Veo que no necesitás ayuda...
-La verdad que no, Jonathan es un genio, se encara de todo.
-Jonathan...-repitió.
-¡Ay por favor! ¡Me manché!
Me giré a mirar hacia adentro. Jonathan había gritado, sin que yo supiera porqué, de un modo raro. Cuando me miró me guiñó un ojo y comprendí todo al instante.
Volví a mirara a Richard, que nuevamente había mudado su expresión, ahora  a una de sorpresa o extrañeza.
-¿Por qué grito así?
-¿Así cómo? –pregunté con el fin de picarlo más.
-Así  como...nena.
-Ah porque es gay.
-¿Eh? ¿Qué? ¿Es gay? –sus ojos azules se abrieron de par en par, llenos de sorpresa. Traté de no ponerme a reír allí mismo.
-Sí. ¿Hay algo malo en eso?
-No, no, nada....Es que pensé que era tu novio.
-¡Noooo para nada! –reí- Es mi empleado y un gran amigo.
-Ahh...
-Y si era mi novio, ¿qué? –me acerqué a él, clavándole la mirada y esbozando una sonrisa llena de picardía.
-Ehh....nada, nada, estás en tu derecho.
-Por supuesto que lo estoy.
-Claro, si, si.  Además parece bueno.
-Lo es. Mirá, tengo que seguir con estas cosas, ¿te veo el domingo?
-Claro, aquí estaré. Nos vemos Mercy.
Richard se fue con paso rápido y cerré la puerta tratando de que mi carcajada no explotara.
-¡Iuuuuuuu! –gritó Jonathan a la vez que aplaudía -¡Ésa es Mercy Wells!
-No, no, que malas son las mujeres....-dijo el letrista, negando con la cabeza.
-¿Mala? Usted porque no sabe lo que me ha hecho sufrir ése desgraciado.
El hombre rió y siguió pintando.
-Gracias Jonathan por lo que hiciste.
-No fue nada. Cuando lo vi me di cuenta quién era, pero yo ya había hablado y supe que estaba pensando cualquier cosa. Si me hacía mas gay de lo que soy se quedaría “tranquilo”. Pero debo decir que hiciste un uso magistral de la situación: se puso celoso. Muy.
-Y encima se le acercó toda coqueta. Lo dicho, las mujeres son crueles –intervino el hombre. Después se dio cuenta de su intromisión –Perdón, voy a seguir con lo mío.
-Hace bien –lo miré de reojo, seria.
-Mercy, a ése en dos días lo tenés a tus pies.
-Es lo que yo digo, van a terminar juntos. Se les nota mucho.
-Señor...
-Perdón.
-No creo, ustedes los hombres son raros. Además tiene novia.
-Mala cosa. Al hombre le gusta tener mujeres, pero si se le llega a juntar el ganado...no sabe qué hacer. Y lo digo por experiencia propia, eh.
-Señor, por favor.
-Disculpe señorita.
Rodé los ojos y me dirigí al sótano. Sin embargo, no podía ocultarme a mí misma que estaba contenta.






Se abrió la puerta y entró John con su mejor ropa, su cabello bien peinado, y apestando a perfume barato.
-¿Y vos de dónde saliste?
-De Hollywood, nena. Decile a tu jefa que venga.
-Momento, a mí no me das órdenes.
-Dale Wells, no me hagas poner más nervioso.
-Estás interrumpiendo mi trabajo.
-¡Por favor!
-Bué, está bien...¡¡¡CRIIIIIIS!!! ¡¡¡AHÍ TE BUSCAAAAAN!!!
-Qué animal sos para gritar...
-¿Qué pasa? –Cris apareció con una lapicera en la boca y  un montón de papeles en las manos.
-John te quiere invitar a no sé qué.
-¡Mercy! –chistó mirándome con ganas de asesinarme.
-¿Qué? Ya te hice medio camino, podrías agradecer...
Haciendo caso omiso, se paró frente a ella.
-Hola Cris...Yo...yo quería hablar con vos. A solas.
-No pienso moverme de acá –dije haciendo un globo con mi chicle que casi toca su cara –Este es mi lugar de trabajo.
-Bien, hablaré acá –bufó exasperado –Cris. ¿querés ir al cine conmigo?
Ahogué una risotada y miré de reojo a Cris, que me devolvió la misma mirada. Ella también se estaba aguantando la risa.
-¿Cuándo?
-Mañana viernes.
-Dan una película que me dijeron que es malísima.
-Bueno...¿Hoy?
-No puedo, terminaremos tarde y mañana hay que empezar temprano, como siempre.
-Ahh...-sin poder ocultar su decepción, bajó la cabeza. –Bien, será para otro día.
-Y...sí.
-Bueno, me tengo que ir. Chau. –caminó con paso lento hasta la puerta. Sólo ahí, Cris decidió parar de hacerlo sufrir. Al menos por un rato.
-¡John!
-¿Eh?
-Tal vez la película del viernes no sea tan mala...





Bostecé, desperezándome y dándole el último trago a una botellita de cerveza. Era tarde, hora de dormir, y a la película que miraba  en la tele le quedaban pocos minutos en pantalla. De pronto, escuché ruidos de llave en la puerta. Enseguida se abrió y apareció John.
-Hay que ver lo chusma que sos. Te quedaste despierta para saber cómo me fue.
-Me quedé despierta porque aún no era hora de dormir. Pero ahora sí, así que me voy, así no pensás mal de mí –de un salto ya estaba en la escalera.
-¡Pero vení para acá, si te morís de ganas de saber cómo me fue...!
-La verdad es que sí –salté sobre el sofá, cayendo a su lado -¿Y?
-Bien.
-¿Bien? ¿Nada más que “Bien”?
-La película estuvo buena. Era un tipo al que querían matar por equivocación, y en un momento quedaba colgando con su auto de un puente.
-¡No me digas que viste la película!
-Bueno...estábamos en el cine.
-¡Pero vos sos un pelotudo a cuerda! ¡Al cine se va a otra cosa!
-Ufa Wells,  ¿quién te entiende? Si te digo que quiero agarrar a Cris y partirla en dos, te sale el puritanismo inglés y por poco no llamás al Papa. Y si te digo que no hice nada, me tratás de pelotudo. Con razón no tenés novio.
-Pero John...algo habrás hecho.
-Le tomé la mano.
-Sos un tarado, está confirmado.
-Vos no entendés.
-Sí que entiendo, ¡le tenés miedo! ¡John tiene miedo, John tiene miedo, lero lero! ¡Gallina!
-No, no entendés. Yo sé que así ,haciéndome el inocente, la hago derretir.
-Ah...buena estrategia.
-¿Ves? Igual...no sé, para mí que no le gusto. A veces parece que sí, y a veces parece que no. La verdad es que es la mujer que más me está costando conquistar. Ya te digo, un día parece que está re muerta conmigo, y al otro día por poco no me tira insecticida. Me mira con una carita....y al rato parece que me quiere mandar  a la mierda. Le agarré la mano y se zafó,  al rato me agarró ella. No entiendo na...-dejó de hablar debido a un estallido de risa por mi parte. Me miró como si estuviera loca hasta que dejé de retorcerme en le sofá agarrándome la panza.
-Ay...esto es muy bueno ¡muy bueno! Se nota que siempre has estado con chicas fáciles y no con una mujer de verdad.
-¿Qué decís? ¿Qué te pasa, loca?
-Que te lo hace a propósito, ¡y no te das cuenta!
Seguí riéndome hasta que me ahogué y comencé a toser.
-¿Cómo que me lo hace a propósito? –preguntaba insistentemente.
-Dame agua, idiota –dije apenas.
Me trajo agua y tosí una vez más.
-Ey, ¿cómo que lo hace a propósito?
-Sos un papa frita. No te avivás más. ¡Claro que te lo hace a propósito!
-¿Pero por qué?
-¡Porque vos le hiciste lo mismo!
-¿Yo?
-Si, vos.
-Qué malas son las mujeres....
-Hoy me dijeron lo mismo.
-¿Y entonces qué hago?
-Buena letra, Lennon, buena letra. Y ahora sí me voy a dormir, chico confundido.
Subí las escaleras todavía riéndome y pronto me metí en mi cama a leer un rato antes de dormir. Enseguida escuché unos golpecitos.
-¿Y ahora qué te pasa?
John abrió la puerta y otra vez lancé una carcajada.
-¿Podés dejar de reírte de mí?
-¡John estás en calzoncillos! –dije entre risas –Si querés parecer sexy ,por lo menos sacate esas medias azules y MIS pantuflas de peluche rosa.
-¿Por qué?
-Porque del ridículo no se vuelve.
Se miró en mi espejo, sacando músculo.
-Yo me veo bien  -se sentó en mi cama –Es más, secretamente te morís de ganas de arrancarme las pantuflas y...
-Sí, porque son mías.
-Las pantuflas y los calzones.
-¡Qué asco sos! No te toco ni con un matafuegos.
-Ey Mercy –se puso serio de repente -¿nunca te preguntaste si no somos hermanos de verdad?
-¿Qué?
-A lo mejor naciste en octubre...Cuando yo nací estaban bombardeando todo, capaz que una enfermera nos confundió....Quizás Julia o Elizabeth tuvieron mellizos y los cambiaron o algo y...
-Lo que decís no tiene ni pies ni cabeza.
-Es verdad –rió –pero ya sabés, siempre dicen que la amistad entre el hombre y la mujer no existe, ¿pero por qué con nosotros sí?
-Porque somos hermanos.
-Hablo enserio. Nos conocimos de grandes, no nos criamos juntos como para sentirnos hermanos. Y sin embargo es así. De verdad, ¿nunca me tuviste ganas?
-John, por favor. Ya te dije que me das asco.
-Vos también, sos fea.
-Gracias, muchas gracias.
-De verdad, te veo fea, por eso nunca me gustaste. Me atrae otra cosa de vos, el cariño que me das y el cariño que te tengo y...todo esto es muy raro.
-Sí, pero nunca me paré a pensarlo.
-Yo sí. Igual, me gusta que seamos hermanos auque no lo seamos. Y sostengo mi teoría del cambio de bebés en el hospital.
-Estás loco. Ey, ¿seguirás intentándolo con Cris?
-Claro. ¿Y vos? ¿No viste más a Richard desde la vez que te ayudó con el local?
-No. Bueno....sí. Hoy.
-¡Ahh ya me parecía! ¡Estabas rarita! ¿Y?
-Y...nada. John, no me gusta hablar de esto.
-Claro, yo tengo que contarte todo lo mío, pero vos nunca contás de lo tuyo. Dale, hablá.
-El domingo irá la inauguración. Y se puso celoso de Jonathan.
Rió entre dientes, negando con la cabeza.
-A ése hay que avivarlo. Si querés lo agarro a trompadas para que se despierte. ¿Cuándo dará el mal paso?
-¿Mal paso?
-Sí, alguien que se mete con vos da un mal paso.
-Qué tonto estás. John...nunca lo hará., tiene novia.
-¿Esa pelandruna?  Por favor, ni punto de comparación con vos.
-¿Y qué sabés? A lo mejor es culta, educada, rica, sabe cocinar, tiene un futuro profesional...
-...es buena en la cama...
-¡John!
-¿Qué? A lo mejor está con ella sólo por eso.
-No se puedo hablar con vos, siempre te vas para otro lado.
-A ver, a ver. Esa tipa es una pelandruna, la vi rodeada de otras pelandrunas gritando en la calle como peladruna porque se había “enamorado” de un vestido que había visto. Vos no hacés eso. Bueno, a lo mejor  es porque no te interesan los vestidos...
-¿Ves? Es femenina.
-Es una idiota –corrigió con seriedad.
-Pero él está con ella. Yo puedo ser la princesa de Gales, pero él está con ella.
Suspiró, resignado, sacándose una pantufla con el otro pie.
-Es mejor no darle vueltas al asunto –dije doblando el orillo de mi sábana con cuidado –Al fin y al cabo....ya me acostumbré.
-¿Y si te buscás otro?
-Eso no funcionó, y creo que fuste vos el que me dijo que terminaría pasándola mal.
-Sí, tenés razón. –rió y volvió a quedarse en silencio –Ah Mercy, mañana me voy con Mimi. No quiero que venga tu madre y me encuentre en calzones.
-Sería un momento épico, me imagino su cara. Bueno...te extrañaré.
-Yo también, .pero lo dijiste vos: la vida sigue.
Se puso de pie y me dio un beso en la frente. Me dio las buenas noches y salió arrastrando los pies. Pensando en todo aquello volví a mi lectura, pero segundos después escuché otros golpecitos en la puerta.
-Pasá.
-Mercy, ¿de verdad nunca me tuviste ganas? Es que me noto muy sexy como para que una mujer se resista a mí.
-¡Idiota! –le arrojé un almohadón y cerró la puerta a las carcajadas.

Riendo yo también, apagué la luz. Era verdad, la vida seguía.



*********
Antes que nada, pido disculpas por tardar tanto en subir, pero ya saben, la universidad y sus exámenes y esta semana que la tuve y la tengo bastante complicadita con estudio y ensayos de danza...Así que eso, pido perdón y en compensación les dejo este capitulo que me divirtió bastante hacer jaja.
Ahora me voy, esperando no tardar tanto!
Que anden bien! 

4 comentarios:

  1. Hello girl!!!! Ya estoy aquiíííííííííí (leáse en tono incluso de amenaza, porque anda una Cris suelta delante de un teclado y comentando en Blogger, cosa siempre de alto riesgo para la sociedad, jajajaja). Y bueno, qué te voy a decir yo, que hasta ayer andaba medio resacosa aún recuperándome de mi andadura por tierras anglosajonas, y de repente me dices que has publicado... Apa! Se me quitó toda la resaca de golpe! Y va en serio! Ainsh, con las ganicas que tenía yo de leerte aunque no me creas... Que bienvenidas que me das! Te tendré que compensar de alguna manera, eh? Eso sí, dinero no me pidas, que me hace falta todo el que tengo para gastármelo en vicios :P
    A ver, hija, ya te lo he dicho, pero mira, como ya sabes que yo me repito mucho, pues te lo vuelvo a decir, que total, es gratis: EL CAPÍTULO ME ENCANTÓ! Sublime, excelente, digno de aplausos, de ovaciones, de olas y de castillos de fuegos artificiales a lo bestia, al estilo de soy un emperador chino de hace unos cientos de años y quiero qe los súbdios me lo flipen en colores cuando vean los petardos que voy a tirar. Supongo que mi opinión respecto al capítulo ha quedado meridianamente clara, no? Vale, ahora sé que estarás pensando: "Pará con la emoción, loca!". Mi respuesta a eso es "No me da la gana parar", jajaja. Naaaaa, en serio, no te estoy exagerando pese a lo que te estoy diciendo, la verdad es que me ha parecido un capi tan completo y tan variopinto, tan bien escrito de principio a fin, que me ha parecido una delicia. Además, que ha sido largo, y a mí me gustan las cosas largas (se ruega a los queridos lectores que por favor no piensen mal con la afirmación que acabo de hacer, o sí, oigan, que cada cual es muy libre de pensar lo que le salga de los mismísimos, jajajajajaja).

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  2. Bueno, va, me dejo de decir pavadas y vayamos a lo que veníamos, que era a comentar- Yo no sé si lo has hecho adrede o no, pero para mí el capi tiene dos partes muy claras: la primera con el dolor por la pérdida de Stu (joder, me entristece enormemente sólo el pensarlo) y una segunda en la que todo parece retomar la normalidad, aunque obviamente no sea una normalidad "absoluta". Me ha gustado eso, sabes? Tal vez si lo hubieras hecho todo más deprimente, me hubiera gustado menos (ya sabes que yo eso de los súper dramones lo llevo un poco mal). Me ha gustado eso de que hayas relatado estas cosas como ocurren en la vida real: te duele hasta el alma, sí, pero al final has de tragar y hacerte el ánimo de seguir adelante y, entonces, es (tal y como dices), cuando la vida sigue de nuevo.
    Apa! Me puse filosófica, ves? Bien, ya está aquí la Cris de toda la vida, ese esperpento humano al que tu conoces y al cual se le va la cabeza a ratos, lista para reemprender el comentario...
    Bien, como te iba diciendo, una primera fase más dolorosa. Joder, la verdad es que soy incapaz de concebir como le debió de caer a John la muerte de Stu. Su mejor amigo y otra enorme pérdida sumada a la lista en pocos años. Brutal. Cualquiera con menos se quedaría hecho una mierda y supongo que él no fue menos. La cuestión es que quiso "disimular" y ahí es cuando me ha gustado mucho como has reflejado a John, que de puertas para afuera es un "todo lo tengo controlado, ya ha pasado y sigo adelante", pero de puertas para adentro es todo lo contrario, al menos durante las primeras semanas. Pobre Mercy: ella también está chafadísima por lo de Stu, pero si a eso le sumas el que tenga que ver a su hermano como un alma en pena pululando por su casa y aguantándole los ataques de mal humor... creo que la situación se vuelve poco menos que insostenible. Encima, una muerte que le hace remover todo eso que llevaba adentro desde la muerte de su padre y, lo peor, le hace volver a recaer en algo que yo, sinceramente y te lo digo en serio, pensé que tenía ya del todo superado: la bebida. No me ha gustado eso de que se agarrara de nuevo a la botella y ojalá no se vuelva asidua de nuevo a esa mierda. Joder, pese a todo y dejando de lado lo del pobre Stu, ahora las cosas parecen pintar bien para ella, al menos en un futuro (aunque contigo, que jamás dejarás de sorprenderme, nunca se sabe); sería una lástima que volviese a recaer justo en este momento... :/
    Siguiente, tienda. Joder, nena, me has dejado reintrigada con el nombre que le va a poner al negocio. Oye... ¿A qué viene ese secretismo? ¿Acaso es una palabra mágica prohibida por los druidas desde tiempos de los celtas? xD La cuestión es que me has dejado como al bueno de Jonathan, pensando. Sabes ahora lo que molaría? Que después de dejarse al pobre todo pensativo, cuando destape el cartel, la tienda se llame "Discos y Libros Wells", ahí, apostando fuertemente por la originalidad, xD Pero bueno, aparte de esto, esta escena tuvo unos cuantos momentos épicos. 1) aparición "der Ríchard" y sus preguntas a la paya Mercy sobre el negocio. 2) cuando el colega se nos pone celoso al ver por allí a Jonathan y el crack del Jonathan se hace la loca para dejar claro que es gay (oye, de verdad, voy a hacerme fan de este chico, que bien me cae!). 3) el señor que está rotulando que parece recién salido del Sálvame (es el programa de cotilleo más famoso de Spain) y sus continuos comentarios. Yo, de Mercy, le tiro una caja de libros a la cabeza para que calle, jajaja. Aun así hay que reconocer que el señor tiene parte de razón: que las mujeres somos crueles y que Richard y Mercy acabarán juntitos y queriéndose mucho como la trucha al trucho. O al menos eso espero. Y si no, me meto en el fic en persona y los agarro a los dos a palos hasta que no se puedan ni meter en la ducha por miedo a disolverse, jaja. Además, a ver, qué hace el chico este con una tontaca que grita por un puto vestido???? Eso es... INCONCEBIBLE! Vamos, Richard, ale, un, dos, marchando dirección a Mercy ya!!!!! xD

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  3. Y bueno, ya, me dejo de palos y me pongo en plan oso amoroso. Y todo, querida, todo, se resume en una palabra, que encima es monosílaba: John. A ver, yo no soy mucho de pitiminís y esas cosas, pero a mí el chico este me puede. Me puede mucho y me voy a ablandar por su culpa. xD Ainsh, permiso para comérmelo? Bueno, no, aún no, que sufra! Qué coño! Que se lo trabaje un poco y todas esas cosas que se deben hacer... Pero es que, por otra parte, aparece ahí, todo arreglado, con su colonia barata (que da igual que sea barata, que yo le perdonaría hasta si viniera apestando a pantano, jajajajaja), para invitarme al cine y mira, es que sí, que me lo comería, jajajaja. Ainsh, pobret, crueldad extrema. Crueldad extrema además con el tema de las manitas que lo deja más confundido que a un zulú en una estación de metro de Nueva York, jajajaja. Menos mal que tiene una hermana cotilla que todo lo quiere saber y se espera hasta que él vuelve de la cita que le aclara que se lo hacen adrede, porque si él mismo ha de llegar a esa conclusión... xD De todos modos, con un John confundido o no, permítame comunicarle, señorita, que por aquí hay cierto aire de felicidad que lo flipas, jajajajajajaja.
    Bien, bien, bien, cambiando de tema... De nuevo he de darle la razón a John. Sí. Yo también avalo la teoría de que Mercy y él son mellizos separados al nacer y que sus respectivas familias se lo han estado ocultando todo este tiempo... xD Porque si no... cómo se explica el hecho de que Mercy no encuentre atractivo a John con calzoncillos, calcetines azules y zapatillas de andar por casa de color rosa tomadas prestadas??? xD Para mí, que lo encontraría sexy hasta vestido de tirolesa y teñido de rosa chicle, es algo completamente inconcebible, jajajajajjajajajajajjaaj. De veras que me mató la conversación entre estos dos.
    Y bueno, como dices, la vida sigue, sigue adelante, como también espero yo que siga adelante el fic más pronto que tarde a poder ser, jajaja.
    Y por mí ya nada más, nena, que creo que ya te he jodido lo suficiente, no crees? Jajajaja. En fin... Hasta más ver, "bailaora" de flamenco!!! :P

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  4. Holaaa, estoy viva! Volvi! Me encantó este capitulo, me encanta johnatan, me encanta que mercy haya encontrado su lugar, me encanta john y todo. No se que mas te puedo decir, me re gustó. Dale richard, carajo!

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