La vida nos había dado vuelta
como una media, y tal como una media, nos había dejado tirados en el piso. Así me
sentía yo, y creo que los demás se sentían igual por lo que deducía en sus miradas.
Lo cierto era que había pasado una semana, la más rara de todas, en la que no
sabíamos qué decirnos ni cómo comportarnos.
John había aceptado, a
regañadientes, quedarse en mi casa. No quería volver con Mimi y padecer si
“dictadura” como le llamaba al convivir con ella, y no lo dejé volver al
departamento. Pronto lo desocupó y regaló las poquísimas cosas que Stu había
dejado. Prefirió quedarse sin nada. Eso iba relacionado a su actitud: simulaba
que no pasaba nada, que estaba todo en orden, pero cuando se quedaba solo en
casa, se desmoronaba.
-John....hora de levantarse –dije
sacudiéndolo. Se incorporó rápidamente del sofá, que según él era “el mejor del
mundo” y por eso no dormía en la habitación de huéspedes.
-¿Ya te vas? –preguntó
restregándose los ojos.
-Sí, es más, estoy llegando
tarde.
-Voy con vos, así desayuno allá.
Se vistió con rapidez y salió
detrás de mí. Cuando llegamos, Cris me miró asustada. En toda esa semana, era
la primera vez que lo veía. John se sentó
frente a la barra y cruzó los brazos para apoyar su cabeza, a la vez que
bostezaba. Cris me apartó hasta la cocina.
-¿Qué le digo?
-¿De qué?
-No sé Mercy...lo veo mal. Aunque
capaz que sea porque está dormido.
-Es por eso y porque sí, está
mal. Pero no le digas nada.
-¿Nada? –se mordió el labio,
nerviosa, mirándolo de reojo.
-Nada. Si llegás a decirle algo, te mandará a la mierda, así
de fácil. Hacé como si no hubiera pasado nada, es lo que él quiere.
-De acuerdo. ¿Y vos? ¿Cómo
estás?
-¿Y cómo querés que esté? Ni
ganas tengo de disimular....
-De eso ya me di cuenta,
pero...
-Estoy bien, sí. Ya está, volvamos
al trabajo.
-Después decís de John...¡si sos
igual!
-No quiero hablar de lo que me
pasa, eso es todo. Me siento mal, sí. Bien, tengo que hacer el desayuno de
John.
-John ya debe estar comiendo
todo lo que ha encontrado a su paso. Mercy, creo que no hace falta que te diga
que podés confiar en mí y contarme. Ey, hablar hace bien, aunque lo niegues.
Acordate de la vez que caíste en casa por lo de Richard.
-Es totalmente distinto. Esto
es más triste y lo peor es que no tiene solución. Y además....está revolviendo
todo lo que pasó con mi padre y....-se me llenaron los ojos de lágrimas y se me
quebró la voz. Me odiaba cuando pasaba eso. Cris intentó abrazarme pero no la
dejé –Estoy bien, ya pasó.
Sólo suspiró y negó con la
cabeza, resignada. Pensaría que era inútil llevarle la contraria a un bicho raro como yo. Tenía razón en eso,
y en que era igual a John.
Me eché aire con la mano y respiré
hondo. Después salí a la cafetería con una sonrisa forzada, dispuesta a encarar
el nuevo día.
Tanta tristeza hacía que
extrañara mucho y...volviera a tomar. Un sábado que John tenía ensayo y quedé
sola en casa, me dediqué a darle atenciones
a una botella de ajenjo que guardaba con recelo, y después de decir unos
cuantos delirios y llorar como estúpida, decidí volver a intentar algo que
tenía postergado desde hacía mucho tiempo.
Entré al cementerio bajo una
fina llovizna, que me había sacado la resaca que llevaba de un golpe. Apretando
un ramo de violetas apuré el paso. Como siempre, estaba desierto y quizás fuera
la única viva del lugar. Lejos de tener miedo, continué mi marcha,
mentalizándome en que tenía que lograrlo.
Dejé las florcitas sobre la
tumba de mi padre y me comporté “civilizadamente”, es decir, no salí corriendo
ni me puse a llorar como desesperada. Ya era hora de admitirlo de una buena
vez. Me quedé allí parada, contándole los últimos detalles de mi negocio,
tratando de no recordar lo caradura que era por presentarme ante la tumba de mi
padre con alcohol corriendo por mis venas. Consideraba que todo aquello era una
pavada ¡si no me escuchaba! Pero me hacía bien. Cris tenía razón, hablar hacía
bien.
Volví a casa y me encontré a
John cambiándole las cuerdas a mi guitarra.
-Estaban feas –explicó ni
bien me vio -¿Dónde fuiste?
-Al cementerio.
-¿A qué?
-A ver a mi viejo.
-Ah. –le estaba dando trabajo
cambiar una cuerda y comenzó a maldecir.
-Ey, ey, ey, ¿qué te pasa? –pregunté
para sosegarlo.
-¡Esta mierda que no sale!
¡No sé para qué me puse con esto, carajo! –se puso de pie de un salto, dejando
caer la guitarra sobre el sofá.
-¡Idiota! ¡Mirá si me rompés
la guitarra!
-¿Y a mí qué me importa?
-¡Me tenés cansada con tus “qué
me importa”! ¡Comportate como un hombre, te recuerdo que estás en mi casa!
-¡Ah, me estás echando, perfecto,
ya me voy!
-¡No tergiverses lo que te
digo, mierda!
-¡No me grites!
-¡Vos empezaste!
No respondió, sólo le dio una
patada a la biblioteca.
-Mirá John –dije tratando de
calmarme y de controlar el temblor de mi voz –Yo sé que todo esto es muy duro
para vos, pero tampoco tengo porqué aguantar que de la puerta para afuera simules
que está todo bien y acá adentro te descargues conmigo. Yo no tengo la culpa.
-Ya sé que no tenés la culpa
–se prendió un cigarrillo. Su voz parecía cargada de bronca.
-John...pasó esto pero
tenemos que seguir. Mirá, no te digo que lo superes, a esta altura ya aprendí
que algo así no se supera nunca. Vos mismo me lo dijiste una vez, es una herida
que no se cierra. Pero hay que seguir con la vida, porque nosotros estamos
vivos y ellos, lamentablemente, no. Y no podemos hacer nada para cambiarlo.
Asintió con la mirada clavada en le suelo y se dejó caer
en el sofá, agarrándose la cabeza.
-Perdón.
-Perdoname vos a mí. Y no
quiero que te vayas.
-No mientas, ya no soportás mis
ronquidos –no me quedó mas remedio que reír. Le di un empujón, que él me devolvió.
-¿Seguirás con la banda?
-Claro. Estaba pensando en
dejar pero...Stu nos tenía fe. Por lo menos seguir intentado, si en dos años no
pasa nada, largo todo.
-No seas tonto....
-Quizás cambie de opinión y lo
siga intentando más tiempo. Igual dos años es una eternidad. Y ya que decís que
tengo que seguir con mi vida....quiero hacerte una pregunta.
-Preguntá, es gratis.
-¿Cris podrá salir conmigo el
viernes?
Me eché a reír con ganas,
como hacía días no lo hacía.
-¿Qué es gracioso?
-¡Te has decidido, al fin! Y....no,
no podrá. Los viernes sale con tipos.
-Yo soy un tipo.
-Vos sos un pendejo.
-¿Por qué me tirás todo a la
mierda?
-Porque me hece reír.
-Basura.
-Ey, preguntale. A lo mejor
se hace un espacio en su agenda para cambiar pañales.
-¿Qué pañales?
-¡Los tuyos! ¡Sos un bebé y
además te harás encima cuando salgas con ella!
-¿Por qué no puedo ver lo que
el letrista escribe? –Jonathan no podía más con su impaciencia y me seguía a
cada rincón del local.
-Porque no. El nombre es
sorpresa.
-Pero soy tu empleado, tengo
que saber para qué negocio trabajo.
-Para una librería. Punto.
-Ufa..¿y cuándo lo sabré?
-En tres días.
-¿Recién el día de la
inauguración?
-Exacto. Alcanzame ése póster
de Elvis –estiré la mano, señalando una mesa. Caminó hasta esa mesa y me trajo
el póster que yo, parada sobre una silla, colgué en la pared.
-Pero ahora el letrista la lo
sabe.
-Y sí, ¿sino cómo va a
pintarlo sobre la vidriera? Todavía no sé cómo logré convencerlo de que tapara
todo para que nadie lo vea.
-Lo habrás logrado con tus
encantos.
-No Jonathan. Por más que me
digas halagos, no te diré el nombre.
Dió un respingo y palmeó la
mesa.
-Puedo adivinar lo que
escribe de acuerdo a los movimientos de su mano. Se llamará “Estrella”.
-Perdiste. Nada más lejos que
eso.
-¡Mercy, por favor!
-Así tampoco se llama.
-No me tomes el pelo.
-Ése es un buen nombre.
Cansado de mis bromas, se fue
al otro extremo del local, a acomodar los últimos discos que habían llegado. Desde
arriba de la silla espié lo que hacía el letrista. Mi padre siempre los había
admirado por su buen pulso a la hora de escribir con pincel.
Me bajé y me acerqué a él.
-Señorita, con ése cartón al
otro lado para que nadie note lo que escribo, ¡no veo nada!
-Confío en que lo hará bien.
-Ay...usted es difícil, eh.
Será una jefa brava cuando tenga muchos empleados.
-¡Ya lo es! –gritó Jonathan.
-Aprendí de mi jefa.
-Uy, la chica de la
cafetería, parece una jefa brava también, pero es un bomboncito...
Negué suspirando. Los hombres
siempre iguales. Siguió pintando hasta que levantó la vista, mirando hacia
afuera.
-Señorita, hay alguien ahí.
-¿Qui...? –me incorporé, estaba
muy concentrada viendo su trabajo. Tragué saliva, al otro lado del vidrio estaba
Richard, muy sonriente, saludando con la mano.
Corrí a abrir y me apoyé en
el marco de la puerta.
-¡Hola! –dijo con su sonrisa
perfecta –Veo que ya está todo a punto...
-Sí, ya no falta casi nada.
-¿Me invitarás a la
inauguración?
-¡Claro que sí! Ni siquiera
te tengo que invitar, sólo vení.
-Será un placer. Estuve muy
ocupado y no pude pasar antes para ayudarte.
-¿Qué decís? ¡Ya me ayudaste
mucho!
-Es que a lo mejor necesitabas
ayuda para...
-Mercy, ¿dónde pongo ésto?
–Jonathan se asomó blandiendo una carpeta marrón.
-Ah, dejala en aquella caja
–señalé con indiferencia. Volví a mirar a Richard y me extrañé: se veía raro,
completamente distinto de como estaba hacía apenas cinco segundos atrás.
-Veo que no necesitás
ayuda...
-La verdad que no, Jonathan es
un genio, se encara de todo.
-Jonathan...-repitió.
-¡Ay por favor! ¡Me manché!
Me giré a mirar hacia adentro.
Jonathan había gritado, sin que yo supiera porqué, de un modo raro. Cuando me
miró me guiñó un ojo y comprendí todo al instante.
Volví a mirara a Richard, que
nuevamente había mudado su expresión, ahora
a una de sorpresa o extrañeza.
-¿Por qué grito así?
-¿Así cómo? –pregunté con el
fin de picarlo más.
-Así como...nena.
-Ah porque es gay.
-¿Eh? ¿Qué? ¿Es gay? –sus
ojos azules se abrieron de par en par, llenos de sorpresa. Traté de no ponerme
a reír allí mismo.
-Sí. ¿Hay algo malo en eso?
-No, no, nada....Es que pensé
que era tu novio.
-¡Noooo para nada! –reí- Es
mi empleado y un gran amigo.
-Ahh...
-Y si era mi novio, ¿qué? –me
acerqué a él, clavándole la mirada y esbozando una sonrisa llena de picardía.
-Ehh....nada, nada, estás en
tu derecho.
-Por supuesto que lo estoy.
-Claro, si, si. Además parece bueno.
-Lo es. Mirá, tengo que
seguir con estas cosas, ¿te veo el domingo?
-Claro, aquí estaré. Nos
vemos Mercy.
Richard se fue con paso
rápido y cerré la puerta tratando de que mi carcajada no explotara.
-¡Iuuuuuuu! –gritó Jonathan a
la vez que aplaudía -¡Ésa es Mercy Wells!
-No, no, que malas son las mujeres....-dijo
el letrista, negando con la cabeza.
-¿Mala? Usted porque no sabe
lo que me ha hecho sufrir ése desgraciado.
El hombre rió y siguió
pintando.
-Gracias Jonathan por lo que
hiciste.
-No fue nada. Cuando lo vi me
di cuenta quién era, pero yo ya había hablado y supe que estaba pensando cualquier
cosa. Si me hacía mas gay de lo que soy se quedaría “tranquilo”. Pero debo
decir que hiciste un uso magistral de la situación: se puso celoso. Muy.
-Y encima se le acercó toda coqueta.
Lo dicho, las mujeres son crueles –intervino el hombre. Después se dio cuenta de
su intromisión –Perdón, voy a seguir con lo mío.
-Hace bien –lo miré de reojo,
seria.
-Mercy, a ése en dos días lo
tenés a tus pies.
-Es lo que yo digo, van a
terminar juntos. Se les nota mucho.
-Señor...
-Perdón.
-No creo, ustedes los hombres
son raros. Además tiene novia.
-Mala cosa. Al hombre le
gusta tener mujeres, pero si se le llega a juntar el ganado...no sabe qué
hacer. Y lo digo por experiencia propia, eh.
-Señor, por favor.
-Disculpe señorita.
Rodé los ojos y me dirigí al
sótano. Sin embargo, no podía ocultarme a mí misma que estaba contenta.
Se abrió la puerta y entró John
con su mejor ropa, su cabello bien peinado, y apestando a perfume barato.
-¿Y vos de dónde saliste?
-De Hollywood, nena. Decile a
tu jefa que venga.
-Momento, a mí no me das
órdenes.
-Dale Wells, no me hagas
poner más nervioso.
-Estás interrumpiendo mi trabajo.
-¡Por favor!
-Bué, está
bien...¡¡¡CRIIIIIIS!!! ¡¡¡AHÍ TE BUSCAAAAAN!!!
-Qué animal sos para
gritar...
-¿Qué pasa? –Cris apareció
con una lapicera en la boca y un montón
de papeles en las manos.
-John te quiere invitar a no sé
qué.
-¡Mercy! –chistó mirándome
con ganas de asesinarme.
-¿Qué? Ya te hice medio
camino, podrías agradecer...
Haciendo caso omiso, se paró
frente a ella.
-Hola Cris...Yo...yo quería
hablar con vos. A solas.
-No pienso moverme de acá
–dije haciendo un globo con mi chicle que casi toca su cara –Este es mi lugar de
trabajo.
-Bien, hablaré acá –bufó
exasperado –Cris. ¿querés ir al cine conmigo?
Ahogué una risotada y miré de
reojo a Cris, que me devolvió la misma mirada. Ella también se estaba
aguantando la risa.
-¿Cuándo?
-Mañana viernes.
-Dan una película que me dijeron
que es malísima.
-Bueno...¿Hoy?
-No puedo, terminaremos tarde
y mañana hay que empezar temprano, como siempre.
-Ahh...-sin poder ocultar su
decepción, bajó la cabeza. –Bien, será para otro día.
-Y...sí.
-Bueno, me tengo que ir.
Chau. –caminó con paso lento hasta la puerta. Sólo ahí, Cris decidió parar de hacerlo
sufrir. Al menos por un rato.
-¡John!
-¿Eh?
-Tal vez la película del
viernes no sea tan mala...
Bostecé, desperezándome y
dándole el último trago a una botellita de cerveza. Era tarde, hora de dormir,
y a la película que miraba en la tele le
quedaban pocos minutos en pantalla. De pronto, escuché ruidos de llave en la puerta.
Enseguida se abrió y apareció John.
-Hay que ver lo chusma que
sos. Te quedaste despierta para saber cómo me fue.
-Me quedé despierta porque
aún no era hora de dormir. Pero ahora sí, así que me voy, así no pensás mal de
mí –de un salto ya estaba en la escalera.
-¡Pero vení para acá, si te
morís de ganas de saber cómo me fue...!
-La verdad es que sí –salté
sobre el sofá, cayendo a su lado -¿Y?
-Bien.
-¿Bien? ¿Nada más que “Bien”?
-La película estuvo buena.
Era un tipo al que querían matar por equivocación, y en un momento quedaba
colgando con su auto de un puente.
-¡No me digas que viste la
película!
-Bueno...estábamos en el
cine.
-¡Pero vos sos un pelotudo a
cuerda! ¡Al cine se va a otra cosa!
-Ufa Wells, ¿quién te entiende? Si te digo que quiero
agarrar a Cris y partirla en dos, te sale el puritanismo inglés y por poco no
llamás al Papa. Y si te digo que no hice nada, me tratás de pelotudo. Con razón
no tenés novio.
-Pero John...algo habrás
hecho.
-Le tomé la mano.
-Sos un tarado, está
confirmado.
-Vos no entendés.
-Sí que entiendo, ¡le tenés
miedo! ¡John tiene miedo, John tiene miedo, lero lero! ¡Gallina!
-No, no entendés. Yo sé que
así ,haciéndome el inocente, la hago derretir.
-Ah...buena estrategia.
-¿Ves? Igual...no sé, para mí
que no le gusto. A veces parece que sí, y a veces parece que no. La verdad es
que es la mujer que más me está costando conquistar. Ya te digo, un día parece
que está re muerta conmigo, y al otro día por poco no me tira insecticida. Me
mira con una carita....y al rato parece que me quiere mandar a la mierda. Le agarré la mano y se
zafó, al rato me agarró ella. No
entiendo na...-dejó de hablar debido a un estallido de risa por mi parte. Me
miró como si estuviera loca hasta que dejé de retorcerme en le sofá agarrándome
la panza.
-Ay...esto es muy bueno ¡muy
bueno! Se nota que siempre has estado con chicas fáciles y no con una mujer de verdad.
-¿Qué decís? ¿Qué te pasa,
loca?
-Que te lo hace a propósito,
¡y no te das cuenta!
Seguí riéndome hasta que me
ahogué y comencé a toser.
-¿Cómo que me lo hace a
propósito? –preguntaba insistentemente.
-Dame agua, idiota –dije
apenas.
Me trajo agua y tosí una vez
más.
-Ey, ¿cómo que lo hace a
propósito?
-Sos un papa frita. No te
avivás más. ¡Claro que te lo hace a propósito!
-¿Pero por qué?
-¡Porque vos le hiciste lo mismo!
-¿Yo?
-Si, vos.
-Qué malas son las mujeres....
-Hoy me dijeron lo mismo.
-¿Y entonces qué hago?
-Buena letra, Lennon, buena
letra. Y ahora sí me voy a dormir, chico confundido.
Subí las escaleras todavía
riéndome y pronto me metí en mi cama a leer un rato antes de dormir. Enseguida
escuché unos golpecitos.
-¿Y ahora qué te pasa?
John abrió la puerta y otra vez
lancé una carcajada.
-¿Podés dejar de reírte de mí?
-¡John estás en calzoncillos!
–dije entre risas –Si querés parecer sexy ,por lo menos sacate esas medias azules
y MIS pantuflas de peluche rosa.
-¿Por qué?
-Porque del ridículo no se
vuelve.
Se miró en mi espejo, sacando
músculo.
-Yo me veo bien -se sentó en mi cama –Es más, secretamente te
morís de ganas de arrancarme las pantuflas y...
-Sí, porque son mías.
-Las pantuflas y los calzones.
-¡Qué asco sos! No te toco ni
con un matafuegos.
-Ey Mercy –se puso serio de repente
-¿nunca te preguntaste si no somos hermanos de verdad?
-¿Qué?
-A lo mejor naciste en
octubre...Cuando yo nací estaban bombardeando todo, capaz que una enfermera nos
confundió....Quizás Julia o Elizabeth tuvieron mellizos y los cambiaron o algo
y...
-Lo que decís no tiene ni
pies ni cabeza.
-Es verdad –rió –pero ya
sabés, siempre dicen que la amistad entre el hombre y la mujer no existe, ¿pero
por qué con nosotros sí?
-Porque somos hermanos.
-Hablo enserio. Nos conocimos
de grandes, no nos criamos juntos como para sentirnos hermanos. Y sin embargo
es así. De verdad, ¿nunca me tuviste ganas?
-John, por favor. Ya te dije
que me das asco.
-Vos también, sos fea.
-Gracias, muchas gracias.
-De verdad, te veo fea, por eso
nunca me gustaste. Me atrae otra cosa de vos, el cariño que me das y el cariño que
te tengo y...todo esto es muy raro.
-Sí, pero nunca me paré a
pensarlo.
-Yo sí. Igual, me gusta que
seamos hermanos auque no lo seamos. Y sostengo mi teoría del cambio de bebés en
el hospital.
-Estás loco. Ey, ¿seguirás intentándolo
con Cris?
-Claro. ¿Y vos? ¿No viste más
a Richard desde la vez que te ayudó con el local?
-No. Bueno....sí. Hoy.
-¡Ahh ya me parecía! ¡Estabas
rarita! ¿Y?
-Y...nada. John, no me gusta
hablar de esto.
-Claro, yo tengo que contarte
todo lo mío, pero vos nunca contás de lo tuyo. Dale, hablá.
-El domingo irá la
inauguración. Y se puso celoso de Jonathan.
Rió entre dientes, negando
con la cabeza.
-A ése hay que avivarlo. Si
querés lo agarro a trompadas para que se despierte. ¿Cuándo dará el mal paso?
-¿Mal paso?
-Sí, alguien que se mete con
vos da un mal paso.
-Qué tonto estás. John...nunca
lo hará., tiene novia.
-¿Esa pelandruna? Por favor, ni punto de comparación con vos.
-¿Y qué sabés? A lo mejor es
culta, educada, rica, sabe cocinar, tiene un futuro profesional...
-...es buena en la cama...
-¡John!
-¿Qué? A lo mejor está con
ella sólo por eso.
-No se puedo hablar con vos,
siempre te vas para otro lado.
-A ver, a ver. Esa tipa es
una pelandruna, la vi rodeada de otras pelandrunas gritando en la calle como
peladruna porque se había “enamorado” de un vestido que había visto. Vos no
hacés eso. Bueno, a lo mejor es porque
no te interesan los vestidos...
-¿Ves? Es femenina.
-Es una idiota –corrigió con
seriedad.
-Pero él está con ella. Yo
puedo ser la princesa de Gales, pero él está con ella.
Suspiró, resignado, sacándose
una pantufla con el otro pie.
-Es mejor no darle vueltas al
asunto –dije doblando el orillo de mi sábana con cuidado –Al fin y al
cabo....ya me acostumbré.
-¿Y si te buscás otro?
-Eso no funcionó, y creo que
fuste vos el que me dijo que terminaría pasándola mal.
-Sí, tenés razón. –rió y
volvió a quedarse en silencio –Ah Mercy, mañana me voy con Mimi. No quiero que
venga tu madre y me encuentre en calzones.
-Sería un momento épico, me
imagino su cara. Bueno...te extrañaré.
-Yo también, .pero lo dijiste
vos: la vida sigue.
Se puso de pie y me dio un beso
en la frente. Me dio las buenas noches y salió arrastrando los pies. Pensando
en todo aquello volví a mi lectura, pero segundos después escuché otros golpecitos
en la puerta.
-Pasá.
-Mercy, ¿de verdad nunca me tuviste
ganas? Es que me noto muy sexy como para que una mujer se resista a mí.
-¡Idiota! –le arrojé un almohadón
y cerró la puerta a las carcajadas.
Riendo yo también, apagué la
luz. Era verdad, la vida seguía.
*********
Antes que nada, pido disculpas por tardar tanto en subir, pero ya saben, la universidad y sus exámenes y esta semana que la tuve y la tengo bastante complicadita con estudio y ensayos de danza...Así que eso, pido perdón y en compensación les dejo este capitulo que me divirtió bastante hacer jaja.
Ahora me voy, esperando no tardar tanto!
Que anden bien!
Hello girl!!!! Ya estoy aquiíííííííííí (leáse en tono incluso de amenaza, porque anda una Cris suelta delante de un teclado y comentando en Blogger, cosa siempre de alto riesgo para la sociedad, jajajaja). Y bueno, qué te voy a decir yo, que hasta ayer andaba medio resacosa aún recuperándome de mi andadura por tierras anglosajonas, y de repente me dices que has publicado... Apa! Se me quitó toda la resaca de golpe! Y va en serio! Ainsh, con las ganicas que tenía yo de leerte aunque no me creas... Que bienvenidas que me das! Te tendré que compensar de alguna manera, eh? Eso sí, dinero no me pidas, que me hace falta todo el que tengo para gastármelo en vicios :P
ResponderEliminarA ver, hija, ya te lo he dicho, pero mira, como ya sabes que yo me repito mucho, pues te lo vuelvo a decir, que total, es gratis: EL CAPÍTULO ME ENCANTÓ! Sublime, excelente, digno de aplausos, de ovaciones, de olas y de castillos de fuegos artificiales a lo bestia, al estilo de soy un emperador chino de hace unos cientos de años y quiero qe los súbdios me lo flipen en colores cuando vean los petardos que voy a tirar. Supongo que mi opinión respecto al capítulo ha quedado meridianamente clara, no? Vale, ahora sé que estarás pensando: "Pará con la emoción, loca!". Mi respuesta a eso es "No me da la gana parar", jajaja. Naaaaa, en serio, no te estoy exagerando pese a lo que te estoy diciendo, la verdad es que me ha parecido un capi tan completo y tan variopinto, tan bien escrito de principio a fin, que me ha parecido una delicia. Además, que ha sido largo, y a mí me gustan las cosas largas (se ruega a los queridos lectores que por favor no piensen mal con la afirmación que acabo de hacer, o sí, oigan, que cada cual es muy libre de pensar lo que le salga de los mismísimos, jajajajajaja).
Bueno, va, me dejo de decir pavadas y vayamos a lo que veníamos, que era a comentar- Yo no sé si lo has hecho adrede o no, pero para mí el capi tiene dos partes muy claras: la primera con el dolor por la pérdida de Stu (joder, me entristece enormemente sólo el pensarlo) y una segunda en la que todo parece retomar la normalidad, aunque obviamente no sea una normalidad "absoluta". Me ha gustado eso, sabes? Tal vez si lo hubieras hecho todo más deprimente, me hubiera gustado menos (ya sabes que yo eso de los súper dramones lo llevo un poco mal). Me ha gustado eso de que hayas relatado estas cosas como ocurren en la vida real: te duele hasta el alma, sí, pero al final has de tragar y hacerte el ánimo de seguir adelante y, entonces, es (tal y como dices), cuando la vida sigue de nuevo.
ResponderEliminarApa! Me puse filosófica, ves? Bien, ya está aquí la Cris de toda la vida, ese esperpento humano al que tu conoces y al cual se le va la cabeza a ratos, lista para reemprender el comentario...
Bien, como te iba diciendo, una primera fase más dolorosa. Joder, la verdad es que soy incapaz de concebir como le debió de caer a John la muerte de Stu. Su mejor amigo y otra enorme pérdida sumada a la lista en pocos años. Brutal. Cualquiera con menos se quedaría hecho una mierda y supongo que él no fue menos. La cuestión es que quiso "disimular" y ahí es cuando me ha gustado mucho como has reflejado a John, que de puertas para afuera es un "todo lo tengo controlado, ya ha pasado y sigo adelante", pero de puertas para adentro es todo lo contrario, al menos durante las primeras semanas. Pobre Mercy: ella también está chafadísima por lo de Stu, pero si a eso le sumas el que tenga que ver a su hermano como un alma en pena pululando por su casa y aguantándole los ataques de mal humor... creo que la situación se vuelve poco menos que insostenible. Encima, una muerte que le hace remover todo eso que llevaba adentro desde la muerte de su padre y, lo peor, le hace volver a recaer en algo que yo, sinceramente y te lo digo en serio, pensé que tenía ya del todo superado: la bebida. No me ha gustado eso de que se agarrara de nuevo a la botella y ojalá no se vuelva asidua de nuevo a esa mierda. Joder, pese a todo y dejando de lado lo del pobre Stu, ahora las cosas parecen pintar bien para ella, al menos en un futuro (aunque contigo, que jamás dejarás de sorprenderme, nunca se sabe); sería una lástima que volviese a recaer justo en este momento... :/
Siguiente, tienda. Joder, nena, me has dejado reintrigada con el nombre que le va a poner al negocio. Oye... ¿A qué viene ese secretismo? ¿Acaso es una palabra mágica prohibida por los druidas desde tiempos de los celtas? xD La cuestión es que me has dejado como al bueno de Jonathan, pensando. Sabes ahora lo que molaría? Que después de dejarse al pobre todo pensativo, cuando destape el cartel, la tienda se llame "Discos y Libros Wells", ahí, apostando fuertemente por la originalidad, xD Pero bueno, aparte de esto, esta escena tuvo unos cuantos momentos épicos. 1) aparición "der Ríchard" y sus preguntas a la paya Mercy sobre el negocio. 2) cuando el colega se nos pone celoso al ver por allí a Jonathan y el crack del Jonathan se hace la loca para dejar claro que es gay (oye, de verdad, voy a hacerme fan de este chico, que bien me cae!). 3) el señor que está rotulando que parece recién salido del Sálvame (es el programa de cotilleo más famoso de Spain) y sus continuos comentarios. Yo, de Mercy, le tiro una caja de libros a la cabeza para que calle, jajaja. Aun así hay que reconocer que el señor tiene parte de razón: que las mujeres somos crueles y que Richard y Mercy acabarán juntitos y queriéndose mucho como la trucha al trucho. O al menos eso espero. Y si no, me meto en el fic en persona y los agarro a los dos a palos hasta que no se puedan ni meter en la ducha por miedo a disolverse, jaja. Además, a ver, qué hace el chico este con una tontaca que grita por un puto vestido???? Eso es... INCONCEBIBLE! Vamos, Richard, ale, un, dos, marchando dirección a Mercy ya!!!!! xD
Y bueno, ya, me dejo de palos y me pongo en plan oso amoroso. Y todo, querida, todo, se resume en una palabra, que encima es monosílaba: John. A ver, yo no soy mucho de pitiminís y esas cosas, pero a mí el chico este me puede. Me puede mucho y me voy a ablandar por su culpa. xD Ainsh, permiso para comérmelo? Bueno, no, aún no, que sufra! Qué coño! Que se lo trabaje un poco y todas esas cosas que se deben hacer... Pero es que, por otra parte, aparece ahí, todo arreglado, con su colonia barata (que da igual que sea barata, que yo le perdonaría hasta si viniera apestando a pantano, jajajajaja), para invitarme al cine y mira, es que sí, que me lo comería, jajajaja. Ainsh, pobret, crueldad extrema. Crueldad extrema además con el tema de las manitas que lo deja más confundido que a un zulú en una estación de metro de Nueva York, jajajaja. Menos mal que tiene una hermana cotilla que todo lo quiere saber y se espera hasta que él vuelve de la cita que le aclara que se lo hacen adrede, porque si él mismo ha de llegar a esa conclusión... xD De todos modos, con un John confundido o no, permítame comunicarle, señorita, que por aquí hay cierto aire de felicidad que lo flipas, jajajajajajaja.
ResponderEliminarBien, bien, bien, cambiando de tema... De nuevo he de darle la razón a John. Sí. Yo también avalo la teoría de que Mercy y él son mellizos separados al nacer y que sus respectivas familias se lo han estado ocultando todo este tiempo... xD Porque si no... cómo se explica el hecho de que Mercy no encuentre atractivo a John con calzoncillos, calcetines azules y zapatillas de andar por casa de color rosa tomadas prestadas??? xD Para mí, que lo encontraría sexy hasta vestido de tirolesa y teñido de rosa chicle, es algo completamente inconcebible, jajajajajjajajajajajjaaj. De veras que me mató la conversación entre estos dos.
Y bueno, como dices, la vida sigue, sigue adelante, como también espero yo que siga adelante el fic más pronto que tarde a poder ser, jajaja.
Y por mí ya nada más, nena, que creo que ya te he jodido lo suficiente, no crees? Jajajaja. En fin... Hasta más ver, "bailaora" de flamenco!!! :P
Holaaa, estoy viva! Volvi! Me encantó este capitulo, me encanta johnatan, me encanta que mercy haya encontrado su lugar, me encanta john y todo. No se que mas te puedo decir, me re gustó. Dale richard, carajo!
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