27 junio 2013

Capitulo 65 Montaña Rusa

El tiempo pasó. No sé cuánto, pero fue el suficiente como para que empezara a mirar a mis ahorros con mas cariño. Siempre que contaba  los billetes, terminaba enojada, pero con el correr de los meses y haciendo uso de mi poca paciencia, vi cómo aumentaban. Igualmente, no era la suma que necesitaba. Para eso faltaba mucho.

Los chicos se habían vuelto a Hamburgo, y después de despotricar tanto, esa ciudad me empezó a dar curiosidad. ¿Y si me iba yo también? Pero no, no sé qué haría yo ahí. A la ciudad a la que tenía que ir, era Londres. Allí conseguiría dinero.
Después de viajar y de darle escasas explicaciones a mi madre cuando abrió la puerta de su casa y me vio allí plantada, me dirigí al primer banco que encontré. No era el mas importante, pero tampoco el mas...ordinario. Era un término medio.
No sabía muy bien adónde dirigirme, sólo había carteles que indicaban cosas que no necesita. Finalmente vi a un tipo detrás de un escritorio, mirando una lapicera como si fuera lo mas espectacular del mundo.
-¡Hola! –saludé con mi mejor sonrisa.
El tipo apenas levantó la mirada.
-¿Qué querés nena?
Bufé. Que fuera bajita y demasiado joven como para estar ahí, no significaba que pudiera decirme “nena” con tanto desprecio.
-Vengo a pedir un crédito.
Me miró con pocas ganas. Seguramente era porque iba a pedir dinero.
-Para eso hay que hablar con el gerente.
-Y...¿dónde está?
-Primero tenés que hablar con la secretaria. Es por allá.
Allá. ¿Dónde está allá? Ésta gente inútil de los bancos....caminé esquivando a una fila de jubilados hasta que llegué a un sector lleno de escritorios. Una rubia que enrulaba su pelo en un lápiz me miró.
-¿Necesitabas algo?
-Si, hablar con el gerente, es por un préstamo.
-Mañana a las 11 hs.
-Pero...¿no puede ser ahora?
-Mañana a las  11 –volvió a repetir.
Sellé mis labios para no soltarle una barbaridad y salí de allí. De todos modos, al día siguiente estaría allí, por mas que me trataran mal.
Y así hice. Luego de media hora de espera, la rubia me dijo que podía pasar.
Entré a una oficina un poco austera, y detrás de un gran escritorio vi a un tipo, joven. A sus lados, un teléfono y una máquina de escribir.
-Siéntese. –indicó con amabilidad.
Me senté frente a él, nerviosa. En Liverpool me habían negado todos los créditos por dos razones: por no ganar un sueldo que a ellos les asegurara que les devolvería el dinero, y por ser hija de Rudolph Wells. Mi padre había tenido deudas con todos.
-¿Me dice su apellido?
-Wells. –dije temblando. Quizás, hipotéticamente, tenían informaciones de no aceptar a ningún Wells.
-Me dijo Sandy que viene por un préstamo.
Deduje que Sandy sería la rubia y asentí.
-¿Para qué desea usted el dinero?
-Quiero abrir mi propio negocio.
-¿De qué?
-Discos y libros.
-¿Y eso vende mucho?
-Ammm...no lo sé. Pero me gusta.
-¿No ha hecho un estudio de mercado para saber si tendría éxito?
-Ehh....no. Pero sé que se vende, los jóvenes compran mucho. Compramos.
-Mmm...¿Usted trabaja?
-Sí, en una cafetería.
-¿Es la dueña?
-No.
-¿Lo son sus padres?
-No, soy empleada.
-¿Y de cuánto quiere el  crédito?
-Ehh...el de menor monto.
-¿De cuánto? –repitió, severo. Ya la idea del crédito se estaba esfumando, por las preguntas y el tono en el que las hacía, al tipo no le estaba cayendo bien.
-3000 libras.
Me volvió a mirar con la misma cara de severidad. Extendió su mano y antes de que me hablara, supe qué quería, porque lo había aprendido en Liverpool: el recibo de sueldo.
Se lo di, lo leyó, y me lo devolvió.
-Lo siento. Para que le otorguemos un crédito debe ganar más.
-¿Pero por qué? No gano tan mal, y con el negocio mío me irá bien.
-No, lo siento.
-¿Y entonces para quiénes dan créditos? ¿Para los que ya tienen dinero? ¡Se supone que si se lo pido es porque lo necesito!
-No se altere.
-A mi no me diga lo que tengo o no que hacer. Me cansaron los bancos. ¿Sabe qué? Me da ganas de sacar una pistola y robarles todo. ¿Cómo la ve?
-Señorita cálmese o llamo a seguridad.
-No hace falta, me voy sola. El sistema no me quiere, y usted es un puto capitalista. ¡Aguante Marx!
Di un portazo y chocándome a la gente, salí del banco. Estaba enojada, sí, pero no tanto como parecía. Mi intención era hacer escándalo y que así me dieran el dinero, pero no resultó.

Luego de plantearle todas mis quejas a mi madre, Harry, que escuchaba con paciencia, decidió darme un consejo.
-Los bancos privados son así. Tenés que ir a uno del Estado.
-Ya no voy a ir mas  a ninguno. ¡Los odio a todos! Ojalá que la gente los prenda fuego, manga de burócratas.
Ninguno de los dos pudo reprimir una risita, que me enojó aún mas.
-Yo te voy a acompañar.
-Puedo sola.
-Pero no has tenido éxito. –dijo comprensivamente –Haremos esto: yo te acompaño, vos hablás, y si te dicen que no, muestro cuánto gano yo. Ahí ya te lo darán.
-Pero vos no vas a pagar...
-Ya lo sé, pero lo que ellos quieren es estar seguros de que devolverás el dinero. Si vos no podés, sabrán que yo gano bien.
-¡Pero yo no te pediré dinero Harry!
-Ya sé que no lo harás....Mercy, es como si les mintiéramos. Ellos no saben que vos no me pedirás dinero, pero pensarán que sí. Y sabrán que yo sí gano lo suficiente. Además, en tu negocio ganarás bien, no necesitarás la ayuda de nadie.
-Harry tiene razón –intervino mi madre –A una jovencita ni siquiera le deben prestar atención cuando habla. En cambio, si vas con alguien mayor...
-Al final, no sirve de nada ser mayor de edad –me crucé de brazos, encaprichada.
-Y, si te enojás así...-mi madre sonrió.
-¡No te rías! ¡Es frustrante!
-¿Dejarás que Harry te acompañe?
-Dije que no iré a ningún otro banco más. Me iré a robar por ahí, me irá mejor.
-Mercy Wells....
-Ay, está bien. Voy a ir adonde él me diga. Pero si fallamos, no pruebo más.



Al día siguiente, bien temprano, Harry y yo traspusimos las altas puertas del Banco de Inglaterra. Esperamos pacientemente hasta que el gerente, un hombre bajito y canoso, al que seguramente le faltaba poco para jubilarse, nos atendió. Me escuchó atentamente, porque antes de que me atornillara a preguntas, le expliqué para qué quería el dinero, y le di mi recibo.
-Mmm....no es mucho...
-Lo sé, pero por algo le estoy pidiendo el dinero.
Harry se aclaró la garganta, y reaccioné en que estaba metiendo la pata.
-Señor gerente, soy el padrastro de la señorita Wells. Sírvase, mi recibo.
El gerente leyó el recibo, y luego volvió a leer el mío.
-No está mal. ¿Cuánto quiere?
-3000.
-¿En un plazo de...?
-Dos años. En dos años le pago todo, con intereses incluidos. Quizás antes.
Está bien, se lo concederé, pero sólo porque tiene el respaldo del señor –miró a Harry –En unos minutos mi secretaria los hará pasar con un encargado que les tomará los papeles y firmarán. En la caja les darán el dinero.
Miré a Harry, agradecida. Ahora ya lo tenía y sabía que nada me podría parar.



-Nunca vi tanto dinero junto –dije al terminar de contar los billetes en la cocina.
-Mas vale que lo inviertas bien.
-Mamá, ya sabés que lo haré.
-Bien...-mi madre, que aún no estaba convencida del todo con mi proyecto, salió a comprar verduras.
Nuevamente los conté, y sí, eran 3000 contantes y sonantes.
Harry se sentó frente a mí y se encendió un puro.
-¿Están todos?
-Sí, ni uno mas, ni uno menos.
-Qué lástima que no hay uno mas –rió.
-Harry, gracias. Si no hubiera sido por vos, no me lo daban.
-No agradezcas, no hice nada.
Sonreí. No había dudas, era un buen tipo.



Salí de la estación de trenes de Liverpool, apretando contra mí una pequeña cartera. No llevaba todo el dinero allí, otro poco iba en la maleta y el resto en el...corpiño. Sí, ahí.
Caminaba rápido, me parecía que todos con los que me cruzaba sabían que tenía dinero y que me lo robarían.
-¡Hola!
-AAAAAHHHHH!!!!
-Ay, ¿qué te pasa?
Oh sí, qué genial. Quien pensaba que me iba a robar, no era otro que Richard. Me miraba asustado, con sus faroles azules. Después, cambió su expresión y se rascó la cabeza.
-¿Estás bien? –preguntó con temor.
-Ehh...sí, sí. Me asusté.
-Pero sólo te dije hola.
-Es que estaba concentrada. Hola.
-Hola –volvió a repetir, riéndose. –Estabas de viaje, ¿no?
-Sí, fui a Londres.
-Permitime –tomó mi maleta con una sonrisa en la cara -¿Vas para tu casa?
-Sí.
-Te acompaño.
Le sonreí, algo nerviosa. Él también estaba tan...hombre. Ya no parecía ese petiso al que John molestaba diciéndole “arbusto”.
-¿Cómo estás? ¿Seguís en la banda?
-Sí, va todo de maravillas. Antes de irse, George me contó que vas a poner un negocio, ¿es cierto?
-¡Qué enano chusmo que es!
-Bueno, ya no es tan enano –rió.
-Lo que sea, enano o lungo, no tiene porqué ir desparramando noticias –resoplé –Y sí, voy a poner mi negocio.
-Eso es genial, te vas para arriba morocha.
Escucharlo decirme eso, después de tanto tiempo, fue como un golpe, pero un golpe dulce, si es que existen. Bueno, me derritió, pero me mantuve impasible.
-Espero que tenga éxito –fue todo lo que respondí, y ya estábamos frente a mi casa.
-Vas a ver que sí. Avisame cuando estés por abrirlo, o por si necesitás ayuda –me guiñó un ojo y dejó mi maleta en la puerta –Fue un gusto verte, espero que no te asuste la próxima vez que te encuentre.
-No lo creo, me asustaré con tu fealdad.
Soltó una carcajada y negó con la cabeza.
-¡Sos terrible, eh! Bueno, nos vemos.
-Chau ¡y gracias!
Entre a mi casa sonriendo. Tenía la certeza de que nada podía salir mal. Pero estaba equivocada.
John volvió,  todos volvieron. Volvieron con un extraño corte de pelo, que los hacía ver chistosos, y de eso me ría cada vez que me los encontraba. La idea había sido de Astrid, y cuando supe eso dejé de molestarlos, porque para esas alturas, la palabra de Astrid era sagrada.
Todos estaban contentos, pero a John lo veía extraño. Al principio pensé que se había peleado con Stu, pero él me había escrito una carta y no me comentaba nada de eso. Por lo tanto, la actitud de John me llamaba la atención. No parecía enojado, ni triste, parecía...preocupado. ¿Pero por qué tendría que estar preocupado si a él no le importaba nada? Como no pensaba quedarme con la duda, y también porque quería saber qué tenía para poder ayudarlo, una noche lo invité a cenar.
-¡COMIDAAAA! –así entró gritando a casa, antes de saludarme.
-Momento piraña con lentes. La comida no está.
-¿Eh?
-Comeremos pizza. Andá a buscarlas.
-Pero...pero...
-No hay peros.
-¡Wells me engañaste! Bueno, traje vino, pero es para mí solo.
-No seas cruel...
-Lo lamento –fue hasta la cocina y, revolviendo los cajones, encontró un sacacorchos. Mientras luchaba para abrir la botella, me miró –Decime qué ye traés entre manos. Es raro que me invites a comer. A comer no comida porque no hay.
-Bien. Sabés que voy direct¡Vas a romper el sacacorchos!
-No entiendo cómo se usa ésta porquería.
-Bueno, arreglate, pero no rompas nada. Te decía que soy directa, así que ahí va.¿Qué te está pasando?
-¿Eh? ¿A mí? –su expresión cambió notoriamente, estaba serio, pero a la legüa se notaba que quería disimular mientras sacaba, al fin, el corcho -¡Bien!
-John, hablo en serio.
Me miró y suspiró. Se giró, apoyó la espalda en la mesada, dejó el corcho a un lado y volvió a suspirar.
-¿Tanto se me nota?
-No sé, pero yo, que te conozco bien, lo noto. ¿Qué tenés?
-Es que...es muy difícil.
-John, me has contado cada cosa...Somos hermanos, ¿no te acordás?
-Sí pero...Mercy, esta vez no.
-¿Pero por qué? Te noto preocupado, quisiera saber qué te está pasando para poderte ayudar.
-Está bien pero....¡ay, soy un imbécil!
Se pasó la mano por el pelo, pateó el suelo con bronca y otra vez se giró, apoyando las manos en la mesada. Me mantuve en mi lugar, mirándolo.
-No te va a gustar lo que te voy a decir.
-No importa, decime.
-Prometemete que no te enojarás,.
-No, no me enojo....
Se quedó en silencio. Estaba nervioso, y apretaba las mandíbulas. Al fin soltó un suspiro, y bajó la cabeza.
-Me enamoré de Marcia.
Sentí que se me helaba la sangre, que de pronto dejaba de respirar,
-¿Qué? –comencé a notar la furia, pero la misma furia  había hecho que mi pregunta apenas se escuchara.
-Lo que te dije.
-John, ¡estás loco! ¡Eso no puede ser!
-Ya lo sé, pero no me la puedo sacar de la cabeza.
-Te acostaste con ella, ¿no? ¿Cuántas veces?
Tragó saliva.
-Dos. Antes de irme a Alemania, y cuando volví.
-¡Sos un idiota!
Ya lo sé, te lo dije,. Prometiste que no te enojarías.
-¡Pensé que te gustaba Cris!
-Sí ,sí, me gusta también, me encanta pero Marcia...no sé.
-John es...¡es una puta! ¡Siempre lo supiste! Y es una puta en todo sentido, porque como persona es un asco.
-Sí, lo sé.
-¡¿Y entonces cómo fuiste tan estúpido?! –estaba gritando mucho, pero no me podia controlar. Veía que John se estaba conteniendo, pero iba a estallar de un momento a otro.
-¡No sé, no sé! Siempre me puso como loco, ya sabés cómo es, calienta a todos.
-¡Pero justamente por eso! No, no estás enamorado, estás confundido porque al fin te acostaste con ella.
-Que no Wells, que no. Siento...siento que la quiero.
-No te puedo creer. ¡No te puedo creer! Querer a esa bazofia....¡John, me hizo echar de la universidad! ¿No pensaste eso?
-Si, si...
-¡¿Cómo no te contuviste?! ¡¿Por qué los hombres piensan nada mas que en acostarse con mujeres, por mas putas que sean?! ¡¿Por qué sos como todos?!
-¡Bueno, disculpame señorita perfección, que hace AÑOS que se aguanta la calentura que tiene con un tipo! ¡No vengas vos a darme clases de moral a mí! ¡Sos una reprimida, bien que te hubiera gustado acostarte con él!
Lo callé de un cachetazo. Me miré la mano, y lo miré a él. Estaba rojo de furia, y yo seguramente también lo estaba.
-Sos un hijo de puta. –se lo dije escupiendo las palabras. Sabía que eso le dolería en lo mas profundo, pero sin embargo, se lo dije. Al instante me arrepentí, pero era tarde.
-¡Nunca mas vuelvas a decirte eso, con mi madre no te metas!
Ciego de rabia y dolor, me tomó del cuello y me arrinconó contra la pared. Fue un segundo, pero en ese segundo tuve miedo. No era el mismo John, era como si estuviera poseído por el diablo.
-John...-su nombre apenas salió de mi boca. Estaba temblando y sentí el calor de unas lágrimas corriendo por mis mejillas.
De inmediato, su mirada cambió. Todo ese enojo se disipó y sólo vi espanto. Sentí que sus manos se aflojaban de mi cuello y dejó de mirarme, para mirárselas. Tembló, y me volvió a mirar con los ojos húmedos. Me tragué las lágrimas, aún sentí miedo de él.
-Pe...perdón....Perdón Mercy, perdón....-se echó a mis brazos, a llorar como un niño. Con lentitud lo abracé, aún bastante pasmada –Perdoname..¿qué hice? Perdón, perdón...
-Tranquilo, ya pasó.-
Me soltó, y me tomó la cara. Jamás lo había visto así, tan desesperado.
-¿Co..cómo pude hacerte eso Mercy? ¡Soy una basura! Perdón....¡no sé porqué lo hice!
-Ya, John, no pasó nada, te perdono –lo abracé y no pude evitar sollozar yo también.
-Pero...¡carajo, sos mi hermana! Te hice daño, ¿por qué? ¿Por qué soy una bestia? Siempre haciéndole mal a todos los que quiero...
-John, vamos, tranquilo –lo separé y lo miré –Ya pasó, fue un impulso, no me hiciste nada, ¿lo ves? No me ahorcaste ni nada. Yo te pegué y te dije algo horrible sabiendo que te iba a lastimar. Perdoname vos a mí.
-Está bien, pero...¡sos Mercy! ¿Cómo pude hacerte esto?
-Ya está, olvidémonos de todo esto. Tranquilizate. Ya nos pedimos perdón, listo.
-Pero yo no me lo perdono...-se secó las lágrimas con la manga de la chaqueta, mientras me miraba y seguía negando con la cabeza –Sos mi hermana....
Lo abracé nuevamente hasta que se tranquilizó. Aún estaba asustada, pero ante mí tenía al John de siempre. No sé cuánto estuvimos  así, hasta que me separé de él.
-Va a ser mejor que vayas por las pizzas –sonreí.
-De acuerdo –sacó su pañuelo y se sonó la nariz –Perdón.
-Basta John, hagamos como si nunca hubiera pasado nada.
-Si, pero...Pedón.
-Volvés a pedirme perdón y te pego de vuelta.
Rió apenas y asintió. Después, se acercó y me dio un beso en la frente.
-Te quiero, hermana fea.
-Y yo a vos, y mucho.
Sonrió apenas, y se fue.


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Holaaaaaa!
Perdon por la tardabza, pero ya saben todo el cuento que les digo cuando tardo jajajaja
Y me voy bien rapido tambien, que mi merienda me espera.
Sólo agradezco a todos los que leen y comentan esta cosa, y preparense para el próximo capi, eh! 
Besitos!

4 comentarios:

  1. Wohhhh primer comentario !,!!!!!
    Bueno Chica Primero Que Todo... debo Confesarte Que Me Hiciste Llorar A Lo último...casi La Ahorca! Pero Lo Que Mas Me Dio Cosa Fue Cuando Mercy Se Descontroló Y Le Pego Y Le Dijo Lo que Le Dijo... Yo Quedé Re QUE COÑOS HICISTE MERCY WELLS Y También Me Reí Mucho Cuando Richard Asusto A Mercy... Hermoso No?
    PERO A LENNON COMO SE LE OCURRE ENAMORARSE DE ALGUIEN COMO MARCIA!!!!! CUANDO EXISTEN MEJORES COMO CRIS!!!!!!!
    No Se... Me Emocione Muho cuando Vi Que Subiste Un Nuevo Capitulo!!!
    Y Ojalá Que Le Valla De Maravillas El Negocio A esta Mercy... Bueno Saludos!!!!

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  2. Me imaginé a un John rudo y se me escurre la baba... SI LO SÉ, SOY BIEN MASOQUISTA, MÁTENME (?

    Igual, que se arrepintiera después de esa manera también me encantó, adorable y muy tierno :3
    Claro que eso de "enamorarse" de Marcia... re puta, pero qué se hace ASÍ SON LOS HOMBRES! Ah, ok ya.
    Ese Richard me encantaaaa! Yo sé, yo sé, es de Mercy, pero ES DIVINO! Igual mi Johnny, es mi Johnny, no lo traicionaré con un tipo delicioso con ojos azules y AL CARAJO ES DIVINO! :3

    El préstamo... bien ahí, a mí sí me hacen caso porque parezco mayor - el otro día me pidieron cédula y yo re :S - pero no sabría qué hacer con tanto dinero... ironías de la vida.

    Bueno, bueno, me alegra que hayas subido y ESPERO OTRO PRONTO, EH?
    Bye, bye.

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  3. Aaaaaaaaaah! No lo puedo creer. Cuando leí esa parte me quedé helada... ¡es Mercy! No puedo creer que John siga atrás de Marcia. Ay, me da mucha pena. No podés ser tan genia, que capitulo te mandaste eh! Igual estoy feliz por el negocio de Mercy, ojalá le vaya bien. Y Richard, que lindo que eeees! Todavía sigo impactada por lo de John KJHDSKJFAH

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  4. Aquí llego yo! Sí, lo sé… Mi puntualidad inglesa te abruma de una manera bestial, pero no lo hago adrede, soy así de estupenda siempre. Qué? Que este capi ya lleva casi una semana colgado? Espera, voy a esconder la cabeza bajo tierra cual avestruz. No, no, ese rojo intenso de mis mejillas sólo se debe al sol del verano. ¿Vergüenza? Naaa, para nada! Jajaja.
    Vale, ahora sí y fuera de coñas. Mis más sinceras disculpas por no haberte comentado antes. Ya sabes que andaba medio “burra” yo por cierto temilla y que además, he tenido visita por aquí de una persona a la que no veía desde octubre… Así que bueno, entre intentar poner en orden mi cabeza (y por lo menos mi futuro más inmediato) y pasándome las horas con esta personita hasta que ayer se volvió de nuevo para tierras british, apenas he pillado el ordenador ni me he conectado. :/
    Pero bueno, como dicen, más vale tarde que nunca y aquí estoy yo con lo que presumiblemente y pillándole la expresión a un antiguo alumno mío será “una mierda pinchá con un palo y secá al sol” de comentario. Así que desde ya, y ya que estamos con disculpas y tal, aprovecho de antemano para pedir perdón públicamente por ensuciar tu capítulo con soberana caca de la vaca.
    Bien, mientras las vacas pastan en paz y todas esas cosas, un segundo que voy a por una botellita de champagne para celebrar que nuestra Mercy se va a unir al club de los empresarios capitalistas chupasangres que se enriquecen con las plusvalías de los trabajadores como yo! XD Nena, que te nos montas un negocio! Y encima de lo que más me gusta a mí! Oye, crack, que me harás descuentillos, no? Porque si no, me voy a la competencia, así, tal cual, jajajaja. En fin, brindemos para que el negocio que me va a hacer unos descuentos descomunales vaya viento en popa, jajajaja. Ey! Espera un segundo! Eso… Eso significa que… Que… Que me vas a abandonar???? Vas a dejarme a mí sola ante mi mierda de cafetería? Vas a hacerlo?? Me olvidarás?? Buaaaaahhh! No, no, no me alcances el pañuelo, alcánzame esa botella de champagne que es mejor compañera para los llantos (ya que lloro, lloraré con glamour y estilo, jajaja). Bueno, ahora en serio, voy a ponerme en plan madre cuando sus hijos salen de casa y decirte con voz solemne un “espero que demuestres todo lo que has aprendido de mí en esto de ser una sucia capitalista empresaria. Ahora eres mi embajadora fuera del mundo de la hostelería. No me hagas quedar mal”. Jajajajaja.
    Ainsh, por cierto, me maté de risa con la arenga antisistema de Mercy cuando va al primer banco y le deniegan el préstamo. Me dieron ganas de aparecer por detrás con el puño en alto y empezar a vocear la Internacional, pero no pudo ser. Una lástima, la verdad…. Jajaja. Bueno, menos mal que al fin Harry le hizo de avalista y al final le concedieron el crédito. No sé si darle la enhorabuena o el pésame por entrar en negocios con los chupasangres de los bancos, pero bueno, es para una buena causa, así que mejor que me quedo con la enhorabuena. Y bueno, que ya lo he dicho como unas doscientas mil veces, pero que Harry, el hombre, que muy majo él, que me cae bien pese a todos los pesares del mundo. Fíjate por donde, ahora gracias a él Mercy podrá hacer realidad un sueño que esperemos que vaya adelante.
    Y seguimos encontrándonos con Richard… Qué bonito es el amor, leñe! Pero ya desesperan estos dos un poco. Me dan ganas de entrar ahí y darles un empujón a los dos para que pase lo que tenga que pasar de una vez! Que se les nota que quieren los dos! Jajaja.
    Y bueno…. Vamos al terreno pantanoso, fangoso y apestoso ya que estamos hablando de desesperarse. Puedo matar? Puedo? Puedo? Puedo? Puedo? Jajaja. Bueno, elimina el “jajaja” de antes, que va en serio. John Winston Lennon, individuo! Qué bofetón bien dado te mereces! Primero por… eso. Que ni lo nombro para no romperle la espalda en dos. Y segundo por lo que le ha hecho a Mercy. No, no, así no vamos. Uf, me dolió en el alma esa última escena, pero me dolió de verdad :(
    Y nada, nena, que yo ya me despido, que nada más. Un besito y hasta más ver! Muak!

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